Una semana después…Atravesaron la calle principal del centro de Boston cercanos a la hora del té. De ahí subieron por empinadas calles bordeadas de casas de ladrillo de estilo victoriano con rumbo a Beacon Hil, el encantador suburbio que alojaba la casa de los padres de Emma. El magnífico Aston Martin en que viajaban se detuvo frente a una casa adornada con hermosas macetas de flores y una cerca de hierro forjado. Bradley rodeó el frente del auto y ayudó a Emma a bajar del vehículo.—Que se asiente en la bitácora que fuiste tú quien insistió en conocerlos —murmuró Emma al subir los escalones de piedra del pórtico principal.—Es lo correcto. —Entonces Bradley hizo una mueca—. Aunque dudo que ningún hombre en sus cabales me eligiera para su hija veinteañera.—Papá es encantador debajo de su apariencia gruñona. Se adorarán uno al otro.Traspasaron la puerta de cristal y colgaron sus abrigos en los percheros del cálido recibidor.—¿Eleanor? —llamó Emma al pie de la alfombrada esc
Emma despertó en medio de la noche y después de parpadear por reflejo, observó los brillantes ojos verdes de Suter sobre ella. Aún en la penumbra de la noche era capaz de percibir que había algo extraño en su expresión, una cierta medida de misterio.Como si estuviera reservándose alguna cosa que no quería que la joven notara o descubriera.Él no le había compartido una sola palabra de la cita que lo había sacado de Suter Capital por la tarde, limitándose a adoptar una postura sombría y casi peligrosa.—Te lo iba a decir en el desayuno, pero ya que despertaste. —Bradley arqueó los labios burlonamente—. Mañana estaremos presentes en una reunión de directorio de Clipper Connection.Emma alargó la mano para encender la lámpara de lectura y miró a Bradley en silencio, sin pestañear, absorbiendo lo que acababa de decir. —Interesante. —Inspiró lento y profundo—. ¿Y qué puedo esperar de esa asamblea?—¿Te importa lo que debes esperar? —Inclinó la cabeza hacia un lado mientras sus lar
La hermosa propiedad que Suter había adquirido en Long Island, fue restaurada y convertida en el casino-resort de mayor esplendor que se hubiera visto nunca en aquella zona. Emma y Bradley agasajaron a una multitudinaria audiencia con una recepción a todo lujo.Al compás de The Way You Look Tonight Emma era sostenida por los fuertes brazos de Bradley en el salón de baile, mientras la guiaba con la firme presión de su mano en la cintura. El cuerpo de la muchacha parecía fundirse con el ritmo que marcaba aquella dulce melodía, la cual penetraba por todos los poros de su piel, provocándole un irrefrenable placer. Esa noche significaba un triunfo. No solo por haber conseguido que el mayor proyecto en que habían trabajado juntos fuera tangible. Ellos mismos eran una victoria importante. Habían debido sortear diferentes dificultades y admitir sus sentimientos. Los dos habían dado un salto de fe respecto al otro para consolidar su relación. Y al terminar ese baile, Bradley seguiría siend
Capítulo 1. Minutos antes Bradley Suter había atravesado el edificio que albergaba la nueva compañía que recién había adquirido en New York. Mientras se paseaba entre la multitud de empleados lo observaba todo, con los sentidos completamente alertas bajo su fachada fría y ausente. Nadie ahí tenía idea de todo lo que su mente albergaba: balances, comparaciones, decisiones… Ser Bradley Suter era mantener mucho en tu mente, siempre. Y lo único que conseguía evitar que su cerebro estallara era su férrea disciplina. La disciplina que conscientemente había roto la noche anterior.Ella había llamado su atención al atravesar la multitud con regio garbo, y entonces, el cuerpo de Bradley había respondido al grácil cimbreo de sus caderas. Power Over Me By Dermot Kennedy sonaba por los altavoces del local y el pulso de Suter adoptó un ritmo primario y profundo cuando la sonrisa de esa chica lo acarició. Tenía el cabello oscuro, la piel rosácea y los ojos más azules que hubiera visto nunca. Su
Emma podía sentir su corazón desbocado, haciendo que su respiración se entrecortara mientras caminaba con prisa hacia las puertas de cristal y, por fin, lograba salir a la calle. Entre el ruido del tráfico de Manhattan y la multitud de personas metidas cada uno en sus asuntos; la joven se esforzaba por recuperar un poco de serenidad.El sonido de la voz de Bradley se había metido por debajo de su piel y continuaba raspando en sus sentidos. Lo había rechazado. ¡Dios bendito, cómo se había atrevido!Pero era lo correcto. Establecer límites les ahorraba tiempo a los dos y, le evitaba un corazón roto a ella. El problema era que nada de lo que se decía a sí misma era suficiente para disminuir su interés. Ni el deseo que él le provocaba.—¡Oh, mi Dios! —la voz de Bonnie Sacker llegó desde su espalda y Emma intentó no rodar los ojos—. Vamos por un café, porque quiero todos los detalles. Emma se encogió de hombros cuando Bonnie la tomó del codo y haciendo aspavientos, con el murmullo de la
Era primera hora de la mañana cuando Bradley recibió en su oficina a los principales corredores de la firma. Todos estaban de pie, pues Suter no tenía intención de alargar aquella reunión más de lo necesario. Uno a uno fueron tomando la palabra, decepcionándolo un tanto cada vez.—Basta, ya —exclamó con la sangre efervesciendo de indignación y les señaló la puerta—. Quiero que vayan a sus puestos y regresen con ideas en verdad innovadoras, cada palabra que ha salido de sus bocas carece de inspiración.El grupo se miraron unos a otros y luego con los rostros rojos de vergüenza se apresuraron en abandonar el lugar.—Caine, tú quédate. El joven esbelto de cabello oscuro se detuvo justo antes de atravesar la puerta. Era un poco introvertido, pero siempre conseguía ganancias significativas para sus clientes y la compañía.—Leí lo que le dejaste a Krakov —le compartió Bradley al tiempo que recargaba la cadera en una esquina de la mesa—, háblame de eso.Caine, apoyó una mano sobre el respal
Suter estaba de pie frente a ella y su rostro expresaba un mundano aplomo y una excesiva arrogancia. Sus ojos, en cambio, parecían ascuas.Emma crepitó de calor y anhelo.Un leve llamado de cortesía fue el único aviso que tuvieron antes de que la puerta fuera empujada y Krakov apareciera en el umbral.—Bradley, queda poco tiempo —señaló con áspera voz—, ¿haremos la venta del corto? —Aún lo estamos decidiendo —murmuró Bradley—. Danos unos minutos.El enorme ruso asintió y se retiró enseguida.Emma no podía dejar de mirar a Bradley, quien tenía un ceño impaciente y aún así no dejaba de ser un espectáculo para la vista. Sus verdes ojos estaban alertas con la misma inteligencia del príncipe de las tinieblas, los pómulos altos, la nariz recta y una envergadura de más de metro ochenta firme y magra.—¿Lo harás Emma o se lo asignamos a alguien más? —insistió sarcástico, luego apoyó la cadera contra la mesa y se cruzó de brazos.Emma se dio a sí misma un pellizco mental. La cantidad que Sut
Las proyecciones fueron precisas y la venta se había llevado a cabo en el momento oportuno, aún así, la espera conseguía intimidarla y, tras su aspecto de absoluto control, Emma estaba aterrorizada, tenía palpitaciones y su boca estaba seca. El silencio era lo único que se escuchaba en el piso de operaciones. Todos sus compañeros aguardaban junto a Emma por el reporte final y cuando este apareció en la pantalla y notaron la exorbitante cantidad que habían ganado solo con la venta de Emma, la sala entera estalló en una salva de aplausos y vítores para ella. Dentro del apretado abrazo de Caine, Emma sonreía y sus ojos se humedecían con lágrimas de satisfacción, por haber hecho un buen trabajo. En medio de la bulliciosa alegría esparcida por el lugar, Emma dio un vistazo alrededor y su mirada se encontró con la de Bradley.Su atractivo la golpeó directo en el corazón, la cálida luz del otoñal sol acariciaba el patricio rostro del CEO y arrancaba fieros destellos a su rubio cabello. Él