El sudor de su frente bajaba lentamente por su rostro, era como si el tiempo se hubiese detenido en ese mismo momento.
Su cuerpo dolía como nunca, los golpes en sus costillas hacían que Dante se retorciera de dolor, aún así su mandíbula seguía tensa, y con la firme intención de salir de ahí con vida.
Dante alzó su mirada, y vio una vez más el azul celeste de los ojos de sus amada cerrarse por última vez, la mujer de su vida, maldijo internamente, porque el día que se suponía que iba hacer el más feliz de sus vidas… se había convertido en un completo infierno.
—¡Jamás pensé tener tanta suerte en esta vida!, y vaya que siempre he sido un hombre con mucha suerte!, ¿Acaso no lo crees primito? —exclamó Antonio tomando fuertemente la mandíbula de Dante, él tenía su mirada fija en Eva, quien yacía inerte a un lado de sus pies.
Dante apretó un poco sus manos, la impotencia era evidente, solo quería soltarse y correr a los brazos de su amada, poder salvarla, poder estar ahí para ella.
—Disfruta el momento m*****a sabandija, pero ten por seguro, que así sea en esta vida o en la otra te buscaré y haré que me supliques de rodillas por tu vida —musitó Dante.
Antonio dejó salir una enorme sonrisa llena de satisfacción, él siempre había sido la sombra de Dante, solo que hoy era un día diferente, hoy por fin quitaba de su camino a su primo, hoy tomaba el poder de absolutamente todo.
—¡Acaben con él!, después échenlo a los perros, ah y el cuerpo de esta mujerzuela quemenlo, no quiero ver a este par de basuras en mi nueva casa —ordenó Antonio con prepotencia.
—¡Señor!, yo no puedo matar al señor Dante —dijo uno de los hombres agachando su cabeza.
Antonio se giró y con una sonrisa fingida caminó hacia el hombre quien todavía seguía con su cabeza abajo.
—Está bien, no lo mates, yo lo haré por ustedes —exclamó Antonio palmeando sus manos en las mejillas del hombre, mientras sacaba su arma y dejaba salir un disparo en la cabeza del hombre.
—Si alguno tiene sentimientos encontrados, pueden decírmelo, yo los sabré entender —advirtió Antonio mientras caminaba hacia la salida.
Dante movió una vez más sus manos con mucha más fuerza, un suspiro de alivio salió de su boca al darse cuenta que él nudo de sus manos ya no estaba.
Dobló sus piernas, estiró una de sus manos y tomó el tubo que estaba a su lado.
Él esperó unos segundos a la espera que alguno de los dos hombres que estaban de espaldas se acercara a él y sin dudarlo un segundo, se puso de pie, alzó sus manos y golpeó a los dos hombres que aún seguían decidiendo quien de los dos lo mataría.
Dante, tomó una de las armas, acarició por última vez el rostro de Eva y salió de ahí. Conocía perfectamente todos los pasadizos de aquellos calabozos, era hora de salvar su vida y poner todo en orden.
Él llevó una de sus manos a su abdomen y trató de hacer presión a su herida, y así poder contener la sangre que salía sin piedad alguna de su abdomen.
Sus pasos eran cada vez más lentos, su pecho subía y bajaba con gran fuerza, todo, absolutamente todo le dolía, incluso su corazón.
Una luz al final del túnel hizo que Dante llevará sus manos a su rostro, dió varios pasos hasta detenerse por completo.
Las voces de varios de lo que alguna vez fueron sus hombres, daban aviso de su huida.
Dante se inclinó, y espero que pasarán casi a centímetros de él, sabía que los podía matar perfectamente, pero no era hora de ser valiente, su cuerpo estaba bastante lastimado, su pecho latía con menos fuerza, aún así, las ganas de vengarse crecían más en su corazón.
—¡Maldita sea!, quiero que lo encuentren y me lo traigan en pedazos, a este par los quiero muertos por dejar que Dante escapara —exclamó Antonio.
Todos estaban tan cerca de Dante que ninguno se daba cuenta que él los escuchaba perfectamente.
Dante siempre había desconfiado de Antonio, él siempre había anhelado tener el poder de todo, así que Dante se cercioró de mandar a construir un túnel, por supuesto mató a cada uno de los que habían construido el túnel, así, solo así, él sería el único que sabía del túnel, y lo utilizará en caso de emergencia.
Dante rasgó un poco su camisa, amarró su abdomen y siguió caminando a paso lento.
Sus ojos se abrieron de par en par, al notar que un auto venía lentamente hacia su dirección, respiró profundo y negó repetidas veces, no podían ser sus hombres, o lo que alguna vez fueron sus hombres, definitivamente no podrían ser ellos.
Entre tanto, Aurora movía sus manos libremente mientras tarareaba su canción favorita, las llantas del auto rechinaron y sus ojos se abrieron de par en par al ver a un hombre tirado a la mitad de la vía.
—¡Díos!, ¿me bajó o no me bajo?, Aurora por favor, es un hombre que posiblemente está herido y tú juraste defender la vida ante todo —exclamó Aurora para sí misma.
Sus manos se movieron torpemente y abrió la puerta, se bajó y caminó hacia el hombre que estaba tirado en el piso.
—¡Señor!, ¡Señor!, ¿Está usted bien? —cuestionó Aurora moviendo al hombre con una de sus piernas—. ¡Díos!, ¿Por qué precisamente hoy?, abuelo perdóname llegaré un poco tarde —dijo Aurora dejando salir un resopló.
Se inclinó y movió al hombre con una de sus manos y así constatar que estuviera con vida.
—¡Súbeme al maldito auto!, y deja de hablar sola —exclamó Dante colocando el arma que sostenía en sus manos en la cabeza de Aurora.
El pecho de Aurora empezó a subir y bajar con gran desesperación, sus piernas estaban congeladas, al igual que su voz.
—¿Qué te pasa, niña estúpida?, ¡Súbeme al maldito auto!, ¡Ya!..
Aurora pegó un brinco, aún así hizo lo que aquel hombre mal herido le pedía, se inclinó aún más y ayudó al hombre a subir a su auto.—¿Qué esperas? ¡maldita sea!, ¡Arranca! —exclamó Dante.—Señor, no puedo conducir, al menos no hasta que detenga el sangrado o de lo contrario puede morir, en realidad no quiero cargar con un muerto en mi auto —exclamó Aurora mirando por el retrovisor.Los ojos de Dante rodaron, al mismo tiempo que maldecía por dentro, sabía que era cuestión de minutos para que Antonio llegará a ese lugar y cumpliera con su cometido, acabar con él, quitarle la vida sin pensarlo. —¡Está bien! Haga lo que se le dé la maldita gana, eso sí, si intenta hacer algo en mi contra no dudaré en meterle un tiro en la cabeza —vociferó Dante, se inclinó aún más en el asiento trasero del auto y abrió su camisa y así la mujer pudiera ayudarlo.Aurora respiró profundo, caminó hasta el baúl del auto y sacó su maletín, no creía que lo utilizaría, mucho menos en sus vacaciones, aún así cam
El viento resoplaba con mucha más fuerza a medida que pasaba el tiempo, los árboles se movían de lado a lado, al igual que la mandíbula de Antonio, quien solo contaba los segundos por encontrar a Dante.Sus ojos se desviaron al notar que una de las camionetas frenaba bruscamente metros más adelante.—¡Ve y averigua qué sucede!, no puedo perder más tiempo, bastante me costó retrasar la reunión con los socios del sur de Italia —dijo Antonio.Efectivamente, Antonio se había encargado de retrasar la reunión después que se llevará a cabo el matrimonio de Dante y Eva. Todos se enterarían de la muerte trágica de los novios en un accidente fatal y él por supuesto tomaría el control total, solo que no contaba que todos sus planes se salieran de control y que Dante tuviera suerte.—¡Señor!, sobre la vía hay sangre, está fresca, lo más posible es que el señor Dante esté cerca —avisó uno de los hombres.Antonio llevó un puro a su boca, abrió la puerta de la camioneta y se bajó de ella.—¡Maledett
Los pasos de Dante eran lentos, llenos de dolor, rabia y por supuesto venganza, aún así pudo caminar hasta el enorme ventanal que brindaba una hermosa vista.Los ojos de Dante se abrieron de par en par al ver una camioneta que él reconocía perfectamente.—¡Usted!, ¿Sabe quién viene en esa camioneta? —preguntó Dante a Giuseppe.—No señor, no sé de quién se trata, es la primera vez que veo a ese vehículo en esta mansión —respondió Giuseppe.—¡Maledizione! «Maldición» —exclamó Dante.—¿Señor a dónde va?, ¡Usted no puede salir de esta habitación! —exclamó Giuseppe, al ver que Dante caminaba a paso lento hacia la salida.—Es mejor que no se atreva a tocarme y mucho menos a detenerme. Mejor ayúdeme a bajar, necesito saber quien llegó en esa camioneta —ordenó Dante mientras apretaba sus dientes.Giuseppe asintió, tomó el brazo de Dante y lo ayudó a bajar con mucho cuidado de que su jefe no se diera cuenta, lo que menos quería era que Aurora estuviera en problemas.Mientras tanto, Antonio dej
Francesco movió su cabeza de lado a lado, él no permitiría que nadie tocara a su nieta, el dolor en su pecho se hacía cada vez más grande, especialmente al reconocer al hombre que estaba la frente de él.Francesco fue un temido jefe de la mafia, quien se había retirado por el gran amor que le tenía a Victoria, la mujer de su vida, su único y gran amor. Dante miró a Francesco, no era difícil reconocerlo, aunque ya estaba viejo… no había tenido tratos directos con él, pero sabía quien era y que papel había desempeñado en el pasado con su familia. —Don Dante, creo que su petición en cuanto a mi nieta no va ser posible, ella es lo único que me queda —confesó Francesco—. Ella no se va a casar con usted. Le pido que se retire y desista de esa idea errónea. —Don Francesco, usted tiene una deuda de honor con mi familia no se si la recuerde —mencionó Dante con una sonrisa de lado—. Y es hora que la cumpla, solo pido a su nieta, le prometo que la cuidare —dijo Dante haciendo una reverencia f
Aurora lo miró fijamente y maldijo internamente, haría lo que estuviera en sus manos para salir de ese infierno en el cuál estaba cayendo, pero de algo si estaba segura: no iría con él a ningún lado, si su abuelo la había vendido como si fuera una mercancía haría lo que fuera para huir lejos de todo, así muriera en el intento.—¿Qué tanto haces? —preguntó Dante exasperado al notar que Aurora empacaba sus cosas con bastante demora.—No pienso ir a ningún lado sin mis pertenencias—dijo ella girándose, debía buscar la manera de escapar y cuanto antes mucho mejor.El sudor bajaba lentamente por la frente de Dante, el dolor en su cuerpo cada vez se intensificaban más y más, al igual que su paciencia.—¡Ya no más!, coge tu maldita basura y nos vamos en este momento —exclamó Dante, sacó fuerzas y se colocó de pie, dió dos zancadas y la tomó del brazo fuertemente—. No intentes jugar conmigo, no estoy de buen humor, ah, otra cosa, el dolor está empezando de nuevo, dame algo para calmar este ma
Dante sonrió abiertamente mientras los ojos de Aurora se abrían como platos al ver justamente a Dante parado detrás de Giuseppe.Todos la habían traicionado. —Tranquila no lo mires así, supuse que no podría confiar en tu perro faldero, así que decidí seguirlo, y vaya me trajo hasta donde mi futura esposa —aseguró firmemente Dante.—Yo no pienso ir con usted a ningún lado y mucho menos casarme con usted —gritó Aurora, ya su paciencia estaba llegando a su fin, y por supuesto que no permitiría que ese hombre le siguiera arruinado la vida.—En eso te equivocaste cariño, nos casaremos mañana mismo, y por supuesto que tú perro faldero será nuestro testigo, ahora vamos —dijo Dante, ella lo miró con rabia—. Vamos dije ¿no oíste? —él ordenó con su voz fuerte. —Yo no pienso ir con usted a ningún lado —vociferó ella cruzándose de brazos, debía mostrarse firme, estaba segura que no se rendiría por nada en el mundo.—Está bien, por lo visto estoy tratando con una chiquilla malcriada, así que lo