Me levanté súper temprano, preparé algo de desayunar y después fui a llamar a mi hermano que aún no se había levantado para irse a la escuela.—¡Víctor, levántate!Le di un golpe con la almohada, él se quejó y se levantó de inmediato. Yo le sonreí y él me levantó el dedo medio.—¡Por qué me levantas tan temprano! —se quejó mientras salía de la cama. Yo volví a la cocina y me preparé una enorme taza de café. Hoy tenía que ser un muy buen día.—¿Te ganaste la lotería? —me preguntó mi hermano entrando a la cocina. Yo lo miré de arriba abajo y puse los ojos en blanco. El muy asqueroso ya estaba vestido con el uniforme.—¡Ni siquiera te bañaste! Eres un cochino —lo regañé mientras le ponía el desayuno en la mesa. Él solo me sonrió y empezó a comer. Yo me senté frente a él a tomarme mi café.—Hoy presentaré un trabajo a uno de los más importantes empresarios del país. Si todo sale bien, voy a poder comprar la casa.Víctor solo levantó los pulgares. Yo no sé para qué me tomaba el tiempo de de
¡El taxi donde iba era tan malditamente lento! Y para mi mala suerte, la pila de mi celular se había acabado. Estas cosas solo le pasaban a Victoria Scott.—¿Puede ir un poco más rápido? —le pedí ya desesperada.El tipo me miró por el retrovisor y después me ignoró. Podía jurar que el coche ahora iba mucho más lento. Me recosté en el asiento trasero y esperé, ¿qué más podía hacer?—Señorita —me llamó el conductor.Lo miré y no me gustó nada la expresión que tenía en su rostro.—Se ha pinchado una de las llantas. ¿Quiere esperar mientras la arreglo?Puse los ojos en blanco, le di un par de billetes y salí de ese taxi. ¡Carajo! ¡Todas las mierdas me estaban pasando a mí!—¡Lo único que falta es que llueva! —dije refunfuñando.Caminé calle arriba buscando un taxi, pero todos estaban ocupados. ¡Maldición!—¿Te llevo? —me dijo un tipo lleno de tatuajes en una motocicleta.Lo fulminé con la mirada y seguí caminando. Yo quería llegar a diciembre con vida.—¡Gorda asquerosa! —me gritó el hijo
Hoy le iba a proponer matrimonio a mi pareja con la que tenía 5 años de relación. Sé que me tardé un poco en proponerle esto, pero creo que ya es tiempo suficiente. Yo quiero hijos y ella ya tiene 28 años, así que lo más recomendable era tenerlos en estos años siguientes. Katia era perfecta para ser mi esposa; sería una buena representante de los Lombardo. Ella era alguien muy seria, venía de buena familia, y era la indicada para ocupar el lugar de esposa.—Luciano, ¿estás seguro? —me preguntó mi hermano menor, Mariano. Yo lo miré y lo fulminé con la mirada. Katia no le caía bien y eso yo lo sabía bastante bien.—Sí. Ahora deja de molestar y ayúdame a escoger el maldito anillo —dije, mirando las vitrinas de la tienda. Ninguno me gustaba, todos eran tan grandes y horrendos. Yo quería algo distintivo, pero no tenía tiempo como para mandar a hacer uno personalizado. Tal vez en el futuro saque tiempo para eso.—Este le quedaría bien —me mostró un anillo que, por lo que podía ver, pesaba un
Tenía una semana buscando trabajo, y en ningún lado querían contratarme. Ahora creo que casi golpear a mi jefe fue una muy mala idea.—¿Nada aún? —me preguntó mi hermano.Yo levanté la vista del periódico que estaba leyendo y le sonreí. Él estaba muy preocupado, y eso me ponía mal.—Tu hermana encontrará algo, no te preocupes —dije.Seguí buscando en el periódico hasta que un anuncio llamó por completo mi atención: estaban buscando un asistente personal y pagaban demasiado bien.—Me voy, regreso en la tarde —anuncié.Me levanté del sofá y salí del cuarto de hospital. Caminé rápidamente por la carretera en busca de un taxi, poniendo mucho cuidado en no volver a encontrarme con ese taxi de m****a.Para mi suerte, el taxi que tomé no era el de él y este sí tenía aire acondicionado. Le di las indicaciones y no me hizo más preguntas. Dios mío, espero que solo sea yo a la que contraten.Cuando llegué al lugar, me di cuenta de que era una enorme casa. Definitivamente aquí vivía alguien con mu
Me quedé en el marco de la puerta, indecisa entre irme o agarrar a patadas a ese infeliz. ¡Necesitaba una solución a esto! ¿Pero cómo iba a hacer ahora? ¡Ni vendiendo una de mis córneas iba a poder pagarle a ese infeliz!—Quiero la copia del contrato. Estoy segura de que allí no decía nada de eso —le grité con algo de frustración. Aunque ni siquiera lo había leído, apenas me dijeron el sueldo me emocioné y me olvidé por completo de eso.—No hay ningún problema. Marcos, ve y tráele a la señora una copia —ordenó el hombre.Yo me acerqué a ellos y lo miré muy mal.—Soy señorita —dije.Él me miró de arriba abajo otra vez.—¿Qué edad tienes? —me preguntó.La verdad es que no iba a perder mi tiempo respondiendo eso. ¡Que se joda! Y si tanto quiere saber mi edad, que lea mi currículum.—Eso a ti no te importa —le respondí cortante.Lo miré con tanto desprecio. Nunca había conocido a un hombre tan imbécil como él.—Claro que me importa. Dada tu condición, tu edad puede ser un factor de riesgo
La chica aún no llegaba y ya eran las ocho y media de la mañana. Me estaba desesperando un poco; yo era alguien bastante puntual y eso era lo que pedía de los que trabajaban conmigo.— ¡Buenas! —gritó ella al entrar a la casa. Yo la miré con el ceño fruncido. ¿Cómo podía tener una sonrisa en el rostro si había llegado tarde?— Te voy a descontar la hora y media de retraso —dije.Ella se encogió de hombros y se acercó a mí.— Acostúmbrate, porque voy a llegar a la hora que me dé la gana —respondió.Yo respiré profundo y le sonreí.— Hoy saldrás más tarde —anuncié.Ella me miró con rabia. Iba a decir algo, pero no la dejé. La tomé del brazo y la llevé al gimnasio que tenía en casa.— ¿Trajiste ropa cómoda? —le pregunté.Ella sintió de mala gana y se fue al cuarto de baño. La esperé unos minutos hasta que salió. Mi boca llegó al piso. ¡Cómo pudo ella ponerse algo así!— ¿Estás loca? —le pregunté.Esa ropa era claramente demasiado pequeña para ella; hasta yo me sentía ahogado solo con verl
Otro día de calvario. Ya estaba harta de estar cerca de él; ya no podía soportarlo un momento más. Cada vez que él me daba una orden, sentía arder la rabia dentro de mí.Hoy, a Lucifer se le había ocurrido la gran idea de cenar en el jardín, y para mi mala suerte, estaba lloviendo. Me rasqué la cabeza cuando Marcos me dijo que le llevara la cena. Yo tomé la charola en mis manos y respiré profundo. Caminé a la gran puerta de cristal que daba al jardín y observé por ella al desgraciado plácidamente sentado en una pequeña sala de cristal en el centro del jardín.— ¿No hay una sombrilla? — le pregunté a Marcos, pero él negó con la cabeza. Yo saqué el aire de mis pulmones y caminé fuera de la casa.Corrí como una estúpida hasta llegar a él. Es que ya me tenía aburrida. Sé que esta m****a la hacía solo para molestarme.— ¿Por qué tardaste tanto? — me preguntó mientras me miraba con una enorme sonrisa en sus labios. Yo le puse la comida en la mesa y me senté a su lado de mala gana.— Espero e
Esa tarde fui al cuarto de Luciano; él estaba sentado en la cama con solo unos pantalones. Me imagino que se iba a preparar para bañarse.— ¿Sabes lo que es tocar la puerta? — me preguntó con algo de mal genio. Yo no dije nada y solo caminé lentamente hacia él.— Entonces… ¿te dejaron por otro? — le pregunté con algo de burla. Él estiró el brazo y, de un tirón, me acostó en la cama. Después se puso sobre mí y me miró con algo de irritación.— ¿Tanto te importa eso? — me preguntó él. Yo sentí su mano subiendo por mi muslo, traté de apartarme, pero él, muy desgraciado, me tenía allí retenida con fuerza.— Apuesto a que tu sueño es estar con un hombre como yo —. Yo solté una carcajada. ¡De verdad que este hombre era muy ridículo!— No tengo sueños tan mediocres como esos — le respondí. Él siguió subiendo su mano hasta dejarla en ese lugar privado que muy pocos conocían.— ¿Sabes siquiera cuánto dinero tengo? — me preguntó mirándome a los ojos. Yo sabía quién era él; ayer me había pasado l