Fuera de planes

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* * * * * * * * * BAYÁ * * * * * * * * *

—Merlí…, Merlí…, Maximiliano

—¡Cállate de una vez, Fisterra! ¡Nadie vendrá por ti!

—Merlí

—Merlí… así se llama tu esposa, ¿cierto?

—Maximiliano —susurro el nombre de mi hijo una vez más.

Aún seguía un poco turbado por la paliza que me habían dado, pero poco a nada me importaba, ya que lo único en lo que pensaba era si ellos estaban bien y si… tal como lo ordené, los estaban protegiendo por si algo me sucedía.

—Ajusta bien sus cadenas. Puede escapar —le dice a alguien y siento cómo aprietan más fuertes mis muñecas y golpean otra vez—. Ya, déjalo. ¿No ves que la jefa no quiere que lo lastimen?

—¿La jefa? —pregunto burlón—. ¿En serio, Frank? ¿Danaí es tu jefa? —río muy divertido—. Que… qué bajo has caído.

—No más que tú, Fisterra —se acerca a mí y me mira fijamente—. No puedo creer que aún acabado, me mires de esa forma…

—¿Qué forma?

—Retador, confiado… —escupe a un lado—. Deberías estar suplicándome por tu vida.

—¿A ti?

—¿A quién más?

—No me serviría. Tú no estás a cargo, solo eres un títere más de ella. Aparte, no ruego.

—Pues deberías hacerlo

—Jamás

—No lo digo por ti, sino por tu familia

—¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE! ¡NO TE ATREVAS A NOMBRAR A MI FAMILIA EN ESTO! —quiero soltarme, pero no puedo—. ¡AAAAGGGG! —grito furioso al no poder si quiera tener la libertad de darle un solo golpe.

—Así te quería ver, Fisterra. Destruido.

—¿Por qué?

—¿Por qué? Porque tú acabaste conmigo y yo te lo dije, algún día me lo cobraría.

—Eso no sucederá.

—Ya está sucediendo. Esta es mi venganza y… también lo será cuando Cabanillas ma te a tu familia frente a tus ojos.

—¡HIJO DE PU…! —pateo muy fuerte contra su cuello y este cae sentado mientras lleva sus manos a su cuello como tratando de recuperar su respiración.

Sus hombres se le acercan y lo auxilian. Se recupera y viene furioso hacia mí nuevamente, pero se detiene.

—No perderé el tiempo contigo. Ya te veré sufrir, solo es cuestión de tiempo. Solo es cuestión de encontrar a tu hijo y a tu mujercita.

—ESO JAMÁS SUCEDERÁ.

—Eso ya lo veremos —contesta confiado y sale con todos sus hombres.

Trato de liberarme de las cadenas de alguna forma, pero no lo logro.

Respiro agitadamente y pienso en lo que debe estar pasando en el Punto Rojo. Imaginaba que todo sería un caos. A pesar de las alianzas, sin mi presencia ahí, se corría el riesgo de que incluso mis propios aliados se vinieran contra mí y aprovecharan mi ausencia para hacerse del poder que ostentaba, aunque tenía que confiar en ellos, me habían dado su palabra, así como…

“Ramsés”, pienso y respiro pesadamente.

Hago el tema a un lado y solo pienso en ellos, en Merlí y nuestro hijo. Al menos, sentía un poco de alivio saber que, a pesar de todo, en este momento, Merlí y nuestro hijo debían estar siendo protegidos por mi otro grupo de hombres. Esa fue la última orden que di antes de venir a este lugar y sabía que la respetarían.

—Merlí…, Maximiliano —susurro una vez más; y mis ojos empiezan a pesar.

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* * * * * * * * * MERLÍ * * * * * * * * *

—Baja tu arma…

—Eso jamás. No me iré de aquí sin mi marido y, mucho menos, sin hacerte pagar todo el daño que le has hecho a mi familia.

—Pero de qué familia hablas. Tú no tienes nada. No eres más que una simple camarera.

—Soy la esposa de Bayá, soy la madre de su hijo, SU ÚNICO HIJO.

—¡MENTIRA! ¡EL ÚNICO HIJO DE BAYÁ ES EL MÍO!

—Di lo que quieras, no pretendo creer una más de tus mentiras. Ya no me importa si quiera escucharte. Solo vengo por mi esposo y a acabar con las personas que nos han hecho daño… y eso te incluye…, Ramsés —pronuncio; y el hombre que decía ser el hermano de Maximiliano, me mira fijamente.

—Baja el arma, Merlí.

—No te lo perdonaré, Ramsés. Maximiliano te quería como a su hermano y lo traicionaste.

—Baja el ar ma, Merlí, y vete por favor.

—¡TÚ A MÍ NO ME DICES LO QUE TENGO QUE HACER! ¡TÚ, RAMSÉS, ERES IGUAL O PEOR QUE ESA MUJER!

—Baja tu arma, Merlí.

—Hazle caso a mi amigo, Merlí —interviene la loca al abrazar a Ramsés—. Baja tu arma o… quieres terminar tú misma con la vida de tu esposo.

—¿Qué es lo que dices?

—Lo que escuchaste. Tan solo aprieta el gatillo en mi dirección y mis hombres irán a donde está Bayá y terminarán con él sin dudarlo. Si ese hombre no es mío, si Maxi no es mío, juro que no lo será para nadie, ¡Y MUCHO MENOS PARA UNA CAMARERA TAN INSIGNIFICANTE COMO TÚ!

—No cabe duda que estás demente. ¿Serías capaz de acabar con el hombre que dices que amas?

—¡LO AMO! ¡Y PORQUE LO AMO ES QUE LO ALEJO DE TI! ¡TÚ NO LO MERECES!

—Pues no dejaré que hagas eso —preciso al apuntar directamente a su cabeza.

—Inténtalo y todos acabamos aquí…, tus hombres y los míos. Por cierto, qué gusto verte otra vez, Bridgerton.

—¿Dónde está, Bayá? —exijo; y ella ríe.

—Eso es algo que no sabrás jamás. Lo tengo a salvo. Mientras siga viva, jamás nadie le haría daño —pronuncia muy seria.

De repente, cuatro hombres ingresan al salón sin darse cuenta de nuestra presencia.

Aquel venía con las manos en su cuello y un corte muy grande en los labios.

—¿QUÉ PASÓ? —pregunta Danaí muy molesta.

—¡TU PRÍNCIPE AZUL ME GOLPEÓ! ¡CASI ME MATA! ¡ME DEJÓ SIN PODER RESPIRAR POR MUCHO TIEMPO! —le reclama; y la mujer lo golpea sin pensarlo.

—¡¿TE ATREVISTE A PONERLE UNA MANO ENCIMA?!

—¡NO ME GRITES QUE TAMPOCO SOY TU MALDITO TÍTERE!

—¡PUES MIENTRAS YO TE PAGUE POR ESTAR AQUÍ, SIGUES CADA M*****A DE MIS ÓRDENES! ¡UNA DE ESAS ERA NO LASTIMARLO Y NO LO CUMPLISTE! —grita histérica y presiona el gatillo sin pensar en su dirección.

El hombre se desploma mientras todos en la sala miran con asombro la escena.

Yo sigo observando mientras Bridgerton asiente en mi dirección Creo que todo iba bien hasta el momento. Nuestro trabajo era distraerlos y… lo estábamos logrando. Solo esperaba que el resto de los hombres pudiesen encontrar a Maximiliano y ponerlo a salvo para huir todos juntos. Había más hombres escondidos en la casa; no éramos los únicos y, a juzgar por la manera en el que el hombre que yacía sin vida en el salón, entró, podría deducir que pocos sabían de nuestra presencia ahí.

“Todo está marchando bien, todo está marchando bien”, pienso en silencio; sin embargo, mis planes y esperanzas se derrumban completamente cuando veo a dos hombres entrando con el cuerpo del hombre que amaba y tirándolo a pies de Danaí.

—Ma…, Ma… Maximiliano —susurro con el corazón destrozado al verlo completamente cubierto de san gre—. Maximiliano… —musito una vez más; y me es inevitable no llorar al ver que… no se movía—. ¡MAXIMILIANOOOOOO!

Evelyn Zap

Aquí les dejo el capítulo de hoy. En horas, sale el siguiente.

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