—Señor Sánchez, mis vacaciones…
—Mia, se que te había prometido las vacaciones y que has trabajado todo el año sin parar, pero es imposible cambiar la fecha de la reunión, el hombre viene desde Berlín. Sabes que es uno de nuestros más grandes clientes.
—Si, lo sé —le digo mientras muerdo con fuerza el interior de mi boca, estoy demasiado molesta.
—Hija, sólo será esa reunión, estarás libre a las 5 de la tarde, solo debes cambiar los tiquetes y te daré un día más por este inconveniente. Yo de verdad lo lamento pero…
—Lo se, se que es necesario reunirnos con el representante de nuestro cliente, de lo contrario perderíamos una producción demasiado grande, son muchas habitaciones y es un hotel demasiado esperado.
—Así es.
Maldigo con mucha rabia, es como si Julián se estuviera interponiendo en mis planes una y otra vez, estaba a dos días de irme de viaje con mi pequeña Tamy y con Eric.
Luego de 3 años de relación es hora de que conozca formalmente a Tamy, yo tengo la certeza de que es el hombre adecuado, ha sido paciente y ha sabido esperar y entender porque no quiero hacer esto de forma acelerada.
En realidad él ha sido mi primera relación, una relación sana y honesta. Y con sexo normal, como ese que tienen las personas normales. Aunque no puedo negar que mi cuerpo extraña las fustas y algunas palabras.
Pero con Eric todo es tan natural, tan sano, tan honesta y tan libre que no he tenido demasiado tiempo de extrañarlo, cada segundo logró que vaya saliendo poco a poco de mi sistema. Aunque en algunos momentos se presenta ante mí y lo extraño, quisiera ver sus ojos, esos que son iguales a los de Tamy, quisiera poder tener conversaciones audaces, así como las tengo con mi hija. Pero soy feliz, y sé que con él a mi lado no tendría todo lo que tengo.
—¿Y si no vas? Podemos huir y lo sabes —Eric está besando con delicadeza mi cuello y deja pequeños mordiscos por allí.
—Sabes que soy incapaz de hacerle eso al señor Sánchez.
—Creo que el hombre debe ya debería adoptarte oficialmente —lo escucho reírse y su risa me provoca.
—Tengo mi familia y estoy segura de que él tiene la propia.
—Si, pero te trata como a su hija y a Tamy como a una nieta.
—Eso no tiene nada de malo.
—No dije que fuese malo. Me da un poco de celos, que tu y Tamy pasen más tiempo con él que conmigo.
—Sabes para qué eran las vacaciones, Eric. Tamy no es tonta, te la pasas bastante tiempo en casa y cada día o noche que ella ha enfermado has estado a mi lado.
—Sabes que quiero a esa pequeña como si fuera mía.
—Lo sé.
Justo en ese momento está desabrochando lentamente la blusa negra que tengo puesta, tiene un largo camino de botones por el frente, pero cuando al fin queda abierta, Eric besa mis pechos con devoción y me encanta verlo. Sube mi falda y arrastra mi trasero hacía afuera, nota que tengo una prenda que es transparente y deja poco a la imaginación, está de rodillas y entierra su cabeza en mi entrepierna mientras juega con sus manos en mis pechos, pellizca mis pezones y acaricia con sensualidad. Mis piernas flaquean y se que estoy a punto de llegar al orgasmo.
—¡Eric! —exclamó con placer, pero en un susurro porque aunque es la hora del almuerzo en las oficinas, alguien podría escucharnos.
—Me encanta almorzar de esta manera —estampa sus labios contra los míos y se pone de pie, veo su erección y quiero acariciarlo, pero me detiene—. Casi es hora de regresar y si lo haces no pienso detenerme.
—Le sonrío y me levanto al tiempo que organizo mi ropa, me acerco y me cuelgo de su cuello, acaricio su mejilla y dejó un beso suave sobre sus carnosos y tentadores labios. Lo miro a los ojos y me doy cuenta que los años junto a él han valido la pena.
—Te quiero Mia.
—Te quiero Eric.
Escucho mi teléfono sonar y por obligación debo liberarlo, él debe ir a su oficina y yo a mi trabajo.
—Mía, el Señor Sánchez quiere hablar contigo antes de que empiece la reunión.
—Pero faltan dos horas.
—Está nervioso. Y la niñera de Tamy viene en camino con la pequeña.
—¿Qué? ¿Por qué no me informo nada?
—Fue algo de último momento, me dijo que la niña quería ver a su abuelo.
Sonrío y me doy cuenta que los nervios del señor Sánchez serán calmados por Tamy así que lo dejó pasar.
—Debo ir hasta su oficina.
—Te va a ir muy bien, eres la mejor en lo que haces.
—Gracias por creer tanto en mi Eric.
—Es hora de que lo creas tú también.
Lo veo salir, terminó de acomodar mi ropa y cuando estoy por llegar a la oficina del señor Sánchez, su asistente pasa a mi lado demasiado pálida.
—¿Qué sucede?
—Lleg… Llego.
—¿Qué? Pero faltan dos horas para la reunión, ¿Qué creen que son?, ¿algún Dios?
—Mía, hija —el señor Sánchez está visiblemente afectado por la repentina llegada de los representantes del conglomerado Bustamante.
Me doy cuenta de que el señor Sánchez no se ve de muy buen semblante y decido hacerme cargo de la situación.
—Tamy viene para acá, usted va a jugar con ella y yo me encargare de atender al representante. ¿De acuerdo?
—Pero hija…
—Señor Sanchez, han sido irrespetuosos con nosotros y aunque son nuestros mejores clientes, no tienen derecho a jugar con nuestro tiempo. Yo me haré cargo de todo y le prometo que todo saldrá bien, sabe que nunca le fallo.
Me abraza y salgo dando órdenes como una loca.
Empiezo dejando en claro que nadie, absolutamente nadie se va a mover de sus puestos de trabajo y que la delegación deberá esperar en la sala de juntas hasta que sea la hora pactada, ordenó que se les ofrezca de todo y sean muy bien atendidos.
Pido las muestras de las telas que quieren ver y pido muestras adicionales, los conozco mejor que a la palma de mi mano y se que no se quedan con la primera opción.
Analizo cada cosa que puedo, miro por la ventana de mi oficina y recuerdo lo perfeccionista y pulcro que es Julián, así que la personas que está esperando por nosotros debe ser igual que él. Revisó nuevamente los informes, las cifras, inclusive la manera en la que estarán dispuestas las telas y los prototipos.
—Mia, es hora —mi asistente me avisa por el intercomunicador y aunque no quiero estar nerviosa no puedo evitarlo, es probable que la persona que venga sea un viejo compañero de trabajo, pero al mismo tiempo puede ser simplemente nadie. Me relajo y me repito una y otra vez que debo ser profesional, el empleo de cientos de personas dependen de mi.
Mis tacones resuenan por el pasillo vacío, detrás de mí escucho los pasos apresurados de mi asistente, abro la puerta y una carpeta cae de mis manos. Me inclino al piso para recogerla y las manos grandes de un hombre me extienden la carpeta que estaba en el suelo.
—Gracias.
—Con gusto —su voz, esa voz. Me quedó como petrificada en el espacio y de manera automática mis ojos se elevan buscando el dueño de esa voz. Quiero creer que es una pesadilla, quiero creer que estoy alucinando y son los nervios, pero mis ojos chocan enseguida con los de Julián—. ¡No puedes ser tú! Kikky, eres tú.
Sé que debo estar pálida, porque puedo ver de reojo como me miran las personas en la sala de juntas, intento escucharlas pero me es imposible, es como si mi autocontrol me hubiese abandonado.
De repente la puerta de la sala de juntas se abre de golpe y con fuerza el sonido me saca del lugar en el que no se que estoy y giro mi rostro para ver el causante de semejante estruendo.
Entonces siento que estoy por desfallecer, quiero irme, quiero morir, siento como el aire me está desbaratando poco a poco.
—¡MAMI! ¡MAMITA! —grita Tamy con demasiada fuerza, corriendo en dirección a mis brazos. Y de repente me doy cuenta que estoy perdida, que lo que creía tener, esa paz, el amor de mi hija y de Eric, todo eso está por terminar.
Tomo a la niña en mis brazos y la abrazo, busco los ojos de Julián y los veo encendidos en ira y odio, ese mismo que me mostraba cada vez que estaba desnuda y a sus pies, siendo su sumisa por voluntad propia pero sobre todo por amor.
—¡QUE MIERDAS SIGNIFICA ESTO!
La fortuna se ríe de mí, la buena suerte se está riendo en mi cara y burlándose de mí, se pone de pie justo al lado de Julián y me mira con soberbia. Casi me está retando a que le diga algo, a que la señale o a que le recrimine lo que me acaba de hacer.—¡Exijo una explicación ahora mismo!—Julián, hijo. Debes calmarte, es sólo una niña y fue un incidente que interrumpió tu reunión.—Kikky, habla. ¡Ahora! —Julián no se movió ni por un segundo, sus ojos estaban fijos en los míos y su voz, era esa voz que solía usar para someterme, estaba en su papel dominante y yo tenía miedo de caer. —¿Kikky? ¿Quién es Kikky, hijo? ¿Te sientes bien? —El señor Sánchez, se notaba muy preocupado por la actitud de Julián. —Julián, cálmate. Podemos hablar esto como adultos y…—¿Cómo adultos? —da dos pasos en mi dirección, su voz ha cambiado completamente y me empiezo a quebrar— ¿Quieres hablar como un adulto, Caroline? —¿Caroline? ¿Qué sucede aquí, Mía? —Les dijiste que te llamas Mia. Se te olvido deci
Las palabras de Julián, hicieron que mis ojos se cristalizarán enseguida. Me dolían, sus recuerdos que guardaba como el mejor secreto salieron allí a flote, enfrente de todos y la calma que había logrado con tanto esfuerzo durante años, se estaba esfumando y estaba siendo reemplazada por una tormenta fuerte y dolorosa.—¿Qué quieres? —pregunte con odio y labrándome del apoyo que Eric me estaba brindando.—La verdad —miro sobre mi hombro a Eric y luego a mi nuevamente—. Quiero la verdad, a solas.Su mandíbula estaba apretada con fuerza, el odio era palpable y estaba segura que si pudiera ya me abría puesto sobre la mesa con el trasero desnudo, lo hubiese palmeado tan duro hasta verlo rojo o al menos hasta escucharme gritar mi palabra de seguridad.Seguridad, esa que sentía cuando estaba entre sus brazos, pero que luego de salir de allí nunca más supe lo que aquello significaba. Aunque quisiera negarlo, ni en los brazos de Eric lograba aquella sensación.—De acuerdo, tienes todo el dere
Mis pasos parecen tan densos, el dolor en mi espalda regreso y nuevamente me doy cuenta que estoy cargando con ese peso que es las historia de mi vida con Julián.Antes de ir hasta la recepción, saco mi móvil y hago la llamada a la única persona en todo el mundo que me puede ayudar en un momento como este.—Josh, soy...—Creí que me habías olvidado por completo. Ahora solo es Eric esto, Eric aquello y Tamy tampoco llama a su tío Josh.—Nos encontró, esta aquí.El silencio en la línea era lo que no quería escuchar, tenía todo el terror del mundo si Josh no era capaz de articular palabra, porque eso solo significaba que mis días estaban contados.—Josh... por favor, no te quedes en silencio.—¡Mierda! —al fin dijo y un gruñido fue lo que siguió— ¿Eric te está apoyando?—Si, creo —no esperaba esa pregunta, pero sabía que aunque Eric estaba decepcionado, no me iba a dejar sola.—¿Crees? —estaba en su plan protector.—Eric está dolido, llegó de sorpresa a la empresa, grito a los cuatro vie
Pegue mis labios a su oído, mientras mi mano libre se aferraba a esa diminuta y hermosa cintura, intenté morderme la lengua y apretar los dientes para no decir nada, pero fue inevitable. Las palabras salieron de mis labios de una forma natural e instantánea. Era una orden.«De rodillas»Mi corazón estaba vibrando dentro de mi pecho, tenía el temor más grande que jamás había sentido. Podía simplemente no obedecer y mandar mi trasero a la mierda. Pero su cuerpo obedeció como obedecía en tiempos en los que yo era todo lo que ella veía y obedecía tan dulcemente que era perfecta. Y allí estaba obedeciendo de nuevo, siendo perfecta como siempre.Aunque no pude evitar por primera vez ponerme de rodillas con ella, no tenía idea de porque lo estaba haciendo pero necesitaba que sintiera mi amor y desesperación por haberla tenido lejos de mis manos por tanto tiempo mientras me veía llorar con los ojos cerrados y tenía que agradecerle porque de esa forma ella no podía ver que yo estaba llorando c
Mis piernas tiemblan, mis labios arden, mis manos acarician, mi pecho sube y baja, mis ojos están cerrados y mi mente está en blanco.Siento el peso del cuerpo de Julián sobre mi pecho, sobre mi cuerpo, sobre mi alma. Sobre mi vida.Quiero decir algo, necesito decir algo, pero se que tan pronto como alguno de los dos rompa el silencio este pequeño instante, este mágico y ensoñador instante se habrá acabado.Siento como uno de sus dedos hace pequeños remolinos alrededor de mis brazos, sube y baja. No me mira aunque mi rostro está a su alcance. Se remueve un poco sobre mi cuerpo y siento el frío de su cuerpo ausente, sin embargo sus labios dejan pequeños besos por mi estómago y luego por mis pechos, no se siente el deseo ni la pasión, son simples besos depositados allí. Vuelve a mi estómago, más besos, luego su frente se posa allí. Lo observo pero también detalló los músculos de sus hombros tensionados y parecen marcados con un cincel.—Entonces aquí estuvo nueve meses Tamy —afirmó, no
—Kikky, mirame.—Josh, no...Pero tomó entre sus manos mi rostro. Me miraba con tanta tristeza como dolor, no era necesario decirle nada porque él sabía todo lo que había pasado en esa habitación.—¿Cómo es que llegaste tan rapido?—Solamente, yo...—Es más, ¿qué haces aquí?—Vine porque... porque sabía que me necesitarías.—Josh, yo lo arruine.—No, solamente sigues enamorada de Julián y...—Quiero odiarlo, quiero no desearlo, quiero sacarlo de mi sistema, pero es imposible. Cuando llegue solo tuvo que susurrar un par de cosas y yo ya estaba de rodillas ante él. Tomo de mi lo que quiso y yo no lo detuve, no pude, no quise, no sé.—Lo amas.—¿Eso es el amor? Destrucción, dolor, soberbia, manipulación. No lo creo Josh.—Kikky, yo vine porque en realidad...Mi teléfono sonó de nuevo, era la 1 de la mañana y Erick estaba allí despierto, esperando por mi.—Hola.—¿Dónde estás? —estaba ebrio.—Estoy en... —mire a mi alrededor, en realidad no sabía donde estaba, era una cafetería en medio d
Mi mente aún daba vueltas, no había dormido en lo que quedaba de noche, solamente me senté en una silla y encendí varios cigarrillos a la par de los minutos que avanzaban. Había dejado de fumar varios años atrás, cuando note las alergias de Kikky, y es que aunque era una ternura verla con su nariz roja, sabía que no podría hacerle daño.«Vaya hipócrita que era yo»La ansiedad me estaba matando, el deseo me estaba consumiendo vivo y los sentimientos me estaban ahogando en un mar oscuro.Había tenido que usar todo mi autocontrol para no correrme en el instante mismo en el que la penetre.Durante la noche tuve todas las oportunidades para callar sus palabras y dejarla en blanco, callar sus dudas o pensamientos sobre nosotros, sobre mi. Pude decirle lo que siento, que la amo y que por ella, por esperarla y encontrarla llevaba 4 años sin tocar a una mujer, pude decirle que tenía el alma en pedazos porque era padre y no lo sabía, pero que además no sabía serlo y tenía terror de fallarle a e
Un frío recorría mi espalda, porque claro que sabía lo que significaba un saludo de parte de Alana, no eran nada cálidos, la había visto enviarle saludos a las personas que se intentaban enfrentar a Julián injustamente o haciendo falsas acusaciones en su contra o en contra de sus hoteles.Esa mujer es implacable, fría y despiadada. Aunque conmigo siempre fue gentil y me dejo ver su cara más amable, sabía que tras ese saludo, lo único que había era una amenaza contundente.Los recuerdos llegaron a mi como pequeñas luces y mis ojos ardieron. Ella no iba a dar puntada sin dedal, protegía a julián con todo lo que tenía.* * * FLASHBACK * * *—Kikky, entregale estos documentos a tu jefe por favor.—Señorita Alana, llegaron los documentos de una nueva demanda. El señor Julián dice que le de prioridad.—¿Sabes de qué se trata?—Un huésped dice que se intoxico con la comida del hotel, pero no se tienen registros de que haya ingerido algo de allí. Sin embargo la demanda en curso y...—El hombre