POV CLARAMis pies no dan más, así que me quito los tacones en el auto mientras Hernán conduce de regreso a casa. Suelto un gemido de alivio y él me mira de reojo, pero sus ojos están llenos de deseo.Estuvimos toda la noche calentando el ambiente, y no aguanto las ganas de llegar y tenerlo dentro de mí. Siento mi centro palpitando con cada segundo que pasa y creo que él puede oler mi excitación.Al fin llegamos a su casa, y él baja rápidamente para ayudarme a salir del auto sin tener que tocar el suelo con los pies descalzos. Suelto una carcajada cuando me acuna en sus brazos. Sus pasos son firmes y seguros mientras me lleva hacia la entrada de la casa, y puedo sentir el calor de su cuerpo, tan cercano, a través de la ligera tela de mi vestido.—¿Cómo te sientes? —murmura, su voz grave vibra contra mi oído.Su pregunta es más que retórica. En este momento, él quiere saberlo todo, y mis pensamientos están tan nublados por el deseo que apenas puedo articular una respuesta coherente. So
POV HERNÁNLa luz del sol se filtra a través de las cortinas, creando patrones suaves en las paredes de la habitación. Estoy acostado en la cama, sintiendo el peso reconfortante de Clara descansando sobre mi pecho. Su respiración es regular y tranquila, todavía durmiendo después de la increíble noche que pasamos juntos.No puedo evitar sonreír mientras la acaricio con suavidad. Puedo sentir su tranquilidad a través del vínculo, y eso me llena el corazón.—Hernán —dice Lyke de repente, llamando mi atención—. Me siento raro.—¿Qué sientes, Lyke? —pregunto, con una mezcla de curiosidad y preocupación.—No estoy seguro —responde—. Pero es como si hubiera una fuerza nueva en mí. Siento que puedo ser más fuerte, como si la marca con Clara me hubiera otorgado un poder adicional.—¿Cómo lo percibes? —quiero saber, intentando entender mejor lo que está pasando.—Es difícil de describir —contesta Lyke—. Es como si estuviera vibrando con una nueva energía. Mi conexión con la parte salvaje de mí m
POV CLARACuando Hernán se detiene frente a la entrada de la empresa, toma mi mano con firmeza. Mi corazón late con fuerza al sentir su contacto, pero cuando me mira, sus ojos reflejan una calma que me tranquiliza.—Vamos a entrar juntos, de la mano —me dice con una sonrisa que demuestra seguridad.Lo miro, sorprendida. Hasta ahora, habíamos mantenido nuestra relación en secreto. La idea de que todos en la empresa nos vean juntos me inquieta.—¿Estás seguro de que quieres hacerlo así? —pregunto, mordiéndome el labio, nerviosa por las posibles reacciones.—Absolutamente —responde sin dudar—. Ya es hora de que todos lo sepan, eres mía, mi Luna, te pertenezco y me perteneces.Respiro hondo y asiento. Si él está tan seguro, entonces no tengo por qué dudar. Me da un beso en la frente antes de bajar del auto.Con paso firme, entramos juntos al edificio. Apenas cruzamos la puerta, siento cómo las miradas se fijan en nosotros. Los empleados, al vernos tomados de la mano, intercambian miradas
POV HERNÁNDesde el momento en que veo los ojos de Clara cambiar, sé que las cosas no van a terminar bien. Lyke se agita de inmediato y, aunque trato de mantener el control, Clara está a punto de explotar. Aylin está demasiado cerca de tomar el mando.Daniel se la lleva casi arrastrando, los murmullos en la sala de conferencias se hacen cada vez más fuertes, pero no tengo tiempo que perder. Siento la rabia creciente de Aylin a través del vínculo, y Lyke no deja de advertirme.—Tenemos que ir tras ella, Hernán —gruñe en mi mente—. Aylin no se va a detener, y Clara está al borde de transformarse. ¡Rápido!No necesito más que eso.—La reunión termina aquí —digo de repente, con una firmeza que silencia la sala al instante. Miro directamente a Valeria—. Voy a hablar contigo más tarde —agrego, con un tono que no deja espacio para réplica. Su expresión se endurece, pero no me importa en este momento. Hay cosas más importantes que atender.Salgo de la sala de conferencias a toda velocidad. El
POV HERNÁNLa evalúo sin disimulo, y sus labios tiemblan.—Para la migraña… —repito lentamente, sin apartar la vista de las pastillas que todavía están en mis manos—. Curioso, nunca te había visto con migrañas antes.Ella traga saliva. Está buscando qué decir, inventando una respuesta rápida, pero yo ya sé que está mintiendo. Quiero que me lo diga, quiero que se hunda más en su propia trampa.—No es algo que menciono mucho —dice finalmente, forzando una sonrisa que no le llega a los ojos—. Ya sabes... no me gusta preocupar a los demás con mis problemas personales.Levanto una ceja, incrédulo.—¿Y estas pastillas? ¿Siempre las has tomado? —pregunto, dándole vueltas entre los dedos, como si fuera un simple objeto inofensivo, pero sé que no lo es.Valeria vacila por un segundo.—Las empecé a tomar hace poco, un amigo me las recomendó. Son... más efectivas que lo que me daba el doctor —contesta rápidamente, su tono demasiado apresurado para ser convincente.Mi mente trabaja a toda velocida
POV CLARAVeo pasar a Valeria a toda velocidad, con los ojos rojos e hinchados, aunque eso no le impide dirigirme una mirada asesina antes de desaparecer de mi vista.Detrás de ella aparece Hernán, con el ceño fruncido, con aspecto preocupado y cansado.—Matías Bratelli —dice ni bien llega a nosotros. Daniel arquea las cejas.—¿Quién? —interroga él sin entender.Hernán se pasa una mano por el cabello, exasperado.—Mientras Valeria recogía sus cosas, se le cayó un frasco de pastillas al suelo. Las pastillas provienen del laboratorio de Alan Uyina —dice, y la mención de ese nombre me provoca escalofríos.—¿Uyina? —repite Daniel, igual de sorprendido—. ¿Qué tiene que ver Valeria con él?—No estoy seguro. Según Valeria, las pastillas son para problemas de salud mental. Ella no mencionó el nombre de Alan Uyina, solo dijo que un conocido llamado Matías Bratelli se las dio "gratis", pero reconocí las pastillas... son las mismas que vimos en relación con el acónito —continúa Hernán, mirando a
POV HERNÁNDespierto en la mañana, sintiendo el vacío a mi lado, y lo primero que cruza mi mente es lo mucho que extraño a Clara. Desde que empezamos a pasar más tiempo juntos, siento que es casi imposible dormir bien sin tenerla a mi lado. El olor de su piel, su respiración tranquila… todo eso me hace sentir en paz. Ahora que estamos marcados, el vacío se siente aún más grande.Resoplo, sabiendo que no tiene sentido quedarme en la cama, y me levanto rápidamente. Hoy tenemos un día cargado en la empresa, y quiero recoger a Clara antes de ir. Me visto con rapidez, pero sin poder dejar de pensar en lo raro que está todo desde que supimos de Alan Uyina y las pastillas. Todavía tenemos que investigar a Matías Bratelli, pero por ahora, Clara es mi prioridad.Minutos después, estaciono frente a su edificio y le mando un mensaje para que baje. Mientras la espero, mi mente vuelve a divagar hacia la situación que me atormenta. La responsabilidad que ahora tengo como Alfa, el miedo a fallar, a n
POV CLARAEl recuerdo del accidente con mis padres me golpea como la ola de un tsunami. El ruido del auto frenando de golpe, el chirrido de los neumáticos derrapando, el súbito silencio. Por un instante, todo a mi alrededor desaparece, y solo queda la sensación de miedo frío que había enterrado por tanto tiempo. El mismo que sentí aquel día en el que lo perdí todo.Mi respiración se acelera, y cierro los ojos, tratando de concentrarme en el presente. Estoy en el auto con Marina, no en aquella carretera desierta con mis padres, pero la tensión en el aire es tan densa que podría cortarse con un cuchillo.—Clara... ¿estás bien? —La voz de Marina me saca de mis pensamientos.Sus ojos están llenos de miedo, y puedo ver cómo sus manos tiemblan ligeramente mientras se aferra al cinturón de seguridad. Me mira como si yo tuviera todas las respuestas, como si supiera cómo manejar esta situación, pero lo cierto es que estoy igual de asustada que ella.—Sí, estoy bien —miento, esforzándome por ma