− Tengo mis trucos. Gracias Tom desde aquí yo me encargo. Ve a descansar. – Ordenó.
−Por supuesto señor. Tengan buena noche.
−De nada Tom, descansa. − Solo escucho como la puerta se cierra mientras me dirijo a la ventana.
−Dime, ¿qué quieres hacer? – Pregunta y deja a un lado su abrigo que a simple vista parece pesado.
−Nada, debes estar cansado.
−Hace rato estabas molestando a Tom, por querer salir y ahora no quieres, ¿prefieres quedarte viendo por la ventana en vez de salir?
−Dime, si salgo para ir de compras ¿puedo ir sola sin que me sigas?
−No.
<<Que directo.>>
− Hay por favor. No escaparé... a dónde puedo ir si ni auto tengo. – Replique con las pocas ganas de salir victoriosa.
−No quiero correr. – Respondió de inmediato.
−¿Quién dijo algo de correr? Aunque sería buena idea, − enfatice con una sonrisa −, tal vez te gane, pero siempre sales en el momento menos esperado. Es como si fueras un maldito sayajin.
−Querida, no puedo hacer teletransportaciones.
−Agradezco eso. − Me siento en el balco de la ventana−. Quisiera que confiaras en mí.....
−¿Qué dijiste .....?− Lo dice mientras toma asiento en el sofá.
−Nada...no dije nada.
Bajo del balcón, me dirijo a él y le extiendo mi mano.
– ¿Sabes? Es mejor salir acompañada antes de quedarme viendo. Vamos.
−¿Te rindes nuevamente? – Inquirió con esa sonrisa victoriosa.
−Supongo que sí, pero cuando menos lo pienses haré algo de la cual te asuste mucho.
–Lo estaré esperando. – Sonríe.
−Aceptare ese reto. Ahora vete a cambiar o quieres salir con esa ropa.
Chris está en traje, lo habitual para trabajar.
−¿Acaso no me veo bien?- Lo dice mientras da una vuelta –. Te gusta lo que miras.
−¿Qué estás diciendo? - Me volteo dirigiéndome a mi cuarto-. Avísame cuando te cambies.
No tarda mucho tiempo para que toque mi puerta, agarro mi bolso y salimos.
***
−¡Aire libre por fin!- Salgo gritando provocando que algunas miradas se claven en mí.
−No es para tanto, si quisieras podrías salir todos los días.
−Lo haría si alguien no me seguiría a todos lados- De pronto siento un bulto rosar mi pierna.
−Lo siento mucho señolita- Lo dice un niño con voz tan tierna, tal vez tenga unos tres años. Me pongo a su altura.
−¿Cariño estás perdido?- Le pregunto mientras froto su cabecita.
−No, solo etaba coliendo de mi papá, polque estoy jugando a las econdilas mientlas que mamá compla un helado pala mí.
−¿Qué sucede? – Pregunta Chris igualándose a mi altura.
−Dice que estaba jugando a las escondidas con su padre.
−Pero no veo a nadie que este corriendo. - Se levanta y empieza a vigilar, desde aquí abajo se ve como un faro en busca de alguien.
−Es muy altlo el señol.
−Si verdad, es muy alto. – Mis ojos se posan en Chris −. Tanto como un faro, ¿has encontrado a alguien?
−No, al parecer se ha perdido.
−Tengo una idea. – Me paro con el niño en brazos –. No te muevas Chris, intento ponerlo en tus hombros, pero no alcanzo.
−Eres enana. – Lo dice mientras se inclina un poco.
−No lo soy tanto. Cariño vamos a dar una vuelta y si miras a tus padres lo galas del cabello.
−Si hace eso te juro que te abrasare en medio de toda esta gente y quien sabe te bese.
No respondo de hecho, ni le hago caso. Después de un rato compramos helados, en especial para el pequeño. Ambos se miran bien, si no lo conociera pensaría que Chris, es su padre o su hermano mayor. De pronto se le cae un poco de helado en el hombro.
−Lo siento señol. – Esa dulzura es sus palabras me hacen querer abrasarlo, incluso intenta limpiar la mancha que provoco.
−Tranquilo cariño, el señor no se enoja ¿verdad? − Le pregunto mientras limpio esa mancha −. Vez ya está, no pasó nada.
Al terminar de limpiarlo, se escucha murmuraciones de dos ancianas que yacen en la banca.
− Miren que linda pareja. Su hijo es aún más lindo. - Dice una que está tejiendo.
− Sí y el papá no está nada mal, hace que mi corazón vuelva a latir. – Lo dice otra que esta con un libro.
−Creo que el señor Chris las hizo revivir... – Susurro en su oído −. Porque no te sientas con ellas y a mi me dejas buscar al padre del niño.
La misma anciana con el libro resoplo un comentario que no se apegaba bien a mi forma de ser.
− Y la esposa debe ser muy activa, creo que lo saca de quicio.
Pero en lo activa sí que tenía razón.
−Creo que una anciana te leyó las cartas. – Se burlo mientras seguía caminando.
– ¡Mamá, papá pol aquí!
Una señora se acerca y atrás la sigue un señor. Al juzgar por sus ojos hinchados ha pasado llorando. Chris lo baja entregándolo a su mamá.
−Muchas gracias, jóvenes, ¿cómo les puedo pagar? − Pregunta el señor.
−No tiene que hacerlo. - Dice Chris mientras frota el cabello del niño −. De hecho, ella fue quien lo encontró primero.
−Gracias jovencita. – Los dos dicen al mismo tiempo, casi en completa sincronía.
−No, no tiene que agradecer. Esta lindura se portó muy bien.
−Sí, mami, yo no me polte mal, tampoco lore.
−En agradecimiento por ayudar a mi hijo, los invito a cenar mañana en nuestra casa, a la siete de la noche. Tengan esta es nuestra dirección – Se la entrega a Chris.
−Los esperamos. – Añade la señora –. Vamos Evans, despídete de ellos.
−Chao, señol glande y señolita bonita – Me da un beso en la mejilla. Poco a poco se van alejando y Evans no para de mover su mano de izquierda a derecha.
−Creo que me pondré celoso cuando te vuelva a tocar la mejilla.
−¡Bájale todas las rayas a tus celos! Solo es un niño.
Regreso a ver a Evans, pero ya es imposible verlo.
– Es muy tierno tener un niño.
−Si quieres podemos tener uno esta noche.
−Cierra la boca Chris – Resoplo molesta −; si no quieres que te la deje estampada contra el suelo.
−Mejor en la cama, sería más placentero. – Lo musita en tono seductor.
−Eres un tonto, pervertido, acosador y un maldito celoso –. Lo cuento en cada dedo y me adelanto en dirección a una tienda.
Al llegar a casa. −¿Cómo se llama el señor?- Pregunto. −Ten, me dio esta tarjeta. − Al leer la dirección me resulta familiar- ¿Sabes quién es? −No, pero la dirección si la conozco. Es un conjunto residencial enorme. −¿Tienes un familiar en esa residencia? – Pregunta dudoso, y por la forma en que me observa es fácil saber que está pensado con sus celos, no con su cabeza. −No exactamente. − Me dirijo a mi computador. −¿Qué haces? – Se acerca. −Parece que escuchado ese apellido antes. −¡Espera! − Lo dice con sorpresa −. Ese es el sistema de clientes. −Sí, ¿sorprendido? Padre me enseño. – Sigo buscando ese nombre −. ¿Señor y señora Slim dónde están? - Luego de unos minutos grito - ¡Bingo! Los encontré. −Los Slim, dueños de las constructoras "Smith ". −Yes, son buenos clientes. No sabía que vivían en esa residencia. Supongo que es el destino. – Murmuro esa última parte sin que ese tumulto de cel
No tuve más opción que montar un caballo y seguirlo. A pesar de la hora pude alcanzarlo. −¡Te atrape! – Lo digo por detrás. − ¿Por qué esta aquí? – Pregunto enojado. −¿Por qué tú estás aquí? – Volví a preguntar. −Vete, es mejor que vayas con Evans. Paso preguntan
Narra Emma….. Hace un frío de los mil demonios que incluso puedo ver mi propio aliento. −Hace frío Martín, ya cambiaste de decisión. – Lo presiono un poco. −Eres débil y por tu culpa tendré que regresar a casa. – Sus ojos me recriminan como si yo fuese la muchac
Narra Emma... −Te daré tres segundos para que me golpees, si es que puedes. −Tres segundos para... – Me interrumpe y se abalanza sobre mis labios robándome un beso −Uno, dos, tres ¿por qué no lo haces? - Pregunta alejándose. Me quedo sin palabras por segundos. <<Pensé que se rendiría de estar conmigo, pero no es así. Qué es para él rendirse>> Presa de mis pensamientos, no me doy cuenta de que nuevamente sus labios se acercan como un par de lobos acechadores. La fuerza de su beso hace que mi espalda se planche más con el espaldar del asiento. Duele. –Chris...........mi espalda. −Vamos al hospital. - La punta de su lengua rosa su labio inferior como si lo estuviera saboreando. − ¿Por qué .....lo hiciste? –Pregunto desconcertada. −¿Pensaste que me rendiría y te dejaría sola? −Sí. – Le aseguré. −Eso no va a pasar. Eres descuidada, to
−Em, si un día me pasa algo prométeme que encontrarás nuevamente la felicidad. −Por ahora, tú eres mi felicidad. − Y tú la mía, Em...... –Sí. –Je t'aime.... Después de aquella palabra abro mis ojos. Se trata de un sueño. De uno que ya lo estaba olvidando por su semi amargura. <<¿Por qué? >> Ha pasado tiempo desde la última vez que lo soñé. −Señorita Emma. – Es Tom, tocando la puerta. −Sí Tom. ¿Qué sucede? −El joven ha salido por un momento y pidió que se arregle para salir. −¿Te dijo a dónde? −No. −Está bien. Gracias Tom. Tomo un baño, no sé a dónde iremos. Mientras estoy bajo las gotas cálidas, pienso en lo que me dijo Chris.− Sabes que no me rendiré fácilmente.− Sé que no se rendirá y eso me da miedo. Dejo de pensar en cosas negativa y me alisto tan rápido como puedo. Usaré un vestido corto de c
Por fin se cumple el mes de castigo y las ansias de tener mi auto no me faltan.¡Mi auto!−Hola papá, ¿puedo pasar? − Asomo mi cabeza por el filo de la puerta.−Claro.– Pronuncia al verme.Al entrar veo a un hombre alto y de traje azul hablando con mi padre. ¿Tal vez debía llegas más tarde?−Es todo por hoy, gracias.Aquel hombre se despide de mi padre y de mí. Ahora estamos los dos solos.−Hola hija, ¿qué te trae por aquí? – Pregunta como no lo supiera.– Pues.... hoy es el día en que le dirás a Tom, sobre las llaves de mi auto. – Lo digo rebosando de alegría.−¿Ya es el día? – Revisa unos papeles –. Tu madre me comento lo que hiciste hace unos días. – Alza su mirada.−Papá, te lo pued
Suena mi celular, es molesto porque es temprano. Lo ignoro por un momento, pero sigue sonando la música de wallerman. −¿Hola? – Contesto el teléfono, no sé quién es. −¿Emma eres tú? −Sí, ¿quién esss.s........?– Es la voz de un niño – ¿Martín? −Sí, soy Martín – Se nota feliz –. Emma ya me levantaron el castigo –. Me pregunto de donde saco mi teléfono. −Cariño son las seis de la mañana, no tienes que dormir......es fin de semana ....... −Mi mamá dice que las personas que progresan son las que se levantan temprano. – Niño inteligente. −Sí, pero no los fines de semana..... – bostezó –, ya Martín ve a dormir........ −Emma, Emma, ¡¡EMMA!! lo prometiste.... −Estoy aquí, estoy aquí....... sí...sí....sí......ya voy estaré ahí en unos minutos. – Cuelgo y me hecho en la cama. <<¡AH! Lo olvide>> Tomo un baño de agua fría para levantarme los ánimos, ahora me arrepiento de ver la casa de p
Después de aquel encuentro fuimos a jugar un rato más, di lo mejor para aparentar. Luego dejamos a Martín y al regreso fue Chris quien vino conduciendo. Durante todo el camino no cruzamos palabra, no tenía ganas de hablar y peor aún sobre lo que paso, estaba sumida en mis pensamientos. Al día siguiente voy a las oficinas de mi padre dispuesta a confrontarlo, pero por mala suerte no se encuentra en el país. *****En un bar de Washington D.C.***** El bar era un tanto agradable cuando estaba lleno y con música, pero en este momento había dos que tres hombres vestidos de negro con ropas de cuero y pañuelos en sus cráneos. ¿Roqueros? ¿Motociclistas? Tal vez sí o tal vez no o, tal vez personas pasándose por grandes y rudos con el fin de llamar la atención de cualquier chica. −Dame otra por favor. −No deberías tomar sola. −¡Tú no me mandas okay!− Reacciono ante mis propias palabras−.