Llego a la pista de aterrizaje con los miembros más letales de mi organización, mis hombres más confiables y mejor entrenados. A unos pasos de mí, el italiano está de pie, con sus hombres armados hasta los dientes, sus trajes negros impecables. Dos leones se enfrentan en un espacio neutral, listos para discutir negocios.Un espacio abierto, como este lugar, permite una mayor sensación de libertad y control. Puedes moverte con más facilidad, puedes ver a tu alrededor sin sentirte atrapado. Y, sobre todo, puedes evaluar mejor la situación y a la persona que tienes enfrente.Me bajo del auto y camino con mis hombres detrás de mí, su presencia es un recordatorio silencioso de mi poder. Llego hasta donde el italiano está sentado y corro la silla, sentándome frente a él. Estamos en un espacio abierto, en la mitad de la pista de aterrizaje, rodeados de nada más que asfalto y silencio. Los hombres del italiano y mis hombres están fuertemente armados, listos para cualquier cosa.Tomo asiento f
MAXIMILIANO.—Te admiro, Maximiliano —me dice Aleksi—. No pensé que de esa situación tan grave sacarías ventaja y te quitarías un enemigo de encima.Lo miro con una sonrisa leve.—Eso es lo que hace un jefe —le respondo—. No solo derramar sangre, también evitarla.Aleksi asiente con la cabeza.—Lo entiendo perfectamente —me dice—. Nunca dudé de tus capacidades, Maximiliano. Sin embargo, eso ha sido una jugada maestra.—Has jugado tus cartas con maestría —me dice—. Sabías exactamente qué ofrecerle para que aceptara el trato.Asiento con la cabeza, satisfecho con el resultado.—Conozco a los hombres como él —le respondo—. Saben cuándo es hora de parar la guerra y empezar a ganar dinero.Aleksi se ríe.—Sí, el dinero es un gran motivador —dice—. ¿Crees que mantendrá su palabra?Lo miro pensativo.—Espero que sí —le respondo—. Pero si no lo hace, estaremos preparados. No podemos permitirnos el lujo de confiar ciegamente en nadie en nuestro mundo.El silencio se cierne sobre nosotros duran
MAXIMILIANO—Tenemos que ser precisos, Aleksi. Por Mila, debemos ser precisos. Necesitamos un plan sólido para infiltrarnos en la fábrica sin ser detectados. Sé que Mila, esté donde esté, está contando con nosotros, y debemos demostrar nuestra habilidad y estrategia en este momento.Aleksi me mira con intensidad en los ojos, pero veo una chispa de confianza en su mirada.—Tienes razón —me dice—. Podemos dividirnos en dos equipos. Uno se encargará de distraer a los guardias en la entrada principal, mientras que el otro equipo se infiltra por la parte trasera.Asiento con la cabeza, sintiendo una sensación de alivio.—Exacto —le digo—. Y una vez que estemos dentro, debemos movernos rápidamente. Mila está en el piso de abajo, así que necesitamos llegar allí sin ser detectados. Tu padre puede hackear el sistema de seguridad para desactivar las cámaras y alarmas.Aleksi asiente con la cabeza, mostrando una determinación renovada.—Vamos a hacerlo —me dice—. Vamos a traer a Mila de vuelta y
MILALo abrazo con fuerza, sintiendo el calor de su cuerpo contra el mío. Maximiliano me besa y yo respondo con pasión, dejando que el mundo a nuestro alrededor se desvanezca. En este momento, nada más importa que la conexión entre nosotros. Su boca se une a la mía en un beso profundo y tierno, y yo me siento transportada a un lugar donde solo existimos nosotros dos.El tiempo se detiene y todo lo que nos rodea se vuelve irrelevante. Olvido la tensión, el peligro y la incertidumbre. Solo estoy yo, Maximiliano y este beso que nos une. Siento su amor y su pasión, y respondo con la mía propia. El abrazo se vuelve más fuerte, como si quisiéramos fusionarnos en un solo ser.En este instante, todo lo demás desaparece y solo quedamos nosotros, perdidos en el calor de nuestro amor.Maximiliano me toma de la cintura y me mira con preocupación en sus ojos.—¿Estás bien? —me pregunta con suavidad—. ¿Qué te hizo esa loca de Alaska?Me toma un momento responder, procesando la intensidad de sus pal
MILA—Lárgate de mi casa, Mila—mi tía me dice, con una voz fría y sin emociones y por un momento me quedo estática esperando de que sea una broma.Pero no, Kenia Vraslova es todo menos una mujer alegre que haría esto con otra intención que no sea humillarme, despreciarme y pasar por encima de mi como lo ha hecho toda su vida.—¿Por qué? ¿Qué he hecho?—pregunto, intentando entender lo que está pasando.—No me hagas preguntas, Mila—mi tía responde, con una mirada dura—simplemente lárgate. Tu marido ha dejado de pagar el alquiler, y ya no quiero que te quedes aquí.Me siento como si hubiera recibido un golpe en el estómago y trago saliva ignorando la presencia de su marido al que odio con todas mis fuerzas y estoy segura que es el causante de que me ella me este echando como un perro.—Pero... estoy segura de que él te pagó por más de dos años—digo, intentando defender al padre de mi hijo.—No me importa lo que creas—mi tía me interrumpe, con una voz cortante—lo que importa es que no ha
MILA—Sabia que eras una perra—dice mi tía apuñalándome le pecho cuando acaba de ver como me tenia su marido y ella piensa que yo… que yo…—MI amor, ella me sedujo, lo siento, perdóname mi amor—le dice el marido mientras ella me mira con un odio que me vuelve pequeña.Se acerca a ella, subiéndose el cierre del pantalón y ni asi, ni porque ve lo que hace su marido, mi tía deja de mirarme como una cucaracha.—Tía, por favor, escúchame —le digo, intentando defenderme—. Él me ha estado mintiendo, te lo juro. Jamás haría algo para lastimarte.Mi tía me mira con una mezcla de ira y desdén mientras me pongo de pie, tragando saliva con las mejillas adoloridas.—No quiero escuchar tus excusas, Mila —me responde—. Siempre has sido una desagradecida. Te traje a mi casa después de que tus padres murieron y esto es cómo me pagas. No te vi recoger, debería haberte dejado en ese orfanato.Mi vida cambio desde que mis padres murieron y creo que si, las cosas serian mejores si me hubiera dejado en el
MAXIMILIANOUn nuevo dia de mierda.Suspiro acostado en mi cama, con las manos debajo de la cabeza, reflexionando sobre mi vida y mi familia. Mi apellido, Romanoff, es sinónimo de poder y respeto en el mundo de la mafia rusa. Es un nombre que genera temor y admiración a partes iguales, y sé que mi familia ha trabajado duro para construir esa reputación.Mientras miro el techo, pienso en la historia de mi familia y en cómo hemos llegado a ser lo que somos hoy en día. Mi abuelo, un hombre cruel y astuto, mato haciéndose de la organización y luchó por establecer su dominio en el mundo del crimen organizado. Mi padre, un hombre igualmente ambicioso, expandió el negocio y consolidó su posición como uno de los líderes más poderosos de la mafia rusa.No puedo evitar pensar en mi hermano mayor, Marko. Él era el líder natural de nuestra familia, el que siempre había estado destinado a tomar el mando de nuestra organización. Pero su muerte repentina cambió todo. Ahora, me toca a mí asumir el po
MAXIMILIANO—¿Estás seguro de que fueron los italianos? —le pregunto, mi voz baja y controlada.Y me levanto a servirme una copa de Vodka para bajar la rabia que tengo subida al cuello.—Sí, Max—responde Aleksi. —Tenemos pruebas. No hay duda.Respiro y siento un escalofrío recorrer mi espalda porque tenia mis dudas, pero no pensé que esos hijos de puta se atrevieran a tanto.—No saben que acaban de cometer el peor error de sus vidas—paso el licor que me quema la garganta.—¿Qué piensas hacer? —me pregunta Aleksi, su voz suave.Me tomo un momento para responder. Mi mente está llena de pensamientos y emociones, cosas atroces, imágenes de sangre, gritos y dolor.—Tengo que vengar la muerte de mi hermano—le digo finalmente. —Las cosas no se pueden quedar así.Aleksi asiente con la cabeza, como si esperara mi respuesta.—Entiendo—dice. —Pero debes tener cuidado, Max. Los italianos no son fáciles de manejar.Me río, una risa amarga.—No me importa—le digo. —Tengo que hacerlo. Por mi hermano