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Capítulo Tres: ¿Quién es el lobo feroz?

Él se sostuvo del lavamanos, miró su rostro en el espejo y lavó su cara, luego se secó con una toalla

«¡No soy Kenneth Leeman! Soy John Miller, sí, soy tu hermano gemelo, ¡Oh, Kenneth! Mira en dónde estoy ahora, intentando vengarme de quien ocasionó tu muerte»

«Flashback:

Tres días antes

John iba a encontrarse con Kenneth, su hermano gemelo, no se habían visto, salvo una vez, cinco años atrás, mantenían comunicación por email, mensajes y llamadas de forma constante, ellos fueron separados cuando tenían siete años.

Vivían en Islas del Sur, pero sus padres murieron de forma trágica en un terremoto, entonces, los hermanos fueron a un orfanato en el pueblo de Lorf, fue así que un día Los Leeman fueron al orfanato, y adoptaron a Kenneth, porque John estaba enfermo en el hospital, John se sintió muy triste, creyendo ser abandonado, por años un rencor lo invadió, pero todo cambió con el reencuentro entre hermanos.

Ahora estaba feliz, solo quería ir y verlo, quedaron en verse en la casa de la Isla, recordarían viejos tiempos, harían una despedida de soltero, Kenneth le contaría todo sobre su futura esposa, sobre su felicidad, John tenía la ilusión de que luego de su boda, pudieran ser más cercanos, pues él se mudaría a Edimburgo.

Pero, cuando abrió la puerta de la casa, la escena que vio fue tan terrible, que rompió su corazón en dos, su hermano estaba muerto, se había quitado la vida con su misma mano, y un revólver.

A su lado había una carta, John la leyó:

«Querido Kenneth:

Cuando vuelvas de tu viaje de Estados Unidos, debes saber que me he casado con otro hombre, el odio de Amy Lang me alcanzó, fui obligada por mis padres, porque Amy pidió que tú fueras su esposo, de lo contrario, mi padrastro se divorciará de mi madre y nos dejará en la miseria, mi madre ama al señor Lang, no puedo romper su corazón. Amy ha dejado claro que, si no eres suyo, tampoco serás mío, ella me hizo caer de las escaleras, he perdido a tu bebé, sí, el hijo que tanto soñaste ha muerto, y todo por la maldad de Amy.

Ya no me busques, ya no puedo amarte, ahora soy esposa de otro hombre.

Adiós para siempre.

Julia Lang»

John rompió en llanto, y en un grito de furia, juró que Amy Lang lo pagaría todo, ella pagaría el mismo dolor que le causó a su hermano

—Juro que sufrirás tanto, que también querrás quitarte la vida como él, Amy Lang —dijo»

—Kenneth, ¿Estás bien?

Kenneth alzó la vista, lo reconoció enseguida por fotografías

—Bartley, amigo, ¿Cómo estás?

Bartley le miró extrañado, pero se dieron un fuerte abrazo

—¡Felicidades, Kenneth! estoy feliz por ti, hiciste lo correcto, casarte con Amy Lang solo puede traerte felicidad.

Él le miró confuso

—¿Tú de verdad lo crees?

Bartley asintió

—¿Acaso lo dudas? Es tan hermosa como un ángel, y tan buena como si fuera uno real.

Algo en su voz hizo que Kenneth arrugara el gesto

—¿Te gusta mi esposa, Bartley?

Bartley se puso pálido

—¡Qué cosas dices! Tú sabes que eso es el pasado, Amy nunca se fijaría en mí.

—¿Y por qué no? —exclamó con intriga

Bartley rio

—Kenneth, hermano, ¡Qué cosas dices! Ella solo tiene ojos para ti, desde que es una niña, ella nunca vería a nadie más.

—Estoy seguro de que sí, tan seguro de que haría cualquier cosa para tenerme, incluso cosas muy malas.

Bartley arrugó el gesto

—¿Qué pasa?

—Nada, debo volver.

—Ve y hazla feliz.

Él salió y Bartley quedó solo, pensó en Amy, siempre la amó, pero ella nunca le correspondió

«Hazla feliz por los dos» pensó con tristeza

Cuando la fiesta acabó, Amy fue a cambiarse.

—Hijo, ¿Estás listo para la luna de miel?

La voz de esa mujer le provocó angustia

John la miró y se mostró aturdido

—Sí.

Fedora acunó su rostro, y peinó su cabello, él sintió una ternura indescriptible, ella era la buena madre de su hermano, pero no era la suya, él perdió a su madre, y nunca tuvo a nadie más. Fedora lo miró fijamente, ella vio algo que no entendía, tuvo el presentimento de que algo estaba mal.

—¿Qué pasa, madre? ¿Todo bien?

—Sí… —dijo aturdida—. No vino tu hermano.

—¿Mi hermano?

—Sí, cariño, John Miller, tu hermano gemelo, dijiste que vendría a estar en tu boda, pero no vino.

Él hundió la mirada

—No, no pudo, John está ocupado con su vida, tal vez lo visite pronto en la isla, quizás incluso pueda pasar una temporada con él.

—Tú, ¿Volver a la isla? Dijiste que te traía malos recuerdos —aseveró Fedora

—Madre, la vida está llena de malos recuerdos —dijo con sorna y amargura.

Fedora le miró extrañada ante tal comentario, le pareció raro, no era el mismo Kenneth educado, formal, y dulce, pero ella pensó que era por Julia, su amor por ella fue tan grande que lo destrozó por completo cuando descubrió su traición.

—Sé feliz, mi niño, Amy te ama, te ama con locura, con pasion y verdad, ámala, abre tu corazón, y serás muy dichoso.

Lorreine bajó corriendo la escalera, parecía eufórica, estaba algo ebria, Fedora la miró con rabia

—¡Mira cómo estás! ¿Es la forma en que una señorita debe comportarse?

La joven rio, era la hermana menor de Kenneth, él sonrió al verla, y ella lo abrazó con euforia

—¡Hermanito! Felicidades, ahora sí, ve y disfruta de una noche desenfrenada de pasión con Amy, dale el amor que merece toda la noche.

—¡Niña! —exclamó Fedora con el rostro rojo y furioso

—¡Eres una amargada madre!

Lorreine guiñó el ojo y él sonrió.

Fedora se despidió y llevó consigo a Lorreine que ya estaba muy ebria.

John pensó en esa chica, Lorreine fue adoptada solo un año después que Kenneth, siempre pensó que, si él hubiese estado sano aquel día, y no en el hospital, él también hubiese sido adoptado, ahora todo era imposible.

Alzo la vista y la vio bajar, ya no llevaba su vestido de novia, pero seguía pareciendo tan bella

—Listo para ir a Inverness.

—¿Estás lista para estar a solas conmigo, en una cabaña, en un bosque lejano?

Ella le miró confusa, pero con una sonrisa nerviosa

—Claro que sí.

—¿No te da miedo que me convierta en un lobo feroz?

Amy sintió que sus mejillas se encendían, ante la ansiedad que le daban sus palabras, Kenneth se estaba convirtiendo en un jeroglífico, incapaz de descifrar, ella colgó sus manos a su cuello y lo miró con ojos brillantes

Él se puso nervioso, era como si ella fuera un imán que lo acercaba a sus labios

—Yo confío en ti, Kenneth, en este mundo, solo confío en ti —dijo y besó sus labios, él no pudo evitarlo, se rindió ante ellos.

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