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Dos meses después. John miraba a Amy amamantar a uno de los bebés, el otro estaba durmiendo en su cuna. Él sonrió al verla. —¡Eres tan hermosa! —exclamó Ella levantó la vista y sonrió. —Te amo. —Yo te amo más. Cásate conmigo, otra vez. Ella lo miró con ojos grandes, sus ojos se volvieron llorosos, creyó que bromeaba. —¿Bromeas? —Claro que no, quiero casarme contigo, está vez no como un reemplazo, sino como el hombre que te ama. Ella sonrió. —Si quiero casarme contigo. Él se acercó cargó a su bebé, John besó su rostro pequeño —Mi dulce Noel, papá no tiene una sortija para mamá, promete que a ti no te pasará. —¡Oye! Nuestros hijos no darán ninguna sortija hasta dentro de muchos, muchos años. —¡Qué mamá tan celosa! —exclamó sonriente. —Nos casaremos en tres meses, en la isla, frente a los hermosos acantilados. Él sonrió al escuchar sus palabras. —Como tú digas y ordenes, yo por mí, me casaría mañana mismo, te amo tanto. Amy llevó a dormir al pequeño Noel, estaban durmie
—Déjeme ayudarla, usted merece el perdón de su hija, yo puedo hacer que lo obtenga. Amelie abrió ojos enormes al mirar a ese hombre. La llamó un día antes, diciéndole que podría ayudar a que recuperara el amor de su hija Amy, Amelie estaba desesperada, ya que Amy ni siquiera le dejó estar al lado de sus nietos. —¡¿Y como lo hará?! ¡Me urge recuperar a mi hija! Por favor, quiero conocer a mis nietos. Khan sonrió con malicia, Amelie era una presa fácil para un depredador como él. Pero, Khan también estaba frustrado, buscando como acercarse a Amy, ya que no podría hacerlo por la orden de restricción que interpusieron en su contra, eso lo estaba matando, era una tortura. —Yo la ayudaré para que hable con ella, sin que pueda rechazar, solo tiene que atraerla al lugar. —¿Y como lo haré? —exclamó Amelie. —Solo debes llamarla, cítala en mi yate, ella no sabe que es mío, dile que lo rentaste para hablar, yo te ayudaré para que te perdone, peor no debes decirle que estaré ahí, si ella se
Amy estaba vestida de novia, se miraba al espejo y Rosaleen estaba observándola junto a Claudette, la ayudaron a peinarse y maquillarse. Sonrió al verse, estaba feliz, incluso más que cuando se caso con su esposo de reemplazo. —¿Estás lista, cariño? —preguntó Claudette —Sí, estoy lista. Sonrieron y bajaron, su padre estaba afuera, platicaba con su padre y cuando la vio, sonrió feliz, con ojos brillantes, se acercó a ella, besó su frente. —Mi amor, ¡Eres tan hermosa! Me alegro de que estés lista, deseo que seas muy feliz, y que sepas que siempre estaré aquí, para ti, tu padre te ama, siempre te amará. Amy lo abrazó. —Tengo al mejor padre del mundo, lo sé, te amo. Subieron al auto, y Rosaleen, Viktor y Claudette fueron en otro, siguiéndolos. John estaba al pie del altar improvisado, el sacerdote estaba ahí, los invitados sentados, el lugar adornado con rosas, con lazos de colores, la playa a los lejos, y los acantilados que daban la visión de ser un lugar en el paraíso. Cuando
Amy y John caminaban rumbo al castillo de Glosk, llegaron pronto, admiraron el lugar, como siempre mucha gente estaba ahí. Hicieron fila, John le contaba todo sobre ese lugar. —Se supone que en la antigüedad este era el reino del rey Davis, y este era su segundo castillo, cuando él se casó con la reina Dakota. El castillo de Glenn era su residencia siendo un rey soltero. Entraron y Amy quedó maravillada, era un castillo medieval, un lugar antiguo que le inspiraba la sensación de haberlo visto por toda su vida. Él tomó su mano, la invitó a subir a lo alto del castillo, hasta la gran torre, y caminaron siguiendo ese rumbo. Amelie llegó hasta el muelle, se sentía humillada, triste, sintiendo que merecía más por ser la madre de la novia. Escuchó la voz de Khan, bajando de su yate, acercándose a ella. —¡Qué coincidencia! Señora Amelie, me alegro de vera. Amelie aún estaba molesta, pero disimuló, aunque Khan pudo notarlo. —¿Qué le tiene tan molesta? —Amy, ella me trató como si fuer
—¡¿Qué haces?! —exclamó Amy, quien tomó la mano de su madre, como si intentara protegerla, colocándola tras ella. Khan sujetó a Amy, soltó la mano de su madre. —¡Vendrás conmigo! —¡Aléjate! Amelie estaba ansiosa, terminó lanzando un golpe que conectó al pecho de Khan, él retrocedió. Amy se liberó, pero Khan tomó su arma y disparó a Amelie, dando un balazo a su estómago. Amy gritó aterrorizada. Khan se quedó perplejo, no esperaba llegar a eso, había sido un impulso. Se quedó quieto mirando la escena. Amy estaba junto a su madre intentaba contener la sangre, pero lloraba, sabía que no podría evitarlo. —¡Madre, por favor, no me dejes, no de nuevo! —Huye… —dijo con debilidad. Amy miró a Khan, miró a Amelie, que la miraba como si suplicara que lo hiciera, ella se desvaneció en sus brazos, Amy sollozó. —¡Maldición! ¡esto no debió pasar! —gritó Khan Amy sentía que era una pesadilla. Se levantó y echó a correr tan rápido como pudo. John que estaba llegando, corrió hacia ella, Amy
Amy Lang. Nunca vine cuando dije que lo haría, supongo que una parte de mí aún sentía dolor del recuerdo, pero hoy, me desperté sintiendo valentía. Limpié tu tumba, tu hermano la arregló, ahora es un hermoso lugar. No suelo pensar que las personas muertas están en el cementerio, pero, aún así, sentí que estar aquí era importante para mí. Si pienso en el pasado, fue duro, para los dos. Amamos sin medida, éramos parecidos en ese aspecto, sentí que algo nos unió por siempre, y míranos, sí, había algo que nos unía, el destino tiene sus jugadas, a veces parecen tan oscuras, pero suele salir el sol. ¡Oh, querido Kenneth! Estás aquí, como un tatuaje en mí, y en cada suspiro, anhelo que vuelvas a mí, es imposible, pero donde quiera que estés, debes saber que fuiste amado, tu hermano y yo te amamos, tal vez encontraste en tu camino a una mujer sin amor, pero, tu amaste, me enseñaste a amar con locura, siempre estás en mi corazón. Fuiste un puente que me llevó a mi felicidad. Te amo, suelo h
Amy Lang estaba de pie en el altar, esperaba con ansiedad, tenía la mano sobre su corazón, esperaba que Kenneth Leeman, su futuro esposo, llegará a la iglesia y la desposara, pero, aunque quería fingir una tranquilidad, lo cierto es que en su mente había una angustia, un temor que la carcomía por dentro: «¿Y si se arrepintió de casarse conmigo? ¿Y si solo me deja plantada, sin posibilidad de una explicación? ¿Qué haré con mi corazón roto?» Los pensamientos eran crueles, eran verdugos que iban contra ella, pero tenían algo de lógica; Amy Lang no era el amor de la vida de Kenneth, él había amado con locura, y por varios años a Julia Lang, su hermanastra, pero esa mujer lo despreció para casarse con un heredero millonario, que recién había llegado a Edimburgo, dolido, Kenneth se entregó a la depresión, pero Amy que lo amaba desde niña, luchó por un lugar en su corazón, hasta que ella misma le propuso ser su esposa, jurando que lo enamoraría y lo haría feliz. Kenneth, fuera por despec
Subieron al auto, fue difícil desprenderse de todos los abrazos de felicitación, pero pronto fueron en camino a la recepción donde sería la fiesta de bodas, se haría en la mansión Leeman, en el gran jardín que ellos tenían. Amy sonreía y tomó la mano de Kenneth entre la suya, el hombre se sintió incómodo, su toque de piel fue casi quemante —¿Por qué tardaste tanto, Kenneth? Casi pensé que te arrepentirías —dijo ella —¿Y por qué lo haría? ¿Acaso tengo una razón para rechazarte? —espetó con recelo, y ella sintió que algo andaba mal, tal vez su tono de voz, más grave que lo habitual, pero luego decidió que solo estaba nerviosa, era su boda, todas las novias eran un manojo de angustia en esos momentos. —¡Claro que no! Tú sabes que yo te amo, siempre te he amado, siempre te amaré. Amy no esperó más, acunó su rostro y sin más besó sus labios, Kenneth atinó a empujar su cuerpo atrás, alejándose, y ese simple gesto asustó a Amy, quien le miró con los ojos llenos de tristeza y conmoción