Lo hice preciosuras, este no es el final. Falta un capítulo y el Epílogo. Veamos si Amelia logra regresar del shock. Veamos si por fin Bastián va a ser feliz… L@s leo.
El cuerpo de Amelia se sacude por los sollozos y el llanto que la ahoga. Bastián entra a la habitación ya duchado y con la toalla enrollada en las caderas, revisa en los cajones del closet sin percatarse de que su amada está gimiendo hasta que escucha el grito que lo descontrola y sin ningún cuidado corre hacia la cama olvidando que la toalla se desliza dejándolo completamente desnudo.— ¡Amelia, mi amor! – trata de tomarla en brazos, pero ella manotea luchando contra sus demonios — ¡Amelia!Sus ojos se abren y al verlo desnudo retrocede temerosa de lo que está viendo. Por un momento no lo reconoce, pero al mirar la tristeza en ese par de mares que en algún momento la llenaron de dicha, de amor; cae en cuenta de que no era ella misma. Entonces recuerda lo sucedido y llora desconsolada. Bastián lo único que hace es mirarla desde la orilla de la cama queriendo consolarla entre sus brazos no obstante, necesita su permiso porque no desea asustarla.Vuelve al vestier, se mira al espejo y
Cuatro meses luego…— ¡No quiero un vestido blanco Ana! – la morena mira a su amiga ofendida por completo.— Discúlpame, pero Ángela…— Tengo siete meses de embarazo, los tobillos hinchados y un humor de perros Ana Blechman – la señala con el dedo índice — dudo que sea buena idea llevarme la contraria – advierte sutilmente una mujer que desde hace cuatro meses resurgió de sus propias cenizas como el ave fénix — y respecto a mi madre… pues, descansa en paz y dejémosla ahí - la chica niega con la cabeza y mira a quien va a ser el esposo.— ¿Qué, yo no hice nada? – se defiende en contra de lo que sea tramen esas dos.Según su percepción.A Bastián Christopoulos le ha cambiado la vida gracias a un embarazo que resultó ser gemelar y en el peor momento de su existencia Amarantha – su hija que nacerá en dos meses – decidió que era tiempo de moverse en el vientre de su madre. Aquel día en el aeropuerto Amelia no pasaba bocado desde hacía dos días, pero su pequeña se negaba a aguantar e
La noche se hace incómoda para Amelia, la nena se mueve inconsolable y Bastián lo nota. Abraza a su mujer por la espalda acariciando su voluminoso vientre para calmar a su hija que al parecer tiene un temperamento fuerte y temerario porque minutos después su madre grita de dolor porque tal parece que ya desea abandonar la comodidad del vientre.El teléfono de César suena y lo coge enseguida mientras su novia duerme agitada por cada pensamiento del infierno que pasó mientras estaba secuestrada en aquel calabozo.— ¿Bastián, que sucede? – indaga con nerviosismo.— Ya es hora hermano, te necesito aquí porque estoy cagado de miedo – César ríe audiblemente.— ¡El gran Bastián Christopoulos amedrentado por unos dolores de parto! – ríe mientras sube el vaquero y despierta a Ana — eso tengo que verlo…— No son los dolores, hay sangre César, mucha sangre…Y no dice más, se dirigen una vez arreglados a la clínica. Encuentran a Bastián caminando de un lado a otro tratando infructuosamente de
Amelia llega a casa con la mejor noticia del mundo, le aprobaron la beca y debe irse a la isla de Creta donde le espera un futuro brillante ya que gracias a la experiencia que va a adquirir en una de las mejores empresas constructoras al lado del eminente Ingeniero Civil Bastián Christopoulos quien fuera uno de los mejores en el ramo podrá salir adelante con su madre y pagar todo lo concerniente a la hipoteca de la casa la cual es su único patrimonio.Llena de ilusiones y alegría le cuenta al único ser que la ha amado y protegido siempre, su único amor: su madre. En este momento solo piensa en retribuirle todo lo que hace por ella y solo lo obtendrá en el momento que sea una profesional, trabaje solo para forjar el futuro que necesitan las dos y le entregue a su madre de nuevo la propiedad que les pertenece y que fue de sus padres antes de ellas.— ¿Y es solo un año? – Amelia asiente a su madre quien entrega una copa de Merlot para celebrar su logro —. Porque me rehúso a esperar más d
Amelia Blackston baja del avión mirando hacia todos lados, la emoción que siente la abruma sin embargo trata de tomar control de la euforia ya que debe guardar la compostura ante el reto que tiene enfrente. Sus hermosos ojos café se abren como un par de platos ante la belleza que observa a su alrededor. El aeropuerto internacional de Heraklion en la isla de Creta le da la bienvenida en todo su esplendor, el rostro de la chica se ilumina por segunda vez al divisar el auto que se encuentra parqueado en la entrada con el logotipo de la empresa y el que supone la está esperando para llevarla al hotel.— ¿Srta. Blackstone? – mira hacia el lugar de donde viene la voz.— Sí buenas, soy yo – levanta la mano para saludar al hombre trajeado con gorra.Observa la puerta abierta y el hombre le indica ingresar al vehículo. Aborda. Se extasía con la belleza de la isla y fantasea con conocerla toda en un solo fin de semana aunque no sabe su horario aún.¡N
— ¡¿Qué?! – el hombre la mira con fastidio ante su grito de asombro — ¿por quién me toma? – grita — ¿por una de sus zorras?— Será mejor que vigile su tono para conmigo…— Pero… ¿qué? – levanta la voz de nuevo —. Me está confundiendo con una prostituta ¿Cómo coño quiere que le hable? – refuta enfadada por la falta de respeto.— ¿Cuánto?— ¿Cuánto qué? – se acerca a ella que se encuentra de pie con los puños cerrados.— ¿Cuánto quiere para que acepte? – se acerca demasiado a Amelia y ella responde golpeándolo con una bofetada.— Prefiero comer de la basura que aceptar tal proposición – da media vuelta y sale a toda porisa de la sala.Furiosa no se detiene, sus ojos pican y se siente mareada al no poder creer que su propio jefe ¡el anfitrión de sus sueños! La haya ofendido de ese modo. Ya cuando llega a la puerta de su habitación las lágrimas fluyen por sus mejillas, pero las limpia decidida a no dejarse amilanar por nadie y menos de ese hombre desagradable, mandón y grosero.A
Amalia despierta con nuevos ánimos y sonríe ante el amanecer de un día más ya que según dice su madre: hay que dar gracias cada vez que despierte y al acostarse también.— Buenos días Creta, hoy quiero conocerte y aprender de ti – dice en voz alta al estirarse en la cama como un gatito.Observa a su alrededor y su compañera de cuarto no se encuentra en la cama, escucha el agua de la ducha y supone que es ella sin embargo al estirar su cama ese percata de unos gemidos provenientes del baño y se acerca para descubrirla con el chico de servicio.— ¿Qué miras estúpida? - Amelia rueda los ojos ante la crudeza de la escena.— Creo que deberías tener un poco de decencia y no pavonearte de esa manera con… él – el chico la mira interrogante.— ¿Y por qué? – interroga insolente —. Está es mi habitación asignada…— ¡Nuestra!— Y a menos que desees un poco del postre que estoy degustando agradecería te largaras – espeta la rubia no solo ignorándola, sino incluso mostrando su desnudez —. Te
El lunes siguiente Bastián lee en primera plana su aparición en público y eso lo pone de un humor de perros, no desayuna y sale de su ático directo hacia la empresa donde lo esperan un montón de chicos desagradables para que les enseñe y califique en el oficio. Ama su profesión todo lo que concierne a ella, pero en aras de que su familia por lo menos lo considere decidió abrir el programa de becas donde coexisten estudiantes de varios países – los mejor calificados por supuesto – para trabajar en sus empresas de las cuales tiene sucursales en varios países.Sin embargo no puede negar que el proyecto es el reflejo de su propia vida; nacido en una familia humilde en la cual se hallaba un padre cruel y una madre consentidora de las marramucias del mismo.— Sr. Christopoulos la Srta. Sarantos lo solicita y dice que es urgente – cierra los ojos y toma una bocanada de aire.— Si dice que es importante pues dígale que pase adelante – responde sin levantar la vista.La chica en cuestión es