MILALo abrazo con fuerza, sintiendo el calor de su cuerpo contra el mío. Maximiliano me besa y yo respondo con pasión, dejando que el mundo a nuestro alrededor se desvanezca. En este momento, nada más importa que la conexión entre nosotros. Su boca se une a la mía en un beso profundo y tierno, y yo me siento transportada a un lugar donde solo existimos nosotros dos.El tiempo se detiene y todo lo que nos rodea se vuelve irrelevante. Olvido la tensión, el peligro y la incertidumbre. Solo estoy yo, Maximiliano y este beso que nos une. Siento su amor y su pasión, y respondo con la mía propia. El abrazo se vuelve más fuerte, como si quisiéramos fusionarnos en un solo ser.En este instante, todo lo demás desaparece y solo quedamos nosotros, perdidos en el calor de nuestro amor.Maximiliano me toma de la cintura y me mira con preocupación en sus ojos.—¿Estás bien? —me pregunta con suavidad—. ¿Qué te hizo esa loca de Alaska?Me toma un momento responder, procesando la intensidad de sus pal
MILAEntro a la mansión y me dirijo inmediatamente a la sala, tomada de la mano con Maximiliano. Al entrar, mis ojos buscan ansiosamente a mis seres queridos, y lo primero que veo es a mi hija en brazos de su abuelo. La ternura con que él la sostiene me hace sonreír, y mi corazón se llena de amor al verla sana y salva.Luego, mi mirada se dirige a mi pequeño Kuzman, que juega alegremente con su abuela. La risa de mi hijo me llega al alma y me hace sentir una mezcla de alegría y nostalgia. Los extraño tanto...Después, veo a Maksin, entretenido con Alisa, que lo hace reír con sus payasadas. La imagen de mi familia, reunida y feliz, me acelera el pecho y me saca las lágrimas. Los he extrañado a todos tanto... Desde mis hijos hasta los que los cuidan con tanto amor.De repente, Maksin levanta la vista y me ve. Sus ojos se iluminan y, con una sonrisa radiante, dice:—Mamá.Mi corazón se detiene. Es como si el tiempo se hubiera parado. Me arrodillo y abro mis brazos, y Maksin corre hacia m
MILASus labios devoran mi cuello, despertando el deseo que siempre surge cuando estamos solos. La habitación se llena de un silencio expectante, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad. No podemos resistirnos, porque lo único que quiere es poseerme por completo, y yo se lo permito con gusto. Su pasión es un látigo de fuego que enciende una llama en mi interior, desencadenando una fuente de deseo que me consume. Me siento viva, como si mi cuerpo estuviera hecho de pura energía y pasión. Cada beso, cada caricia, es como un golpe de electricidad que me hace temblar de placer.Me besa con intensidad, como si estuviera hambriento de mí. Su lengua explora mi boca, y yo me rindo a su pasión. Me siento pequeña y vulnerable en sus brazos, pero al mismo tiempo, me siento poderosa y deseada.—Te vez jodidamente ardiente con esa pijama mi amor—susurra en mi cuello para mordisquearlo—me excita que seas así de mala mi amor.—Espera—mis manos recorren su pecho, se nota que hace buen
MILAAbro los ojos y me encuentro con una habitación llena de flores. Maximiliano está parado frente a mí, con un ramo de flores en la mano, y sonríe de oreja a oreja. Lleva pantalones largos, pero su torso está descubierto. Nuestros bebés están sentados en la cama, cada uno sosteniendo una rosa en su pequeña mano.—Buenos días, cumpleañera —dice Maximiliano, su voz suave y cariñosa.Me siento en la cama, impresionada por la escena que tengo frente a mí. Me tiende el ramo de flores y me besa en la frente. Me siento amada y especial en este momento. Miro a nuestros bebés y sonrío, sintiendo una gran felicidad.—Gracias, amor —digo yo, sonriendo—. Esto es increíble.Maximiliano se sienta a mi lado en la cama y me abraza. Los bebés se acercan a nosotros y comienzan a jugar con las flores. Me siento rodeada de amor y felicidad.—¿Quieres desayunar algo? —pregunta Maximiliano.—Sí, por favor —respondo—. Me muero de hambre.—Ve a ducharte.Me levanto de la cama para ir a ducharme, pero Maxi
MILAMaximiliano me mira con ojos llenos de amor y devoción, y comienza a hablar con una voz suave y emotiva.—Mila, desde el momento en que te conocí, supe que eras alguien especial —dice—. Tu sonrisa, tu risa, tu forma de ver la vida... todo en ti me cautivó. Y con el tiempo, mi amor por ti solo ha crecido. Eres mi mejor amiga, mi confidente, mi alma gemela.Hace una pausa, y su voz se vuelve más seria.—Pero quiero ser honesto contigo —dice—. Las cosas no serán fáciles. Nuestra vida juntos estará llena de peligros, de momentos de incertidumbre y de un sube y baja de emociones constante. Habrá momentos en que tendremos que enfrentar nuestros miedos y superar obstáculos que parecerán insuperables. Habrá días en que la oscuridad parecerá más fuerte que la luz, y tendremos que encontrar la fuerza para seguir adelante.Me mira con intensidad, y puedo ver la sinceridad en sus ojos.—Pero quiero que sepas que estoy dispuesto a enfrentar todo eso contigo —dice—. Quiero que estés a mi lado
MILALa camioneta avanza suavemente por la carretera, mientras Natalia conduce con destreza. Alisa y yo estamos sentadas en el asiento trasero, charlando animadamente. El sol entra por las ventanas y calienta nuestros rostros.—Recuerdo cuando me casé con el padre de Maximiliano —dice Natalia, sonriendo con nostalgia—. Fue un día hermoso, aunque un poco loco. Me acuerdo de que me tropecé con el vestido en la iglesia y casi me caigo.Alisa se ríe a carcajadas, tapándose la boca con la mano.—¡Eso es increíble! —exclama, sus ojos brillando con diversión.Natalia asiente con una sonrisa, sus ojos iluminándose con el recuerdo.—Sí, fue un momento divertido. Pero en serio, fue un día muy especial. Me sentí como una princesa.Alisa suspira, mirando por la ventana con una expresión soñadora.—Yo también sueño con casarme algún día. Quiero un vestido blanco y una ceremonia en un jardín hermoso.Natalia se vuelve hacia Alisa, su rostro iluminándose con entusiasmo.—Eso suena perfecto. ¿Has pen
MILA—Lárgate de mi casa, Mila—mi tía me dice, con una voz fría y sin emociones y por un momento me quedo estática esperando de que sea una broma.Pero no, Kenia Vraslova es todo menos una mujer alegre que haría esto con otra intención que no sea humillarme, despreciarme y pasar por encima de mi como lo ha hecho toda su vida.—¿Por qué? ¿Qué he hecho?—pregunto, intentando entender lo que está pasando.—No me hagas preguntas, Mila—mi tía responde, con una mirada dura—simplemente lárgate. Tu marido ha dejado de pagar el alquiler, y ya no quiero que te quedes aquí.Me siento como si hubiera recibido un golpe en el estómago y trago saliva ignorando la presencia de su marido al que odio con todas mis fuerzas y estoy segura que es el causante de que me ella me este echando como un perro.—Pero... estoy segura de que él te pagó por más de dos años—digo, intentando defender al padre de mi hijo.—No me importa lo que creas—mi tía me interrumpe, con una voz cortante—lo que importa es que no ha
MILA—Sabia que eras una perra—dice mi tía apuñalándome le pecho cuando acaba de ver como me tenia su marido y ella piensa que yo… que yo…—MI amor, ella me sedujo, lo siento, perdóname mi amor—le dice el marido mientras ella me mira con un odio que me vuelve pequeña.Se acerca a ella, subiéndose el cierre del pantalón y ni asi, ni porque ve lo que hace su marido, mi tía deja de mirarme como una cucaracha.—Tía, por favor, escúchame —le digo, intentando defenderme—. Él me ha estado mintiendo, te lo juro. Jamás haría algo para lastimarte.Mi tía me mira con una mezcla de ira y desdén mientras me pongo de pie, tragando saliva con las mejillas adoloridas.—No quiero escuchar tus excusas, Mila —me responde—. Siempre has sido una desagradecida. Te traje a mi casa después de que tus padres murieron y esto es cómo me pagas. No te vi recoger, debería haberte dejado en ese orfanato.Mi vida cambio desde que mis padres murieron y creo que si, las cosas serian mejores si me hubiera dejado en el