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Amy y John caminaban rumbo al castillo de Glosk, llegaron pronto, admiraron el lugar, como siempre mucha gente estaba ahí. Hicieron fila, John le contaba todo sobre ese lugar. —Se supone que en la antigüedad este era el reino del rey Davis, y este era su segundo castillo, cuando él se casó con la reina Dakota. El castillo de Glenn era su residencia siendo un rey soltero. Entraron y Amy quedó maravillada, era un castillo medieval, un lugar antiguo que le inspiraba la sensación de haberlo visto por toda su vida. Él tomó su mano, la invitó a subir a lo alto del castillo, hasta la gran torre, y caminaron siguiendo ese rumbo. Amelie llegó hasta el muelle, se sentía humillada, triste, sintiendo que merecía más por ser la madre de la novia. Escuchó la voz de Khan, bajando de su yate, acercándose a ella. —¡Qué coincidencia! Señora Amelie, me alegro de vera. Amelie aún estaba molesta, pero disimuló, aunque Khan pudo notarlo. —¿Qué le tiene tan molesta? —Amy, ella me trató como si fuer
—¡¿Qué haces?! —exclamó Amy, quien tomó la mano de su madre, como si intentara protegerla, colocándola tras ella. Khan sujetó a Amy, soltó la mano de su madre. —¡Vendrás conmigo! —¡Aléjate! Amelie estaba ansiosa, terminó lanzando un golpe que conectó al pecho de Khan, él retrocedió. Amy se liberó, pero Khan tomó su arma y disparó a Amelie, dando un balazo a su estómago. Amy gritó aterrorizada. Khan se quedó perplejo, no esperaba llegar a eso, había sido un impulso. Se quedó quieto mirando la escena. Amy estaba junto a su madre intentaba contener la sangre, pero lloraba, sabía que no podría evitarlo. —¡Madre, por favor, no me dejes, no de nuevo! —Huye… —dijo con debilidad. Amy miró a Khan, miró a Amelie, que la miraba como si suplicara que lo hiciera, ella se desvaneció en sus brazos, Amy sollozó. —¡Maldición! ¡esto no debió pasar! —gritó Khan Amy sentía que era una pesadilla. Se levantó y echó a correr tan rápido como pudo. John que estaba llegando, corrió hacia ella, Amy
Amy Lang. Nunca vine cuando dije que lo haría, supongo que una parte de mí aún sentía dolor del recuerdo, pero hoy, me desperté sintiendo valentía. Limpié tu tumba, tu hermano la arregló, ahora es un hermoso lugar. No suelo pensar que las personas muertas están en el cementerio, pero, aún así, sentí que estar aquí era importante para mí. Si pienso en el pasado, fue duro, para los dos. Amamos sin medida, éramos parecidos en ese aspecto, sentí que algo nos unió por siempre, y míranos, sí, había algo que nos unía, el destino tiene sus jugadas, a veces parecen tan oscuras, pero suele salir el sol. ¡Oh, querido Kenneth! Estás aquí, como un tatuaje en mí, y en cada suspiro, anhelo que vuelvas a mí, es imposible, pero donde quiera que estés, debes saber que fuiste amado, tu hermano y yo te amamos, tal vez encontraste en tu camino a una mujer sin amor, pero, tu amaste, me enseñaste a amar con locura, siempre estás en mi corazón. Fuiste un puente que me llevó a mi felicidad. Te amo, suelo h
Amy Lang estaba de pie en el altar, esperaba con ansiedad, tenía la mano sobre su corazón, esperaba que Kenneth Leeman, su futuro esposo, llegará a la iglesia y la desposara, pero, aunque quería fingir una tranquilidad, lo cierto es que en su mente había una angustia, un temor que la carcomía por dentro: «¿Y si se arrepintió de casarse conmigo? ¿Y si solo me deja plantada, sin posibilidad de una explicación? ¿Qué haré con mi corazón roto?» Los pensamientos eran crueles, eran verdugos que iban contra ella, pero tenían algo de lógica; Amy Lang no era el amor de la vida de Kenneth, él había amado con locura, y por varios años a Julia Lang, su hermanastra, pero esa mujer lo despreció para casarse con un heredero millonario, que recién había llegado a Edimburgo, dolido, Kenneth se entregó a la depresión, pero Amy que lo amaba desde niña, luchó por un lugar en su corazón, hasta que ella misma le propuso ser su esposa, jurando que lo enamoraría y lo haría feliz. Kenneth, fuera por despec
Subieron al auto, fue difícil desprenderse de todos los abrazos de felicitación, pero pronto fueron en camino a la recepción donde sería la fiesta de bodas, se haría en la mansión Leeman, en el gran jardín que ellos tenían. Amy sonreía y tomó la mano de Kenneth entre la suya, el hombre se sintió incómodo, su toque de piel fue casi quemante —¿Por qué tardaste tanto, Kenneth? Casi pensé que te arrepentirías —dijo ella —¿Y por qué lo haría? ¿Acaso tengo una razón para rechazarte? —espetó con recelo, y ella sintió que algo andaba mal, tal vez su tono de voz, más grave que lo habitual, pero luego decidió que solo estaba nerviosa, era su boda, todas las novias eran un manojo de angustia en esos momentos. —¡Claro que no! Tú sabes que yo te amo, siempre te he amado, siempre te amaré. Amy no esperó más, acunó su rostro y sin más besó sus labios, Kenneth atinó a empujar su cuerpo atrás, alejándose, y ese simple gesto asustó a Amy, quien le miró con los ojos llenos de tristeza y conmoción
Él se sostuvo del lavamanos, miró su rostro en el espejo y lavó su cara, luego se secó con una toalla «¡No soy Kenneth Leeman! Soy John Miller, sí, soy tu hermano gemelo, ¡Oh, Kenneth! Mira en dónde estoy ahora, intentando vengarme de quien ocasionó tu muerte» «Flashback: Tres días antes John iba a encontrarse con Kenneth, su hermano gemelo, no se habían visto, salvo una vez, cinco años atrás, mantenían comunicación por email, mensajes y llamadas de forma constante, ellos fueron separados cuando tenían siete años. Vivían en Islas del Sur, pero sus padres murieron de forma trágica en un terremoto, entonces, los hermanos fueron a un orfanato en el pueblo de Lorf, fue así que un día Los Leeman fueron al orfanato, y adoptaron a Kenneth, porque John estaba enfermo en el hospital, John se sintió muy triste, creyendo ser abandonado, por años un rencor lo invadió, pero todo cambió con el reencuentro entre hermanos. Ahora estaba feliz, solo quería ir y verlo, quedaron en verse en la cas
Subieron a un jet privado y volaron a Inverness, cenaron en el avión, y luego de casi dos horas, por fin llegaron, bajaron en el aeropuerto y fueron en auto, hasta llegar a aquel lugar, era un bosque de pinos, un lugar maravilloso. Había una gran cabaña, era propiedad de los Leeman, ese lugar era sagrado para Amy, pues fue ahí donde pasaban los veranos de la infancia, acampando. Al abrir la puerta de la cabaña, ella estaba nerviosa, fue la primera en llevar las maletas a la habitación, entró al cuarto de baño, se miró en el espejo, estaba ansiosa, tenía algo de temor, y también una sonrisa en sus labios, era su noche de bodas, se entregaría por primera vez a un hombre, por amor. Se puso su vestido de dormir, se arregló el cabello, se puso perfume y luego, cuando al fin dominó su miedo, salió a la habitación. Observó a Kenneth, pero él estaba recostado en la cama, ella se preguntó si de verdad se había dormido, se acercó despacio. Él se recostó en aquel lecho, haciéndose el dormid
Les tomó tres horas volver a Edimburgo, volvieron a la mansión de los Leeman, al llegar, Fedora los observó asustada —Pero, ¿Qué ha pasado? ¿Por qué han vuelto? —¡Qué te lo cuente ella! ¡Lo ha arruinado todo! —exclamó enfurecido, él subió tan rápido la escalera Amy bajó la mirada triste, conteniendo el llanto. Fedora la miró preocupada y corrió a abrazarla —Hija, ¿Qué ha pasado? Dime, todo. —Pasa que su hijo me odia, Kenneth me aborrece, y no sé por qué, prometió que me daría una oportunidad para ganar su amor, pero solo me humilló, ni siquiera quiso tocarme, ¡Me dijo que sigue amando a Julia! ¡Sigue amando a la mujer que le destruyó la vida y lo traicionó! Lo mejor será que acabamos con el matrimonio, será mejor que nos divorciemos —dijo con la voz rota por el llanto —¡No! Por Dios, sería un gran escándalo, ¡Además no puedes dejar que Julia gane la jugada! Ella no es buena para Kenneth, él te quiere, sé que te amará con locura, solo está confundido, estos últimos meses han sido