MILACorro libre por el bosque, sonriendo con un vestido blanco que ondea al viento. El sol se filtra a través de los árboles, iluminando mi camino. De repente, escucho pasos detrás de mí y volteo a mirar. Maximiliano viene detrás de mí, su mirada fija en la mía.Me alcanza y me lleva contra el árbol, su brazo rodeándome la cintura. Me pega a él y me da un beso apasionado. Me siento sin aliento y emocionada.—No intentes escapar de mí —dice, su voz baja y sensual—. No puedo dejar que te vayas.—Maximiliano —susurro, mi voz temblando—. ¿Por qué me persigues?—Porque te amo —responde, su mirada intensa—. Porque no puedo vivir sin ti.Me siento débil y sin fuerzas ante sus palabras. Me doy cuenta de que no puedo escapar de él, de que no quiero escapar de él.—No quiero escapar —digo, mi voz apenas audible—. Quiero estar contigo.Maximiliano sonríe y me besa de nuevo, su abrazo estrechándome contra él. Me siento segura y amada en sus brazos.Maximiliano me mira con una intensidad que me h
Llego a la pista de aterrizaje con los miembros más letales de mi organización, mis hombres más confiables y mejor entrenados. A unos pasos de mí, el italiano está de pie, con sus hombres armados hasta los dientes, sus trajes negros impecables. Dos leones se enfrentan en un espacio neutral, listos para discutir negocios.Un espacio abierto, como este lugar, permite una mayor sensación de libertad y control. Puedes moverte con más facilidad, puedes ver a tu alrededor sin sentirte atrapado. Y, sobre todo, puedes evaluar mejor la situación y a la persona que tienes enfrente.Me bajo del auto y camino con mis hombres detrás de mí, su presencia es un recordatorio silencioso de mi poder. Llego hasta donde el italiano está sentado y corro la silla, sentándome frente a él. Estamos en un espacio abierto, en la mitad de la pista de aterrizaje, rodeados de nada más que asfalto y silencio. Los hombres del italiano y mis hombres están fuertemente armados, listos para cualquier cosa.Tomo asiento f
MAXIMILIANO.—Te admiro, Maximiliano —me dice Aleksi—. No pensé que de esa situación tan grave sacarías ventaja y te quitarías un enemigo de encima.Lo miro con una sonrisa leve.—Eso es lo que hace un jefe —le respondo—. No solo derramar sangre, también evitarla.Aleksi asiente con la cabeza.—Lo entiendo perfectamente —me dice—. Nunca dudé de tus capacidades, Maximiliano. Sin embargo, eso ha sido una jugada maestra.—Has jugado tus cartas con maestría —me dice—. Sabías exactamente qué ofrecerle para que aceptara el trato.Asiento con la cabeza, satisfecho con el resultado.—Conozco a los hombres como él —le respondo—. Saben cuándo es hora de parar la guerra y empezar a ganar dinero.Aleksi se ríe.—Sí, el dinero es un gran motivador —dice—. ¿Crees que mantendrá su palabra?Lo miro pensativo.—Espero que sí —le respondo—. Pero si no lo hace, estaremos preparados. No podemos permitirnos el lujo de confiar ciegamente en nadie en nuestro mundo.El silencio se cierne sobre nosotros duran
MAXIMILIANO—Tenemos que ser precisos, Aleksi. Por Mila, debemos ser precisos. Necesitamos un plan sólido para infiltrarnos en la fábrica sin ser detectados. Sé que Mila, esté donde esté, está contando con nosotros, y debemos demostrar nuestra habilidad y estrategia en este momento.Aleksi me mira con intensidad en los ojos, pero veo una chispa de confianza en su mirada.—Tienes razón —me dice—. Podemos dividirnos en dos equipos. Uno se encargará de distraer a los guardias en la entrada principal, mientras que el otro equipo se infiltra por la parte trasera.Asiento con la cabeza, sintiendo una sensación de alivio.—Exacto —le digo—. Y una vez que estemos dentro, debemos movernos rápidamente. Mila está en el piso de abajo, así que necesitamos llegar allí sin ser detectados. Tu padre puede hackear el sistema de seguridad para desactivar las cámaras y alarmas.Aleksi asiente con la cabeza, mostrando una determinación renovada.—Vamos a hacerlo —me dice—. Vamos a traer a Mila de vuelta y
MILALo abrazo con fuerza, sintiendo el calor de su cuerpo contra el mío. Maximiliano me besa y yo respondo con pasión, dejando que el mundo a nuestro alrededor se desvanezca. En este momento, nada más importa que la conexión entre nosotros. Su boca se une a la mía en un beso profundo y tierno, y yo me siento transportada a un lugar donde solo existimos nosotros dos.El tiempo se detiene y todo lo que nos rodea se vuelve irrelevante. Olvido la tensión, el peligro y la incertidumbre. Solo estoy yo, Maximiliano y este beso que nos une. Siento su amor y su pasión, y respondo con la mía propia. El abrazo se vuelve más fuerte, como si quisiéramos fusionarnos en un solo ser.En este instante, todo lo demás desaparece y solo quedamos nosotros, perdidos en el calor de nuestro amor.Maximiliano me toma de la cintura y me mira con preocupación en sus ojos.—¿Estás bien? —me pregunta con suavidad—. ¿Qué te hizo esa loca de Alaska?Me toma un momento responder, procesando la intensidad de sus pal
MILAEntro a la mansión y me dirijo inmediatamente a la sala, tomada de la mano con Maximiliano. Al entrar, mis ojos buscan ansiosamente a mis seres queridos, y lo primero que veo es a mi hija en brazos de su abuelo. La ternura con que él la sostiene me hace sonreír, y mi corazón se llena de amor al verla sana y salva.Luego, mi mirada se dirige a mi pequeño Kuzman, que juega alegremente con su abuela. La risa de mi hijo me llega al alma y me hace sentir una mezcla de alegría y nostalgia. Los extraño tanto...Después, veo a Maksin, entretenido con Alisa, que lo hace reír con sus payasadas. La imagen de mi familia, reunida y feliz, me acelera el pecho y me saca las lágrimas. Los he extrañado a todos tanto... Desde mis hijos hasta los que los cuidan con tanto amor.De repente, Maksin levanta la vista y me ve. Sus ojos se iluminan y, con una sonrisa radiante, dice:—Mamá.Mi corazón se detiene. Es como si el tiempo se hubiera parado. Me arrodillo y abro mis brazos, y Maksin corre hacia m
MILASus labios devoran mi cuello, despertando el deseo que siempre surge cuando estamos solos. La habitación se llena de un silencio expectante, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad. No podemos resistirnos, porque lo único que quiere es poseerme por completo, y yo se lo permito con gusto. Su pasión es un látigo de fuego que enciende una llama en mi interior, desencadenando una fuente de deseo que me consume. Me siento viva, como si mi cuerpo estuviera hecho de pura energía y pasión. Cada beso, cada caricia, es como un golpe de electricidad que me hace temblar de placer.Me besa con intensidad, como si estuviera hambriento de mí. Su lengua explora mi boca, y yo me rindo a su pasión. Me siento pequeña y vulnerable en sus brazos, pero al mismo tiempo, me siento poderosa y deseada.—Te vez jodidamente ardiente con esa pijama mi amor—susurra en mi cuello para mordisquearlo—me excita que seas así de mala mi amor.—Espera—mis manos recorren su pecho, se nota que hace buen
MILAAbro los ojos y me encuentro con una habitación llena de flores. Maximiliano está parado frente a mí, con un ramo de flores en la mano, y sonríe de oreja a oreja. Lleva pantalones largos, pero su torso está descubierto. Nuestros bebés están sentados en la cama, cada uno sosteniendo una rosa en su pequeña mano.—Buenos días, cumpleañera —dice Maximiliano, su voz suave y cariñosa.Me siento en la cama, impresionada por la escena que tengo frente a mí. Me tiende el ramo de flores y me besa en la frente. Me siento amada y especial en este momento. Miro a nuestros bebés y sonrío, sintiendo una gran felicidad.—Gracias, amor —digo yo, sonriendo—. Esto es increíble.Maximiliano se sienta a mi lado en la cama y me abraza. Los bebés se acercan a nosotros y comienzan a jugar con las flores. Me siento rodeada de amor y felicidad.—¿Quieres desayunar algo? —pregunta Maximiliano.—Sí, por favor —respondo—. Me muero de hambre.—Ve a ducharte.Me levanto de la cama para ir a ducharme, pero Maxi