Bueno preciosuras... Bastián dejó claro que no se casará con su casi prima Bélice. Amelia se encuentra desconcertada. Veamos que sucede. Lean, comenten y denle "me gusta" a la historia si les complace. Gracias de antemano por el apoyo.
Amelia entra a la habitación con piernas temblorosas y un nudo en la garganta que no le permite respirar lo cual se le hace extraño considerando que el autor intelectual de toda su desgracia lleva por nombre Bastián Christopoulos. Entonces ¿por qué se siente traicionada al enterarse de que la chica Bélice es su prometida? , le grita una vocecita dentro de ella. — Y mi madre dice que la conciencia nos habla ¡vaya m****a! – se reprocha ella misma —. Bienvenidos a la inquisición. Observa el folio con los documentos arrugados y se pregunta ¿cuál es su papel en todo este enredo? Es una chica fuerte y con mucho temple, pero no puede negar que en este momento donde las cosas ya han tomado un color oscuro necesita más que nunca a su mamá, ella sabría que hacer e incluso se enfrentaría a cualquiera que quisiera lastimar a su hija, pero retiene el impulso de tomar el teléfono y marcar su número en este momento porque su afección coronaria podría empeorar
Amelia sale del todoterreno aun tambaleante a causa del desmayo, su estómago se resiente a causa del medicamento administrado por el caballero que la atendió en el hotel. El chofer la dirige hacia el elevador que la llevará al décimo piso donde se encuentra el ático de Bastián. — Srta. Blackstone – el hombre llama su atención, extiende un teléfono y ella niega rechazándolo —. Es el jefe, necesita decirle algo – Amelia hace un ademán con la mano para que entienda que no desea hablar con él —, no lo coge jefe de hecho se rehúsa a hacerlo – escucha las instrucciones — enseguida Sr. Christopoulos. Procede a ayudarla a ingresar al aparato y al sentir el movimiento Amanda se desvanece por completo cayendo en los brazos del sujeto que la acompaña. El cual entra en el apartamento y la acomoda en la gran cama del jefe saliendo de inmediato del inmueble. — Dime Cesar – responde el teléfono en un gruñido —, está bien déjala dormir y por favor solicita que alguien le lleve algo para que cene
Bastián Christopoulos ingresa a su despacho desesperado por calmar el fuego que lo abrasa luego de la plática con Amelia en su alcoba. Normalmente mantiene la compostura ante este tipo de situación y aunque se ha mantenido firme en la exigencia de Amelia de no tocarla, hoy siente que ha sido una prueba de fuego luchando contra sus instintos y sus hormonas. Ninguna mujer hasta ahora había desestabilizado su vida como lo ha hecho esa pequeña mujer con el rostro impregnado de pecas y ese cabello de fuego. , piensa ahora con la cabeza impregnada de dudas al respecto. Pero ella es la mujer que ha escogido para el propósito de pasar el resto de su vida junto a ella, tener hijos y cumplir al fin con sus sueños. Reflexiona en todo lo que se le viene encima y se dice a si mismo dándose ánimos que todo irá bien mientras destapa la botella de bourbon que lo acompañará esta noche y en la cual ahogará los malos recuerdos del pasado. < Creo que m
Bastián sonríe casi imperceptiblemente ante el susto que le ha dado a Amelia, no resistió la tentación de tenerla en su habitación y no poder verla, le preocupa el hecho de que no pueda controlarse frente a ella y sin embargo se atrevió a ingresar a motivado no solo por el alcohol sino las ganas de mirarla descaradamente. — ¡Vaya! cualquiera diría que te encontré haciendo algo indebido – capta el momento preciso en que ella traga salido con dificultad Y entonces en su perfecta boca se forma una sonrisa casi diabólica — y por tu reacción parece que así es.— Por favor no seas ridículo, solo estaba… buscando el baño y si no te molesta claro está porque es tu casa, necesito que salgas porque lo voy a usar - especifica abriendo los ojos y a él le parece más hermosa que nunca.— Y yo necesito que te cases conmigo lo más pronto posible y te conviene darme una respuesta que me satisfaga - sus palabras la desestabilizan por completo.,
Amelia quedó prendada de aquella sonrisa rompe bragas de dentadura perfecta. No era la primera vez que estaba frente a un hombre que la atraía sin embargo Bastián sobrepasaba toda expectativa que se pudiese plantear. Atractivo, inteligente, llamativo y con mucha clase; era un hombre con una personalidad distinta tanto por su cultura como por su posición social que lo hacían poderoso además de ser una figura pública. ¿Entonces que querría demostrar uniéndose en matrimonio a ella? ¿Qué pensará su familia al respecto? Y más aún: ¿Qué esperaba de ella? cuando era él quien tenía una experiencia mundana y decadente.— ¿Tan rápido te has arrepentido Amelia? – escucha su voz y al girar se percata de que ha estado dando pasos en círculo sumida en sus pensamientos.— ¿Eh, yo? Solo pensaba – responde sin mirarlo.No puede hacerlo y que se encuentra llena de dudas al respecto planteándose si es una buena idea aceptar su propuesta o no aunque al parecer ya no hay vuelta atrás puesto que ha
El haberla besado suponía para Bastián una tortura aunque ella haya sido muy receptiva, lo considera una distracción; no porque se niegue a lo que ella le hace sentir – que es mucho por cierto – pero está consciente de que es una distracción para su día a día y prueba de ello es que al entrar a su alcoba y percatarse de que no se encuentra en la cama ya lo ha puesto de un humor terrible. — Srta. Pappas ¿dónde coño se encuentra Amelia? – espeta verdaderamente enojado con esa chiquilla que lo abandona sin despedirse. — Buenos días Sr. Christopoulos yo… — ¿Y si dejamos los formalismos? Vamos al grano Pappas ¡por el amor de Dios! – gruñe a su interlocutora. — ¿Pensé que estaba con usted? – se defiende muerta de angustia su asistente. — Entonces sea tan amable de enviarme su contacto telefónico por favor – Bastián baja la guaria al mirar su reloj y darse cuenta que son las cinco de la mañana. La mujer envía un mensaje con el número y este le indica algunas órdenes, es un hombre a
Al salir de la biblioteca Amanda y su amiga se dirigen hacia la zona de la cafetería para comer algo aprovechando que todavía faltan veinte minutos para la primera clase. — Espero que tengas los rollos de hojaldre que me fascinan – expresa Ana con ojos soñadores. — Yo necesito café para terminar de despertar, comenzar a leer e investigar a las cinco treinta de la mañana sin cafeína es brutal – su amiga ríe a carcajadas — ¿qué? El café es la pieza principal de un engranaje como el mío Ana – dice Amelia sonriéndole. — Pues yo no tomo café, mis dientes me lo agradecerán más adelante – expresa con suficiencia — y tú deberías eliminarlo de tu dieta ya que mi hermana es Médico Odontólogo y lo prohíbe – Amelia levanta las cejas en un gesto de asombro. — Solo si prometes arrastrar mi caparazón dormido a cada clase lo haré – la morena se carcajea ahogándose casi con el jugo que está tomando. — ¡Ok, me rindo! – sube las manos enseñando las palmas —. Necesitas ese líquido para existir
— ¿Señorita? – ella mira a su amiga y le hace señas para que la espere. — Tú, ven conmigo – prácticamente arrastra al chico junto con el enorme ramo —, está bien Bastián Christopoulos si verme furiosa era lo que pretendías ya lo has logrado – dice más para sí misma — ¡ahora veamos que sigue! Se traslada a toda velocidad hacia su habitación, la cual se encuentra atestyada de rosas rojas, blancas y amarillas. Una enorme cinta gruesa adorna el pequeño comedor con una inscripción que pone: “Cuando tu futuro esposo habla, tú obedeces sin protesta y de inmediato” Sentía la cara colorada, la sangre le hervía y su cerebro trabajaba a mil por hora buscando la venganza perfecta para esto. — Necesito dejar esto en algún lugar porque debo volver al trabajo Srta. Blackstone – ella le sonríe maliciosamente. — ¿Además de flores, que otra cosa hacen en esa tienda de regalos? – el chico sonríe ampliamente. — Todo tipo de arreglos, mi hermana es la mejor haciéndolos – ella levanta la mano p