5: No es coincidencia.

Leander.

—¿Podrías calmarte, por favor? —le suplico a Near—. ¿Entiendes que si nos transformas vas a alejarla para siempre? Los humanos no tienen ni idea de nosotros, solo existimos en la fantasía de sus libros. Nos tendrá miedo.

—A Dania le gustan los libros de fantasía —gruñe—. ¿Qué te hace pensar que no nos aceptará?

—¡Diosa! Near... No puedo dejar que te transformes delante de ella. No ahora. Prometo que te lo permitiré cuando descubramos si podemos confiar en ella, ¿de acuerdo? Por ahora, no hables. No quiero que arruines nuestra cita.

Near vuelve a empujarme. Está ansioso, como si estuviera muerto de hambre, jamás lo había sentido así. Pero en parte lo comprendo porque tenemos veinticinco años, y jamás hemos estado con una mujer. Al principio, ambos sentimos mucho miedo de salirnos de control en nuestra primera vez y terminar lastimando a una humana, ya que no conocemos a mujeres de nuestra especie; pero luego, prometimos que esa intimidad solo ocurriría con nuestra compañera. Así que, entiendo que al ser la primera vez que alguien nos despierta tal apetito sexual, él pueda sentirse más ansioso que yo.

No deja de enviar imágenes de lo bien que lucirían sus piernas sobre las nuestras, cómo sus senos pequeños pero perfectos podrían ser degustados por nuestra lengua, sus labios sobre nuestro cuerpo, con esa voz entre una niña y una mujer, ¿cómo se escucharán sus gemidos?

—¡Near, ya detente!

Tras gritarle lo envió al fondo de mi mente. Me veo al espejo, nervioso, lavo mi rostro, intento peinar mi cabello un poco, y finalmente salgo del baño de la empresa.

Pero entonces una silueta me detiene justo antes de salir de la empresa.

—Annie —digo, sorprendido—. Pensé que ya todos se habían ido.

La morena asiente y sale conmigo a la vereda.

—Todos se fueron, pero estaba esperando por ti.

—¿Por mí? —Río, sin entender.

El viento trae a mis fosas nasales el olor intenso de Dania, poniéndome nervioso, entonces de inmediato veo hacia la esquina de donde la vi partir la otra noche, pero no la veo.

¿En dónde está?

—Sí, bueno, es que tengo una pregunta personal… —Baja el tono, acercándose un poco más a mí, incomodándome—. ¿Sabes si Jared sale con alguien?

Exhalo un poco mareado por el olor intenso de Dania. Near está desesperado pero lo ignoro, entonces le sonrío a la morena. Es un alivio que no esté interesada en mí. Jared es nuestro jefe y…

—No… ¿Annie? ¿Estás bien? —me preocupo cuando la mujer de repente se toca el estómago, dolorida.

—Sí, sí, es que yo… No lo sé, me dio un… Ah…

Ella toma mi antebrazo, apretándolo, dolorida, así que le pido que respire, pero en ese momento, un auto se estaciona frente a nosotros. Mi corazón se detiene cuando escucho la voz.

—Leander, sube —dice mi padre del lado del piloto.

—¿Quién es tu amiga? —inquiere Adriel.

—Annie, ¿alguien viene a buscarte?

La morena sacude la cabeza. Y con un mal presentimiento en el pecho, desvío mi vista de nuevo a aquella esquina, pero no veo a nadie, solo un auto estacionado vacío. Todavía desesperado porque su olor está cerca, sigo viendo los alrededores pero nada. Me siento confundido.

—Me iba con Devora pero le dije que… Dios no…

Rápido ayudo a la mujer a subir al auto de mi padre, y aunque este me mira de mala gana le pido que nos lleve a un hospital. Annie suda, aprieta mi brazo y de repente grita de dolor. Mi padre entiende la gravedad y acelera, alejándonos de la empresa, y de la cita con Dania.

Maldición. ¿Cómo es que no se me ocurrió tomar su número? Le debo una gran disculpa por este desplante. No esperaba que mi padre apareciera de la nada.

Llegamos al hospital para dejar a Annie, nos quedamos unos minutos mientras llega su hermana, y entonces nos despedimos al saber que ella estará bien, solo que el dolor estomacal bajó su tensión.

Luego me encuentro en el auto de papá, con Near dando vueltas en mi cabeza.

—¿Qué le pasa a tu lobo? Desde aquí puedo oler su ansiedad —espeta mi hermano.

Suspiro. Generalmente no somos de descifrar los sentimientos del otro a simple vista, pero como familia, podemos sentir los estados de los lobos del otro, e incluso se pueden conectar, pero sé que Near no es muy hablador con Raid, el lobo de Adriel.

—Teníamos una cita —mascullo, preocupado por Dania.

Nos intriga el por qué la olimos pero no la vimos. Pero peor aún, imaginar su rostro decepcionado frente a la empresa esperando por mí me hiere, hace que Near aúlle triste. No queremos hacerle ningún tipo de daño a esa hermosa humana.

—Wow, Leander. No sabía que te gustaban las morenas —bromea Adriel.

Prefiero no desmentirle porque mientras menos sepan lo que pasa con la humana que he conocido, mejor. Todavía no sé qué sucede con ella, por qué me atrae tanto, y no quiero meter a mi familia en esto.

—¿A dónde vamos? —cuestiono.

—Al aeropuerto.

Alzo una ceja, confundido.

—¿Para qué?

—Iremos a Egipto —responde papá.

—¿Me están jodiendo?

Puedo escuchar al lobo de mi padre pronunciarse con un gruñido e incluso Adriel se remueve de su asiento por eso. No me había dado cuenta de su estado pero realmente parece estar cansado, como si tuviera una carga enorme en sus hombros, quiere hablar conmigo pero hay mucho dolor, como anoche.

¿Qué hay en Egipto que me interese? ¿Acaso tiene que ver con la locura que me dijeron anoche?

—Leander, el símbolo de los accesorios que nos dio Dania. Creí ver un tatuaje en su pierna por encima de la rodilla parecido a eso.

—¿Acaso tienes rayos láser? —le digo, molesto.

Debo parar de sentir celos de mi propio lobo. Miierda.

—Leander deja de ser tan idiota, tú también lo viste pero estabas distraído. Busca el símbolo —espeta.

Tomo mi teléfono ante el incómodo silencio en el auto. Símbolos egipcios, y de repente, aparece. Guardo conmigo el collar y la pulsera en mi maletín. Es una especie de cruz con una forma curvilínea en la parte de arriba, al parecer, unas alas.

Near manda la imagen del tatuaje de Dania a mi cabeza, y sí, se parece un poco.

—¿Pero y eso qué? Quizás es fanática de los dioses, como veo, de la diosa Isis… Eso es bueno para nosotros, ¿no?

Que ella crea en todo esto aumenta las probabilidades de que nos acepte como somos.

—Leander, piensa. Esto está muy raro. No creo que sea coincidencia que papá quiera llevarnos a Egipto justo cuando conocemos a Dania con todos estos símbolos y lo que nos hace sentir.

Su pensamiento me deja más intrigado que antes.

—Supongo que no lo sabremos hasta que lleguemos —le respondo.

Near aúlla, entre tanto, triste por perder nuestra cita, y solo puedo tragar hondo el sentimiento en mi garganta, pensando en todo.

Estamos del barco que nos llevará hasta la isla de Agilkia. Ha sido un viaje de un día, entre escalas. Nos hemos hospedado ayer en un pequeño hostal, y hemos venido a primera hora del día martes en barco, sin poder sacarle una palabra a mi padre en todo el recorrido, mientras mi hermano intenta sacarme información acerca de Annie.

Near está entre molesto por saber que Dania puede estar preocupada al no vernos por tanto tiempo, y entre intrigado por saber qué hacemos aquí. ¿Por qué es de tanta urgencia?

Mis instintos me dicen que alguien está observándonos, así que he estado manteniendo mi vista en cada parte, en alerta por si hay peligro.

La brisa calurosa que roza mi piel me hace exhalar cansado, pero mis ojos se expanden por la impresión al ver un templo a pocos metros de distancia, imponente, erizando mi piel.

—El templo Filae, dedicado a la diosa Isis —señala mi padre finalmente.

Near da vueltas en mi cabeza, ansioso, mientras mi corazón late fuerte.

—Tienes razón, Near. No es coincidencia —admito, preocupado, porque sea lo que sea que papá tenga que mostrarme o decirme, sé que tendrá que ver con la hermosa humana que nos tiene cautivados.

Vox Cor

¡Hola a todos! Los invito a quedarse en este nuevo proyecto. Es mi primera historia de hombres lobo, y en sí de fantasía, así que intentaré darles lo mejor de lo mejor. Estaré leyendo sus comentarios siempre. Gracias por todo el apoyo. Bendiciones.

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