Ashal no era consciente de que se encontraba hablando con la Deidad Suprema, hasta que despertó de su ensoñación y miró a su alrededor con extrañeza. «¿Qué acaba de pasar? ¿Por qué siento que perdí la noción del tiempo?», pensó. En ese momento, la puerta de la habitación de Adeline se abrió y la matrona salió. —Ya puede entrar, señor Ashal. —¿Adeline sigue dormida? —preguntó, ansioso. —Sí, el doctor ya la revisó y comprobó que se encuentra bien. En un rato debe despertar, ya que ahora mismo la señora está agotada. —¡Ah! Bien, gracias. Ashal entró rápidamente a la habitación y se acercó al lecho, para tomar la mano de su esposa. Tras besarla delicadamente, suplicó con suma desesperación. —Adi, no tardes en despertar, por favor. A su vez, el doctor se acercó y, con una expresión serena, señaló: —Señor, pierda cuidado, su esposa está agotada físicamente y despertará en cualquier momento, por ello ordené alimentos sustanciosos que le ayuden a recuperar las fuerzas. Por otro lado,
*Esto es un spin-off. Pueden tomarlo como parte de línea temporal de la novela o una historia aparte. —¡Mercy! ¡Mercy! ¡Despierta! La voz agitada de su compañera hizo que la delicada joven volviera a la realidad de golpe, sintiendo que había tenido un sueño muy largo. Aturdida, preguntó: —¿Qué pasó? —¡Eso digo! ¿Qué pasó? Llevas bastante rato dormida. Afortunadamente, Deborah no ha salido de su oficina, porque, sino, te habría despedido. Ya sabes, se enoja por todo y por nada —mencionó Amanda, una joven morocha de ojos grandes. Como aún estaba confundida, Mercy bajó la mirada y notó que en su teléfono se mostraba la última página del ebook que estaba leyendo. —Mmm… ¿Es el fin de la historia? —murmuró, al notar que el cursor no avanzaba más. Amanda miró de reojo el escritorio de su compañera y, al ver lo que mostraba la pantalla del móvil, preguntó con curiosidad. —¿Qué estabas leyendo? ¿Eh? Avergonzada, Mercy apagó la pantalla y respondió vagamente: —¿Ah? Nada interesante… j
*Esta es una historia que forma parte de la trama original. Estos personajes son mis favoritos y quería darles un final apropiado.Hina miraba distraída la ventana del automóvil, sintiéndose nostálgica al encontrarse de nuevo en lo que tiempo atrás había sido su hogar. Conforme avanzaba por las tumultuosas calles de la capital de Mont Risto, le asombraba ver la cantidad de vehículos y personas circulando por todas partes, teniendo como escenario los edificios en remodelación. «¡Ah! Recuerdo que en ese lugar había una hermosa cafetería, donde podía comer un delicioso pastel red velvet de la condesa Maddel. ¡Lástima! Ahora es un edificio en ruinas. Difícilmente encontraré a otro pastelero que haga un postre igual a ese», pensó distraída. El vehículo avanzó hasta el antiguo palacio imperial, que ahora era sede temporal del gobierno actual. Cuando se encontró ahí, miró con detenimiento el imponente edificio, el cual permanecía intacto frente a la mayoría de inmuebles que habían sufrido d
*Esta historia se desarrolla en la misma línea temporal de la trama original. Espero que lo disfruten.Un año después de que Gérard Bunger asumiera el cargo de presidente de la república de Mont Risto, Damien se encontraba leyendo unos documentos en su despacho, cuando escuchó que sonaba su teléfono. Frustrado por no continuar con lo que estaba haciendo, dejó a un lado las hojas y tomó la bocina. —¿Quién habla? —respondió con voz ronca. Al otro lado de la línea contestó un agente. —Señor, soy Gil. Le hablo para informarle que la señorita acaba de entrar a un restaurante y se encontró con un hombre. Es la primera vez que la veo con esa persona. Al escuchar esto, Damien apretó los dientes y preguntó, en un tono molesto. —¿Cómo es ese hombre? —Mmm… Por lo que veo, es un sujeto alto, de tez morena y viste ropas elegantes. ¡Oh! Ese hombre está sosteniendo la mano de la señorita, parece que son muy cercanos. El imaginar que otra persona estuviera seduciendo a Azabach irritó bastante a
—Y por el poder que me confiere el imperio Mont Risto, los declaro marido y mujer.Cuando escuchó esto, Adeline parpadeó aturdida. Antes de preguntarse qué acababa de pasar, se estremeció al encontrarse cara a cara con el imponente Ashal Dunesque.«¿Qué m****a? ¿Esto es un sueño? ¿Cómo es que estoy aquí?», se preguntó mentalmente, pero antes de poder hablar, el fornido hombre se acercó para “consumar” la unión con un beso gentil.Adeline se congeló ante este repentino gesto y volvió en sí cuando el juez dijo de repente:—Bien, celebremos por este nuevo matrimonio.En ese momento los presentes estallaron de júbilo, lo que sorprendió bastante a Adeline, que seguía perturbada con lo que estaba pasando frente a ella.«¡Un momento! ¿Acaso esto no lo vi antes en... una novela?», pensó y al instante vinieron a su mente recuerdos de su pasado.Ella era una mujer treintañera, de nombre Mercy Brown, que trabajaba como editora de un periódico. Debido a que todo su tiempo era consumido por la comp
Los presentes dirigieron su atención hacia el fondo del salón, donde estaba una joven de unos 18 años, tez apiñonada y ojos claros como un felino. Ella lucía realmente furiosa, que al momento de atraer la atención de todos, dio enormes zancadas hasta que llegó frente a Ashal.—¿Estás presumiendo que te libraste de mí?El frío hombre alzó una ceja de desconcierto y respondió.—¿Qué dices? —¿Ahora te haces el desentendido? ¡Todo este tiempo me usaste para satisfacer tus bajos instintos, solo para después tirarme como basura y casarte con esa desabrida! —señaló desdeñosa a Adeline.Sorprendida por la intromisión de la antagonista, la joven pensó distraída: «¡Cielos! Jamás imaginé que Geraldine fuera tan preciosa, en la novela no hacen justicia a su belleza».En tanto, Ashal cruzó los brazos y volvió a hablar con frialdad.—¿Por qué pensaste que lo nuestro era verdadero? Si mal no recuerdo, tú misma te ofreciste a convertirte en mi concubina, jamás te prometí que serías mi esposa.Tal res
En el momento en que se encontraron solos, Adeline se congeló al tener enfrente a ese hombre de mirada penetrante y cuerpo robusto. Antes de decir algo, el frío sujeto le hizo una señal para que se acercara, gesto que perturbó a la joven, que sintió escalofríos de solo imaginar lo que su marido planeaba hacer con ella.—¿Qué esperas? Ven —ordenó con voz ronca, causando que la delicada señorita se estremeciera de solo escucharlo.Temerosa, se acercó lentamente, pero justo cuando llegó a la cama, Ashal la arrastró hacia él y, mirándola con lascivia, dijo:—¿Sabes lo que vamos a hacer esta noche?La ingenua niña tembló de miedo y murmuró.—No, mi señor... Solo me dijeron que me dejara llevar.—¿Solo eso? —preguntó seductoramente el imponente hombre.—Es... mi deber... como esposa... complacerlo —dijo débilmente Adeline, casi a punto de llorar de nerviosismo.Ignorando los sentimientos de la temblorosa joven, Ashal la arrojó sobre la cama y se puso encima de ella, para después decir con ma
Indignada, Adeline regresó a la cama y se acostó balbuceando maldiciones en contra del atrevido soldado que se había atrevido a humillarla de esa manera.—Juro que mañana me encargaré de que ese desgraciado no vuelva a pisar este castillo. ¡Arg! Sabrá de lo que soy capaz.Mientras se quejaba ante el hecho de que había un testigo de que su matrimonio aún no se había consumado, comenzó a recordar aspectos de la trama “Dominando al gran Ashal”.—¡Arg! Todo esto es una pesadilla, ¿por qué todo es diferente a la novela? Cuando la leí, el verdadero Ashal era demasiado insaciable y la mayor parte de la trama relata los encuentros en la cama, ¿por qué es distinto ahora? No lo entiendo, esto es demasiado frustrante, ¿algún día tendré mi encuentro candente con este portento de hombre? —se quejó.Tras dar varias vueltas al asunto, finalmente pudo dormirse; sin embargo, sus sueños la llevaron a un extraño lugar donde se vio a sí misma.—¿Quién eres tú? ¿Dónde estoy? —se preguntó confundida.Su ref