Suena mi celular, es molesto porque es temprano. Lo ignoro por un momento, pero sigue sonando la música de wallerman.
−¿Hola? – Contesto el teléfono, no sé quién es.
−¿Emma eres tú?
−Sí, ¿quién esss.s........?– Es la voz de un niño – ¿Martín?
−Sí, soy Martín – Se nota feliz –. Emma ya me levantaron el castigo –. Me pregunto de donde saco mi teléfono.
−Cariño son las seis de la mañana, no tienes que dormir......es fin de semana .......
−Mi mamá dice que las personas que progresan son las que se levantan temprano. – Niño inteligente.
−Sí, pero no los fines de semana..... – bostezó –, ya Martín ve a dormir........
−Emma, Emma, ¡¡EMMA!! lo prometiste....
−Estoy aquí, estoy aquí....... sí...sí....sí......ya voy estaré ahí en unos minutos. – Cuelgo y me hecho en la cama.
<<¡AH! Lo olvide>>
Tomo un baño de agua fría para levantarme los ánimos, ahora me arrepiento de ver la casa de p
Después de aquel encuentro fuimos a jugar un rato más, di lo mejor para aparentar. Luego dejamos a Martín y al regreso fue Chris quien vino conduciendo. Durante todo el camino no cruzamos palabra, no tenía ganas de hablar y peor aún sobre lo que paso, estaba sumida en mis pensamientos. Al día siguiente voy a las oficinas de mi padre dispuesta a confrontarlo, pero por mala suerte no se encuentra en el país. *****En un bar de Washington D.C.***** El bar era un tanto agradable cuando estaba lleno y con música, pero en este momento había dos que tres hombres vestidos de negro con ropas de cuero y pañuelos en sus cráneos. ¿Roqueros? ¿Motociclistas? Tal vez sí o tal vez no o, tal vez personas pasándose por grandes y rudos con el fin de llamar la atención de cualquier chica. −Dame otra por favor. −No deberías tomar sola. −¡Tú no me mandas okay!− Reacciono ante mis propias palabras−.
−Espera..... co-mo.... yo..... peee-ro ......... −Shhhh......no hables – Poco a poco se saca su corbata y chaqueta.¡Qué diablos estaba a punto de hacer! Yo quería salir, salir y refugiarme en mi cuarto.−Chris ...no te acerques...– Sonrió de una manera nerviosa, siento un hormigueo recorrer mi cuello –. Aléjate...−Dije que no hablaras.Me arrincona más y más, comienzo a retroceder.–¿Sientes algo por mí? – Pregunta mientras besa mi cuello, no respondo.No puedo responder.No puedo moverme.No puedo respirar.–Si no contestas en tres segundos, lo considerare como un sí.Los tres segundos pasan, ya es un sí. Es un maldito sí.Estoy en su cuarto, es imposible salir. Una, porque mi cuerpo no quiere moverse; otra, me siento demasiada mareada para correr. S
***Unos días después ....... No despierto hasta que el reloj marca las ocho de la mañana, un poco perezosa lucho por levantarme. En mi mesita de noche encuentro una nota que Chris ha dejado. "Emma no olvides tener todo listo, te recojo a las 6:00 pm." Att: Chris B. Es cierto, esta noche nos encontraremos con los Slim, quedamos de acuerdo en dejar nuestro auto en su casa hasta regresar. Sin más, alisto todo lo que usaré, será una semana llena de aventuras, quería ver la nieve, pero no llegaremos a esa época. Suena el teléfono. −Diga – No escucho nada solo ecos... –. Si….hay alguien. −Siempre hay alguien...... − Es una voz grave. −¡Por dios tía Ava! ¡Qué pasa con tu voz por poco me matas! Mi tía tiene la mala costumbre de llamar y poner su voz en tono maléfico, comúnmente ese tono lo usa para tratar con los arrestados. −Has
La residencia de los Slim es enorme, un gran portón con guardias nos da la bienvenida, de paso nos asigna nuestra habitación. Es locamente grande, posee un balcón con puertas de vidrio, una mesita de té con vista al terreno, desde ahí se puede ver una granja incluso un lago que no lo había notado desde el auto y si pongo más atención podría asegurar que se escucha el río. −¿Sorprendida? −Sí, es enorme. −Entonce
La residencia de los Slim es enorme, un gran portón con guardias nos da la bienvenida, de paso nos asigna nuestra habitación. Es locamente grande, posee un balcón con puertas de vidrio, una mesita de té con vista al terreno, desde ahí se puede ver una granja incluso un lago que no lo había notado desde el auto y si pongo más atención podría asegurar que se escucha el río. −¿Sorprendida? −Sí, es enorme. −Entonces te gustara la residencia de mi padre. ¿Te parece si después de este viaje vamos allá? −Me gustaría, pero cuando volvamos tenemos otra invitación. −¿Cuál? −Una de mi familia. – Sonrió –. Te divertirás mucho así que espéralo. Al día siguiente la pasamos en el Palacio Peterhof, el lugar favorito de la señora Rachel. Es tanta la emoción de ella que nos explica todo; cada cuadro colgado, cada figura hecha, la historia de los zares quienes lo habitaron. Sin olvidar los estilos de arquitectura, solo faltaba que nos conta
−No nací ayer señora... −Rachel, dime Rachel – Se pone nerviosa. −Rachel quiero que su otra mano alcance mi correa, va a escalar mi cuerpo. −Me duele el bra..... Legamos al centro comercial de la ciudad, es grande y las variedades de tiendas giran alrededor de 200 tipos. −Emma te veo muy feliz. – Apuntalo Chris, arqueando sus comisuras. −Sí, me alegra escuchar que se casara, espero que él sea un buen chico. −Estás tan feliz que me has llevado jalando de la mano todo este momento. −Upss.... – Lo suelto de golpe. No tengo la menor idea cuánto tiempo llevamos tomados de las manos. −No me sueltes. – Vuelve a coger mi mano −. Si no te perderás y no quiero buscarte. −Entonces me perderé. −No juegues Emma, si lo haces lo pagaras en la cama. Eso hace que ponga los ojos en blanco. −Eres un pervertido de los más pervertidos que pueden existir, incluso te has metido a mi cama sin permiso. −Solo contigo lo soy, y no me gusta dormir solo.− Hace una sonrisa pícara. −Acaso tienes tres años. −No, pero no llámenos la atCapítulo 20
Ahora que lo pienso, he llegado al punto de acostumbrarmea verlo cada mañana. En mi cama. A lado mío. Se ha vuelto como una rutina. Perfilo su rostro sin que las yemas de mis dedos lo toquen. Se mira delicado cuando duerme. Me acerco un poco más, me provoca besarlo, solo falta un poco y a una distancia corta él abre sus ojos. −¿Emma? −Hola. – Lo quedo mirando. −¿Ocurre algo? −No..no...solo es hora de irnos, alístate rápido. Desayunamos y bajamos al estacionamiento, está vez usamos el auto de Chris. Al llegar Takeru, es quien nos saluda primero. Tiene dibujada una sonrisa esplendida. −Hola Emma. Hola Chris. −Listo para perder. −Ni lo pienses.... – Guiña su ojo. −¿Qué fue eso? – Dice Chris enojado. −No tengo ni la menor idea. Al entrar, la primera en aparecer es mi hermana mayor.Romina, una mujer alta y delgada, bastante para mi forma de ver. Cabello largo negro,