LA MUJER DE MI HERMANO

MAXIMILIANO

—Estás hablando en serio, nana—le digo—¿hay una chica en la cocina?

Mi nana me mira con una expresión seria y me dice que sí, que hay una chica en la cocina y que nunca haría una broma de mal gusto como esa.

—Se presentó en las horas de la tarde, diciendo que está buscando a Marko, y me mostro la foto y era nuestro Marko.

Sinceramente estoy muy confundido.

—Pero no entiendo nada—le digo—¿cómo puede ser que esta chica esté buscando a Marko y que sea la madre de nuestros hijos?

Mi nana me dice que la verdad es que no profundizó en el tema, no quiso hacer ningún tipo de preguntas, y que me estaba esperando a mí para que me hiciera cargo de la situación.

—No le he dicho nada a tus padres—me dice—te lo digo a ti para que tú te encargues de resolver el asunto.

—Está bien—le digo—¿dónde está la chica?

Mi nana me responde que la tiene en la habitación de la cocina.

Me dirijo allá con mi nana, sin saber qué me espera sin embargo este tipo de situaciones son comunes.

De todas formas me cuesta creer que mi hermano embarazara a una mujer, y nosotros no estuviéramos al tanto de eso. La curiosidad y la ansiedad me consumen mientras camino hacia la cocina, listo para descubrir la verdad.

Abro la puerta y entro en la habitación, y mi mirada se encuentra con una visión que me deja sin aliento. La mujer que está en la habitación se pone de pie, y su belleza me golpea como un rayo. Sus ojos azules brillan como dos estrellas en la oscuridad, y su cabello negro cae en cascada por su espalda como una noche sin luna. Su figura delgada y alta se destaca en la habitación, y su ropa humilde no logra disimular su belleza natural. Me quedo atónico, sin poder moverme ni hablar, mientras mi mirada se clava en ella. La habitación parece desvanecerse a mi alrededor, y solo queda ella, su belleza y su presencia. Nada más existe en ese momento, solo ella y yo, pasmados en el tiempo y el espacio. Mi corazón late con fuerza, y mi mente se llena de preguntas, pero no puedo articular ninguna palabra. Solo puedo mirarla, absorber su belleza y dejar que me envuelva en su presencia.

—Disculpe yo—dice y su melodiosa voz no se que me hace, pero reacciono, todo mi sistema lo hace.

—Asi que tú eres la mentirosa oportunista—digo sin saber porque, creo que a modo de defensa porque siento que esta mujer es un peligro andante.

La chica me mira con una expresión de indignación.

 —Lo siento señor pero no entiendo por qué me trata de esa manera.

—Es lo que eres ¿no? —además de hermosa y se ve tan indefensa.

—Usted a mi apenas me conoce señor y no voy a permitir que se ponga en duda mi integridad y mis palabras.

Pero yo sé que algo no está bien, y que su historia no es tan inocente como parece. Tiene fuerza, me mira con determinación, aun asi, no confio en ella.

—No estás mintiendo, ¿verdad? —le pregunto, mi voz llena de escepticismo—. No estás aquí para jugar con nosotros, para burlarte de nuestra pérdida y de nuestro dolor.

La chica me mira con una expresión de confusión y sacude la cabeza, llevando sus manos a su pecho.

—No se de lo que esta hablando señor—su dulce voz me acaricia los tímpanos, Pero yo no creo en su inocencia.

La tomo del brazo con brusquedad, y la hago girar hacia mí.

—Como te atreves a venir aquí, a esta mansión, y a manchar la memoria de mi hermano de esta manera —le digo, mi voz llena de ira y de dolor—como te atreves a decir que lo buscas, que necesitas hablar con él, cuando sabes perfectamente que está muerto.

La chica me mira con una expresión de miedo, y trata de liberarse de mi agarre. Pero yo no la suelto. La mantengo firme, y la miro a los ojos sintiendo una mezcla de tantas cosas que me desconcentran, como por ejemplo el olor que emana y sus labios rojos.

—¿Qué crees que estás haciendo? —le pregunto, mi voz llena de desprecio—. ¿Crees que puedes venir aquí y jugar con nuestros sentimientos, con nuestra pérdida? ¿Crees que puedes mentirnos, y que nos creeremos cualquier cosa que nos digas?

—¿Entonces es verdad? —se le llenan los ojos de lágrimas—¿Marko está muerto?

La chica me mira, y por un momento, creo ver una chispa de verdad en sus ojos de que la noticia es como un balde de agua fría para ella. La suelto lentamente cuando siento que comienza a temblar y se abraza a ella misma llorando como nunca vi que lo hiciera…..

Mientras la miro, veo cómo comienza a llorar, y su cuerpo se sacude con sollozos profundos y desgarradores. Su rostro se contorsiona en una expresión de dolor y tristeza, y sus ojos se llenan de lágrimas que caen como una lluvia silenciosa. Me siento conmocionado al verla así, ya que su llanto es tan intenso y sincero que me hace sentir que en verdad está sufriendo, que en verdad le duele la pérdida de mi hermano. Sin embargo, algo dentro de mí sigue siendo escéptico, ya que no puedo entender por qué esta chica, que apenas conozco, está llorando de esta manera por alguien que no es su familiar.

A medida que la observo, siento una mezcla de emociones contradictorias, ya que por un lado, me siento incómodo y molesto por su presencia y su llanto, pero por otro lado, me siento conmovido por su dolor y su tristeza. Verla llorar de esta manera me hace recordar la muerte de mi hermano, y el profundo dolor que me causó su pérdida.

La nana la consuela mientras espero que se recupere del golpe emocional sufrido. Que tarda unos minutos ya que mi nana permite que la hermosa chica se desahogue en su hombro.

—Cuenta la verdad niña—le pide mi nana—se sincera, no mientas o omitas nada.

La chica me mira con ojos llenos de lágrimas y me dice que es de un pequeño pueblo llamado "Zelenogorsk", ubicado en la región de Karelia, en el norte de Rusia. Conoció a Marko allí, en un verano cálido y soleado, cuando él llegó al pueblo como un turista más. Sin embargo, para ella, Marko no fue solo un turista, sino el amor de su vida. Se enamoró perdidamente de él, y él también se enamoró de ella. Marko le dijo que era un agente de viajes, y que por eso viajaba constantemente, pero siempre encontraba tiempo para ella y para sus hijos. A medida que me cuenta su historia, siento un nudo en la garganta, ya que la situación comienza a tomar sentido. La muerte de mi hermano, ocurrida hace seis meses, coincide con el momento en que la chica perdió contacto con él.

Me mantengo de pie, analizándola, escuchándola y la verdad, se ve tan inocente y cálida que cualquiera creería en su historia.

Mientras escucho su relato, mi mente comienza a hacer conexiones entre los eventos. La historia de la chica es creíble, y su dolor es palpable. Siento una profunda tristeza al pensar en la vida secreta que mi hermano llevaba, una vida que yo no conocía y oculto a toda la organización por alguna razón que puedo comprender, porque ahora, aunque no quiera, si se enteran de que el dejo descendientes, esta mujer con sus hijos se convierte en el blanco a matar.

¿hermano que hiciste?

La chica, por su parte, parece estar sufriendo enormemente, y su desesperación es evidente. Como resultado, siento una gran empatía hacia ella, y mi actitud comienza a cambiar. Ya no la veo como una intrusa, sino como una persona que ha sido afectada profundamente por la muerte de mi hermano.

A medida que la conversación avanza, mi curiosidad aumenta. Quiero saber más sobre la relación entre la chica y mi hermano, y sobre los hijos que tienen en común. La chica, sin embargo, parece estar luchando por contener sus emociones, y su voz tiembla al hablar de Marko.

 —¿Max que piensas hacer con ella? —pregunta mi nana haciéndome suspirar.

—No hay necesidad de hacer nada, yo en este momento me voy —dice la chica, intentando levantarse de su asiento.

—No seas tonta —le respondo, agarrándola del brazo y obligándola a sentarse de nuevo—. En este momento, tú y tus hijos están en peligro.

La chica se asusta y me mira con ojos llenos de miedo.

—¿Por qué? —me pregunta, su voz temblando.

—Porque mi hermano no era ninguna gente de viajes —le respondo, mi voz baja y seria—. Mi hermano era el jefe de la mafia rusa, y tú, en este momento, junto con tus hijos, se han convertido en el blanco para las mafias más peligrosas que querrán matarlos.

La chica se pone pálida y su cuerpo comienza a temblar.

—¿Qué... qué quieres decir? —me pregunta, su voz apenas audible.

—Quiero decir que mi hermano tenía muchos enemigos —le explico—. Y ahora que ha muerto, tú y tus hijos son los siguientes en la lista. No puedes simplemente irte y esperar que nada suceda. Necesitas protección, y necesitas ayuda para mantener a tus hijos a salvo.

Otro maldito problema que debo atender como si no tuviera suficientes.

La chica se cubre la boca con la mano y comienza a llorar.

—¿Qué voy a hacer? —me pregunta, su voz llena de desesperación, mi nana le acaricia el hombro mientras pienso que hacer con ella porque debemos si o si esconderla a ella junto con sus hijos.

—¿Maximiliano estas aquí? Alaska te busca—es la voz de Alita y para cuando quiero esconder a la mujer de mi hermano, es demasiado tarde—¿Quién es esta mujer?

Las cosas empeoran cuando entra Alaska, la esposa de mi hermano, en la habitación. Su presencia es como un huracán, y puedo sentir la tensión en el aire. Si ella se entera de que esta chica es la amante de su marido, no tengo duda de que la mata.

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