Estaba tan enamorada de Thiago, de su forma de caminar y hablar; su voz dulce y suave. Era un caballero elegante, educado, el hombre que cualquier mujer sueña tener. Inesperadamente lo había conocido mientras realizaba una sesión de fotos a una de mis amigas que trabaja en su agencia de modelaje, ahí supe que aunque era arrogante, daba trabajo a quien lo necesitara, fue solo por esa razón que se había apiadado de mí y aun sabiendo que yo no era una fotógrafa profesional, me contrataba cada vez que salía una oportunidad. Me enamoré de sus ojos verdes que me miraban a veces con deseo y tristeza, una mirada que me atormentaba cada noche, en la que pensaba en mi situación decadente de muchacha trabajadora y esforzada y en su vida de empresario millonario, dos mundos tan desiguales.
Yo era una simple mujer de veinticuatro años, con deseos de encontrar un hombre con quien compartir mi vida desordenada y carente de estabilidad, recién había terminado mi carrera de Administración de empresas, pero lo único que me apasionaba era la fotografía, aunque a como decía mi madre, eso no daba para vivir, en realidad justo así era, sin embargo ¿Qué obligaciones podía tener? ninguna, solo yo y eso no era tan complicado, con lo de las fotos al menos lograba pagar un par de tacones que me gustaran, comerme un helado o comprar la gasolina para mi pequeña moto roja y dar vueltas en la ciudad con la esperanza de ver a Thiago pasearse en su Ferrari, así de sencilla era mi vida, como lo era yo.
Él en cambio, era un hombre de treinta años que tenía una vida completamente estable, una esposa arrogante y esbelta que lo manipulaba con sus escenas de víctima, para conseguir lo único que le importaba: El dinero, la agencia de modelaje Siluetas, era una de las más famosas de la ciudad, en Thiago también habitaba el egoísmo y el orgullo, no sé por qué eso era lo que me ataba él y en verdad lo que me lastimaba era saber que estaba casado con una mujer que no lo amaba, de eso me había dado cuenta cinco meses atrás, cuando asistió a una de las pasarelas, noté que lo miraba con desdén, el amor se sale por los ojos, decía mi padre, y ella a quien se lo manifestaba era al dinero, en las fotos que logré tomarles,Thiago se veía descontento, con la tez dura y la risa forzada, pero la de ella más fingida. Pensar en eso me agotaba horriblemente, era junio y la lluvia cubría de humedad las paredes blancas de mi habitación, vi que el reloj ya marcaba las siete de la mañana y no había logrado dormir bien, pero debía asistir a la clínica Salud femenina, para recibir los resultados de un chequeo médico que me había realizado la semana anterior, debido a los continuos dolores en el vientre que estaba padeciendo, me alisté de prisa y me fui en mi moto, durante el trayecto no hice más que observar alrededor queriendo encontrarme a Thiago, incluso decidí pasar por la avenida donde estaba su agencia, me detuve en las verjas y por el vidrio de la ventana lo vi andar con su imponente arrogancia, sus zapatillas relucientes y su abrigo gris perfectamente combinado con su atuendo, mientras buscaba un libro en la inmensa biblioteca que ocupaba la mitad de su gran oficina, me quité el casco para tener una mejor visión, por mi distracción cayó al suelo y el sonido hizo que dirigiera sus ojos hacia donde me encontraba, abrió la ventana y me miró con molestia.
— ¿Qué haces aquí, muchachita? — Dijo arrugando el ceño. En ese momento sentí que se me salía el corazón, puse los ojos de borrego esperando clemencia, pero mi nerviosismo me inhabilitaba, intenté acomodar las palabras para responder-
— Quería saber si hay trabajo para mí — Contesté intentando evitar su mirada que me atormentaba, pues él no dejaba de mirarme como si fuese un bicho raro.
— Cuando haya te llamaremos — Contestó con su voz molesta que me resultaba tierna — Me estás interrumpiendo, ahora tengo muchos asuntos que resolver y estoy perdiendo mi tiempo — Añadió, mi cara enrojeció de vergüenza no supe qué más contestar, mi presencia ahí era incómoda, pero sobre todo que me hubiese descubierto viéndolo anonada y completamente ridícula eso en verdad solo merecía desear que me tragara la tierra.
Di la vuelta sin mirarlo, solo escuché el golpe de las ventanas mientras las cerraba, luego me di cuenta de que había gente observándome, que algunos trabajadores de la compañía salían a almorzar y habían presenciado aquel momento tan patético, sus risas sardónicas fueron como un viento que me empujaba hasta mi moto, la encendí en seguida y continué mi camino, odiándome por haber llegado ahí, aunque cada burla había valido la pena, pues mis ojos habían contemplado los suyos y mis oídos su maravillosa voz. No era capaz de soportar sola ese mal rato, así que fui en busca de mi amiga Laura, ella me acompañó a la clínica, durante el camino no más que burlarnos de lo que me había sucedido, de la cara de Thiago y mi ineptitud para espiarlo, me sentí tonta, como una adolescente enamorada.
La risa y la imagen de Thiago se me borraron cuando una enfermera se acercó para entregarme los resultados.
— Felicidades; está embarazada — Me dijo de golpe como si lo que decía era algo por lo cual alegrarse
— ¿Embarazada? — Pregunté frunciendo el ceño
— Sí — Afirmó sorprendida
— Está equivocada — Le grité — Hace seis meses que no sostengo ninguna relación — !No! — Dije llorando mientras me agarraba con furia el cabello — !Esto no me puede estar pasando!
Me senté en el suelo por la inmensa desesperación que sentía, la enfermera solo se atrevió a mirarme, entonces recordé que el día de mi cita la clínica se encontraba abarrotada de pacientes y el doctor con quien había acordado mi llegada, no se encontraba, por lo cual me había atendido otro.
— Es un terrible error — Argumenté, con la voz cortada — Laura me levantó y me dio agua para que intentara calmarme.
— Repítale los exámenes — Exigió Laura. Después de escucharla sentí que me volvía el alma al cuerpo, es solo un error pensé, solo eso y respiré profundo, pensando únicamente que un hijo en este momento no era nada grato para la historia que imaginaba en mi cabeza, pues a pesar de todo, en mí no morían las esperanzas de algún día poder enamorar a Thiago.
La enfermera me llevó a otra sala y tomó una muestra de sangre para verificar ese resultado, me dijo que esperara dos horas. Yo no me moví físicamente de esa sala de espera, pero mi mente solo divagó en mi futuro que ahora parecía incierto. Laura intentó controlarme, pero no pude contener las ganas de llorar, ella sabía que lo único que me interesaba era convertirme en una mujer que estuviera a la altura de Thiago y un embarazo inesperado arruinaría cualquier especie de plan que tuviera. Finalizado el tiempo, la mujer apareció de nuevo
— Está usted embarazada debido a que fue por In vitro — Aclaró — Usted misma vino a hacérselo
— No — Volví a gritar mientras agarraba el sobre con el resultado — Vine a hacerme un chequeo general por un dolor abdominal — Le aclaré — Esto tiene que ser un fatal error — Dije mientras lloraba
Exigí que buscaran mi expediente y al revisarlo me di cuenta que en realidad se habían equivocado debido a una confusión de hojas, la enfermera asumió que ese día debido a los problemas internos que tenía la clínica ella tropezó con otra enfermera y que todos los expedientes se habían confundido, por la prisa no se detuvo a revisar y como el doctor era un sustituto tampoco lo supo, lo cual solo generaba la única verdad, que yo estaba embarazada por In vitro.
Sentí que las piernas me temblaban, el corazón me latía a mil y mi cabeza tenía un alboroto terrible en donde solo se cruzaba la imagen de Thiago y yo embarazada. Hice todo lo posible para no caer y morirme ahí mismo, no sabía cómo responder ante tal tragedia, mi amiga tampoco, solo me abrazó con fuerzas mientras yo me tocaba la frente sudorosa, la enfermera también temblaba de miedo.
— Tendré que denunciarlos — Dije en voz muy baja
— Vamos ahora mismo — Confirmó Laura
— Señora, espere — Escuché que dijo la enfermera, pero seguí mi camino - Al fin de cuentas ya nada podía hacer
El sonido que hacía la moto solo me recordó mi tragedia, Laura no dijo nada, ese silencio cubierto de ruido era espantoso, ni siquiera me atreví a mirar la calle donde estaba la agencia de modelaje, sé que lloraba y que el viento me cubría la cara, pero no lo sentía, fue como agonizar sabiendo que la muerte ya ha llegado. Pensaba cómo le explicaría eso a mis padres aunque ni siquiera vivían conmigo o simplemente de dónde sacaría fuerzas para volver a ver a Thiago.
No tuve fuerzas para hacer nada, solo pude llegar a casa, meterme en la bañera y llorar amargamente tocándome el vientre, que pronto estaría abultado por un embarazo que no había pedido. Laura continuó viéndome en silencio, compadeciéndose de mi pena, hasta esa fecha mi único problema era saber que Thiago estaba casado, un asunto según mi imaginación: Solucionable, pero un bebé ¿Qué se hace con un bebé? Cuando solo tienes veinticuatro años y una vida terriblemente desordenada, creadora de sueños amorosos con un hombre millonario.— Tendrás que hacerte un aborto — Masculló mi amiga La miré con el ceño fruncido y la cara cubierta de agua y lágrimas— No podría hacerlo—¿Entonces qué harás? ¿Dejarás morir tu sueño de convertirte en empresaria y estar a la altura de tu jefe?— Eso no podré lograrlo, embarazada o no, Thiago es un imposible— Sabes muy bien que no es feliz en su matrimonio y que tarde o temprano eso acabará— Sí, pero eso no es ahora, y ahora yo estoy embarazada de alguien
Cuando llegué a casa, me sentí rodeada de la soledad y angustia, lo que había sucedido me generó una confusión más grande, sin embargo de cierto modo sentía alegría pues la conversación con Thiago me había aliviado, y su beso me confirmó que en verdad estaba perdidamente enamorada de él, pero sus palabras fueron como un aguijón, porque la verdad es así, dolorosa y cruel.Me recosté en la cama y lo único que pasó por mi mente fue el recuerdo de su beso, algo que no olvidaría nunca, que quedaría perpetuado en mi vida como único símbolo o premio, puesto que estaba consiente que pertenecer a la vida de Thiago era solo una ilusión y aunque él había confesado que yo le atraía, mi mente me gritaba una y otra vez que eso solo era parte de su juego, y aunque yo deseara caer en él, ya no podía pues un embarazo me lo impedía, todo había sido tan mágico que ni siquiera pensé en denunciar a la Clínica, llegué más bien a ese estado de resignación y me sumergí en él, pues no tenía escapatoriaEl timb
Salí de la agencia con el pecho contraído de dolor, de amor, de confusión. Thiago estaba siendo demasiado bueno conmigo pero no lograba sacar de mi cabeza lo sucedido al medio día. Caminé por la interminable carretera, cruzada de brazos sujetando mi bolso, así llegué a la casa de James, un viejo amigo que conocí en la universidad.— ! Apareciste! - Gritó efusivamente mientras me abrazaba, tras acercarme a su puerta, yo le devolví el abrazo, lo necesitaba. No lo solté, recosté mi barbilla en su hombro y comencé a llorar; el embarazo comenzaba a alterar mis emociones y ese día había sido lleno de contradicciones que iniciaban a pasarme la cuenta — ¿Qué sucede? — Preguntó mi amigo, preocupado No pude mencionar una palabra, me aparté de él y en silencio llegué hasta la sala, a lo inmediato me sirvió agua y su novio Hugo, me pasó un pañuelo.— ¿Cariño, por qué lloras? — Preguntaron, mientras se sentaban frente a mí— Me enamoré — Les dije limpiando mi nariz, detener mis lágrimas era imposi
— ¿Hablas en serio, Thiago?— Pregunté una vez recuperada mi respiración — Jamás le mentiría a esos ojos café — Respondió — No estoy a tu altura - Dije persuadiendo la fiabilidad de su respuesta — !Eso qué importa! Pensar en eso es casi una blasfemia, cuántas mujeres andan por ahí dispuestas a mí pero por mi dinero ¿Qué sentido tiene eso? Ya no lo quiero, lo vivo desde mi hogar, no necesito eso, Lisa, solo lealtad ¿Quieres someterte? Escucharlo me generó tantas dudas, que en cambio de comprobar lo que deseaba en cambio me sentía más confundida, por lo cual solo pude añadir — ¿Someterme a qué? — A este juego —¿Juego? — Sí, el jugo de la lealtad, que suele ser muy peligroso — Yo no me fijé en ti por tu dinero - Agregué como si me estuviera preguntando eso — No hablo de dinero, sino de cuánta lealtad podrías ofrecerle tú, a este pobre hombre rodeado de mujeres que quieren aprovecharse de él — Comentó con sarcasmo — ¿Es necesario mencionar irónicamente "mujeres"? Eso es algo de lo
Me desperté rodeada de unas lujosas luces y Thiago a mi lado. — ¿Qué pasó? —Pregunté tras abrir los ojos — Oh, mi pequeña, has vuelto. Tuviste un desmayo — Respondió —¿Por qué estás tú aquí? — Pregunté absorta — Te explico luego, reposa — Añadió con su voz dulce mientras conducía Me estabilicé en un santiamén, su voz me transmitía paz y serenidad, recordé entonces la situación del parque y una vez recobrada mis fuerzas, hablé — Déjame aquí; debo ir a casa — supliqué aun soñolienta — Debes descansar, no puedo dejarte aquí, irás conmigo a otro lugar — Contestó mientras acariciaba mi cabello El temor me empezó invadir y aunque estaba perdidamente enamorada de él sabía que estar juntos en cualquier lugar era peligroso para mis emociones — No, llévame a casa — Grité desesperada en mi intento de abrir la puerta, también gritó — Que no, no seas como una niña caprichosa, atiende a lo que digo — Que hay de Esmeralda, qué pasa si nos ve juntos — Dije desesperada — Cálmate, Lisa. Te h
¿Quién era yo ahora, sin cámaras, sin celular y sin Thiago? Me sentía el estómago revuelto, el frío de la soledad ¿cómo era posible que aquel hombre millonario me metiera en sus redes? Eran ya las seis de la mañana cuando decidí salir del parque, ir a casa no era buena idea, solo pude dirigirme a casa de Laura — ¡Soy Lisa, ábreme la puerta, por favor! — Grité después de haber tocado la puerta en repetidas ocasiones— ¡Estás loca, cómo se te ocurre irrumpir mi sueño! — Dijo Laura aún con el pelo desordenado, más dormida que despierta — Definitivamente estoy loca — contesté y me senté con tristeza en su pequeño sofá — Traes una cara de muerto — Comentó mi amiga mirándome perpleja — ¿Dónde amaneciste? — En una quinta, no sé ni siquiera dónde — respondí como si fuera un robot, mecánicamente, iba completamente absorta — ¿ Lisa, no has entendido que estás embarazada? ¿En qué líos estás metida? — Me amonestó mi amiga un poco incomprensible o incrédula — En el lío llamado Thiago y su m**
El frío de la madrugada me despertó, llena de alucinaciones, corrí al baño, la incontinencia urinaria me fastidiaba, mientras caminaba también sentí nauseas, vomité como un perro, me vi al espejo y me lavé la cara, fue ahí que decidí que lo mejor sería aceptar la propuesta de Laura. — No es tu culpa, Lisa, no podrás con esto — Me dije viéndome pálida en el espejoCuando el reloj marcó las siete en punto me levanté, tomé una ducha, busqué ropa decente y me peiné, convencida de mi decisión, lo mejor era abortar para tener mi vida normal de vuelta, eso era lo único que definiría si en realidad tenía un espacio en la vida de Thiago, aun estando casado.Me dirigí a la oficina de Thiago, pero Madeline, la secretaria, me detuvo. — No puedes entrar, ahora no puede atenderte — Dijo mirándome por encima de sus lentes — Él dijo que viniera hoy para hacer una sesión de fotos — Afirmé convencida y extraña porque normalmente entraba sin pedir permiso Madeline se rió, irónica — Siéntate y espera
Me odié por sentir que sus palabras dulces me dominaban las fuerzas, la valentía e incluso mis decisiones.— ¿Prometes no abandonarme? — Dije completamente sumisa a su voluntad — Ni a ti ni a ese bebé — Contestó aún sin soltarme de sus brazos — Es una carga demasiado pesada — Aclaré sintiendo pena — No importa, juntos podremos sobrellevarla — Dijo con su voz amorosa, eso fue lo único que me hizo cambiar de opinión, entender que si la vida me había dado la oportunidad de ser madre y me estaba poniendo en el camino a alguien que me ayudara, no debía renegar de ello, después de todo no estaba tan sola como creía — No quiero que me rompas el corazón, no quiero sentir que estoy atada a ti sin causa, es demasiado confusa esta situación — Repetí en ruegos — Lisa, solo comprende que mis intenciones no son lastimarte, solo quiero ayudarte por ahora no puedo hacer más, también me gustas solo que no sé si eso es algo pasajero o acaso implica un sentimiento más profundo, también temo que te