Me reí mucho escribiendo la última parte jajaja pobre Lyke, no le hacen caso
POV CLARACuando Hernán se detiene frente a la entrada de la empresa, toma mi mano con firmeza. Mi corazón late con fuerza al sentir su contacto, pero cuando me mira, sus ojos reflejan una calma que me tranquiliza.—Vamos a entrar juntos, de la mano —me dice con una sonrisa que demuestra seguridad.Lo miro, sorprendida. Hasta ahora, habíamos mantenido nuestra relación en secreto. La idea de que todos en la empresa nos vean juntos me inquieta.—¿Estás seguro de que quieres hacerlo así? —pregunto, mordiéndome el labio, nerviosa por las posibles reacciones.—Absolutamente —responde sin dudar—. Ya es hora de que todos lo sepan, eres mía, mi Luna, te pertenezco y me perteneces.Respiro hondo y asiento. Si él está tan seguro, entonces no tengo por qué dudar. Me da un beso en la frente antes de bajar del auto.Con paso firme, entramos juntos al edificio. Apenas cruzamos la puerta, siento cómo las miradas se fijan en nosotros. Los empleados, al vernos tomados de la mano, intercambian miradas
POV HERNÁNDesde el momento en que veo los ojos de Clara cambiar, sé que las cosas no van a terminar bien. Lyke se agita de inmediato y, aunque trato de mantener el control, Clara está a punto de explotar. Aylin está demasiado cerca de tomar el mando.Daniel se la lleva casi arrastrando, los murmullos en la sala de conferencias se hacen cada vez más fuertes, pero no tengo tiempo que perder. Siento la rabia creciente de Aylin a través del vínculo, y Lyke no deja de advertirme.—Tenemos que ir tras ella, Hernán —gruñe en mi mente—. Aylin no se va a detener, y Clara está al borde de transformarse. ¡Rápido!No necesito más que eso.—La reunión termina aquí —digo de repente, con una firmeza que silencia la sala al instante. Miro directamente a Valeria—. Voy a hablar contigo más tarde —agrego, con un tono que no deja espacio para réplica. Su expresión se endurece, pero no me importa en este momento. Hay cosas más importantes que atender.Salgo de la sala de conferencias a toda velocidad. El
POV HERNÁNLa evalúo sin disimulo, y sus labios tiemblan.—Para la migraña… —repito lentamente, sin apartar la vista de las pastillas que todavía están en mis manos—. Curioso, nunca te había visto con migrañas antes.Ella traga saliva. Está buscando qué decir, inventando una respuesta rápida, pero yo ya sé que está mintiendo. Quiero que me lo diga, quiero que se hunda más en su propia trampa.—No es algo que menciono mucho —dice finalmente, forzando una sonrisa que no le llega a los ojos—. Ya sabes... no me gusta preocupar a los demás con mis problemas personales.Levanto una ceja, incrédulo.—¿Y estas pastillas? ¿Siempre las has tomado? —pregunto, dándole vueltas entre los dedos, como si fuera un simple objeto inofensivo, pero sé que no lo es.Valeria vacila por un segundo.—Las empecé a tomar hace poco, un amigo me las recomendó. Son... más efectivas que lo que me daba el doctor —contesta rápidamente, su tono demasiado apresurado para ser convincente.Mi mente trabaja a toda velocida
POV CLARAVeo pasar a Valeria a toda velocidad, con los ojos rojos e hinchados, aunque eso no le impide dirigirme una mirada asesina antes de desaparecer de mi vista.Detrás de ella aparece Hernán, con el ceño fruncido, con aspecto preocupado y cansado.—Matías Bratelli —dice ni bien llega a nosotros. Daniel arquea las cejas.—¿Quién? —interroga él sin entender.Hernán se pasa una mano por el cabello, exasperado.—Mientras Valeria recogía sus cosas, se le cayó un frasco de pastillas al suelo. Las pastillas provienen del laboratorio de Alan Uyina —dice, y la mención de ese nombre me provoca escalofríos.—¿Uyina? —repite Daniel, igual de sorprendido—. ¿Qué tiene que ver Valeria con él?—No estoy seguro. Según Valeria, las pastillas son para problemas de salud mental. Ella no mencionó el nombre de Alan Uyina, solo dijo que un conocido llamado Matías Bratelli se las dio "gratis", pero reconocí las pastillas... son las mismas que vimos en relación con el acónito —continúa Hernán, mirando a
POV HERNÁNDespierto en la mañana, sintiendo el vacío a mi lado, y lo primero que cruza mi mente es lo mucho que extraño a Clara. Desde que empezamos a pasar más tiempo juntos, siento que es casi imposible dormir bien sin tenerla a mi lado. El olor de su piel, su respiración tranquila… todo eso me hace sentir en paz. Ahora que estamos marcados, el vacío se siente aún más grande.Resoplo, sabiendo que no tiene sentido quedarme en la cama, y me levanto rápidamente. Hoy tenemos un día cargado en la empresa, y quiero recoger a Clara antes de ir. Me visto con rapidez, pero sin poder dejar de pensar en lo raro que está todo desde que supimos de Alan Uyina y las pastillas. Todavía tenemos que investigar a Matías Bratelli, pero por ahora, Clara es mi prioridad.Minutos después, estaciono frente a su edificio y le mando un mensaje para que baje. Mientras la espero, mi mente vuelve a divagar hacia la situación que me atormenta. La responsabilidad que ahora tengo como Alfa, el miedo a fallar, a n
POV CLARAEl recuerdo del accidente con mis padres me golpea como la ola de un tsunami. El ruido del auto frenando de golpe, el chirrido de los neumáticos derrapando, el súbito silencio. Por un instante, todo a mi alrededor desaparece, y solo queda la sensación de miedo frío que había enterrado por tanto tiempo. El mismo que sentí aquel día en el que lo perdí todo.Mi respiración se acelera, y cierro los ojos, tratando de concentrarme en el presente. Estoy en el auto con Marina, no en aquella carretera desierta con mis padres, pero la tensión en el aire es tan densa que podría cortarse con un cuchillo.—Clara... ¿estás bien? —La voz de Marina me saca de mis pensamientos.Sus ojos están llenos de miedo, y puedo ver cómo sus manos tiemblan ligeramente mientras se aferra al cinturón de seguridad. Me mira como si yo tuviera todas las respuestas, como si supiera cómo manejar esta situación, pero lo cierto es que estoy igual de asustada que ella.—Sí, estoy bien —miento, esforzándome por ma
POV HERNAN Lo que sea que está frente a nosotros no es cualquier cosa. Su postura es desafiante, pero hay algo más en su mirada. Me agacho levemente, con los músculos tensos, listos para atacar si es necesario. Un gruñido bajo resuena en mi pecho, mientras Daniel y yo avanzamos con pasos lentos, pero decididos.El extraño no se mueve. Está esperando.—¡¿Quién eres?! —gruño.La figura se mantiene en silencio por un momento. Luego, con una calma sorprendente, da un paso adelante, y la luz de la luna ilumina su rostro. Es entonces cuando lo reconozco. El alivio se mezcla con la rabia, y aunque mis colmillos siguen expuestos, bajo la guardia un poco.—Soy Hernán Selton, Alfa de la Manada Luna Diamante —digo, presentándome con tono autoritario, aunque con el ceño fruncido—. ¿Qué demonios estás haciendo en nuestro territorio, Abel?Abel sonríe, pero no es una sonrisa relajada, sino una llena de tensión y cansancio. Él es el Alfa de la manada vecina, Luna del Valle, una manada que siempre h
POV CLARAEl viaje de regreso a la casa de la manada se siente más largo de lo que debería. Hernán conduce en silencio, con una calma que no llega a contagiarme. Marina va en el asiento trasero y, aunque no lo dice, puedo notar su curiosidad creciente por todo lo que pasó esta noche.Cuando finalmente llegamos a la manada, la luna llena ilumina la enorme estructura ante nosotros. Debe ser la tercera vez que estoy aquí, pero aún me impresiona. Las luces en las ventanas están apagadas, señal de que todos ya duermen, y la tranquilidad de la noche parece envolvernos en su abrazo silencioso.—¿Esta es… la casa? —pregunta Marina desde atrás, con los ojos bien abiertos mientras baja del coche.Hernán le dedica una media sonrisa.—Es más grande por dentro. Ven, te mostraré dónde vas a dormir —le dice mientras toma sus cosas y se dirige a la entrada.Yo lo sigo en silencio, con mi mente aun dando vueltas por lo que ocurrió en el camino. Nada de esto tiene sentido para mí, y él aún no me ha exp