Leander.Tomo un libro de la sección fantasía, hago la compra y lo guardo en mi maletín. Hoy hay un intercambio de regalo por el día de San Valentín, y mi amigo secreto me ha pedido esto como regalo. Luego pido un uber que me lleve directo al trabajo, y ya en el auto, desvío mi vista en las calles, viendo a todas estas personas, y vuelvo a preguntarme como cada día, ¿alguno de ellos será como yo?No hay forma de que pueda identificar a otro de mi especie si aparenta bien ser un simple humano, como lo aparento yo, mi padre, e incluso mí hermano. Pero desde que tengo uso de razón, mi lobo Near y yo hemos querido saber qué se siente tener una vida plena siendo nosotros mismos.Lo único que sé, es que mi familia, los Cox, hemos sido desterrados de la comunidad en donde otros hombres lobos habitan con sus cachorros y sus compañeras. Como no tenemos el privilegio de compartir con ellos, siempre que hay luna llena, voy con mi hermano al bosque más lejano, con la esperanza de encontrar a otro
Leander.—Bien vamos, ¿quién está jugando conmigo? —cuestiono a todos.Cinco días. Han pasado cinco días desde San Valentín, y cada mañana encuentro pequeños obsequios en mi escritorio. El primer día fue una caja de galletas con un ligero sabor a naranja que Near y yo dudamos en comer, pero terminamos amando. El segundo regalo fue una pulsera negra con un dige extraño que Near piensa que proviene de Egipto; luego fue un cupcake, un collar con el mismo dige, y hoy, de nuevo galletas.—Eres el favorito de Dios, galán —me dice Kristin, coqueta—. No recibiste un regalo la semana pasada y ahora recibes uno diario. ¿Quién es la mujer que se ha arriesgado a conquistar a este bombón, eh?Las demás chicas ríen pero solo juegan conmigo. Ninguna de ellas ha sido la causante de esto. Todas saben que no tienen oportunidad conmigo porque trabajamos juntos desde hace tres años y me he negado a todos sus intentos de coqueteo. Quizás piensan que soy gay, y eso es lo mejor.—Come una, quiero saber si
Dania.Mientras Leander conduce el auto de aquellos matones, con una mirada mía desde la distancia hacia las cámaras estas entran en fuego.Qué hombre lobo tan tonto.¿Cómo puede andar por allí transformándose sin evaluar su alrededor o tomar precauciones?De no ser por mí seguro los humanos lo descubrirían.Suspiro cuando estaciono mi motocicleta cerca a su casa. Tengo una vista perfecta así que espero que todos estén dentro de la casa para, desde la distancia, encender el auto y llevarlo de vuelta a aquel callejón.Estoy a punto de seguir al auto en mi moto cuando puedo ver en la ventana de la cocina cómo un chico parecido a Leander busca agua del grifo. No sé qué relación tienen, y no tengo demasiado tiempo así que tampoco me preocupo en escuchar qué sucede. Simplemente me voy, salvándole el trasero al extraño hombre lobo.Una vez que dejo el auto en su lugar me dirijo a mi departamento, hago la oración en mi altar dedicado a mi diosa, y cuando caigo en la cama, no puedo dejar de r
Leander.Miel y naranja, una perfecta combinación de ácido con azúcar.Aprieto mis puños gritándole a Near que se mantenga calmado cuando este comienza a aullar como un jodido lobo en celo.Su olor es el que nos ha estado volviendo locos, y verla vestida así, tan natural pero al mismo tiempo tan sensual, nos incita a caer en el instinto primitivo de todo animal, y no, no es comer. Mi boca se hace agua y puedo ver en mi mente cómo Near babea por su presencia. Nos gustaría tanto probar cualquier cosa de ella.Sin poder controlarme me encuentro frente a ella. Después de hacerle ver a Near que la chica está asustada, él se controla porque lo que menos quiere es alejarla de nosotros.—Dania —pronuncio su nombre, casi sintiendo su sabor en mi paladar.Si es ella quien huele así, ¿cómo es que en nuestro primer encuentro no pudimos olerla? Todo esto es extraño, ¿qué demonios nos sucede? No puedo apartar mi mirada de ella, me hipnotiza pese a las miles de preguntas en mi cabeza.—Hola, Leander
Leander.—¿Podrías calmarte, por favor? —le suplico a Near—. ¿Entiendes que si nos transformas vas a alejarla para siempre? Los humanos no tienen ni idea de nosotros, solo existimos en la fantasía de sus libros. Nos tendrá miedo.—A Dania le gustan los libros de fantasía —gruñe—. ¿Qué te hace pensar que no nos aceptará?—¡Diosa! Near... No puedo dejar que te transformes delante de ella. No ahora. Prometo que te lo permitiré cuando descubramos si podemos confiar en ella, ¿de acuerdo? Por ahora, no hables. No quiero que arruines nuestra cita.Near vuelve a empujarme. Está ansioso, como si estuviera muerto de hambre, jamás lo había sentido así. Pero en parte lo comprendo porque tenemos veinticinco años, y jamás hemos estado con una mujer. Al principio, ambos sentimos mucho miedo de salirnos de control en nuestra primera vez y terminar lastimando a una humana, ya que no conocemos a mujeres de nuestra especie; pero luego, prometimos que esa intimidad solo ocurriría con nuestra compañera. As
Leander.Una vez que nos abrimos paso al templo, Near no deja de dar vueltas en mi mente, nervioso. Ambos lo estamos. Nunca antes habíamos tenido la oportunidad de venir a un lugar como este. Lo único que sabemos de los dioses es por lo escrito en libros antiguos por humanos que lamentablemente no son de confiar, así como las teorías en los libros de fantasía. Culpa de mi padre sí, al querer criarnos a Adriel y a mí como simples humanos con una especie de “don” que solo puede ser liberado en luna llena.Cada paso que doy por el templo se siente como una sacudida, intenso, profundo, como si supiera que lo que estaré a punto de descubrir me cambiará la vida para siempre.Afuera hay un sol increíble, pero aquí dentro, solo se filtra por algunas partes del techo. Estructuras gigantescas, huele a arena, pero diferente. Se siente como si estuviera en una época en donde la humanidad ni siquiera existía. Y mi padre no nos guía por el sitio en donde se van otros turistas.En el camino, me dete
Dania.Ver a esa mujer acercándose a Leander de esa forma hizo que me entraran los más terribles instintos. No me hacía falta escuchar qué le estaba diciendo, me he dado cuenta de cómo todas sus compañeras lo observan, lo desean. Y aunque me da algo de paz saber que él tiene una reacción diferente frente a mí, una reacción que ellas no consiguen, no pude evitar querer causarle dolor a la mujer en ese momento.Me arrepentí de haber usado mis poderes para el mal cuando a la distancia escuché el grito dolorido de la mujer. No esperaba que su padre pasara a recogerlo, ni que mis celos pudieran llegar a tanto. Y no podía culparlo por dejarme plantada, pues era yo quien lo iba a dejar plantada a él.Si hay algo en lo que confío, es en mis instintos, esos impulsos de tomar un camino diferente. Esa noche al verlo salir de la empresa, en lugar de caminar hasta él, me oculté, incapaz de entender por qué no tenía la fuerza de enfrentarlo, hasta que lo seguí en mi propio auto. Lo seguí al aeropue
Leander.Cuando leí aquél libro de fantasía en donde el protagonista narraba la forma en que se sintió al descubrir quién era su compañera destinada, pensé que estaba exagerando, pero no lo hacía.En la realidad de mi mundo, ver los ojos de la mujer que la Diosa ha destinado para mí, se ha sentido cómo una sacudida divina; una revelación del fondo de mi alma, expandiéndose hasta explotar en miles de colores, para volver a cerrarse, quitarme la respiración por un tiempo, y aun así seguir sintiendo que estoy vivo; que estoy pisando tierra pero que, al mismo tiempo, estoy en el cielo.Las lágrimas salen de mis ojos por la conmoción del descubrimiento, es ella. La mujer que ha movido nuestro mundo desde que la conocimos.—Compañera —declaro, viendo su rostro pálido.Y de inmediato un gruñido furioso mío se mezcla con el de Near viendo a nuestro padre, quien de inmediato deja caer en el suelo el objeto que tanto le causa dolor a mi compañera.Dania jadea echando su cuerpo hacia adelante tra