La fortuna se ríe de mí, la buena suerte se está riendo en mi cara y burlándose de mí, se pone de pie justo al lado de Julián y me mira con soberbia. Casi me está retando a que le diga algo, a que la señale o a que le recrimine lo que me acaba de hacer.
—¡Exijo una explicación ahora mismo!
—Julián, hijo. Debes calmarte, es sólo una niña y fue un incidente que interrumpió tu reunión.
—Kikky, habla. ¡Ahora! —Julián no se movió ni por un segundo, sus ojos estaban fijos en los míos y su voz, era esa voz que solía usar para someterme, estaba en su papel dominante y yo tenía miedo de caer.
—¿Kikky? ¿Quién es Kikky, hijo? ¿Te sientes bien? —El señor Sánchez, se notaba muy preocupado por la actitud de Julián.
—Julián, cálmate. Podemos hablar esto como adultos y…
—¿Cómo adultos? —da dos pasos en mi dirección, su voz ha cambiado completamente y me empiezo a quebrar— ¿Quieres hablar como un adulto, Caroline?
—¿Caroline? ¿Qué sucede aquí, Mía?
—Les dijiste que te llamas Mia. Se te olvido decirles tu otro nombre. Y se te olvido decirles que trabajabas para mi y se te olvido decirme que soy papá.
—No lo eres —fui tajante y eso hizo que todo estallara.
Las puertas de la sala de juntas estaban abiertas de par en par y no solo las personas que ya se encontraban allí estaban observando el bochornoso espectáculo, también los que pasaban y los que fueron llamados por la simple curiosidad.
Mi vergüenza estaba llegando a ese límite en el que ya no puedes definirte entre la humillación y el rencor, podía entender perfectamente que Julián estuviese muy molesto pero no podía aceptar que me humillara de esta manera, pero más aún que mi pequeña hija estuviese presente.
—Puedo soportar que me odies, que me quieras humillar, que me trates como lo estás haciendo. Pero no frente a mi hija, eso no te lo voy a permitir.
—¿Mi hija? Eres una descarada de lo peor. ¡Nuestra hija! porque esa niña que llevas en brazos es mía.
—¡¿Cómo lo sabes?!
—Dime que no es mía, dilo.
Me quedé callada y me aferré con más fuerza los brazos a Tamy, me doy cuenta que unas pequeñas lágrimas ruedan por sus ojos, la alejo de mí y las limpio.
—Todo está bien chiquitina. Lo prometo.
—Salgan todos, por favor —el señor Sánchez utilizó un tono de voz tan calmado, que nos sorprendió a todos, inclusive estaba sonriendo como si nada hubiese pasado.
Y justo cuando estaba cerrando las puertas de la sala de juntas, Eric entró, venía agitado y se puso de pie a mi lado.
—¿Qué sucede?
—Es una confusión. Pero lo voy a solucionar —respiro profundo y miró al señor Sánchez, pero estoy avergonzada—. De verdad lo lamento, no creí que esto pasaría y me siento avergonzada, la credibilidad de su empresa…
—La credibilidad de mi empresa está intacta, me preocupas tú y mi pequeña nieta —giró su cuerpo y se quedó mirando a Julián—. No se cual es tu pasado con ella, pero es buena, demasiado buena en su trabajo y como persona. Si algo tengo claro es que no debe ser nada buena la historia entre ustedes dos, porque una mujer como Mia o Caroline no tendría porqué esconder su verdadera identidad del mundo, entonces entiendo que estaba huyendo o escondiéndose de ti. Me llevaré a la niña, porque no merece pasar por esto y espero que en el fondo de tu ser, encuentres esa cordura y sensatez de la que siempre has hecho gala Julián Bustamante, me entristecería creer que no eres como tu abuelo.
Le entregó en brazos a Tamy y el señor Sánchez salió del lugar. Eric pasó su brazo por mis hombros, me estaba expresando su apoyo, se iba a marchar pero tomé su mano. Quería y necesitaba que se quedara.
—¿No puedes defenderte sola?
—No necesito defenderme, Julián.
—Me alejaste de mi hija. Eres una miserable, Kikky.
—Usted puede ser quién quiera ser, pero no le va a volver a hablar a Mia de esta forma —Eric se tensó y apretó mi mano con fuerza.
—Entonces te defiende el hombre con el que te revuelcas ahora. Brillante, ¿este es el padre que tiene mi hija? —dijo burlándose de mí.
—No Julián, estás muy equivocado. Contigo me revolcaba, con Eric hago el amor.
Sabía que acababa de activar una bomba, pero no estaba dispuesta ni por un segundo más a continuar recibiendo humillaciones.
Sus ojos estaban completamente fríos, se estaba conteniendo, la ventaja que yo tenía sobre Julián es que conocía perfectamente su punto de quiebre, sabía perfectamente hasta dónde podía llegar con él y sabía exactamente cuando estaba por perder la paciencia.
Mi desventaja es que Julián conocía perfectamente cuando el dolor me estaba superando y ya no iba a resistir más.
—Rehiciste tu vida.
—Si, porque…
—No, no te estoy preguntando Kikky. No me interesa saber lo que sientes o piensas, porque desde ya todo lo que creas que esta bien, esta mal —lo veo sonreír al aire y cerrar los ojos, aprieta el puente de su nariz con fuerza—. Me quitaste a mi hija, me la quitaste sin dejarme o darme una oportunidad, una que no merezco, una que tengo por derecho.
—Fuiste un monstruo y…
—No, de nuevo. Nunca fui un monstruo, menos contigo. Nuestra relación estaba clara y firmada. pero tu quieres verme como un monstruo, entonces seré el monstruo que no soy y de repente vivirás un infierno, que tú misma provocaste Kikky.
—No me amenaces —me lanzó a sus brazos con mis puños blancos y logró golpearlo, pero al ser más grande y más fuerte, me tomó de las muñecas y las pone sobre mi cabeza, con la otra mano me toma de la cintura y me pega a su cuerpo.
Todo pasa en una fracción de segundo, estoy pasando saliva y mis labios secos, lo miro a los ojos y veo esa sonrisa ladina y que traiciona mis piernas.
Eric lo empuja y me libera, me protege con su cuerpo y enfrenta a Julián.
—Quiero que lo intentes conmigo, Julián.
—No, pero espero que hayas aprendido como le gusta ser esposada y sometida. Llámame, puedo darte tips.
Mi pecho sube y baja descontrolado, de alguna manera logró llegar hasta él y lo abofeteó.
—Puedes golpearme mil veces, Kikky. Pero no puedes ocultar lo que te gusta hacer al anochecer cuando la luna ilumina tu cuerpo, él puede hacerte el amor. Pero sabes que yo bese tu alma.
Las palabras de Julián, hicieron que mis ojos se cristalizarán enseguida. Me dolían, sus recuerdos que guardaba como el mejor secreto salieron allí a flote, enfrente de todos y la calma que había logrado con tanto esfuerzo durante años, se estaba esfumando y estaba siendo reemplazada por una tormenta fuerte y dolorosa.—¿Qué quieres? —pregunte con odio y labrándome del apoyo que Eric me estaba brindando.—La verdad —miro sobre mi hombro a Eric y luego a mi nuevamente—. Quiero la verdad, a solas.Su mandíbula estaba apretada con fuerza, el odio era palpable y estaba segura que si pudiera ya me abría puesto sobre la mesa con el trasero desnudo, lo hubiese palmeado tan duro hasta verlo rojo o al menos hasta escucharme gritar mi palabra de seguridad.Seguridad, esa que sentía cuando estaba entre sus brazos, pero que luego de salir de allí nunca más supe lo que aquello significaba. Aunque quisiera negarlo, ni en los brazos de Eric lograba aquella sensación.—De acuerdo, tienes todo el dere
Mis pasos parecen tan densos, el dolor en mi espalda regreso y nuevamente me doy cuenta que estoy cargando con ese peso que es las historia de mi vida con Julián.Antes de ir hasta la recepción, saco mi móvil y hago la llamada a la única persona en todo el mundo que me puede ayudar en un momento como este.—Josh, soy...—Creí que me habías olvidado por completo. Ahora solo es Eric esto, Eric aquello y Tamy tampoco llama a su tío Josh.—Nos encontró, esta aquí.El silencio en la línea era lo que no quería escuchar, tenía todo el terror del mundo si Josh no era capaz de articular palabra, porque eso solo significaba que mis días estaban contados.—Josh... por favor, no te quedes en silencio.—¡Mierda! —al fin dijo y un gruñido fue lo que siguió— ¿Eric te está apoyando?—Si, creo —no esperaba esa pregunta, pero sabía que aunque Eric estaba decepcionado, no me iba a dejar sola.—¿Crees? —estaba en su plan protector.—Eric está dolido, llegó de sorpresa a la empresa, grito a los cuatro vie
Pegue mis labios a su oído, mientras mi mano libre se aferraba a esa diminuta y hermosa cintura, intenté morderme la lengua y apretar los dientes para no decir nada, pero fue inevitable. Las palabras salieron de mis labios de una forma natural e instantánea. Era una orden.«De rodillas»Mi corazón estaba vibrando dentro de mi pecho, tenía el temor más grande que jamás había sentido. Podía simplemente no obedecer y mandar mi trasero a la mierda. Pero su cuerpo obedeció como obedecía en tiempos en los que yo era todo lo que ella veía y obedecía tan dulcemente que era perfecta. Y allí estaba obedeciendo de nuevo, siendo perfecta como siempre.Aunque no pude evitar por primera vez ponerme de rodillas con ella, no tenía idea de porque lo estaba haciendo pero necesitaba que sintiera mi amor y desesperación por haberla tenido lejos de mis manos por tanto tiempo mientras me veía llorar con los ojos cerrados y tenía que agradecerle porque de esa forma ella no podía ver que yo estaba llorando c
Mis piernas tiemblan, mis labios arden, mis manos acarician, mi pecho sube y baja, mis ojos están cerrados y mi mente está en blanco.Siento el peso del cuerpo de Julián sobre mi pecho, sobre mi cuerpo, sobre mi alma. Sobre mi vida.Quiero decir algo, necesito decir algo, pero se que tan pronto como alguno de los dos rompa el silencio este pequeño instante, este mágico y ensoñador instante se habrá acabado.Siento como uno de sus dedos hace pequeños remolinos alrededor de mis brazos, sube y baja. No me mira aunque mi rostro está a su alcance. Se remueve un poco sobre mi cuerpo y siento el frío de su cuerpo ausente, sin embargo sus labios dejan pequeños besos por mi estómago y luego por mis pechos, no se siente el deseo ni la pasión, son simples besos depositados allí. Vuelve a mi estómago, más besos, luego su frente se posa allí. Lo observo pero también detalló los músculos de sus hombros tensionados y parecen marcados con un cincel.—Entonces aquí estuvo nueve meses Tamy —afirmó, no
—Kikky, mirame.—Josh, no...Pero tomó entre sus manos mi rostro. Me miraba con tanta tristeza como dolor, no era necesario decirle nada porque él sabía todo lo que había pasado en esa habitación.—¿Cómo es que llegaste tan rapido?—Solamente, yo...—Es más, ¿qué haces aquí?—Vine porque... porque sabía que me necesitarías.—Josh, yo lo arruine.—No, solamente sigues enamorada de Julián y...—Quiero odiarlo, quiero no desearlo, quiero sacarlo de mi sistema, pero es imposible. Cuando llegue solo tuvo que susurrar un par de cosas y yo ya estaba de rodillas ante él. Tomo de mi lo que quiso y yo no lo detuve, no pude, no quise, no sé.—Lo amas.—¿Eso es el amor? Destrucción, dolor, soberbia, manipulación. No lo creo Josh.—Kikky, yo vine porque en realidad...Mi teléfono sonó de nuevo, era la 1 de la mañana y Erick estaba allí despierto, esperando por mi.—Hola.—¿Dónde estás? —estaba ebrio.—Estoy en... —mire a mi alrededor, en realidad no sabía donde estaba, era una cafetería en medio d
Mi mente aún daba vueltas, no había dormido en lo que quedaba de noche, solamente me senté en una silla y encendí varios cigarrillos a la par de los minutos que avanzaban. Había dejado de fumar varios años atrás, cuando note las alergias de Kikky, y es que aunque era una ternura verla con su nariz roja, sabía que no podría hacerle daño.«Vaya hipócrita que era yo»La ansiedad me estaba matando, el deseo me estaba consumiendo vivo y los sentimientos me estaban ahogando en un mar oscuro.Había tenido que usar todo mi autocontrol para no correrme en el instante mismo en el que la penetre.Durante la noche tuve todas las oportunidades para callar sus palabras y dejarla en blanco, callar sus dudas o pensamientos sobre nosotros, sobre mi. Pude decirle lo que siento, que la amo y que por ella, por esperarla y encontrarla llevaba 4 años sin tocar a una mujer, pude decirle que tenía el alma en pedazos porque era padre y no lo sabía, pero que además no sabía serlo y tenía terror de fallarle a e
Un frío recorría mi espalda, porque claro que sabía lo que significaba un saludo de parte de Alana, no eran nada cálidos, la había visto enviarle saludos a las personas que se intentaban enfrentar a Julián injustamente o haciendo falsas acusaciones en su contra o en contra de sus hoteles.Esa mujer es implacable, fría y despiadada. Aunque conmigo siempre fue gentil y me dejo ver su cara más amable, sabía que tras ese saludo, lo único que había era una amenaza contundente.Los recuerdos llegaron a mi como pequeñas luces y mis ojos ardieron. Ella no iba a dar puntada sin dedal, protegía a julián con todo lo que tenía.* * * FLASHBACK * * *—Kikky, entregale estos documentos a tu jefe por favor.—Señorita Alana, llegaron los documentos de una nueva demanda. El señor Julián dice que le de prioridad.—¿Sabes de qué se trata?—Un huésped dice que se intoxico con la comida del hotel, pero no se tienen registros de que haya ingerido algo de allí. Sin embargo la demanda en curso y...—El hombre
«Solo es una prueba, Kikky. Nada más»Aquello era lo que me venía repitiendo una y otra vez desde que nos sabíamos subido al auto de Josh.Pero no estaba funcionando y el camino cada vez era más corto, el tiempo más cercano y las preguntas de mi hija más insistentes.—Tamy, recuerdas cuando estuviste enferma y te pasaron un hisopo por la boca.—Si.—Eso te van a hacer hoy.—¿Tú lo harás verdad?—Si.—De acuerdo.Agradecí que Josh estuviese conmigo, él sabía mejor que nadie calmar o controlar a Tamy. Lo hacía inclusive mejor que yo y eso se lo agradecería enormemente, porque durante algunos momentos de tristeza él fue todo lo que tuvo mi hija.—Estás nerviosa. No es gran cosa, para algo de lo que ya te sabes el resultado, Kikky.—Eso es lo que más me molesta. No entiendo porque me pongo así.—Porque lo vas a ver.—Quiero que deje de importarme tanto.—¿A quién vas a ver? —pregunto Tamy mientras jugaba con una muñeca.—A un hombre que vas a conocer.—¿Es mi padre? El hombre que te grito