En un hospital en la ciudad de México…
Alba María, una mujer de rasgos agraciados, cabello castaño obscuro y largo, su piel era blanca, sus ojos color miel estaban hinchados de tanto llorar, descansaba en su cama, con una mirada triste, tenía lágrimas secas en su rostro y unas grandes y obscuras ojeras, miraba a la nada en total silencio.
Escucho abrirse la puerta y entro un hombre alto de piel aperlada clara, sus ojos azules reflejaban un destello de odio, estaba bien vestido con un traje negro a la medida, su cabello muy negro peinado hacia atrás que dejaba ver su rostro frio, detonaba peligro en toda la habitación. Hizo una señal a su asistente para que entrara.
“Señora Alba, necesito que firme estos papeles”. El asistente le comunicó a la mujer que solo observaba a él hombre con mucho resentimiento. Tomó los papeles y los leyó.
Frunció el ceño mientras leía y levanto su mirada hacia el hombre. “¿Damián… el divorcio?... Ya te dije que yo no lo hice…” Sus lágrimas corrían por su rostro con mucha indignación.
“Firma Alba, es lo mejor que puedes hacer, acabemos con esto”. Damián la observaba con los puños cerrados y odio.
“Damián hablemos por favor investiguemos este asunto juntos, encontraremos la verdad”.
Él sonrió burlonamente. “La pistola tiene tus huellas… ¡Fuiste tu quien mató a mi madre!”.
Alba negaba con la cabeza. “Eso es imposible yo nunca he disparado una pistola, yo… nunca…. ¡Yo no la mate!”.
“No quiero hablar más contigo, firma los acuerdos”.
Ella de nuevo examinó los papeles y paso a otros que estaban más abajo, sus ojos se abrieron al leer el documento donde entregaría la empresa familiar a su actual esposo Damián Alcántara. “Estas loco, no te entregare la empresa de mi familia”.
“Me entregas la empresa o la arruino, es tu decisión”. La miraba sin ninguna expresión.
“¿Por qué me haces esto, porque no crees en mí, nos amamos… Yo no…”
“Ya no creo en tus palabras Alba, y si, te amé, pero eso se acabó, no te mandare a la cárcel hasta que mi hijo nazca, pero créelo los meses siguientes serán un infierno para ti”.
“Señora, por favor”. El asistente llamado Héctor Gómez, la invitó a firmar lo más pronto posible.
Ella observo a Damián tristemente… después de unos minutos, firmo los papeles y los entrego.
El asistente salió de la habitación y solo quedaron ellos. En completo silencio, mirándose, pero cada mirada era diferente, la de ella llena de dolor y el… su odio se reflejaba inmensamente.
“El abogado vendrá a verte para ceder todos los derechos sobre mi hijo”.
Ella abrió muchos sus ojos con miedo. “También es mi hijo, lo llevo en el vientre, no puedes quitármelo, soy su madre”.
Él se acercó y la tomó fuertemente de la barbilla. “¿Crees que quiera tener a una madre asesina que estará en la cárcel mucho tiempo?”.
Las lágrimas de Alba corrían por sus mejillas. “Damián no hagas esto, por favor, confía en mi”. Trato de tomar su mano, pero él la soltó, estaba muy débil y cayó al suelo.
Damián salió de la habitación mientras escuchaba los gritos de Alba pidiéndole compasión. Lloraba y gritaba fuerte, se escuchaba por todo el pasillo, las enfermeras llegaron a auxiliarla y levantarla inyectando un sedante ligero.
Horas después despertó, en la habitación estaba una pareja discutiendo que deberían hacer en adelante.
“Mario, debemos sacarla de aquí, no podemos dejar que la encierren en la cárcel, está embarazada ya sufrió suficiente”.
“Lo se Diana, pero hay guardias al final del pasillo que vigilan, necesitamos un buen plan, Damián es muy inteligente y con el poder que tiene en toda la ciudad no iremos muy lejos”.
“El… no me enviara a la cárcel todavía…” Alba habló despacio y suave. Ellos giraron para verla. “Será cuando nazca él bebe”.
Diana se acercó a ella. “Amiga, al fin despertaste”. Ella la abrazo fuertemente mientras caían las lágrimas de ambas.
Mario se acercó. “¿Qué fue lo que te dijo?”
“Me obligo a entregar la empresa de mi familia y a firmar los papeles del divorcio…”
“Maldito infeliz”. Exclamó Mario enojado.
“Me quitara a mi bebe… me quitara todo…” Alba lloraba incontrolable.
Diana acariciaba su espalda consolándola. “Tranquila Aly, nosotros te ayudaremos, Mario te sacara de aquí”.
“No, no quiero que se involucren, los destruirá también, no. Deben alejarse de mi”.
“Alba María González no nos alejaremos de ti, sabemos las consecuencias, ya hemos empezado a movernos de esta ciudad, tú iras con nosotros, ¡Me entiendes!”. Mario le dijo tajante.
“Pero… él nunca dejara de buscarme, no viste su mirada, me odia, me odia tanto… No quiere ni escucharme”.
Diana acomodo y cobijo a Alba. “Debes descansar por favor, mañana vendré a verte, ¿De acuerdo?”.
Alba asintió. Cuando salieron ella descanso por algunas horas en su cama hasta que Damián regreso, él se sentó en el sillón que había en la habitación y la observaba durmiendo, por un momento no creía todo lo que paso, ¿Como su esposa la mujer que más amaba pudo matar a su madre a sangre fría?, las pruebas demostraban su crimen, el video del hotel donde se encontraron, la pistola con sus huellas, el registro del arma, ¡Todo!, se sentía tan dolido y amargado por amar a una asesina.
Ella despertó poco a poco y observo alrededor de la habitación hasta encontrarlo mirándola. “¿Qué quieres ahora Damián?”.
Damián se levantó y camino hacia ella. “Vine a ver a la asesina de mi madre”.
“…” Alba cerró sus ojos para dejar caer lágrimas.
Él se acercó, levantó su barbilla y la miro a los ojos. “Vendré a visitar a la asesina de mi madre todos los días y le recordare lo que hizo”.
Alba quedo estupefacta, el sufrimiento acaba de empezar para ella, lo sabía, Damián nunca la dejaría en paz. Él volvió al sillón y se sentó para observarla detenidamente sin hablar. Después de un largo tiempo se levantó y se fue.
Dejando a Alba en silencio hiperventilando y sollozando.
Alba solo lloró de angustia por el infierno que le depara en el futuro. Se levantó de la cama despacio y camino hacia la puerta para observar donde estaban los guardias que estaban cerca del elevador y las escaleras, regreso a su habitación, observo por la ventana pero estaba en uno de los ultimos pisos y estaba atrancada, examinó la habitación buscando como escapar, salió de nuevo despacio y encontró la alarma contraincendios, quedaba a un lado del cuarto de limpieza, el escritorio de las enfermeras quedaba un poco lejos y había dos habitaciones antes de llegar a la suya. Su plan era accionar la alarma de incendios y tratar de escapar por las escaleras o el elevador mientras todos estaban distraídos. Respiro profundo y camino hacia la alarma, la presiono, entrando en el cuarto de limpieza y espero a que todos se movieran. Los guardias inmediatamente fueron a la habitación a buscarla, pero no la encontraron separandose para empezar a buscar en los otros cuart
En otro hospital, Alba seguía en cirugía, Mario y Diana estaban a fuera del quirófano esperando noticias, pero ya había pasado demasiado tiempo.Diana preguntó. “¿Porque no hay noticias Mario, porque no salen?, estoy muy preocupada”.“Cálmate Diana, pronto saldrá mi tío, es un muy buen doctor y la salvara”. Le decía mientras la abrazaba consolándola.“Ella ha sufrido mucho, su bebe… podría perder a su bebe”. Diana decía con lágrimas.Mario miro a Diana triste. “Fue una larga caída, puede que él bebe no se salve”.“Ella debe vivir, es una buena mujer, ¿Porque le paso todo esto?, ella era feliz con su familia.” Diana sollozaba. “Mariana y Damián eran su adoración y este bebe lo esperaban con tanto gozo, ahora todo está mal&rdqu
Cuando llegaron bajaron cuidadosamente la camilla y la subieron al avión, los hombres contratados por Mario hablaron con el piloto retirándose del lugar en la misma camioneta. Al irse llego Damián en varios carros con su gente y abordaron el avión. Sabía lo que Mario tramaba, arreglo que el piloto no despegara, entro al lugar donde estaba la camilla y les pidió a sus hombres que la bajaran y trasladaran a su villa a las afueras de la ciudad, algunos doctores la esperaban para que la examinaran. El asistente de Damián, Héctor suspiro impotente por la suerte de Alba ahora en adelante, la pobre estaba en coma y no sabía los planes que tenía su jefe para ella. Al llegar a la Villa los doctores la examinaron y Héctor entro a verla, dándose cuenta que no era Alba, era otra mujer que tenía maquillaje haciendo que sus rasgos fueran muy parecidos, salió rápidamente del lugar para avisarle a su jefe. “¡Busca en las cámaras del hospital, tiene que
Sentados todos en la gran sala de la casa, conversaban tranquilamente de noticas del negocio y la sociedad, Mariana se rasco sus ojitos y bostezó. “Llevare a esta princesa a la cama”. Damián se levantó y la cargo caminando hacia las escaleras. “¿Puedo acompañarte?” Brenda se levantó preguntando. Mariana tembló abrazando más fuerte a su padre con miedo. Damián asintió y ella junto a Camila lo siguieron. Cuando llegaron a la habitación sonó el teléfono de Damián, era una llamada importante se disculpó, colocando a Mariana en la cama y salió de la habitación. Brenda se acercó a la niña comportándose amablemente. “Te ayudare a ponerte tu pijama”. Mariana negó con su cabecita y Camila se acercó. “Yo lo hago, es mi obligación señorita Brenda”. Subió el tono de su voz amenazando. “¡Dije que lo hare yo!, no escuchas estúpida”. Camila camino hacia atrás viendo a la pequeña asustada. Le dolía en el alma como esta mujer trat
Damián regreso a la mansión, abrió despacio la puerta de la habitación de su hija y observo como dormía, Camila estaba recostada durmiendo en un sillón cerca de la cama de Mariana. Ella sintió la presencia de alguien y abrió sus ojos observo a su jefe que la miraba.“Camila, ven conmigo al despacho”. Él se giró y salió en silencio.Camila se levantó nerviosa, acomodo las sabanas de la pequeña cubriéndola y salió detrás de él, entrando en la habitación. Damián estaba serio sentado en el gran escritorio miraba a Camila.“¿Tú sabes porque mi hija le tiene tanto miedo a Brenda?”. Examinaba su rostro.Ella lo miro por un momento y bajo su cabeza, ya no estaba Alba que siempre la defendía, ahora peligraba su trabajo y lo que mas le dolía es alejarse de la pequeña Mar
Las chicas regresaron a la mesa. “Aly que aburrida, ¿Porque no bailas con los chicos que te invitan?”. Le decía Valeria quien seguía bailando al ritmo de la música.Diana la miro. “Vamos Aly, es noche de diversión, disfruta con nosotras”.Alba se rio y apunto a Diana. “Tu deberías de tranquilizarte, Mario es tan celoso que lo creo capaz de estar por aquí escondido vigilándote, mientras tú bailas con esos chicos”.Diana rodo los ojos. “Déjame disfrutar esta noche, que hace tanto que no me divertía”.Valeria negó con la cabeza. “Alba no seas aguafiestas recordando al susodicho”. Giro para ver la pista y un chico la miraba sonriéndole, era alto y fornido lleno de tatuajes, se mordió el labio y le sonrió coquetamente.Alba y Diana la miraban riéndose de ella. Valeria era la tí
Valeria se convirtió en su mano derecha, era su asistente, pero también ayudaba en los diseños de las telas, Diana se encargaba del departamento de diseño mientras su novio Mario manejaba su propia empresa, su familia era dueña de algunos centros comerciales, en donde Alba tenía tiendas de telas.Alba estaba en su oficina cuando entro Valeria. “Llegaron los nuevos clientes, Damián y Álvaro Alcántara, vienen del consorcio Alca”.Alba se levantó cerrando su computadora. “¿Son los clientes para el nuevo edifico en la costa?”.Valeria afirmó. “Si, la inmobiliaria busca negociar para encargarnos de los diseños de interiores de sus nuevos departamentos”.Alba sonrió emocionada. “Genial, la propuesta les va a encantar, vamos”.Entraron a la sala de juntas, Damián miraba por la ventana y Álvaro esta
El tiempo transcurrió, el edifico se inauguró y fue renombrado ganando premios a la excelencia. Alba y Damián tenían una relación muy bonita, era tiempo de conocer a su familia, Damián ya conocía al padre de Alba, en ocasiones se encontraban en la fábrica cuando visitaba a su hija.Bajaron del coche juntos tomados de la mano. Alba estaba un poco nerviosa, temíaque no la aceptaran, Damián era viudo y su difunta esposa fue muy querida en la familia.Entraron y la pequeña Mariana apareció en el recibidor abrazando un pequeño unicornio de peluche, tenía unos tres años de edad, miraba a Alba detenidamente, Camila su nana estaba a un lado.Damián tomó de la mano a Alba aproximándose a Mariana. “Hola, princesa”.Mariana los observo. “Hola papi”.Damián se agacho a la altura de su hija mirá