3

Hoy le iba a proponer matrimonio a mi pareja con la que tenía 5 años de relación. Sé que me tardé un poco en proponerle esto, pero creo que ya es tiempo suficiente. Yo quiero hijos y ella ya tiene 28 años, así que lo más recomendable era tenerlos en estos años siguientes. Katia era perfecta para ser mi esposa; sería una buena representante de los Lombardo. Ella era alguien muy seria, venía de buena familia, y era la indicada para ocupar el lugar de esposa.

—Luciano, ¿estás seguro? —me preguntó mi hermano menor, Mariano. Yo lo miré y lo fulminé con la mirada. Katia no le caía bien y eso yo lo sabía bastante bien.

—Sí. Ahora deja de molestar y ayúdame a escoger el maldito anillo —dije, mirando las vitrinas de la tienda. Ninguno me gustaba, todos eran tan grandes y horrendos. Yo quería algo distintivo, pero no tenía tiempo como para mandar a hacer uno personalizado. Tal vez en el futuro saque tiempo para eso.

—Este le quedaría bien —me mostró un anillo que, por lo que podía ver, pesaba una tonelada. La verdad, no entendía cómo a las mujeres les gustaban las cosas tan ostentosas. Pero en algo tenía razón Mariano: ese le iba a encantar. A ella le encantaban las cosas caras y eso era algo que me encantaba de ella.

—Si le das uno más pequeño, puede que te diga que no, así que no te arriesgues a eso —dijo Mariano.

Yo le quité el anillo de la mano y se lo entregué a la chica para que cobrara el valor. Pagué el dineral que costaba la argolla y después la guardé. Ya tenía todo planeado para hacerle la proposición el día de hoy.

—Y si te dice que no, ya es por tu culpa, porque si a mí me dieran un anillo de esos, te amaría por toda la vida —dijo Mariano.

Mariano era un dolor en el trasero, pero prefería pedirle consejos a él que a mi hermano mayor, Viviano. Él era… extraño.

—¡Cállate! Ahora largo, ya me voy, y dile a madre que deje de enviarme notas de voz de 5 minutos. ¿Quién carajos escucha una nota de voz de tanto tiempo? —le dije.

Mariano me sonrió ampliamente. No sabía ni por qué le había preguntado.

—Buena suerte, hermano. Espero de todo corazón que ella te diga que no. ¡Katia es una persona horrible! Ni a madre le gusta.

Yo respiré profundo.

—A madre no le gustamos ni siquiera nosotros —y eso era verdad. Ella siempre ha sido muy cruel con cada uno de nosotros, aunque ella lo amerita a su crianza en Sicilia. Gracias a Dios nosotros ya no vivimos allí.

—Madre es un ángel en comparación con ella. Te aconsejo que no hagas ese tipo de comentario frente a mamá o va a desheredarte —dijo Mariano.

Yo puse los ojos en blanco y me fui del lugar. Hoy era el día en que iba a cambiar mi futuro. Mi abuelo se pondría feliz por la noticia.

El celular sonó y era mi madre. Yo le contesté mientras me subía al coche.

—¿Estás loco? ¡Cómo puedes querer meter a esa mujer en nuestra familia! Luciano, te lo advierto: ¡No quiero que te cases con ella, es una orden!

Yo puse los ojos en blanco. Esta mujer de verdad que era algo serio.

—¿Me vas a dejar hablando sola? —preguntó.

Yo le colgué y salí directo a mi casa. Necesitaba prepararme para esta noche.

Me di una ducha rápida y me puse un traje que había comprado en Francia la semana pasada. La puerta de la habitación se abrió y entró mi mayordomo.

—Señor, la señorita Katia quiere hablar con usted —me dijo.

Yo le pedí que la dejara pasar. Era muy raro que ella viniera aquí, y más si yo le había dicho que la iba a recoger en su apartamento más tarde. Mi mayordomo se fue y, después de unos minutos, entró Katia, tan perfecta como siempre.

—¿Pasa algo? —le pregunté.

Ella se acercó a mí y asintió con la cabeza.

—Quiero que terminemos esta relación, ya no te amo —dijo.

Eso nunca me lo hubiera esperado. ¿Y ahora qué hacía con el anillo? Creo que tengo el recibo en algún lado. ¡Carajo! Tanto tiempo perdido para nada.

—¿Estás con alguien más? —le pregunté con curiosidad. Yo pensaba que ella y yo teníamos una buena relación.

—Sí. Y estoy embarazada de él —respondió.

¡Me senté en la cama! Esto no podía procesarlo bien, no podía creerlo.

—¿Estás segura de que es de él? —le pregunté, porque si no estaba segura, yo no iba a permitir que mi hijo fuera criado por un desconocido.

—Sí, eso pasó en el mes que estuviste por fuera. Las fechas coinciden —dijo.

Yo asentí con la cabeza.

—Está bien, te felicito por el bebé —dije.

Ella abrió la boca de par en par. Yo levanté la ceja en modo de pregunta.

—¡No puedo creer que ni siquiera me reclamaras por la infidelidad!

Me reí por lo que dijo. ¿Acaso tenía que perder mi tiempo en eso? Las mujeres abundan en esta ciudad, ¿por qué tendría que mortificarme por una? Si no era ella, sería alguien más.

—Sabes que no me gusta perder el tiempo en trivialidades —le respondí y me levanté de la cama.

Ella caminó rápidamente hacia mí y me dio una bofetada.

—¡Vas a terminar solo, Luciano Lombardo! —me gritó y se fue.

Yo levanté mi mano para acariciar mi mejilla. ¡Carajo, cómo le pesaba la mano a esta mujer!

—¡Marcos! —le grité a mi mayordomo. Él se apresuró a entrar a mi habitación.

—No quiero que esa mujer vuelva a entrar a mi casa. ¿Y cómo va la búsqueda de lo que te encargué? —le pregunté.

Él metió sus manos en los bolsillos y sonrió. ¡Eso no me gustaba para nada! Yo necesitaba a alguien que me atendiera las veinticuatro horas. ¿Por qué carajos no había nadie todavía aquí?

—Nadie ha venido, señor. Ninguna de las agencias ha respondido —dijo.

Yo puse los ojos en blanco. Qué inútiles eran.

—Pon un anuncio en el periódico, pero quiero a alguien aquí para este viernes. O voy a despedirte —lo amenacé.

Él asintió con la cabeza y salió de la habitación. ¡Qué día tan asqueroso! Caminé a la mesa donde tenía guardado el anillo en uno de los cajones y lo saqué.

—Qué pérdida de tiempo tan grande —dije para mí mismo y tiré el anillo en la cama. Hoy también tendría que salir a comer fuera. Cómo me fastidiaba eso.

Recordé que había alquilado un restaurante completo para la pedida de mano. Bueno, al menos no iba a tener que cenar con ruido, y ya había gastado un dineral con eso. Iría y aprovecharía del restaurante para mí solo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo