PRIMER ENCUENTRO

MILA

Conocí a Marko en una situacion poco inusual. Estaba caminando por la calle, perdida en mis pensamientos, cuando noté que un tipo me seguía. Me sentí incómoda y asustada, pero antes de que pudiera reaccionar, un auto se detuvo a mi lado y Marko se bajó de él. Me rescató de esa situación comprometedora, y en ese momento, supe que mi vida había cambiado para siempre.

Sus ojos verdes me hipnotizaron, y su cabello dorado me hizo sentir como si estuviera en un sueño. Era alto y fuerte, con un cuerpo grande y una forma de tratar a las personas que me hizo sentir segura y protegida. Me sonrió, y yo me sentí prendada de él. No pasaron dos meses para que empezáramos a salir, y a los pocos días, nos dimos nuestro primer beso. Fue como si el tiempo se hubiera detenido, y todo lo que existía en ese momento era nosotros dos.

Nuestra relación fue apasionada y intensa, y pronto descubrí que era mi primera vez. Marko fue mi primer hombre, y me hizo sentir como una reina. Me trataba con cariño y respeto, y me hacía sentir como si fuera la única persona en el mundo. A las semanas de estar juntos, me quedé embarazada, y Marko se alegró mucho. Me dijo que era el hombre más afortunado del mundo, y que me amaba más que a nada en este mundo.

Durante todo el embarazo, Marko no estuvo a mi lado, porque tenía que viajar constantemente. Se comunicaba conmigo todo el tiempo, y me hacía sentir como si estuviera allí conmigo. Me hablaba de sus planes y sueños, y me decía que pronto dejaría de viajar y se establecería conmigo y nuestros hijos. Y así fue, tuve a nuestros tres hijos, y Marko estuvo presente en el parto. Me abrazó y me besó, y me dijo que me amaba más que a nada en este mundo.

Pero hace seis meses, todo cambió. Marko desapareció completamente, y no he vuelto a saber de él. No ha habido llamadas, no ha habido mensajes, no ha habido nada. Ahora que me tía me hecho como un perro, contra todo pronostico estoy en Moscú buscándolo.

—¿Estás bien con que me quede con los niños? —termino de ponerle el pañal a mi hijo, dándole un beso porque son tan calmados cuando mama los asea.

—Está bien, confía en mí, siempre los he cuidado. Ahora ve tú y busca información sobre el padre de tu hijo. Ya estamos aquí, nos arriesgamos a todo, dejamos todo atrás, así que no nos queda de otra.

Ella tiene razón, sin embargo saberlo y entenderlo no te dan las fuerzas suficientes para enfrentarlo. Lo he llorado tanto, y solo me he levantado por mi amiga y mis hijos.

—Tengo un poco de miedo, porque no puedo creer que él esté muerto.

—Es lo que venimos a averiguar. Pero sinceramente, creo que no deberías tener muchas esperanzas.

—¿Por qué dices eso?

—Porque si hubiera estado vivo, ya habríamos sabido algo—ella cambia a la niña—siempre se comunicaba contigo, y seis meses amiga, además no creo que las noticas se equivoquen. La verdad es que no hay muchas posibilidades de que esté vivo después de todo este tiempo.

—Pero tengo que intentarlo, tengo que saber qué pasó con él.

—Lo sé, y te apoyo en eso. Pero debes prepararte para lo peor.

—Lo estoy, pero no puedo evitar sentir una pequeña esperanza.

—Es normal, pero no te dejes llevar por la emoción. Tenemos que ser realistas y enfrentar la situación como es.

Me limpio las lagrimas cargando a mi pequeña que extraña demasiado a su papi, porque Marko consentía a todos, pero con su niña era mucho más especial.

—Mi amor, mi corazón, mi vida... —les digo, abrazándola fuerte—. Mamá tiene que irse por un poco, pero pronto volveré, ¿entiendes? No voy a demorar y no le des mucha lidia a tu tía.

—Mmm... —la amo con todo mi corazón cuando balbucea cosas.

Me despido de mis dos pequeños y me miro en el espejo, antes de acercarme a mi amiga que me acompaño. Me acerco a la puerta de la habitación y me despido de mi amiga Aliza, quien ha decidido acompañarme en este viaje a Moscú. Aliza ha dejado todo atrás, su vida en el pueblo, su familia a la que ella llama de porqueria y sus amigos, para apoyarme en mi búsqueda de respuestas. Me siento agradecida por la compañía de Aliza, quien ha sido como una hermana para mí. Además, su presencia me da la fuerza y el valor necesarios para enfrentar lo que sea que me depare el futuro.

El hotel donde nos hospedamos es un poco caro, pero hemos decidido pagar un poco más por la seguridad y la comodidad que ofrece. Le doy la dirección al taxista y me acomodo en el asiento, lista para enfrentar lo que sea que me depare el futuro.

—¿Está seguro, señorita, que esa es la dirección correcta? —me pregunta el taxista, con una mirada escéptica.

—Sí, señor —le respondo—. Esa es la dirección correcta. Estoy en busca de una persona importante.

—Todas las personas que viven ahí son importantes, a menos que vayas a ir a ver a algún miembro del servicio. Hasta yo creo que, por trabajar ahí, serían importantes.

—¿Y quiénes son ellos? —confundida pregunto.

—Esa es la familia Romanoff, la más importante de Rusia. Son millonarios, dueños de empresas y propiedades por todo el país. Son prácticamente los dueños de Moscú.

Me quedo pasmada, sin poder creer lo que estoy escuchando. La familia Romanoff. Pero Marko jamás me dijo algo como esto. Lo poco que me dijo, fue sobre cómo tuvo que trabajar duro para salir adelante, sobre cómo era un chico de bajos recursos. Me dijo que su trabajo era viajar constantemente por el país, visitando sucursales y negociando con clientes. Pero nunca me mencionó nada sobre ser parte de una familia rica y poderosa.

Me siento confundida y engañada. ¿Por qué mi esposo me ocultó la verdad sobre su familia? ¿Qué más me ha estado ocultando? Me doy cuenta de que no conozco a mi esposo tan bien como pensaba, y que hay mucho más detrás de su historia de lo que imaginaba.

—¿Y qué más? —le pregunto, con curiosidad.

—Hay rumores de que están involucrados en cosas... no muy limpias, pero nunca se ha comprobado nada. Se dice que tienen conexiones con el crimen organizado, que lavan dinero y que hacen negocios sucios. Pero, como digo, nunca se ha comprobado nada. Son muy poderosos y tienen muchos contactos en lugares altos.

Me quedo con la boca abierta, sin poder creer lo que estoy escuchando. La familia Romanoff... ¿qué secreto esconden? ¿Qué relación tiene mi esposo con ellos? Me siento como si estuviera a punto de descubrir un secreto que podría cambiar mi vida para siempre.

—¿Y por qué me dice todo esto? —le pregunto, con una mezcla de curiosidad y miedo.

—Solo quiero que sepa con quién se está metiendo, señorita. La familia Romanoff no es una familia normal. Son peligrosos y no se detendrán ante nada para proteger sus intereses.

Me doy cuenta de que estoy metiéndome en algo mucho más grande de lo que imaginaba, y me pregunto si estoy lista para enfrentar lo que sea que me espera.

Llegamos y me quedo con la boca abierta. La casa es impresionante, con columnas altas y ventanas grandes que reflejan la luz del sol. El jardín es perfectamente manicurado, con césped verde y flores de colores que dan un toque de elegancia al lugar.

—Aquí es, señorita —me dice el taxista—. La mansión Romanov.

Me bajo del taxi y miro a mi alrededor, sintiendo un poco de nerviosismo y curiosidad.

—Tenga cuidado, señorita —me dice el taxista—. La familia Romanoff es... diferente.

—Muchas gracias —le respondo, sonriendo.

—¿Quiere que la espere? —me pregunta el taxista.

—Sí, por favor —le digo, asintiendo con la cabeza.

El taxista asiente y se queda esperando, mientras yo me acerco a la mansión. Me siento un poco nerviosa, pero también curiosa. ¿Qué me espera dentro de esta casa? ¿Qué secreto esconde la familia Romanov? Me doy cuenta de que no tengo más remedio que entrar y descubrir la verdad por mí misma.

Me acerco a la mansión y toco el timbre. Un momento después, una voz femenina suena a través del interfono que está instalado en la pared.

—¿Quién es? —pregunta la voz.

Me acerco un poco más al citofono un poco asustada.

—Soy Mila Vraslova.

La voz al otro lado se vuelve un poco más amigable.

—Un gusto conocerte, Mila. Pero en este momento no estamos necesitando personal de servicio.

Me apresuro a aclarar.

—No, discúlpeme. No vengo buscando trabajo. Estoy buscando a alguien.

La voz se vuelve un poco más curiosa.

—¿A quién buscas?

Me tomo un momento para respirar antes de responder.

—Estoy buscando a Marko.

Se hace un silencio al otro lado del interfono. La voz femenina parece haberse detenido en seco.

—¿Disculpa? —pregunta la voz de nuevo—. ¿Qué fue lo que dijiste?

—Estoy buscando a Marko— repito, un poco más claro—¿Me puedes dar información, por favor?

—Espérame un momento —dice, y luego se queda en silencio.

Me quedo allí, esperando, con el corazón latiendo un poco más rápido. No sé qué pasará a continuación, pero tengo la sensación de que mi vida está a punto de cambiar de manera irreversible. El silencio es incómodo, y me pregunto qué estará pasando allá. ¿Están hablando con alguien? ¿Están decidiendo qué hacer conmigo? Me quedo allí, esperando, con la sensación de que mi destino está siendo decidido en ese momento.

Después de unos minutos, aproximadamente 5 minutos, una señora muy bien vestida con una falda elegante aparece con un conjunto de llaves en la mano. Abre la reja mirándome con desconfianza.

—¿Tú eres Mila?

—Sí, señora.

La señora me mira con curiosidad y suspira, mientras yo me desespero.

—¿Puedes repetirme lo que me dijiste?

—Estoy buscando a Marko.

—¿Tú estás jugando conmigo, verdad?

—No, señora. Jamás haría eso. Solo estoy buscando al padre de mis hijos.

La señora se queda pálida, como si hubiera visto un fantasma. Me mira con una expresión de shock.

—¿Acabas de decir que Marko es el padre de tus hijos?

Asiento con la cabeza

—Entonces, sí conozco a Marko. Pero no creo que sea el mismo Marko que tú estás buscando.

Saco el móvil del bolso y busco la foto de Marko. La señora me mira con curiosidad antes de que le muestre la foto.

—Mire, este es el padre de mis hijos.

La señora se queda con la boca abierta, se la cubre y me mira asombrada.

—No puede ser.

Me mira con los ojos bien abiertos y luego me toma la mano.

—Sígueme, por favor.

Entramos a la mansión por la parte trasera, que da a la cocina y me deja en una habitacion pequeña donde me dice que debo esperar a la persona que puede atenderme y resolver mis dudas.

Se va aumentando mi angustia, sin embargo vuelve ofreciéndome una bebida en total silencio. Por desconfianza no la pruebo pero llamo a mi amiga avisándole donde estoy como medida de precaución por si desaparezco.

No se cuento tiempo pasa, pero la puerta se abre y yo me quedo pasmada cuando aparece un hombre que mide prácticamente dos metros de altura. Es muy parecido a Marko, pero mucho más alto y con una presencia que es difícil de ignorar. Sus ojos verdes me miran con una intensidad que me hace sentir un escalofrío que recorre mi cuerpo. Su cabello rubio es corto y bien peinado, y sus facciones son idénticas a las de Marko, pero con una diferencia que lo hace parecer una persona completamente diferente.

—Disculpe yo—aclaro mi garganta para hablar cohibida.

—Asi que tu eres la mentirosa oportunista.

Me calla congelándome las extremidades porque tiene algo peligroso en su voz, su aspecto y su mirada.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP