Dania.Ver a esa mujer acercándose a Leander de esa forma hizo que me entraran los más terribles instintos. No me hacía falta escuchar qué le estaba diciendo, me he dado cuenta de cómo todas sus compañeras lo observan, lo desean. Y aunque me da algo de paz saber que él tiene una reacción diferente frente a mí, una reacción que ellas no consiguen, no pude evitar querer causarle dolor a la mujer en ese momento.Me arrepentí de haber usado mis poderes para el mal cuando a la distancia escuché el grito dolorido de la mujer. No esperaba que su padre pasara a recogerlo, ni que mis celos pudieran llegar a tanto. Y no podía culparlo por dejarme plantada, pues era yo quien lo iba a dejar plantada a él.Si hay algo en lo que confío, es en mis instintos, esos impulsos de tomar un camino diferente. Esa noche al verlo salir de la empresa, en lugar de caminar hasta él, me oculté, incapaz de entender por qué no tenía la fuerza de enfrentarlo, hasta que lo seguí en mi propio auto. Lo seguí al aeropue
Leander.Cuando leí aquél libro de fantasía en donde el protagonista narraba la forma en que se sintió al descubrir quién era su compañera destinada, pensé que estaba exagerando, pero no lo hacía.En la realidad de mi mundo, ver los ojos de la mujer que la Diosa ha destinado para mí, se ha sentido cómo una sacudida divina; una revelación del fondo de mi alma, expandiéndose hasta explotar en miles de colores, para volver a cerrarse, quitarme la respiración por un tiempo, y aun así seguir sintiendo que estoy vivo; que estoy pisando tierra pero que, al mismo tiempo, estoy en el cielo.Las lágrimas salen de mis ojos por la conmoción del descubrimiento, es ella. La mujer que ha movido nuestro mundo desde que la conocimos.—Compañera —declaro, viendo su rostro pálido.Y de inmediato un gruñido furioso mío se mezcla con el de Near viendo a nuestro padre, quien de inmediato deja caer en el suelo el objeto que tanto le causa dolor a mi compañera.Dania jadea echando su cuerpo hacia adelante tra
Dania.—Lo siento señor Cox, pero no soy la mujer que están buscando.—Señorita, usted no tiene edad para ser una bruja practicante tan fuerte como para verse afectada por esto —responde señalándome el objeto, al que tengo que desviar la vista porque solo verlo me hiere.Se trata de un objeto fabricado por los seguidores de Seth, el cual les dio la sabiduría y herramientas para desenmascarar a todas las brujas o sacerdotisas seguidoras de Isis. Fue construido hace demasiado tiempo, cuando se creía que los Dioses volverían a gobernar la tierra; pero lo que muchos no saben es que, en lugar de volver ellos, fueron los encargados de regalar dones especiales para algunos, como yo, los hombres lobo, alacranes, videntes.Ahora es cuando me pregunto de dónde el señor Cox ha conseguido esto. Pero eso no es lo importante ahora. Lo importante es que Leander me ha reconocido como su compañera. Y no me siento capaz de afrontarlo.No quiero hacerle daño a él, ni a nadie más.—Soy una seguidora de Is
Leander.Al principio, sentí que estaba a punto de caer en el más doloroso de los abismos. Sentí mi corazón romperse, Near también, pero de repente, ese dolor insoportable se transformó en tristeza; una especie de desolación en mi interior. Me sentí tan solo, incluso con Near intentando hacerme reaccionar, no pude más que quedarme estático, viendo sus ojos hermosos.¿Por qué?, no dejaba de repetirme esa pregunta, cada que la veía era lo único en que podía pensar.Mandé a Near al fondo de mi mente, bloqueándolo por completo. Él estaba herido, pero insistía en que lo que había pasado tenía una explicación, una que ni él mismo sabía. Pero que él sentía que Dania nos quería, incluso habiéndonos rechazado.Ella era quien se había acercado a nosotros. Era quien había estado enviándole obsequios, conquistándome de una forma tan abrumadora con su exquisito olor y su hermosa sonrisa. Y de repente… Ya no me quería.¿Acaso era porque era un hombre lobo? No tenía sentido. Ella sabía quién era yo
Alfa Alan Maxwell. —Alan, los humanos han cruzado el puente. Estarán aquí en menos de media hora —me informa mi Beta, Saúl, por nuestro vínculo. —Gracias —respondo, y luego vínculo el enlace con mi Gamma—. Y por favor, Raphael, sé cuidadoso. No queremos que los humanos se asusten. —Como ordene, Alfa. Suelto una pequeña risa cuando termino nuestra conversación. Beso a mi compañera en los labios, pero antes de soltarla, ella vuelve a atacarme con uno de esos besos que hace que se sienta como la primera vez. —Atenea, mi amor, tengo que trabajar —murmuro en sus labios. Ella hace un pequeño puchero. —Solo te estoy dando algo de energía. Al estar con los humanos, lo necesitarás. Sonrío mientras ella acomoda mi corbata. —¿Segura que no quieres venir? —cuestiono, pero entonces ella me ve con un rostro divertido—. Cierto, te pedí que no. Mi compañera ríe. Vuelvo a besarla dejándole claro lo mucho que la amo, y entonces salgo de nuestra habitación para ir a la oficina, cruzándome con a
Dania.Antes de saber que Leander era mi compañero destinado, todo era más sencillo. Solo me estaba dejando llevar por la felicidad que sentía después de tanto tiempo; por la curiosidad, mis hormonas, y la idea de todo lo que podríamos hacer juntos. No había pensado que podría hacerle daño, porque en el fondo me aferraba a que no fuese algo tan serio, pero al descubrir que era mi compañero, una fuerza inexplicable me invadió, amor combinado con miedo; fue el coctel perfecto para rechazarlo y pedirle que me odiara, hasta el punto de transformarlo en algo que me hirió mucho de ver.En cuanto veo al gran lobo dorado frente a mí, pidiéndome que me vaya, no puedo más que obedecer. Me levanto del suelo y corro, pero no lo suficientemente lejos como para que todos piensen que me he ido para siempre.Estuve a punto de decirle que, a pesar de haberlo rechazado, siento que estoy atada a él, que tengo mucho amor para darle, y que quiero que me ame, como sé que no ha amado a nadie, porque todo es
Leander.Near ha estado intentando desbloquear nuestra comunicación. Dije que le daría la oportunidad de demostrarle que Dania nos quiere, pero justo ahora no me siento preparado para ello.Al amanecer, mi familia y yo nos encontramos en el lobby del hotel. Adriel a mi lado, yo sintiendo su aura inquieta por tener que verme soportar la situación con Dania.—Debemos viajar hacia el norte por el Nilo, conseguí quien nos lleve por carretera —informa Dania, llegando hasta nosotros.Le doy un vistazo corto, pero detallado. Ahora lleva pantalones holgados, con una blusa de igual forma, un hiyab y zapatillas. No creo que se le vea bien, de hecho, me parece desagradable. Parece que mis sentimientos de odio y desagrado hacia ella han empeorado desde ayer, porque no quiero siquiera seguir mirándola.Una camioneta viaja nos espera. Un hombre nos indica que subamos. Pido ir en el puesto delantero porque no quiero tener una vista de Dania, ni mucho menos tenerla a mi lado.Todavía sigue esa sensac
Dania.Mis piernas se volvieron gelatina cuando el hocico de Near rozó mi cuello. Quería abrazarlo contra mi pecho, seguir sintiendo con solo un toque que ya no habría más dolor, pero pronto Leander apareció y tuve que usar mi autocontrol para no dejar que me afectara.Mientras hablo con la chica que se llama Nevi, me doy cuenta de que Leander ha regresado a la vía hacia la camioneta. Sé que no es momento pero luce realmente provocador con esa túnica, porque complementa perfecto con su tono de piel y sus ojos.—Gracias Nevi, y disculpa el inconveniente.Regreso con la chica hacia el templo. Gabriel y yo nos disculpamos con las sacerdotisas y el hombre que recién conozco. Tengo un mal presentimiento con él, así que manipulo su mente para que borre lo que acaba de ver.Una vez que nos encontramos en la camioneta, suspiro. Leander ni siquiera se mueve de su sitio. He estado intentando llegar a él para distraerlo de su odio hacía mí, porque sé que eso lo podría consumir, incluso hice que i