Capítulo 18

Alondra sospechaba que algo le había ocurrido a mi marido en la clínica, quizás una pelea, una discusión, un altercado o algo así, eso le dije a Palacios, sin embargo Rudolph no tenía enemigos en su centro de trabajo. Jamás se quejó de algún incidente, es más, me hablaba maravillas siempre de sus compañeros de trabajo, sobre todo del doctor Watson. -No conozco hombre más divertido que Watson, nos reímos de cualquier cosa-, me dijo una tarde mientras comíamos unas deliciosas hamburguesas en la cafetería de la clínica.

-Tú eres muy distendido-, le reconocí acariciando sus barbas.

-Soy tranquilo y afable, igual que todos mis compañeros de trabajo, el doctor Watson es muy alegre y entusiasta, él nos dice siempre que esa es la manera de afrontarlo todo: con una larga sonrisa. "El mejor paliativo contra las dolencias es la risa", nos dice siempre-, me contaba Rudolph muy entusiasmado.

Nunca me dijo de algún enemigo, alguien que lo odiase, que lo detestara, que le tuviera tirria
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