Epílogo.
En la fiesta, arrojé el ramo, que cayó directamente en los brazos de Ana, siendo ella una amiga leal en quien confío plenamente. A lo largo de mi vida, jamás tuve una amiga tan auténtica como Ana. Siempre me ha apoyado, a diferencia de Mónica, quien se unió a Suárez para arruinarme la vida.

Durante casi toda la noche, intenté bailar con Nathan, mi esposo, pero nuestra pequeña Estrellita acaparaba toda su atención. No fue hasta que Ana llegó a jugar con ella que al fin pude disfrutar de la compañía de mi esposo.

—Al fin eres mío, Matute —le dije, dándole un beso robado en los labios.

La calidez de su amor siempre me sorprende, y me pregunto cómo puede ser tan tierno conmigo y frío con los demás. Su es realmente fuera de serie y me hace sentir completa. Finalmente, podía respirar tranquilamente, sabiendo que estoy con la persona indicada.

★ Años después

Estrellita sigue llamando tío Matute a Nathan. Creo que ya se ha vuelto una costumbre, pero Nathan una vez comentó que le gust
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