Inicio / Hombre lobo / MI LUNA BUSCA VENGANZA / C5: Pensé que habías muerto.
C5: Pensé que habías muerto.

Desde aquella noche, Somali no dejó de visitar al Sujeto Alfa. No importaba cuán tarde fuera, si tenía sueño o si el cansancio pesaba sobre sus hombros, pues siempre encontraba una excusa para ir a verlo. Aunque él nunca volvió a transformarse en humano ante sus ojos, aunque nunca le habló ni le dio señales de entender sus palabras, ella continuó con su rutina de contarle todo.

Le hablaba de su día en el laboratorio, de lo monótono y aburrido que era su trabajo, de la frustración que sentía cada vez que lo veía sufrir bajo los experimentos. Le confesaba que no sabía si su presencia le hacía bien o mal, si sus palabras significaban algo para él o si simplemente hablaba para desahogarse con un lobo que no tenía opción más que escucharla. Pero cada vez que veía sus ojos dorados fijos en ella, inmóviles pero atentos, sentía en el fondo de su corazón que sí la entendía, que sí la escuchaba, aunque jamás pudiera responderle.

Con el tiempo, el Sujeto Alfa se convirtió en una presencia esencial en su vida. No podía explicar por qué, pero se encariñó con él de una forma profunda e irracional. No era un simple animal, no era solo un sujeto de pruebas… Era un ser que, a pesar de todo el dolor que le infligían, seguía ahí, resistiendo, observándola, haciéndola sentir menos sola en un mundo que nunca le había dado un verdadero lugar.

Pero un día, todo cambió.

Una mañana, los científicos del laboratorio decidieron llevar a cabo otra de sus pruebas extremas: detonaron una bomba en la cámara de pruebas blindada. Somali había visto esto incontables veces, pero esta vez era distinto, porque tenía afecto por el lobo dorado.

Somali estaba allí cuando sucedió. Vio cómo su cuerpo se despedazaba en mil fragmentos, cómo la sangre, la carne y los huesos se esparcían por la sala de pruebas como si nunca hubieran formado parte de un ser vivo. Quiso gritar, quiso correr hacia él, detener aquella atrocidad, pero no podía arriesgarse a revelar lo que sentía. Con el corazón encogido, se quedó inmóvil, viendo cómo todo terminaba en un instante.

El resto del día fue una agonía. Apenas terminó su turno, corrió a su habitación y, por primera vez en mucho tiempo, lloró hasta quedar sin aliento. Lloró como nunca antes lo había hecho, sintiendo que algo dentro de ella se rompía. La idea de que el Sujeto Alfa estuviera muerto era insoportable. Una parte de ella trataba de consolarse con la idea de que al menos su sufrimiento habría terminado, pero otra parte… Otra parte no podía soportarlo.

Además, sabía que el lobo dorado no moriría, y no sabía qué le causaba más dolor. El hecho de que su muerte fallida le traería más sufrimiento, o el hecho de que en realidad termine muerto y llegara a perderlo para siempre.

Sin embargo, horas después, los informes de los científicos revelaron algo asombroso: el lobo no había muerto, como era de esperarse. Su cuerpo se estaba regenerando y cada célula se volvió a formar, cada parte de él se reconstruyó con una rapidez imposible.

Somali pasó días enteros observando el proceso en los monitores, esperando, conteniendo la respiración cada vez que alguna parte de él se reconstruía.

Y finalmente, cuando estuvo completamente restaurado, cuando no quedaba ni una sola herida en su cuerpo, Somali no pudo contenerse más.

Aquella noche, fue a verlo. Abrió la puerta de su habitación sin pensarlo dos veces y se encontró con su figura imponente, recostado en el suelo, sin el bozal que solían ponerle. Su pelaje dorado brillaba bajo la tenue luz del laboratorio, limpio, intacto, como si jamás hubiera sido destrozado. Pero ella sabía lo que había pasado. Lo había visto con sus propios ojos.

Se acercó a él con lágrimas en los ojos, sintiendo que su corazón latía con desesperación.

—Pensé que habías muerto —susurró, con su voz quebrándose con el peso de la angustia acumulada—. Tenía miedo de que esta vez sí estuvieras muerto, que te había perdido para siempre.

El lobo dorado la miró en silencio, con esos ojos inteligentes que parecían atravesarla. Somali se arrodilló junto a él, incapaz de contener las lágrimas.

—No quiero… —continuó, con un nudo en la garganta—. Sé que una muerte rápida sería lo mejor para ti, que sería el único modo en que dejarías de sufrir, pero… pero cuando creí que te había perdido, casi me vuelvo loca.

Somali extendió una mano y acarició su rostro, recorriendo con sus dedos el suave pelaje. Se quedó así por un momento, mirándolo fijamente, como si quisiera asegurarse de que realmente estaba ahí, de que no era un producto de su imaginación.

—Lo siento… —expresó, bajando la mirada—. Lamento tanto no poder hacer nada por ti.

El dolor en su voz era evidente. La culpa la consumía. Sabía que era parte de aquel sistema cruel, que, aunque no fuera ella quien realizaba los experimentos, tampoco hacía nada para detenerlos.

—Por favor, no me odies —suplicó, sintiendo que el pecho le dolía de la presión—. Aunque entenderé si lo haces. Pero no quisiera que me odiaras. Sé que es egoísta de mi parte…

Levantó la vista nuevamente y se encontró con sus ojos dorados, brillando con algo que no podía descifrar.

—Eres importante para mí, Sujeto Alfa —admitió con un hilo de voz—. Y te prometo que, si alguna vez tengo la oportunidad de sacarte de aquí, lo haré. Juro que lo haré.

Sabía que no era una promesa vacía. Si alguna vez encontraba una forma de liberarlo, lo haría sin dudarlo. Pero por ahora, no tenía poder alguno. No podía iniciar una guerra, ni podía enfrentarse a un ejército de soldados armados con tecnología avanzada. Lo único que podía hacer era esperar.

De repente, sintió algo húmedo en su mejilla.

Parpadeó, sorprendida, y se dio cuenta de que el Sujeto Alfa estaba lamiendo sus lágrimas.

Un sollozo escapó de sus labios, pero esta vez no fue de tristeza, sino de alivio. Sonrió débilmente y levantó una mano para acariciarle la cabeza con ternura.

—Gracias… —alegró, conmovida—. Gracias por no odiarme.

Y sin poder evitarlo, se abrazó a él.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP