Y así mis amores ahora sí que sí llegamos al final de esta historia. Mil gracias por leerme, por acompañarme hasta aquí. Espero que hayan disfrutado a Ricardo e Isabella y que me sigan y le echen un ojito a mis otras novelas. Tengo 16 por el momento para que puedan disfrutar. XOXO Aurora Love.
CAPÍTULO 1: LA PEOR TRAICIÓNSacudo mis rodillas al levantarme del suelo húmedo, mi pantalón se ha llenado de tierra y por más que lo limpio con un trapo, no sale. Suspiro, sé que esto me va a traer problemas en un rato, pero ahora mismo solo quiero despedirme de mi madre.—Te amo mucho, mami, te extraño —digo, conteniendo las lágrimas mientras dejo las flores en su tumba.Hace varios años que ella se fue, pero siempre vengo a visitarla en mi cumpleaños porque me hace sentir bien. En estos días, es lo único que me hace sentir bien.Cuando salgo del panteón me doy con la sorpresa de que la camioneta de la familia Velazco no está. Mi esposo, Leonardo no me deja manejar a mí sola porque dice que soy una tonta que tiene suerte de saber caminar por sí sola, y que seguramente estrellaría la camioneta si me la dejase.Vuelvo a suspirar y saco mi celular mientras arrugo la vista por la intensidad del sol de Houston.—¿Aló? Señor Rodríguez, ¿a dónde se fue?—Lo siento señorita Isabella, pero e
CAPÍTULO 2: ACUSADA INJUSTAMENTEMi cabeza da vueltas, todo esto es como una pesadilla. Mi propia mejor amiga, Camila Rivera, le abre la puerta a los policías que entran preguntando por mí.—Ahí está oficial, ella es la ladrona, ella es la responsable del fraude empresarial de mi empresa —acusa Leonardo, apuntándome con el dedo.Retrocedo con el miedo más profundo que he sentido en mis veinticinco años de vida. Esto no puede estar pasando.—Eso no es verdad oficial, yo no he hecho nada, ni siquiera sé de qué me están acusando —respondo con voz temblorosa.—Señora Isabella Montenegro de Velazco, usted tiene una acusación en su contra por fraude empresarial y espionaje corporativo. Tenemos pruebas suficientes para una orden de arresto en su contra.—¿Qué? —susurro—, no, no, eso no puede ser verdad, tiene que haber una equivocación.—Todo lo que diga podrá usarse en su contra… —el oficial comienza a leer mis derechos, mientras otro de ellos se acerca a mí para esposarme como si yo fuese
CAPÍTULO 3: PRISIÓNSi creía que la carceleta de la comisaría era horrible, es porque nunca había visto una verdadera prisión de cerca. Mientras el oficial me lleva hacia el complejo gris y lleno de rejas, púas y guardias con armas enormes, solo tengo unas enormes ganas de salir corriendo.Las otras mujeres a mi alrededor parecen peligrosas y agresivas, tengo mucho miedo y solo quiero llorar hasta morirme. ¿Qué hice en la vida para merecer esto? Solo le dediqué mi amor y mi devoción al idiota de Leonardo, y lo peor de todo es que todavía me duele porque sigo queriéndolo a pesar de lo que ha sucedido.El camino hacia mi celda es como caminar por el pasillo de uno de los infiernos de Dante. Las otras reclusas me miran como carne fresca, tendré suerte si sobrevivo una semana en este lugar.Me asignan el número 713 y me arrojan a la celda que ya está ocupada por otra chica. No parece más grande que yo, pero puedo ver en sus ojos que ha vivido mil vidas.—Ey, yo no pedí compañera —le grita
CAPÍTULO 4: ME ARREBATAN TODOCinco meses después…—¡Vamos, Isabella, puja! —me anima la doctora con voz firme.Aprieto mis puños con fuerza, sintiendo un dolor desgarrador que recorre mi cuerpo. Los latidos de mi corazón se aceleran, y mi visión comienza a volverse borrosa. La voz de la doctora, antes clara y autoritaria se va apagando poco a poco, como si se alejara en un túnel.—N-No... No puedo... —susurro con un hilo de voz antes de que la oscuridad me envuelva por completo.El tiempo parece distorsionarse. En momentos fugaces, recobro la conciencia solo para escuchar fragmentos de conversaciones llenas de angustia y preocupación. Los médicos hablan apresuradamente, y siento el movimiento brusco de la camilla mientras me llevan a toda prisa a otro lugar. Mis ojos se cierran de nuevo, incapaces de resistir el peso del agotamiento y el dolor.Cuando finalmente consigo abrir los ojos, me encuentro en un quirófano iluminado por luces frías y brillantes. Estoy rodeada de cables y aguj
CAPÍTULO 5: EN LA CASA DEL DIABLO MAYOR Cinco años después… Saborear la libertad no tiene el efecto que esperaba. Cinco años han pasado desde que me destruyeron la vida. Desde que me arrebataron todo lo que me importaba, todo lo que amaba. He contado cada maldit0 día en ese lugar marcándolo con una equis en el calendario, pero también en mi corazón. 1 826 días. Esa es la cantidad de tiempo que pasé privada de mi libertad, y esa también será la cantidad de veces que haré pagar a cada uno de los que me hicieron daño. Tendrán que pedirme perdón 1 826 veces de rodillas hasta que me sienta satisfecha por todo lo que me han hecho. Salgo de prisión solo con un bolso en mi mano, mis únicas pertenencias, lo poco que no perdí y la única pista del nombre de esa enfermera que le entregó mi hijo a Camila. Rebecca, mi única amiga de verdad en este lugar salió unos cuantos meses antes que yo. Me dio su dirección, así que solo se me ocurre un lugar al que puedo ir. Sin embargo, antes de pode
CAPÍTULO 6: LA PROPUESTA DEL DIABLO VELAZCOMe quedo helada ante sus palabras, mi corazón palpita a toda velocidad y no sé ni qué responder. Él me mira con una intensidad que me desarma, de pronto todo me da vueltas. Su perfume masculino inunda mi nariz, está demasiado cerca y por primera vez desde que salí de la cárcel tengo miedo.—¿Qué ha dicho? —cuestiono incrédula.—Que te cases conmigo Isabella.Me sacudo de su agarre y lo rodeo para adentrarme más en la sala de estar de su casa.—¿Está loco? ¿Cómo se le ocurre que voy a casarme con usted?—Antes de rechazar mi propuesta, escúchame —dice con voz demandante. Y no sé qué demonios es lo que tiene este hombre pero me callo y asiento sin chistar.—Está bien —digo con más calma.—No me interesa si eres culpable o no, tampoco te traje aquí para cuestionar tu inocencia. Ciertamente si le robaste a mi sobrino no dudo que se lo merezca. —Trago en seco. Cuando estuve casada con Leonardo casi y crucé palabras con Ricardo, conozco su reputac
CAPÍTULO 7: CASADA CON EL TÍO DE MI EXNo pude pegar un ojo en toda la noche. Mentiría si dijese que leí todo el documento que Ricardo me entregó. Me fui de su casa y preferí pasar la noche en mi antiguo apartamento. Pensé que no quedaría nada de él, pero para mi sorpresa, todo se mantuvo intacto. Llamé a Rebecca desde un teléfono público y le dije que la visitaría después, porque la verdad es que anoche quería estar sola.Entre más pienso las cosas, más me convenzo de que esta es mi mejor opción. Mientras estoy mirando hacia el techo de la habitación, mi celular suena. Me levanto de la cama algo confundida. No se supone que eso debería sonar.—¿Aló? —contesto con duda.—Estoy camino a tu apartamento para firmar el contrato, ¿ya estás lista?La voz inconfundible de Ricardo me despierta de mi letargo. Debió ser él quien activó de nuevo la línea de mi celular.—¡Eh! ¿Dónde estás?—Llego en cinco minutos.Ricardo me cuelga sin dar más explicaciones. Salgo disparada hacia la ducha, todaví
CAPÍTULO 8: NO SABÍA EN LO QUE ME METÍAEn mis días en la cárcel jamás imaginé que al salir estaría sentada a un lado de Ricardo Velasco pretendiendo ser su mujer. Mientras observamos la carrera de caballos y él conversa con los socios con los que está haciendo su negocio, no puedo dejar de mirar hacia donde se encuentra Leonardo. Tengo que admitir que volverlo a ver removió muchas cosas en mi interior. Rabia, odio, pero también me hizo recordar los pocos y breves momentos que pasamos juntos.Pensé que todo lo que sentiría por él sería un enorme desprecio, sin embargo, he de admitir que mi corazón todavía se siente muy dolido por lo que me hizo.Su cara de furia y decepción al verme me recordaron por qué me casé con su tío en primer lugar. Él nunca me amó y nunca lo hará.Mis pensamientos se ven interrumpidos por el grito eufórico de los hombres que están a mi alrededor en el momento en que el caballo con el número “8” cruza la línea de meta.—¡Sí! —celebra Ricardo. No solo es hábil p