Capítulo 46
El último acorde vibró en el aire, extinguiéndose lentamente, dejando tras de sí un silencio denso, palpitante. Svetlana permaneció inmóvil en el centro del salón, con el pecho subiendo y bajando levemente, aún inmersa en la melodía que acababa de interpretar.

Dante se puso de pie, salió del cuarto secreto y entró en el salón. Cerró la puerta con seguro, un sonido seco que rebotó en las paredes y selló la atmósfera con una sensación de inminencia. Dio largas zancadas hacia ella, y su sola presencia lo llenó todo.

Svetlana lo miró, entre sorprendida y emocionada. Su corazón latió más rápido cuando entendió que él no iba a detenerse. No esta vez.

Dante no pidió permiso.

Sujetó la nuca de ella con firmeza y estampó su boca sobre la suya, con una fiereza desbordante, como si el hambre lo consumiera y solo ella pudiera saciarlo. Svetlana jadeó contra sus labios, pero apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que él la devorara por completo. Un beso duro, urgente, de necesidad cruda.

El fueg
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