Amelia llega a casa con la mejor noticia del mundo, le aprobaron la beca y debe irse a la isla de Creta donde le espera un futuro brillante ya que gracias a la experiencia que va a adquirir en una de las mejores empresas constructoras al lado del eminente Ingeniero Civil Bastián Christopoulos quien fuera uno de los mejores en el ramo podrá salir adelante con su madre y pagar todo lo concerniente a la hipoteca de la casa la cual es su único patrimonio.
Llena de ilusiones y alegría le cuenta al único ser que la ha amado y protegido siempre, su único amor: su madre. En este momento solo piensa en retribuirle todo lo que hace por ella y solo lo obtendrá en el momento que sea una profesional, trabaje solo para forjar el futuro que necesitan las dos y le entregue a su madre de nuevo la propiedad que les pertenece y que fue de sus padres antes de ellas.
— ¿Y es solo un año? – Amelia asiente a su madre quien entrega una copa de Merlot para celebrar su logro —. Porque me rehúso a esperar más de eso – advierte con una sonrisa expresando el orgullo que siente.
— Si madre, es solo un año – responde mientras saborea el delicioso vino — y creo que será una gran aventura – expone con toda la emoción.
— Confieso que me siento preocupada porque no estaré a tu lado en esta nueva etapa de tu vida hija.
— ¡Ma, dijiste que me darías espacio! – señala con indulgencia —. Ya tengo veinte.
— ¡Lo sé, lo sé! – levanta las manos en una señal de paz —, pero yo siempre seré tu madre y tú serás mi bebé…
[***]
— ¡Fórmalos y paséalos por las instalaciones! – ordena Bastián a su asistente —. Luego que hagan cualquier actividad, no entiendo el retraso de la chica aun, pero tampoco tengo ganas de lidiar con niños en este momento.
— ¡Sí señor, así se hará! – no responde ya que su naturaleza le impide tener una conversación fluida con nadie.
Se encuentra desesperado a la espera de la chica que personalmente ingresó al programa, su interés es netamente particular ya que desde el momento en que vio su foto en el expediente supo que debía ser suya, es un hombre que toma lo que desea y a quien quiere es a ella.
A Amelia Blackstone…
Amelia Blackston baja del avión mirando hacia todos lados, la emoción que siente la abruma sin embargo trata de tomar control de la euforia ya que debe guardar la compostura ante el reto que tiene enfrente. Sus hermosos ojos café se abren como un par de platos ante la belleza que observa a su alrededor. El aeropuerto internacional de Heraklion en la isla de Creta le da la bienvenida en todo su esplendor, el rostro de la chica se ilumina por segunda vez al divisar el auto que se encuentra parqueado en la entrada con el logotipo de la empresa y el que supone la está esperando para llevarla al hotel.— ¿Srta. Blackstone? – mira hacia el lugar de donde viene la voz.— Sí buenas, soy yo – levanta la mano para saludar al hombre trajeado con gorra.Observa la puerta abierta y el hombre le indica ingresar al vehículo. Aborda. Se extasía con la belleza de la isla y fantasea con conocerla toda en un solo fin de semana aunque no sabe su horario aún.¡N
— ¡¿Qué?! – el hombre la mira con fastidio ante su grito de asombro — ¿por quién me toma? – grita — ¿por una de sus zorras?— Será mejor que vigile su tono para conmigo…— Pero… ¿qué? – levanta la voz de nuevo —. Me está confundiendo con una prostituta ¿Cómo coño quiere que le hable? – refuta enfadada por la falta de respeto.— ¿Cuánto?— ¿Cuánto qué? – se acerca a ella que se encuentra de pie con los puños cerrados.— ¿Cuánto quiere para que acepte? – se acerca demasiado a Amelia y ella responde golpeándolo con una bofetada.— Prefiero comer de la basura que aceptar tal proposición – da media vuelta y sale a toda porisa de la sala.Furiosa no se detiene, sus ojos pican y se siente mareada al no poder creer que su propio jefe ¡el anfitrión de sus sueños! La haya ofendido de ese modo. Ya cuando llega a la puerta de su habitación las lágrimas fluyen por sus mejillas, pero las limpia decidida a no dejarse amilanar por nadie y menos de ese hombre desagradable, mandón y grosero.A
Amalia despierta con nuevos ánimos y sonríe ante el amanecer de un día más ya que según dice su madre: hay que dar gracias cada vez que despierte y al acostarse también.— Buenos días Creta, hoy quiero conocerte y aprender de ti – dice en voz alta al estirarse en la cama como un gatito.Observa a su alrededor y su compañera de cuarto no se encuentra en la cama, escucha el agua de la ducha y supone que es ella sin embargo al estirar su cama ese percata de unos gemidos provenientes del baño y se acerca para descubrirla con el chico de servicio.— ¿Qué miras estúpida? - Amelia rueda los ojos ante la crudeza de la escena.— Creo que deberías tener un poco de decencia y no pavonearte de esa manera con… él – el chico la mira interrogante.— ¿Y por qué? – interroga insolente —. Está es mi habitación asignada…— ¡Nuestra!— Y a menos que desees un poco del postre que estoy degustando agradecería te largaras – espeta la rubia no solo ignorándola, sino incluso mostrando su desnudez —. Te
El lunes siguiente Bastián lee en primera plana su aparición en público y eso lo pone de un humor de perros, no desayuna y sale de su ático directo hacia la empresa donde lo esperan un montón de chicos desagradables para que les enseñe y califique en el oficio. Ama su profesión todo lo que concierne a ella, pero en aras de que su familia por lo menos lo considere decidió abrir el programa de becas donde coexisten estudiantes de varios países – los mejor calificados por supuesto – para trabajar en sus empresas de las cuales tiene sucursales en varios países.Sin embargo no puede negar que el proyecto es el reflejo de su propia vida; nacido en una familia humilde en la cual se hallaba un padre cruel y una madre consentidora de las marramucias del mismo.— Sr. Christopoulos la Srta. Sarantos lo solicita y dice que es urgente – cierra los ojos y toma una bocanada de aire.— Si dice que es importante pues dígale que pase adelante – responde sin levantar la vista.La chica en cuestión es
Bastián Christopoulos camina firmemente hacia su oficina con los puños y la mandíbula apretada. No es un hombre de paciencia y menos cuando se trata de peleas de gatas sin embargo su interés falla a favor de Amelia quien camina detrás de él y de la rubia que es más antigua que ella no solo en la academia sino en la empresa. Abre la puerta y la sostiene para que ingresen ambas y cierra de nuevo. Inspira ruidosamente ante la decisión que se dispone a tomar en este momento. — Srta. Sarantos está usted suspendida de su empleo en la empresa y deberá abandonar de inmediato la academia – el jadeo de Belice llena la oficina por completo. — ¿Pero, qué? – grita sin tomar en cuenta la falta que comete al hacerlo — ¿y ella? ¿Me golpeó y tú me despides? Bastián no se inmuta. La mira directo a los ojos y niega. — Es mi empresa y se va, no quiero que ocupe un puesto el cual ni siquiera es de su interés – espeta aunque en voz baja — Ahora… salga de mi oficina y es más una orden que una petic
Amelia se mira al espejo y el reflejo que este le devuelve es la viva imagen del sufrimiento, en este momento no se encuentra su madre con ella para prestarle el apoyo que necesita, pero si estuviese aquí moriría de la vergüenza ante el rumbo que ha llevado su vida hasta ahora. Tiene un enorme problema con que le ordenen hacer cosas que no desea – como cualquier persona que se aprecie de normal – ya que se crió en un entorno donde solo su madre ponía las reglas y no tiene que ver siquiera con el hecho de que no pueda seguir o adaptarse a ellas. Es la manera en que el “jefe” se ha pronunciado ante ella. Le ha faltado el respeto. Pero no puede regresar a su país con las manos vacías y menos con la decepción de que no pudo hacer nada al respecto. — Necesito tomar la decisión correcta para no decepcionar a mi madre y menos aún perder mi carrera ya que hemos luchado muy duro por esto – se dice a sí misma —, además mi madre no tiene culpa de lo que me depara el destino… Dicho esto tom
A pesar de la tensión que experimentó Amelia al estar en la misma habitación con Bastián, considera que la clase estuvo perfecta. El hombre tiene una didáctica que ni siquiera los académicos de la universidad de Nueva York poseían, era específico, pero exigente a la hora de lanzar preguntas a los estudiantes. Es duro e implacable a su criterio y sin embargo doblegaba su arrogancia al expresar de forma explícita y no demandante como normalmente lo es su tono. — En la biblioteca encontrarán todo lo que necesitan para el reto impuesto, considerando que la tarea no es grupal sino un test para calificar sus conocimientos de la materia – se escuchan murmullos por doquier —, existe un premio – la sala queda en silencio —. Los primeros tres es decir, las tres mejores calificaciones podrán trabajar conmigo codo a codo un día entero – todo lo dice sin mirar a nadie en específico. Amelia no puede negar el magnetismo que tiene el hombre embutido en ese traje a medida, se nota no solo su cuerpo
Amelia entra a la habitación con piernas temblorosas y un nudo en la garganta que no le permite respirar lo cual se le hace extraño considerando que el autor intelectual de toda su desgracia lleva por nombre Bastián Christopoulos. Entonces ¿por qué se siente traicionada al enterarse de que la chica Bélice es su prometida? , le grita una vocecita dentro de ella. — Y mi madre dice que la conciencia nos habla ¡vaya m****a! – se reprocha ella misma —. Bienvenidos a la inquisición. Observa el folio con los documentos arrugados y se pregunta ¿cuál es su papel en todo este enredo? Es una chica fuerte y con mucho temple, pero no puede negar que en este momento donde las cosas ya han tomado un color oscuro necesita más que nunca a su mamá, ella sabría que hacer e incluso se enfrentaría a cualquiera que quisiera lastimar a su hija, pero retiene el impulso de tomar el teléfono y marcar su número en este momento porque su afección coronaria podría empeorar