Intentó saltar todos los obstáculos que la vida me pone, y digo saltarlos porque no quiero enfrentarme a nada en este momento, no quiero tener problemas, pero por alguna extraña y desquiciada razón la vida parece enfrentarme cada día con más fuerza a lo que yo con tanto esfuerzo trato de negar.
—Sólo quiero que me des una oportunidad, Mía —dice Eric, mientras bajamos por el ascensor.
—No, ya te dije que…
—Que tienes una hija, hermosa por cierto, a la que no quieres presentarle un hombre que no es estable en tu vida. Mía el discurso me lo has dado tantas veces que ya me lo se de memoria —Lo escucho suspirar cansado—, pero Mía, no te estoy pidiendo que me presentes a tu pequeña ahora mismo. Te pido una cena, unas copas, lo que quieras, solo seremos tu y yo y haremos lo que tu quieras.
—¿Por qué?
—¿Por qué no? —quiso sonar divertido, pero mi expresión seria hizo que se incomodara—. Porque me gustas Mía, eres inteligente, correcta, hermosa y tus ojos son tan tiernos.
—Eric, es que no quiero que te ilusiones, yo estoy concentrada en mi carrera, en mi hija, en…
—En todo, menos en ti —saca las llaves de su lujoso auto y me sonríe antes de darla vuelta e irse—. No me voy a ilusionar, pero no me voy a rendir Mía.
Lo veo irse, pero un impulso tan estúpido como solo los impulsos que nacen de mi torpe cabeza, gritó su nombre y voltea a verme extrañado.
—El viernes, a las 8, me recoges en mi casa. Quiero hamburguesas y cerveza.
Subo a mi auto y no me fijo ni por un instante en su expresión o lo que sea que haya hecho. Mi corazón está algo acelerado y no puedo negar que me emociona, es miércoles y ya tengo una cita para el viernes.
Se que esa punzada de felicidad que tengo es porque poco a poco continuó saliendo del lodo apestoso de depresión y tristeza en el que me vi sumida por el amor que siento por Julián. Intento que no llegue a mi cabeza en este pequeño momento de tranquilidad, pero de alguna manera en mi retorcida mente, esa que no era retorcida, lo pienso y lo pienso tanto que quiero que le duela que soy feliz, lo pienso tanto y lo llamó tanto con mi mente que quiero que donde sea que esté su pecho duela y se sienta caliente, porque voy a tener una cita con un hombre que no es como él.
Quisiera verlo a los ojos y decirle que voy a seguir sin él, que puedo sin él. Pero no puedo perder mi valioso tiempo con alguien como él.
Los días de la semana pasan volando, el jueves parece acabarse en un parpadeo y el viernes igual, la niñera está con Tamy y estoy nerviosa frente al tocador.
Es completamente ridículo lo que voy a decir, pero es la verdad. Nunca he tenido una cita, porque la verdad lo que pasó con Julián nunca fue en un sentido romántico, así que nunca salimos a cenar, a tomar unas copas, a bailar o una exposición de arte, nunca hicimos nada de eso. Así que mi experiencia es nula en esto, no se que tanto debo arreglar mi vestuario y me preocupa no verme acorde a Eric que siempre está bien vestido.
—Señorita Kikky, creo que un Jean es una mejor opción, es cerveza y hamburguesa.
—¿Tú crees, Valerie?
—Estoy segura que una falda ajustada al cuerpo y tacones tan altos no son una buena idea.
Bufo resignada frente al espejo gigante en el que me estoy mirando y me siento en la cama mirando al techo. Escucho a mi bebé caminando y se acerca, se pega a mi pierna y la abrazo.
—Creo que lo mejor es no salir por ahora.
—¡Nada de eso! —dice Valerie mientras toma a la pequeña Tamy y la arranca de mis brazos—. Tamy tiene casi dos años, en un mes es su cumpleaños y usted no sale de estas cuatro paredes sin ella, pero que lo haga no significa que es una mala madre. Significa que también tiene derecho a divertirse sin dejar de amarla. Ahora, un jean, tenis y una blusa con un lindo escote.
—¿Escote? ¿pero estás loca?
—Si, lo estoy.
Me levanto de la cama y me cambio rápidamente, el cambio es drástico, pase de tacones con 15 centímetros a tenis y una falda ajustada a un jean que apenas si se pega a mi cuerpo y si, use una blusa con un lindo y nada discreto escote.
Cuando el reloj marca las 7:59 escucho el timbre y me sobre salto.
—Es puntual eso es bueno.
—¿Debo hacerme esperar?
—Bueno creo que 5 minutos no le caen mal a nadie. Le diré que enseguida baja señorita Kikky.
—Si, gracias Valerie.
Cuando pasaron los 5 minutos bajé y afuera estaba su auto aparcado, lo vi mirando y jugando con su celular, no pude evitar pensar y sentir que Eric es un chico lindo y sexy.
—Hola —lo saludo tímida, mientras deslizo un mecho de pelo por detrás de mi oreja.
—Hola, estás hermosa Mía —sus ojos brillan y creo que se siente bien ser admirada cuando tengo la ropa puesta.
Mi cabeza se nubla por instantes que parecen eternos, pues los ojos de Eric me recuerdan a los de Julián, así me miraba cada vez que me tenía desnuda y sometida a su merced, pero nunca pude obtener una mirada así estando a su lado en condiciones normales. Me recompongo rápidamente y continuó.
La noche fue fantástica, fuimos a un bar, comimos alitas, cerveza, aritos de cebolla y muchas papas fritas, la música era rock y me sentí relajada, por primera vez sentí que estaba haciendo cosas normales que hacen las personas de mi edad.
—Gracias por aceptarme, Mía.
—Gracias por insistir. Creo que te estaba juzgando demasiado rápido.
—Si, pero ya vez que valió la pena.
—Así es.
Vamos caminando por la calle, es un sendero iluminado y tranquilo, Eric me tomó de la mano y se da cuenta de que estoy demasiado fría, desliza su chaqueta de cuero sobre mis hombros y me sonríe.
—Gracias, lo necesitaba.
—Espero que entiendas que aunque mi reputación no es la mejor, contigo por una razón que me es inexplicable, quiero hacer las cosas bien.
Me acerco y beso su mejilla, sonríe y caminamos tomados de la mano, hasta que regresamos a su auto y yo me acuesto con una sonrisa en mi cara.
—Si puedo sacarte de mi sistema, Julián. Si puedo.
La noche cae sobre esta enorme y monstruosa ciudad, veo como el agua cae y veo también por el reflejo del vidrio como van sacando una a una mis maletas de esta habitación, la noche de anoche no fue lo que esperaba, luego de 3 años de no verla creí que lograría superar estos sentimientos que me mantenían atado y nublado. Pero solo pude comprobar, una vez más, que ella no se va, no sale de mi mente. Y aquí estoy ahora, partiendo de otra ciudad, persiguiendo pistas, así como un cazador busca a su presa. * * * LA NOCHE DE ANOCHE * * * En la suite presidencial de este lujoso hotel en París, sostengo un vaso con whisky, mientras observo con severa lasciva a las dos mujeres que están frente a mi en la que se supone es mi cama, una rubia y una pelirroja. Juegan entre sí con sus cuerpos, con sus lenguas recorren el cuerpo de la otra y sus dedos están siendo usados para complacerse mutuamente.La visión para cualquier mortal es seductora, provocadora, para algunos otros puede pasar por inde
—Señor Sánchez, mis vacaciones…—Mia, se que te había prometido las vacaciones y que has trabajado todo el año sin parar, pero es imposible cambiar la fecha de la reunión, el hombre viene desde Berlín. Sabes que es uno de nuestros más grandes clientes. —Si, lo sé —le digo mientras muerdo con fuerza el interior de mi boca, estoy demasiado molesta. —Hija, sólo será esa reunión, estarás libre a las 5 de la tarde, solo debes cambiar los tiquetes y te daré un día más por este inconveniente. Yo de verdad lo lamento pero…—Lo se, se que es necesario reunirnos con el representante de nuestro cliente, de lo contrario perderíamos una producción demasiado grande, son muchas habitaciones y es un hotel demasiado esperado. —Así es. Maldigo con mucha rabia, es como si Julián se estuviera interponiendo en mis planes una y otra vez, estaba a dos días de irme de viaje con mi pequeña Tamy y con Eric.Luego de 3 años de relación es hora de que conozca formalmente a Tamy, yo tengo la certeza de que es
La fortuna se ríe de mí, la buena suerte se está riendo en mi cara y burlándose de mí, se pone de pie justo al lado de Julián y me mira con soberbia. Casi me está retando a que le diga algo, a que la señale o a que le recrimine lo que me acaba de hacer.—¡Exijo una explicación ahora mismo!—Julián, hijo. Debes calmarte, es sólo una niña y fue un incidente que interrumpió tu reunión.—Kikky, habla. ¡Ahora! —Julián no se movió ni por un segundo, sus ojos estaban fijos en los míos y su voz, era esa voz que solía usar para someterme, estaba en su papel dominante y yo tenía miedo de caer. —¿Kikky? ¿Quién es Kikky, hijo? ¿Te sientes bien? —El señor Sánchez, se notaba muy preocupado por la actitud de Julián. —Julián, cálmate. Podemos hablar esto como adultos y…—¿Cómo adultos? —da dos pasos en mi dirección, su voz ha cambiado completamente y me empiezo a quebrar— ¿Quieres hablar como un adulto, Caroline? —¿Caroline? ¿Qué sucede aquí, Mía? —Les dijiste que te llamas Mia. Se te olvido deci
Las palabras de Julián, hicieron que mis ojos se cristalizarán enseguida. Me dolían, sus recuerdos que guardaba como el mejor secreto salieron allí a flote, enfrente de todos y la calma que había logrado con tanto esfuerzo durante años, se estaba esfumando y estaba siendo reemplazada por una tormenta fuerte y dolorosa.—¿Qué quieres? —pregunte con odio y labrándome del apoyo que Eric me estaba brindando.—La verdad —miro sobre mi hombro a Eric y luego a mi nuevamente—. Quiero la verdad, a solas.Su mandíbula estaba apretada con fuerza, el odio era palpable y estaba segura que si pudiera ya me abría puesto sobre la mesa con el trasero desnudo, lo hubiese palmeado tan duro hasta verlo rojo o al menos hasta escucharme gritar mi palabra de seguridad.Seguridad, esa que sentía cuando estaba entre sus brazos, pero que luego de salir de allí nunca más supe lo que aquello significaba. Aunque quisiera negarlo, ni en los brazos de Eric lograba aquella sensación.—De acuerdo, tienes todo el dere
Mis pasos parecen tan densos, el dolor en mi espalda regreso y nuevamente me doy cuenta que estoy cargando con ese peso que es las historia de mi vida con Julián.Antes de ir hasta la recepción, saco mi móvil y hago la llamada a la única persona en todo el mundo que me puede ayudar en un momento como este.—Josh, soy...—Creí que me habías olvidado por completo. Ahora solo es Eric esto, Eric aquello y Tamy tampoco llama a su tío Josh.—Nos encontró, esta aquí.El silencio en la línea era lo que no quería escuchar, tenía todo el terror del mundo si Josh no era capaz de articular palabra, porque eso solo significaba que mis días estaban contados.—Josh... por favor, no te quedes en silencio.—¡Mierda! —al fin dijo y un gruñido fue lo que siguió— ¿Eric te está apoyando?—Si, creo —no esperaba esa pregunta, pero sabía que aunque Eric estaba decepcionado, no me iba a dejar sola.—¿Crees? —estaba en su plan protector.—Eric está dolido, llegó de sorpresa a la empresa, grito a los cuatro vie
Pegue mis labios a su oído, mientras mi mano libre se aferraba a esa diminuta y hermosa cintura, intenté morderme la lengua y apretar los dientes para no decir nada, pero fue inevitable. Las palabras salieron de mis labios de una forma natural e instantánea. Era una orden.«De rodillas»Mi corazón estaba vibrando dentro de mi pecho, tenía el temor más grande que jamás había sentido. Podía simplemente no obedecer y mandar mi trasero a la mierda. Pero su cuerpo obedeció como obedecía en tiempos en los que yo era todo lo que ella veía y obedecía tan dulcemente que era perfecta. Y allí estaba obedeciendo de nuevo, siendo perfecta como siempre.Aunque no pude evitar por primera vez ponerme de rodillas con ella, no tenía idea de porque lo estaba haciendo pero necesitaba que sintiera mi amor y desesperación por haberla tenido lejos de mis manos por tanto tiempo mientras me veía llorar con los ojos cerrados y tenía que agradecerle porque de esa forma ella no podía ver que yo estaba llorando c
Mis piernas tiemblan, mis labios arden, mis manos acarician, mi pecho sube y baja, mis ojos están cerrados y mi mente está en blanco.Siento el peso del cuerpo de Julián sobre mi pecho, sobre mi cuerpo, sobre mi alma. Sobre mi vida.Quiero decir algo, necesito decir algo, pero se que tan pronto como alguno de los dos rompa el silencio este pequeño instante, este mágico y ensoñador instante se habrá acabado.Siento como uno de sus dedos hace pequeños remolinos alrededor de mis brazos, sube y baja. No me mira aunque mi rostro está a su alcance. Se remueve un poco sobre mi cuerpo y siento el frío de su cuerpo ausente, sin embargo sus labios dejan pequeños besos por mi estómago y luego por mis pechos, no se siente el deseo ni la pasión, son simples besos depositados allí. Vuelve a mi estómago, más besos, luego su frente se posa allí. Lo observo pero también detalló los músculos de sus hombros tensionados y parecen marcados con un cincel.—Entonces aquí estuvo nueve meses Tamy —afirmó, no
—Kikky, mirame.—Josh, no...Pero tomó entre sus manos mi rostro. Me miraba con tanta tristeza como dolor, no era necesario decirle nada porque él sabía todo lo que había pasado en esa habitación.—¿Cómo es que llegaste tan rapido?—Solamente, yo...—Es más, ¿qué haces aquí?—Vine porque... porque sabía que me necesitarías.—Josh, yo lo arruine.—No, solamente sigues enamorada de Julián y...—Quiero odiarlo, quiero no desearlo, quiero sacarlo de mi sistema, pero es imposible. Cuando llegue solo tuvo que susurrar un par de cosas y yo ya estaba de rodillas ante él. Tomo de mi lo que quiso y yo no lo detuve, no pude, no quise, no sé.—Lo amas.—¿Eso es el amor? Destrucción, dolor, soberbia, manipulación. No lo creo Josh.—Kikky, yo vine porque en realidad...Mi teléfono sonó de nuevo, era la 1 de la mañana y Erick estaba allí despierto, esperando por mi.—Hola.—¿Dónde estás? —estaba ebrio.—Estoy en... —mire a mi alrededor, en realidad no sabía donde estaba, era una cafetería en medio d