POV CLARAEl recuerdo del accidente con mis padres me golpea como la ola de un tsunami. El ruido del auto frenando de golpe, el chirrido de los neumáticos derrapando, el súbito silencio. Por un instante, todo a mi alrededor desaparece, y solo queda la sensación de miedo frío que había enterrado por tanto tiempo. El mismo que sentí aquel día en el que lo perdí todo.Mi respiración se acelera, y cierro los ojos, tratando de concentrarme en el presente. Estoy en el auto con Marina, no en aquella carretera desierta con mis padres, pero la tensión en el aire es tan densa que podría cortarse con un cuchillo.—Clara... ¿estás bien? —La voz de Marina me saca de mis pensamientos.Sus ojos están llenos de miedo, y puedo ver cómo sus manos tiemblan ligeramente mientras se aferra al cinturón de seguridad. Me mira como si yo tuviera todas las respuestas, como si supiera cómo manejar esta situación, pero lo cierto es que estoy igual de asustada que ella.—Sí, estoy bien —miento, esforzándome por ma
POV HERNAN Lo que sea que está frente a nosotros no es cualquier cosa. Su postura es desafiante, pero hay algo más en su mirada. Me agacho levemente, con los músculos tensos, listos para atacar si es necesario. Un gruñido bajo resuena en mi pecho, mientras Daniel y yo avanzamos con pasos lentos, pero decididos.El extraño no se mueve. Está esperando.—¡¿Quién eres?! —gruño.La figura se mantiene en silencio por un momento. Luego, con una calma sorprendente, da un paso adelante, y la luz de la luna ilumina su rostro. Es entonces cuando lo reconozco. El alivio se mezcla con la rabia, y aunque mis colmillos siguen expuestos, bajo la guardia un poco.—Soy Hernán Selton, Alfa de la Manada Luna Diamante —digo, presentándome con tono autoritario, aunque con el ceño fruncido—. ¿Qué demonios estás haciendo en nuestro territorio, Abel?Abel sonríe, pero no es una sonrisa relajada, sino una llena de tensión y cansancio. Él es el Alfa de la manada vecina, Luna del Valle, una manada que siempre h
POV CLARAEl viaje de regreso a la casa de la manada se siente más largo de lo que debería. Hernán conduce en silencio, con una calma que no llega a contagiarme. Marina va en el asiento trasero y, aunque no lo dice, puedo notar su curiosidad creciente por todo lo que pasó esta noche.Cuando finalmente llegamos a la manada, la luna llena ilumina la enorme estructura ante nosotros. Debe ser la tercera vez que estoy aquí, pero aún me impresiona. Las luces en las ventanas están apagadas, señal de que todos ya duermen, y la tranquilidad de la noche parece envolvernos en su abrazo silencioso.—¿Esta es… la casa? —pregunta Marina desde atrás, con los ojos bien abiertos mientras baja del coche.Hernán le dedica una media sonrisa.—Es más grande por dentro. Ven, te mostraré dónde vas a dormir —le dice mientras toma sus cosas y se dirige a la entrada.Yo lo sigo en silencio, con mi mente aun dando vueltas por lo que ocurrió en el camino. Nada de esto tiene sentido para mí, y él aún no me ha exp
POV CLARAMe despierto con la luz suave filtrándose a través de las cortinas gruesas. Parpadeo, desorientada al principio, recordando lentamente dónde estoy. La habitación de Hernán, en su territorio, en lo que parece ser una mansión enorme. Miro a mi alrededor, y aunque la decoración es elegante y sencilla, siento una punzada de incomodidad al estar en un lugar tan ajeno a mi vida habitual.Me estiro en la cama, notando que mi compañero no está, y pienso en lo diferente que todo se siente ahora. Ya no soy solo Clara Rojas, la chica común y corriente. Ahora soy algo más, algo grande, algo que todavía no termino de comprender. La magnitud de la palabra “diosa” aún no termino de entenderla, ni siquiera sé qué hacer con esa información.De repente, escucho un suave golpe en la puerta. Antes de que pueda responder, Hernán entra, y su presencia llena la habitación como siempre lo hace. Su cabello está despeinado, y se ve relajado, pero sus ojos brillan con una energía que siempre parece es
POV CLARA—¿Qué? —pregunta mi prima, con las cejas fruncidas, completamente confundida.La palabra "compañera" resuena en el aire como una bomba. Los murmullos alrededor de la mesa cesan y siento que la atención de todos se posa en Marina y Augusto. Hernán y su padre dejan de hablar, sus miradas también fijas en la inesperada declaración de su familiar.—¿Qué acabas de decir? —pregunta Hernán, en voz baja, pero cargada de sorpresa.Yo misma no puedo creer lo que acabo de escuchar, y a juzgar por las expresiones alrededor de la mesa, todos están igual de impactados.Marina se ríe de manera nerviosa, sacudiendo la cabeza como si todo esto fuera una broma.—Tiene que ser un error, ¿no? —dice ella—. Además, Augusto es demasiado chico para mí. Nos llevamos, ¿qué? ¿Seis años? No puede ser.Pero el rostro de Augusto no muestra ninguna duda. Sus ojos permanecen fijos en ella, y aunque su expresión sigue siendo relajada, hay una seriedad en su mirada que no se puede ignorar.—No es un error, t
POV HERNÁNCruzo el pasillo hacia la oficina de mi padre con una mezcla de frustración y tensión en el pecho. He recorrido este camino muchas veces, pero hoy siento que mis pasos pesan. Lo que tengo que decirle va a desatar algo que no podremos controlar, y él, como siempre, esperará que lo maneje con precisión.Al llegar, golpeo la puerta. No espero mucho; su voz, fuerte y controlada, me da paso enseguida.—Adelante.Entro y lo encuentro en su silla de cuero, esa que parece demasiado formal para alguien que apenas necesita sentarse. Su mirada es fría, calculadora, y sé que no tolerará rodeos. Me muevo hacia la silla frente a él y me siento, sin perder un instante en formalidades.—Padre, tenemos un problema —digo directo al grano, notando cómo su ceño se frunce apenas un segundo después de que empiezo a hablar.—¿Qué sucede? —pregunta sin titubear, apoyando las manos sobre el escritorio, como si estuviera listo para lanzarse a una acción que solo él entiende.Le doy los detalles nece
POV HERNÁNLa cena ha terminado y el ambiente en la casa de la manada se siente inusualmente calmado, como el momento justo antes de una tormenta. Todos han regresado a sus habitaciones, y aunque siempre me gustó la tranquilidad que trae el final de la noche, hoy hay algo que se siente fuera de lugar. Clara está a mi lado, pero hay algo en su mirada, algo diferente. Ella está pensativa, distante, de una forma que me cuesta descifrar.Nos movemos juntos hacia la sala de estar, y noto cómo se sienta en el sofá, cruzando las piernas y mirando hacia la ventana. Su perfil está bañado por la tenue luz de una lámpara, y aunque parece tranquila, su postura y sus gestos me revelan lo contrario.Me acerco y me siento a su lado. Su aroma, tan familiar para mí, me llena de calidez, pero la noto distraída. No es habitual en ella.—¿Todo bien? —le pregunto en un tono casual, intentando que suelte lo que parece estar rondando su mente.Ella me lanza una sonrisa rápida, pero no es su sonrisa usual; h
POV HERNÁNLa luna ilumina el bosque mientras caminamos de regreso a la casa de la manada, y aunque normalmente me sentiría en paz bajo la noche, algo en el aire se siente distinto. Clara camina a mi lado, con su mano entrelazada con la mía, y puedo sentir su cercanía, su presencia, todavía electrizada por el momento que acabamos de compartir. Sin embargo, esa calma empieza a disiparse a medida que avanzamos.Lyke, dentro de mí, se pone alerta de inmediato. Mis sentidos se agudizan, y noto que Clara también empieza a mirar a su alrededor. Las sombras entre los árboles parecen más densas, y hay un olor en el aire que me hace fruncir el ceño.—¿Lo sientes? —me pregunta ella en un susurro, su tono de voz se escucha tenso.Asiento. No es solo la intuición; es algo más. Un olor a tierra húmeda, mezclado con un leve toque de ácido. Es apenas perceptible, pero lo suficiente para ponerme en alerta máxima.—No estamos solos —murmuro, atrayéndola un poco más cerca de mí, mi cuerpo ya listo para