Cuando llegué a casa, me sentí rodeada de la soledad y angustia, lo que había sucedido me generó una confusión más grande, sin embargo de cierto modo sentía alegría pues la conversación con Thiago me había aliviado, y su beso me confirmó que en verdad estaba perdidamente enamorada de él, pero sus palabras fueron como un aguijón, porque la verdad es así, dolorosa y cruel.
Me recosté en la cama y lo único que pasó por mi mente fue el recuerdo de su beso, algo que no olvidaría nunca, que quedaría perpetuado en mi vida como único símbolo o premio, puesto que estaba consiente que pertenecer a la vida de Thiago era solo una ilusión y aunque él había confesado que yo le atraía, mi mente me gritaba una y otra vez que eso solo era parte de su juego, y aunque yo deseara caer en él, ya no podía pues un embarazo me lo impedía, todo había sido tan mágico que ni siquiera pensé en denunciar a la Clínica, llegué más bien a ese estado de resignación y me sumergí en él, pues no tenía escapatoria
El timbre de mi celular me volvió en sí, quise creer que era Thiago, pero en realidad era solo Laura que estaba preocupada por mí.
— Besé a Thiago — Le solté de golpe
— !Maldición! No empieces con bromas — Se mofó
— Yo le atraigo, ha dicho, pero eso ya de nada sirve, le dije también que estoy embarazada
— !Boba! — Gritó Laura — No debiste hacer eso, pues ni siquiera se te nota y no sabes si puedes perderlo o simplemente al fin decides no tenerlo
— !No me jodas, Laura! Prefiero morirme anhelando a Thiago antes que deshacerme de esta criatura, tal vez sea ella la única capaz de salvarme de mi terrible soledad — Expliqué como si hace un momento no había maldecido la existencia del embarazo
— Pues qué lástima que suceda justo ahora y que por eso tengas que renunciar a lo que has soñado — Dijo mi amiga y cortó la llamada, supongo que lo hizo porque en realidad mi fatalismo cansaba.
Después de la llamada solo tuve valentía para acurrucarme en la cama, disfrutando el sabor de los labios de Thiago, aun en los míos, sensación que me la provocaba la terrible atracción que sentía por él.
***
A la mañana siguiente me desperté odiando la m*****a alarma, el embarazo empezaba a hacer su efecto en mi estado físico, tenía pesadez en la cabeza, un sueño insolente que me dominaba, medio abrí los ojos y vi un mensaje en mi celular, cuando leí el nombre de Thiago en la barra de notificaciones, el sueño huyó a lo inmediato.
— Ven a la agencia — Ordenaba el mensaje
— ¿Me darás otro beso? — Pregunté curiosa
— Lo que quieras, pero ven ahora — Respondió
En el baño me lavé la cara para despertarme completamente.
— Me tiene en sus manos !M*****a sea! — Gruñí odiándome
Me arreglé con la mejor ropa que tenía, aunque sabía bien que para el millonario era la más insignificante, mi maquillaje sencillo tampoco lo impresionaría, mi cara se veía pálida y mis ojos cansados, el corrector de ojeras no ayudó mucho, por un momento me creí derrotada, pero su último mensaje me mantenía firme. Tomé mi bolso gris, acomodé mis cámaras y salí en busca de mi moto.
— No te puedes subir en moto, Lisa, estás embarazada — Me dije completamente frustrada, hasta que un taxi pasó y me llevó a la agencia.
— Buenos días, Licenciado Thiago — Saludé con una sonrisa coqueta tras entrar a la oficina, sentí sus ojos clavados en mi silueta poco atractiva, me vio de pies a cabeza, mis zapatos converse blancos que estaban muy sucios y mi chaqueta de cuero deteriorada.
— Buenas tardes, Lisa, ya es medio día — Aclaró y entonces me di cuenta que había dormido toda la mañana — Su vestimenta no es adecuada para estar en nuestra prestigiosa agenda y su cabello está desarreglado — Dijo rodeándome la cintura, vi cómo fruncía el ceño y tocaba mi pelo seco por el champo de mala calidad que usaba, odié que me estuviera hablando con formalidad cuando la noche anterior nos habíamos besado, su respiración cerca de mi hombro me estremeció
— Me voy entonces —Dije acercándome a mi bolso que había colocado en su escritorio, pese a todo tenía dignidad y me sentí humillada
— No irás a ningún lado — Contestó sujetando mi mano para que no levantara el bolso. En ese momento alcé mi rostro hacia el de él, quien era más alto que yo, así establecimos contacto visual, contemplé su barba y su nariz perfecta, no supe diferenciar si me miraba con desdén, con deseo o lástima, mis pensamientos se bloquearon aún más cuando me soltó la mano y colocó sus manos en mi espalda, llevándome hacia él con posesión.
— Me atrapó — Gritó mi mente. Sentí que mi cuerpo se calentaba y sus labios apresando los míos me causaron una excitación inesperada, llevé mis manos hasta su cuello con desesperación, él me tocó mi muslo derecho y luego tiró mi chaqueta, mi sangre hervía y él no paraba de besarme con pasión, jadeé sin querer en su boca.
— ¿Quieres? — Preguntó apartándose un momento de mí
— ¿Aquí? — Pregunté
— En donde quieras — Dijo a media voz
— En el baño — Pedí, temerosa que alguien pudiera vernos — Solo ten cuidado, recuerda que estoy embarazada
— Y yo casado — Contestó apartándose de mí, me dio la espalda — Vete, Lisa, entra a cualquier camerino, buscas una mejor ropa ahí y pídele a Mary que te maquille, la modelo es Sandra Falcón, has lo mejor posible que esas fotos van para la revista Vogue. Suspiré con vergüenza, quise decirle que era un idiota, pero no tuve valor, decidí salir de prisa, tiré la puerta y no pude ver si volteaba, fui en busca de lo que me indicó, y ocupé lo más cómodo que encontré, cuando me vi desnuda frente al inmenso espejo que había en el camerino, solo pude fijarme en mi vientre, y aunque mi furia me obligaba a maldecir ese suceso, mi conciencia de mujer buena me calmaba y llenaba de preocupación por el bienestar de esa criatura desconocida que habitaba mi cuerpo, yo había escuchado comentarios en los que explicaban que las mujeres embarazadas no debían usar ropa ajustada así que por eso había elegido un pantalón holgado. Fui hacia el estudio y me dirigí a la modelo.
— ¿Tú me tomarás las fotos? — Preguntó con arrogancia antes de que terminara mi saludo
—Sí, ella te las tomará, yo la contraté exclusivamente para ti ¿Algún problema? — Escuché la voz de Thiago atrás de mí, aquello fue como mi escudo de defensa, y olvidé el mal rato sucedido aunque todavía tenía vergüenza.
— Puedo irme si no le parece, jefe
— Si te molesta que ella te tome las fotos, entonces no hay sesión — Me interrumpió para dirigirse a Sandra, quien ante la exhortación calmó su arrogancia.
Vi su silueta perfecta, y su cara cuidada y no pude evitar compararme, me imaginé las muchas veces que Thiago besaba a las modelos, pues no era capaz de creer que teniendo a su alcance a una esposa bella y estar rodeado de tantas modelos preciosas, decidiera besarme a mí.
— Rápido, Lisa — me ordenó con voz de jefe seductor, al darse cuenta de que divagaba
Sandra posó con perfección y yo intenté tomar las mejores fotos. Ella se fue sin despedirse y sin siquiera pedirme que le mostrara las fotos, me quedé sola en el estudio, ya eran las cinco de la tarde y todos los trabajadores empezaban a marcharse. Metí mis cámaras en el bolso, fui al camerino a buscar mi ropa, pero ya no estaba, me angustié.
— Llévate lo que tienes puesto — Dijo Thiago desde la puerta — Aquí está el pago por lo de hoy, 600 dólares
— No puedo llevarme algo que no me pertenece — Dije con dignidad — Además por qué me pagas tú si siempre lo hace la contadora
— Porque este es un regalo. Ella te pagará otra parte la otra semana — Toma que lo necesitas, no seas boba — Dijo sujetando mis manos y colocándome el dinero — también por favor, llévate la ropa y lo que consideres que puedes ocupar
— No, Thiago ¿Por qué haces esto? — Gruñí preocupada
— No lo puedo explicar, Lisa, al menos no ahora. Vete tranquila a casa, que ya es muy tarde, yo pasaré la noche aquí, no tengo ánimos para ir a casa.
— Puedo acompañarte, yo tampoco quiero ir a casa
— No, Lisa, no podemos estar cerca, solo vete — Dijo con su voz dulce.
No pude responder más, él se despidió con un beso tímido en la mejilla, guardé el dinero en mi bolso y salí desconcertada.
Salí de la agencia con el pecho contraído de dolor, de amor, de confusión. Thiago estaba siendo demasiado bueno conmigo pero no lograba sacar de mi cabeza lo sucedido al medio día. Caminé por la interminable carretera, cruzada de brazos sujetando mi bolso, así llegué a la casa de James, un viejo amigo que conocí en la universidad.— ! Apareciste! - Gritó efusivamente mientras me abrazaba, tras acercarme a su puerta, yo le devolví el abrazo, lo necesitaba. No lo solté, recosté mi barbilla en su hombro y comencé a llorar; el embarazo comenzaba a alterar mis emociones y ese día había sido lleno de contradicciones que iniciaban a pasarme la cuenta — ¿Qué sucede? — Preguntó mi amigo, preocupado No pude mencionar una palabra, me aparté de él y en silencio llegué hasta la sala, a lo inmediato me sirvió agua y su novio Hugo, me pasó un pañuelo.— ¿Cariño, por qué lloras? — Preguntaron, mientras se sentaban frente a mí— Me enamoré — Les dije limpiando mi nariz, detener mis lágrimas era imposi
— ¿Hablas en serio, Thiago?— Pregunté una vez recuperada mi respiración — Jamás le mentiría a esos ojos café — Respondió — No estoy a tu altura - Dije persuadiendo la fiabilidad de su respuesta — !Eso qué importa! Pensar en eso es casi una blasfemia, cuántas mujeres andan por ahí dispuestas a mí pero por mi dinero ¿Qué sentido tiene eso? Ya no lo quiero, lo vivo desde mi hogar, no necesito eso, Lisa, solo lealtad ¿Quieres someterte? Escucharlo me generó tantas dudas, que en cambio de comprobar lo que deseaba en cambio me sentía más confundida, por lo cual solo pude añadir — ¿Someterme a qué? — A este juego —¿Juego? — Sí, el jugo de la lealtad, que suele ser muy peligroso — Yo no me fijé en ti por tu dinero - Agregué como si me estuviera preguntando eso — No hablo de dinero, sino de cuánta lealtad podrías ofrecerle tú, a este pobre hombre rodeado de mujeres que quieren aprovecharse de él — Comentó con sarcasmo — ¿Es necesario mencionar irónicamente "mujeres"? Eso es algo de lo
Me desperté rodeada de unas lujosas luces y Thiago a mi lado. — ¿Qué pasó? —Pregunté tras abrir los ojos — Oh, mi pequeña, has vuelto. Tuviste un desmayo — Respondió —¿Por qué estás tú aquí? — Pregunté absorta — Te explico luego, reposa — Añadió con su voz dulce mientras conducía Me estabilicé en un santiamén, su voz me transmitía paz y serenidad, recordé entonces la situación del parque y una vez recobrada mis fuerzas, hablé — Déjame aquí; debo ir a casa — supliqué aun soñolienta — Debes descansar, no puedo dejarte aquí, irás conmigo a otro lugar — Contestó mientras acariciaba mi cabello El temor me empezó invadir y aunque estaba perdidamente enamorada de él sabía que estar juntos en cualquier lugar era peligroso para mis emociones — No, llévame a casa — Grité desesperada en mi intento de abrir la puerta, también gritó — Que no, no seas como una niña caprichosa, atiende a lo que digo — Que hay de Esmeralda, qué pasa si nos ve juntos — Dije desesperada — Cálmate, Lisa. Te h
¿Quién era yo ahora, sin cámaras, sin celular y sin Thiago? Me sentía el estómago revuelto, el frío de la soledad ¿cómo era posible que aquel hombre millonario me metiera en sus redes? Eran ya las seis de la mañana cuando decidí salir del parque, ir a casa no era buena idea, solo pude dirigirme a casa de Laura — ¡Soy Lisa, ábreme la puerta, por favor! — Grité después de haber tocado la puerta en repetidas ocasiones— ¡Estás loca, cómo se te ocurre irrumpir mi sueño! — Dijo Laura aún con el pelo desordenado, más dormida que despierta — Definitivamente estoy loca — contesté y me senté con tristeza en su pequeño sofá — Traes una cara de muerto — Comentó mi amiga mirándome perpleja — ¿Dónde amaneciste? — En una quinta, no sé ni siquiera dónde — respondí como si fuera un robot, mecánicamente, iba completamente absorta — ¿ Lisa, no has entendido que estás embarazada? ¿En qué líos estás metida? — Me amonestó mi amiga un poco incomprensible o incrédula — En el lío llamado Thiago y su m**
El frío de la madrugada me despertó, llena de alucinaciones, corrí al baño, la incontinencia urinaria me fastidiaba, mientras caminaba también sentí nauseas, vomité como un perro, me vi al espejo y me lavé la cara, fue ahí que decidí que lo mejor sería aceptar la propuesta de Laura. — No es tu culpa, Lisa, no podrás con esto — Me dije viéndome pálida en el espejoCuando el reloj marcó las siete en punto me levanté, tomé una ducha, busqué ropa decente y me peiné, convencida de mi decisión, lo mejor era abortar para tener mi vida normal de vuelta, eso era lo único que definiría si en realidad tenía un espacio en la vida de Thiago, aun estando casado.Me dirigí a la oficina de Thiago, pero Madeline, la secretaria, me detuvo. — No puedes entrar, ahora no puede atenderte — Dijo mirándome por encima de sus lentes — Él dijo que viniera hoy para hacer una sesión de fotos — Afirmé convencida y extraña porque normalmente entraba sin pedir permiso Madeline se rió, irónica — Siéntate y espera
Me odié por sentir que sus palabras dulces me dominaban las fuerzas, la valentía e incluso mis decisiones.— ¿Prometes no abandonarme? — Dije completamente sumisa a su voluntad — Ni a ti ni a ese bebé — Contestó aún sin soltarme de sus brazos — Es una carga demasiado pesada — Aclaré sintiendo pena — No importa, juntos podremos sobrellevarla — Dijo con su voz amorosa, eso fue lo único que me hizo cambiar de opinión, entender que si la vida me había dado la oportunidad de ser madre y me estaba poniendo en el camino a alguien que me ayudara, no debía renegar de ello, después de todo no estaba tan sola como creía — No quiero que me rompas el corazón, no quiero sentir que estoy atada a ti sin causa, es demasiado confusa esta situación — Repetí en ruegos — Lisa, solo comprende que mis intenciones no son lastimarte, solo quiero ayudarte por ahora no puedo hacer más, también me gustas solo que no sé si eso es algo pasajero o acaso implica un sentimiento más profundo, también temo que te
Salí de ahí directo al estacionamiento, pero justo cuando, iba a encender mi moto, escuché una voz:— Súbete de prisa — Me dijo casi en susurros desde la ventana de su auto— Ando en mi moto — Expliqué nerviosa— No insistas, ya hablamos que debes cuidarte, no puedes usar la moto por ahora — ExplicóIndispuesta a seguir mis fuerzas me subí a su Ferrari, llena de nervios y completamente angustiada por si alguien nos miraba, él subió los vidrios del auto.— Tranquila, ya todos se han ido — Dijo y su aclaración me molestó un poco— ¿Entonces qué ocultas? — PreguntéÉl no pudo responderme y solo hizo otra pregunta — ¿Dónde vives?— Calle principal, avenida 42. Yo te daré las indicaciones cuando estemos cercaThiago me miró con angustia, vi en su frente perfecta asomarse un poco de sudor, tal vez tenía miedo de que alguien nos viera, o simplemente también para él era incomprensible lo que nos sucedía, la atracción tan grande que sentíamos y lo lejano que estábamos uno del otro, aunque estu
— No puedo, Thiago — Contesté mientras lo apartaba de mí, él se levantó con furia del sofá y caminó hacia la puerta, yo me quedé sentada mirándolo, sentí que el nudo en la garganta me asfixiaba y en silencio lloré tras el sonido de la puerta, el ruido del auto me confirmó su huida y yo me sentí devastada, el frío atacó mi desnudez y mi fuerza de mujer se vio derrotada. Era tan difícil darle rienda suelta a mis instintos, y tan fácil tomar en cuenta mi consciencia, para dejar que la oportunidad de mi vida se fuera sintiéndose completamente despreciado, sé que lo que había sucedido no era correcto, pero es que en realidad ya nada de lo que pasaba lo era, pero no era capaz de convertirme en una más de sus amantes, sobre todo porque por su misma petición había decidido continuar con mi embarazo. Me levanté despacio, completamente inerte para apagar la lámpara, recogí mi ropa con frustración y me dirigí al cuarto, me acosté y sentí un peso enorme encima, estiré mi brazo al espacio vacío d