Por fin, después de años de estudios plagados de cosas buenas y malas.YoYo¡¡¡Soy libre de la universidad!!! Escucho las risas y llantos de mis compañeros, tal vez de felicidad o de infelicidad. Pues.."bienvenidos al mundo de los adultos", fueron las últimas palabras de nuestro doctor.Adiós fiestas, alcohol y amores... Y bienvenido cuentas, gastos y malas noches. ¿Familia? ¿Hijos? No, esas palabras no se encuetran en mi vocabulario. Amm, la universidad te brinda buenos recuerdos y malos, incluso recuerdos que te cambian la vida. En fin, ¿qué más te puedo decir sobre la universidad aparte de que has pasado una parte de tu vida ahí, socialisando u odiando? Bueno, un consejo te voy a dar. Socialisa mucho porque de ahí salen palancas para tu futuro o si tienes mucha más suerte ya naces teniendo un camino o, te dan noticias de infarto el mismo día de tu graduación. Y, ¿adivinen cúal es mi caso? Bingo. Mis compañeros irán a trabajar en otras ciudades incluso en otros países,
Han pasado cinco días desde que me despedí de Jhoana. Llore mucho, pero ¿cómo explicarles que ella es mucho más que una hermana? Una que ahora se encontraba a kilómetros de mí. He prometido que la visitaría mientras pueda, porque no sé lo que me espera esta noche. Se supone que hoy conoceré a mi "prometido" y me presentaré solo por respeto a mis padres, ya que después de eso me iré a Corea del sur y no tengo ni idea, ni las ganas de saber cuándo regresare, aparte nadie me espera; toda mi familia pasa ocupada, mi papá en la empresa, mi mamá en el hospital, mi hermana ya hace dos días que regreso a su hogar en Alemania,
Narra Emma ..... Han pasado 11 horas de viaje, no espero mucho y llega mi taxi. En las puertas del gran hotel antes de entrar doy un profundo respiro y alzo mis brazos. − ¡No puedo creer que este aquí en Seúl!– Grito de felicidad. No se me hace difícil el idioma, puesto que ya he estado aquí. Todo bien por esa parte. Entro al hotel y una agradable señorita de estatura mediana se encarga rápidamente de mí. −Buena tarde, señorita. − Saluda haciendo una venia. −Buena tarde. – respondo de la misma manera. Lo primero que hace es verificar en el computador mediante mi nombre el número de habitación que me corresponde; miro como mueve sus ojos a gran velocidad como si estuviera leyendo mi expediente universitario y al cabo de dos minutos me entrega la llave. −Su habitación es la número 13, cuarto piso. – Agradezco y me retiro. La habitación es cómoda, me encanta la decoración oriental en especial la comb
Al parecer a Chris le agradado la idea; suelta mi brazo permitiéndome abrir la puerta incluso él y Tom llevan a mi primo a la cama. He pedido que salgan mientras me cambio, pero a Chris se le ocurrido darme unos minutos para hacerlo. Si no, él entraría y me sacaría a la fuerza. << ¡Pero quien se cree!>> No tardo mucho y salgo con mi pijama, sin antes desmaquillarme a la velocidad luz. No quiero despertar a Takeru porque si lo hago no dormirá dentro de unas horas. Aún recuerdo cuando todos los primos nos pusimos a tomar y a mi hermano se le ocurrió la gran idea de poner heavy metal en alto volumen, en consecuencia, se quedó con Takeru toda la noche y madrugada cuidándolo como a un bebé; al día siguiente mi primo parecía alguien nuevo y renovado mientras que mi hermano parecía zombi. *** Narra Chris ......... Me han entrado unos celos del demonio que casi llevo a Emma a mi habitación en
Esa voz es nada más y nada menos que la de Chris Bacardí. −Supongo que eres bastante sigiloso y rápido, me rindo. – Bufe con todas la de perder, no puedo creer que este diciendo esto, pero debo admitir que es muy astuto tanto que me da un poco de miedo−. Tú, ganas. −¿Entonces te diste cuenta de que estoy un paso más adelante?− inquirió victorioso. −No es eso, solo que quiero descansar y no voy a salir corriendo como veinteañera. De pronto un mar de carcajadas sale de Takeru. −Se ven bien los dos, no puedo creer que te rindieras. Jamás lo había escuchado de ti, Emma White rindiéndose, − no paro de reír − ¡Por primera vez alguien te contra resta! Masao…..mo…morira de risa cuando le cuente lo que paso. −TA---KE---RUU si no te callas te matare aquí mismo. – demande. −Lo lamento, es que es tan gracioso, pero sabes ... −¡Qué! −pregunto con iras. −Me alegra verte así con esos cambios de humor tan repentinos
Al siguiente día voy a las oficinas de mi padre. Sí, estoy a punto de llevarme una hablada.−¿Papá? −pregunto un tanto temerosa.−¡Emma Adelaide White! ¡COMO TE ATREVEZ A DEJAR EL PAÍS SIN AVISARNOS!−Papá lo siento, okay.<<Aquí vamos.>> −NADA DE QUE LO SIENTO PAPÁ ¡SEÑORITA ESTÁS CASTIGADA! LAS LLAVES DE TU AUTO. – Dictaminó con toda la autoridad de un padre.−Pero papá ese es mi auto yo lo pague.−NO ME IMPORTA, LAS LLAVES − golpea el escritorio, se las entrego sin tener opción −. TOM, NO SE LAS VAS A ENTREGAR HASTA QUE PASE UN MES.−Entendido señor. – Asiente.−Bueno ya me quitaste mi auto por un mes, ¿puedo retirarme? – pregunto irritada.−NO TAN RÁPIDO SEÑORITA TU
− Tengo mis trucos. Gracias Tom desde aquí yo me encargo. Ve a descansar. – Ordenó. −Por supuesto señor. Tengan buena noche. −De nada Tom, descansa. − Solo escucho como la puerta se cierra mientras me dirijo a la ventana. −Dime, ¿qué quieres hacer? – Pregunta y deja a un lado su abrigo que a simple vista parece pesado. −Nada, debes estar cansado. −Hace rato estabas molestando a Tom, por querer salir y ahora no quieres, ¿prefieres quedarte viendo por la ventana en vez de salir? −Dime, si salgo para ir de compras ¿puedo ir sola sin que me sigas? −No. <<Quedirecto.>> − Hay por favor. No escaparé... a dónde puedo ir si ni auto tengo. – Replique con las pocas ganas de salir victoriosa. −No quiero correr. – Respondió de inmediato. −¿Quién dijo algo de correr? Aunque sería buena idea, − enfatice con una sonrisa −, tal vez te gane, pero siempre sales en el momento menos esperad
Al llegar a casa. −¿Cómo se llama el señor?- Pregunto. −Ten, me dio esta tarjeta. − Al leer la dirección me resulta familiar- ¿Sabes quién es? −No, pero la dirección si la conozco. Es un conjunto residencial enorme. −¿Tienes un familiar en esa residencia? – Pregunta dudoso, y por la forma en que me observa es fácil saber que está pensado con sus celos, no con su cabeza. −No exactamente. − Me dirijo a mi computador. −¿Qué haces? – Se acerca. −Parece que escuchado ese apellido antes. −¡Espera! − Lo dice con sorpresa −. Ese es el sistema de clientes. −Sí, ¿sorprendido? Padre me enseño. – Sigo buscando ese nombre −. ¿Señor y señora Slim dónde están? - Luego de unos minutos grito - ¡Bingo! Los encontré. −Los Slim, dueños de las constructoras "Smith ". −Yes, son buenos clientes. No sabía que vivían en esa residencia. Supongo que es el destino. – Murmuro esa última parte sin que ese tumulto de cel