Leander.
—¿Podrías calmarte, por favor? —le suplico a Near—. ¿Entiendes que si nos transformas vas a alejarla para siempre? Los humanos no tienen ni idea de nosotros, solo existimos en la fantasía de sus libros. Nos tendrá miedo.
—A Dania le gustan los libros de fantasía —gruñe—. ¿Qué te hace pensar que no nos aceptará?
—¡Diosa! Near... No puedo dejar que te transformes delante de ella. No ahora. Prometo que te lo permitiré cuando descubramos si podemos confiar en ella, ¿de acuerdo? Por ahora, no hables. No quiero que arruines nuestra cita.
Near vuelve a empujarme. Está ansioso, como si estuviera muerto de hambre, jamás lo había sentido así. Pero en parte lo comprendo porque tenemos veinticinco años, y jamás hemos estado con una mujer. Al principio, ambos sentimos mucho miedo de salirnos de control en nuestra primera vez y terminar lastimando a una humana, ya que no conocemos a mujeres de nuestra especie; pero luego, prometimos que esa intimidad solo ocurriría con nuestra compañera. Así que, entiendo que al ser la primera vez que alguien nos despierta tal apetito sexual, él pueda sentirse más ansioso que yo.
No deja de enviar imágenes de lo bien que lucirían sus piernas sobre las nuestras, cómo sus senos pequeños pero perfectos podrían ser degustados por nuestra lengua, sus labios sobre nuestro cuerpo, con esa voz entre una niña y una mujer, ¿cómo se escucharán sus gemidos?
—¡Near, ya detente!
Tras gritarle lo envió al fondo de mi mente. Me veo al espejo, nervioso, lavo mi rostro, intento peinar mi cabello un poco, y finalmente salgo del baño de la empresa.
Pero entonces una silueta me detiene justo antes de salir de la empresa.
—Annie —digo, sorprendido—. Pensé que ya todos se habían ido.
La morena asiente y sale conmigo a la vereda.
—Todos se fueron, pero estaba esperando por ti.
—¿Por mí? —Río, sin entender.
El viento trae a mis fosas nasales el olor intenso de Dania, poniéndome nervioso, entonces de inmediato veo hacia la esquina de donde la vi partir la otra noche, pero no la veo.
¿En dónde está?
—Sí, bueno, es que tengo una pregunta personal… —Baja el tono, acercándose un poco más a mí, incomodándome—. ¿Sabes si Jared sale con alguien?
Exhalo un poco mareado por el olor intenso de Dania. Near está desesperado pero lo ignoro, entonces le sonrío a la morena. Es un alivio que no esté interesada en mí. Jared es nuestro jefe y…
—No… ¿Annie? ¿Estás bien? —me preocupo cuando la mujer de repente se toca el estómago, dolorida.
—Sí, sí, es que yo… No lo sé, me dio un… Ah…
Ella toma mi antebrazo, apretándolo, dolorida, así que le pido que respire, pero en ese momento, un auto se estaciona frente a nosotros. Mi corazón se detiene cuando escucho la voz.
—Leander, sube —dice mi padre del lado del piloto.
—¿Quién es tu amiga? —inquiere Adriel.
—Annie, ¿alguien viene a buscarte?
La morena sacude la cabeza. Y con un mal presentimiento en el pecho, desvío mi vista de nuevo a aquella esquina, pero no veo a nadie, solo un auto estacionado vacío. Todavía desesperado porque su olor está cerca, sigo viendo los alrededores pero nada. Me siento confundido.
—Me iba con Devora pero le dije que… Dios no…
Rápido ayudo a la mujer a subir al auto de mi padre, y aunque este me mira de mala gana le pido que nos lleve a un hospital. Annie suda, aprieta mi brazo y de repente grita de dolor. Mi padre entiende la gravedad y acelera, alejándonos de la empresa, y de la cita con Dania.
Maldición. ¿Cómo es que no se me ocurrió tomar su número? Le debo una gran disculpa por este desplante. No esperaba que mi padre apareciera de la nada.
Llegamos al hospital para dejar a Annie, nos quedamos unos minutos mientras llega su hermana, y entonces nos despedimos al saber que ella estará bien, solo que el dolor estomacal bajó su tensión.
Luego me encuentro en el auto de papá, con Near dando vueltas en mi cabeza.
—¿Qué le pasa a tu lobo? Desde aquí puedo oler su ansiedad —espeta mi hermano.
Suspiro. Generalmente no somos de descifrar los sentimientos del otro a simple vista, pero como familia, podemos sentir los estados de los lobos del otro, e incluso se pueden conectar, pero sé que Near no es muy hablador con Raid, el lobo de Adriel.
—Teníamos una cita —mascullo, preocupado por Dania.
Nos intriga el por qué la olimos pero no la vimos. Pero peor aún, imaginar su rostro decepcionado frente a la empresa esperando por mí me hiere, hace que Near aúlle triste. No queremos hacerle ningún tipo de daño a esa hermosa humana.
—Wow, Leander. No sabía que te gustaban las morenas —bromea Adriel.
Prefiero no desmentirle porque mientras menos sepan lo que pasa con la humana que he conocido, mejor. Todavía no sé qué sucede con ella, por qué me atrae tanto, y no quiero meter a mi familia en esto.
—¿A dónde vamos? —cuestiono.
—Al aeropuerto.
Alzo una ceja, confundido.
—¿Para qué?
—Iremos a Egipto —responde papá.
—¿Me están jodiendo?
Puedo escuchar al lobo de mi padre pronunciarse con un gruñido e incluso Adriel se remueve de su asiento por eso. No me había dado cuenta de su estado pero realmente parece estar cansado, como si tuviera una carga enorme en sus hombros, quiere hablar conmigo pero hay mucho dolor, como anoche.
¿Qué hay en Egipto que me interese? ¿Acaso tiene que ver con la locura que me dijeron anoche?
—Leander, el símbolo de los accesorios que nos dio Dania. Creí ver un tatuaje en su pierna por encima de la rodilla parecido a eso.
—¿Acaso tienes rayos láser? —le digo, molesto.
Debo parar de sentir celos de mi propio lobo. Miierda.
—Leander deja de ser tan idiota, tú también lo viste pero estabas distraído. Busca el símbolo —espeta.
Tomo mi teléfono ante el incómodo silencio en el auto. Símbolos egipcios, y de repente, aparece. Guardo conmigo el collar y la pulsera en mi maletín. Es una especie de cruz con una forma curvilínea en la parte de arriba, al parecer, unas alas.
Near manda la imagen del tatuaje de Dania a mi cabeza, y sí, se parece un poco.
—¿Pero y eso qué? Quizás es fanática de los dioses, como veo, de la diosa Isis… Eso es bueno para nosotros, ¿no?
Que ella crea en todo esto aumenta las probabilidades de que nos acepte como somos.
—Leander, piensa. Esto está muy raro. No creo que sea coincidencia que papá quiera llevarnos a Egipto justo cuando conocemos a Dania con todos estos símbolos y lo que nos hace sentir.
Su pensamiento me deja más intrigado que antes.
—Supongo que no lo sabremos hasta que lleguemos —le respondo.
Near aúlla, entre tanto, triste por perder nuestra cita, y solo puedo tragar hondo el sentimiento en mi garganta, pensando en todo.
…
Estamos del barco que nos llevará hasta la isla de Agilkia. Ha sido un viaje de un día, entre escalas. Nos hemos hospedado ayer en un pequeño hostal, y hemos venido a primera hora del día martes en barco, sin poder sacarle una palabra a mi padre en todo el recorrido, mientras mi hermano intenta sacarme información acerca de Annie.
Near está entre molesto por saber que Dania puede estar preocupada al no vernos por tanto tiempo, y entre intrigado por saber qué hacemos aquí. ¿Por qué es de tanta urgencia?
Mis instintos me dicen que alguien está observándonos, así que he estado manteniendo mi vista en cada parte, en alerta por si hay peligro.
La brisa calurosa que roza mi piel me hace exhalar cansado, pero mis ojos se expanden por la impresión al ver un templo a pocos metros de distancia, imponente, erizando mi piel.
—El templo Filae, dedicado a la diosa Isis —señala mi padre finalmente.
Near da vueltas en mi cabeza, ansioso, mientras mi corazón late fuerte.
—Tienes razón, Near. No es coincidencia —admito, preocupado, porque sea lo que sea que papá tenga que mostrarme o decirme, sé que tendrá que ver con la hermosa humana que nos tiene cautivados.
¡Hola a todos! Los invito a quedarse en este nuevo proyecto. Es mi primera historia de hombres lobo, y en sí de fantasía, así que intentaré darles lo mejor de lo mejor. Estaré leyendo sus comentarios siempre. Gracias por todo el apoyo. Bendiciones.
Leander.Una vez que nos abrimos paso al templo, Near no deja de dar vueltas en mi mente, nervioso. Ambos lo estamos. Nunca antes habíamos tenido la oportunidad de venir a un lugar como este. Lo único que sabemos de los dioses es por lo escrito en libros antiguos por humanos que lamentablemente no son de confiar, así como las teorías en los libros de fantasía. Culpa de mi padre sí, al querer criarnos a Adriel y a mí como simples humanos con una especie de “don” que solo puede ser liberado en luna llena.Cada paso que doy por el templo se siente como una sacudida, intenso, profundo, como si supiera que lo que estaré a punto de descubrir me cambiará la vida para siempre.Afuera hay un sol increíble, pero aquí dentro, solo se filtra por algunas partes del techo. Estructuras gigantescas, huele a arena, pero diferente. Se siente como si estuviera en una época en donde la humanidad ni siquiera existía. Y mi padre no nos guía por el sitio en donde se van otros turistas.En el camino, me dete
Dania.Ver a esa mujer acercándose a Leander de esa forma hizo que me entraran los más terribles instintos. No me hacía falta escuchar qué le estaba diciendo, me he dado cuenta de cómo todas sus compañeras lo observan, lo desean. Y aunque me da algo de paz saber que él tiene una reacción diferente frente a mí, una reacción que ellas no consiguen, no pude evitar querer causarle dolor a la mujer en ese momento.Me arrepentí de haber usado mis poderes para el mal cuando a la distancia escuché el grito dolorido de la mujer. No esperaba que su padre pasara a recogerlo, ni que mis celos pudieran llegar a tanto. Y no podía culparlo por dejarme plantada, pues era yo quien lo iba a dejar plantada a él.Si hay algo en lo que confío, es en mis instintos, esos impulsos de tomar un camino diferente. Esa noche al verlo salir de la empresa, en lugar de caminar hasta él, me oculté, incapaz de entender por qué no tenía la fuerza de enfrentarlo, hasta que lo seguí en mi propio auto. Lo seguí al aeropue
Leander.Cuando leí aquél libro de fantasía en donde el protagonista narraba la forma en que se sintió al descubrir quién era su compañera destinada, pensé que estaba exagerando, pero no lo hacía.En la realidad de mi mundo, ver los ojos de la mujer que la Diosa ha destinado para mí, se ha sentido cómo una sacudida divina; una revelación del fondo de mi alma, expandiéndose hasta explotar en miles de colores, para volver a cerrarse, quitarme la respiración por un tiempo, y aun así seguir sintiendo que estoy vivo; que estoy pisando tierra pero que, al mismo tiempo, estoy en el cielo.Las lágrimas salen de mis ojos por la conmoción del descubrimiento, es ella. La mujer que ha movido nuestro mundo desde que la conocimos.—Compañera —declaro, viendo su rostro pálido.Y de inmediato un gruñido furioso mío se mezcla con el de Near viendo a nuestro padre, quien de inmediato deja caer en el suelo el objeto que tanto le causa dolor a mi compañera.Dania jadea echando su cuerpo hacia adelante tra
Dania.—Lo siento señor Cox, pero no soy la mujer que están buscando.—Señorita, usted no tiene edad para ser una bruja practicante tan fuerte como para verse afectada por esto —responde señalándome el objeto, al que tengo que desviar la vista porque solo verlo me hiere.Se trata de un objeto fabricado por los seguidores de Seth, el cual les dio la sabiduría y herramientas para desenmascarar a todas las brujas o sacerdotisas seguidoras de Isis. Fue construido hace demasiado tiempo, cuando se creía que los Dioses volverían a gobernar la tierra; pero lo que muchos no saben es que, en lugar de volver ellos, fueron los encargados de regalar dones especiales para algunos, como yo, los hombres lobo, alacranes, videntes.Ahora es cuando me pregunto de dónde el señor Cox ha conseguido esto. Pero eso no es lo importante ahora. Lo importante es que Leander me ha reconocido como su compañera. Y no me siento capaz de afrontarlo.No quiero hacerle daño a él, ni a nadie más.—Soy una seguidora de Is
Leander.Al principio, sentí que estaba a punto de caer en el más doloroso de los abismos. Sentí mi corazón romperse, Near también, pero de repente, ese dolor insoportable se transformó en tristeza; una especie de desolación en mi interior. Me sentí tan solo, incluso con Near intentando hacerme reaccionar, no pude más que quedarme estático, viendo sus ojos hermosos.¿Por qué?, no dejaba de repetirme esa pregunta, cada que la veía era lo único en que podía pensar.Mandé a Near al fondo de mi mente, bloqueándolo por completo. Él estaba herido, pero insistía en que lo que había pasado tenía una explicación, una que ni él mismo sabía. Pero que él sentía que Dania nos quería, incluso habiéndonos rechazado.Ella era quien se había acercado a nosotros. Era quien había estado enviándole obsequios, conquistándome de una forma tan abrumadora con su exquisito olor y su hermosa sonrisa. Y de repente… Ya no me quería.¿Acaso era porque era un hombre lobo? No tenía sentido. Ella sabía quién era yo
Alfa Alan Maxwell. —Alan, los humanos han cruzado el puente. Estarán aquí en menos de media hora —me informa mi Beta, Saúl, por nuestro vínculo. —Gracias —respondo, y luego vínculo el enlace con mi Gamma—. Y por favor, Raphael, sé cuidadoso. No queremos que los humanos se asusten. —Como ordene, Alfa. Suelto una pequeña risa cuando termino nuestra conversación. Beso a mi compañera en los labios, pero antes de soltarla, ella vuelve a atacarme con uno de esos besos que hace que se sienta como la primera vez. —Atenea, mi amor, tengo que trabajar —murmuro en sus labios. Ella hace un pequeño puchero. —Solo te estoy dando algo de energía. Al estar con los humanos, lo necesitarás. Sonrío mientras ella acomoda mi corbata. —¿Segura que no quieres venir? —cuestiono, pero entonces ella me ve con un rostro divertido—. Cierto, te pedí que no. Mi compañera ríe. Vuelvo a besarla dejándole claro lo mucho que la amo, y entonces salgo de nuestra habitación para ir a la oficina, cruzándome con a
Dania.Antes de saber que Leander era mi compañero destinado, todo era más sencillo. Solo me estaba dejando llevar por la felicidad que sentía después de tanto tiempo; por la curiosidad, mis hormonas, y la idea de todo lo que podríamos hacer juntos. No había pensado que podría hacerle daño, porque en el fondo me aferraba a que no fuese algo tan serio, pero al descubrir que era mi compañero, una fuerza inexplicable me invadió, amor combinado con miedo; fue el coctel perfecto para rechazarlo y pedirle que me odiara, hasta el punto de transformarlo en algo que me hirió mucho de ver.En cuanto veo al gran lobo dorado frente a mí, pidiéndome que me vaya, no puedo más que obedecer. Me levanto del suelo y corro, pero no lo suficientemente lejos como para que todos piensen que me he ido para siempre.Estuve a punto de decirle que, a pesar de haberlo rechazado, siento que estoy atada a él, que tengo mucho amor para darle, y que quiero que me ame, como sé que no ha amado a nadie, porque todo es
Leander.Near ha estado intentando desbloquear nuestra comunicación. Dije que le daría la oportunidad de demostrarle que Dania nos quiere, pero justo ahora no me siento preparado para ello.Al amanecer, mi familia y yo nos encontramos en el lobby del hotel. Adriel a mi lado, yo sintiendo su aura inquieta por tener que verme soportar la situación con Dania.—Debemos viajar hacia el norte por el Nilo, conseguí quien nos lleve por carretera —informa Dania, llegando hasta nosotros.Le doy un vistazo corto, pero detallado. Ahora lleva pantalones holgados, con una blusa de igual forma, un hiyab y zapatillas. No creo que se le vea bien, de hecho, me parece desagradable. Parece que mis sentimientos de odio y desagrado hacia ella han empeorado desde ayer, porque no quiero siquiera seguir mirándola.Una camioneta viaja nos espera. Un hombre nos indica que subamos. Pido ir en el puesto delantero porque no quiero tener una vista de Dania, ni mucho menos tenerla a mi lado.Todavía sigue esa sensac