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Luces, cámara y... problemas

Odessa:

Las grabaciones habían comenzado una semana después de la presentación del elenco, el equipo de producción y el resto del personal, así como la prueba de vestuario, decir que estaba encantada con la ropa era quedarse corta, ni siquiera me importaba si eran muchas capas de ropa o el tiempo que me tomaba, era feliz.

Antes de comenzar a grabar, había tomado clases de cómo ser una noble, para eso habíamos tenido ayuda de una historiadora y que además, impartía clase de etiqueta, me sentía realizada de la vida.

- ¿Qué tal esta mirada? ‒miro a Rose, mi asistente personal además de amiga, estaba practicando la mirada de una chica caprichosa pero no malvada, después esa mirada cambiaría a la de alguien mala pero controlada, tras la traición de su prometido había aprendido a moderar sus emociones, pero su mirada no podía mentir y la delataba, y debía lograr eso, trasmitir todo con mi mirada y nada con mi cara o tono de voz.

- Me gusta, esa es ‒suspiro asintiendo‒. Vamos, es tu turno ‒dice al oír la puerta, me retoco un poco el peinado antes de salir.

***

«- Claro que sí querido mío, tendrás todo lo que desees, después de todo, serás el futuro duque de Caster ‒sonrío mientras paseamos por la mansión, en este punto Eleonor estaba enamoradísima de Collins, un marques con poco poder pero que había jurado amor eterno por ella. La única verdad es que él ansiaba el poder de su padre como duque.

- Eso no tiene sentido si no puedo llamarme tu esposo ‒con galantería besa su mano, ella no podía ver las intenciones de su prometido de lo enamorada que estaba.»

***

- Corte y queda, muy bien, tomen un descanso chicos, es tu turno Beth ‒me acerco a Rose y le doy un gran sorbo a la botella de agua, hacia bastante sol y aquella villa era bastante grande, más la ropa, era insoportable el calor.

- Que hermoso se vio eso ‒suspira Rose emocionada, niego mientras me acerco a una de las ventanas que daba al exterior, en efecto era hermoso, sólo había estado aquí una vez, bueno, con esta serían dos.

- ¿Señorita Abney? ‒me giro ante la mención de mi apellido, miro con sorpresa a la adolescente que se acercaba a mí, sabía quién era.

- Hola, esta es una grabación privada ‒dice Rose en tono amable.

- Lo sé, la villa es de nuestra familia y no quiero molestar, sólo que me gustaría tener el autógrafo de la señorita ‒le asiento a Rose, la verdad es que ellos siempre habían sido muy dulces conmigo‒. Señorita Abney, usted se parece a una tía que tuvimos, era muy dulce con nosotros pero al final se separó de mi tío y se fue ‒sonrío sin poder evitarlo‒, lamento aburrirla con eso, aquí tiene ‒me extiende una libreta y una pluma, comienzo a escribir una bonita dedicatoria antes de firmar.

- Aquí tienes, gracias por ver mis películas y espero que esta serie te guste ‒le digo sincera, ella asiente emocionada antes de irse corriendo.

- Eres muy amable con todos ‒dice Rose sonriéndome, la verdad es que la había conocido en otra locación, era asistente de una actriz veterana pero la trataba horrible, le ofrecí trabajar para mí cuando aún no tenía tanto reconocimiento, ella aceptó y desde hacía tres años, estábamos juntas.

- No tengo porque tratar mal a nadie, además, gracias a los fans estoy donde estoy ‒le sonrío, escuchamos que me llaman y nos apresuramos a volver.

Duncan:

- Es mucho más hermosa en persona, y tan amable ‒oía hablar a Lilibeth, mi sobrina adolescente; sobre su actriz favorita, la cual estaba filmando su nueva serie en la villa Miller, una vieja construcción que databa de 1890, era una vieja construcción victoriana, lo que la volvía perfecta para esa serie de época.

Suspiro mirando por la ventana del otro lado de la finca.

- Rayos, me lo perdí ‒dice Alex, su mellizo‒, ¿crees que pueda tomarme una foto con ella más al rato? Podríamos verla en algún descanso, ¿no? ‒mira a su hermana esperanzado, esta asiente.

- La verdad es que se parece bastante a tía Edith, pero sé que no es ella porque me habría abrazado como siempre que me veía ‒suspira, eso me pone en alerta, hace siete años que no sabía nada de ella, después del divorcio es como si se la hubiese tragado la tierra, por más que busqué no hubo ni una pista.

Era irónico que por años intente que ese matrimonio terminara para poder casarme con Jane, sólo para que al final me diera cuenta que no era lo que esperaba ni mucho menos, lo que quería. Jane era frívola, altanera y soberbia, solía relegar a todos sus obligaciones y ella sólo salía de compras, estética y demás actividades que no implicaran estar en casa, y eso incluía a su hijo, a quién ella había tenido por petición de él y para que fuera su heredero, pero que ni creyera que tendría otro, y como con todo, era su niñera y él quién se encargaban de Gabriel, estaba seguro que Edith habría sido una madre amorosa ya que solía ser una esposa dedicada, se arrepentía de todo el daño que le había hecho y si pudiera retroceder el tiempo, la habría tratado con amabilidad, ella no había tenido la culpa de nada, había sido una víctima más en el desquiciado plan de su abuelo, ahora entendía que nadie podría decirle que no, llevarle la contra es perder terreno y su favor, es echar por la borda todo tu trabajo sólo por su capricho, Enith no había tenido de otra que hacer lo que le dijo, y más tarde ella se enamoró de él, ojalá hubiese apreciado eso.

- Mira, parece que tiene descanso, vamos Lil ‒dice Alex tomando la mano de su hermana, comienzan a correr y decido ir tras ellos, Dios no quiera que se metan en algún problema o molesten a alguien.

- Con cuidado ‒digo negando, apresuro el paso para no quedarme atrás, cuando llegamos ella habla con alguien, parecían ponerse de acuerdo, estaba de espaldas y sólo podía ver la parte de atrás de su vestido.

- Quiero grabar esa escena hoy aprovechando que se nublo, ¿estás de acuerdo? ‒escucho al hombre decir.

- Claro, debo caer de rodillas y comenzar a llorar al tiempo que mi rostro cambia por completo, de la tristeza a la ira y mi mirada refleja maldad ‒dice de manera dramática, trago, su voz era parecida a la de ella, unas octavas más elevada pero similar. Cuando se gira me quedo de piedra, era verdad que se parecía bastante, aunque el color de sus ojos y su postura eran diferentes, no era aquella chica tímida ni sumisa, era decidida y segura de sí misma.

- Señorita Abney, perdone la molestia ‒escucho decir a Alex tras acercarse a ella, se gira a verlo y le sonríe, mi corazón se acelera y no puedo evitar caminar hacia ella, la tomo de los brazos y la acerco a mí.

- Edith ‒susurro suave, ella pasa de la sorpresa a la confusión, intenta apartarme pero mi agarre es firme.

- Lo siento señor Miller, pero me está confundiendo con alguien más, suélteme ahora ‒me ordena con voz fría, su mirada era de total desagrado.

- Edith, ¿por qué finges? Sé que eres tú ‒la zangoloteo un poco, ella se queja.

- Basta caballero ‒el hombre que estaba con ella logra que la suelte, la veo alejarse un poco.

- Mire señor Miller, no tengo ni idea de que me está hablando, soy Odessa Abney, una actriz en ascenso que antes era enfermera, puede verlo en internet, y si me disculpa, me voy, tengo trabajo que hacer ‒se acomoda la ropa y comienza a caminar‒, chicos, enséñenle a su tío como se busca en internet ‒sonríe con burla, Edith jamás se habría atrevido a dejarme.

- Le pido que no moleste ni perturbe a mi personal ‒el hombre sentencia serio antes de ir tras ella.

- ¿Estás loco tío? ¡Ella es súper famosa! Y ya no pude pedirle su autógrafo, ahora no me dejarán acercarme por tu culpa ‒se queja Alex.

- Lee esto tío ‒dice Lilibeth mostrándome su teléfono.

Odessa Abney, profesión: actriz.

Familia, una abuela de la cual no se conoce el nombre.

Antes de ser actriz fue enfermera, creció y nació... Leía todo atento, había crecido lejos de dónde Edith, además era dos años más joven que mi amada, la fecha de nacimiento tampoco coincidía, ni donde había estudiado, suspiro cuando termino de leer, ¿estaba tan desesperado que era capaz de verla en todas partes? Al parecer sí.

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