Julián sentía el calor del sol abrasador en la piel mientras recorría el estrecho sendero del bosque. Había pasado días buscando respuestas, intentando entender por qué los que una vez considero amigos y que habían permanecido en las sombras durante tanto tiempo decidieron atacar ahora. Cada paso resonaba en su mente, el crujido de las hojas secas bajo sus botas se mezclaba con el eco de sus pensamientos.Kikky, su compañera fiel y amorosa, y su hija Tamy eran su todo.Desde que regresaron a su vida todo había cobrado un nuevo significado. Kikky, con su espíritu indomable y su amor incondicional, había sido su roca en los momentos más oscuros. Tamy, con su risa contagiosa y su inocencia, le recordaba la belleza de la vida. La sola idea de que algo les pudiera suceder lo llenaba de un terror que nunca antes había experimentado.Esa mañana, al regresar a casa, sintió que algo estaba terriblemente mal. Las puertas estaban abiertas de par en par, y el silencio en el aire era ensordecedor.
El sol brillaba intensamente sobre el majestuoso hotel que Kikky y Julián habían convertido en su hogar. Tras los eventos turbulentos del pasado, finalmente habían encontrado la paz y la estabilidad que tanto anhelaban. Kikky se había convertido en la jefa de operaciones internacionales, supervisando todos los hoteles de la cadena en el extranjero. Su destreza y liderazgo eran admirados por todos, y Julián no podía estar más orgulloso de ella. Aunque odiaba que se fuera de viaje y lo dejará solo con los dos pequeños que ya no estaban tan pequeños, pero es que entre los celos y los pedidos de Tamy porque se dejará pintar las uñas, su cabeza a veces parecía que iba a explotar.Un sábado por la mañana, mientras el viento suave del mar acariciaba las palmeras cercanas, Julián se preparaba para una esperada escapada de pesca con sus amigos más cercanos: Steven, Sam y Frederick. Era una tradición que habían mantenido a lo largo de los años, pero esta vez tenía un significado especial. Se enc
Estar de pie en medio de un cementerio no es agradable.Es frío, gris, aburrido. Pero debo estar aquí, como cada año.—Tío Sam, tu crees que...—Shhhh. Ahora no.Siempre venimos los 3.¿Por qué? No tengo idea y la verdad necesito dejarles claro que ya no puedo hacer esto más. Ya no soy una niña.Aguardo a que dejen las flores y me acerco, miro los nombres allí y trago grueso.No tengo recuerdos de ninguno, nada pasa por mi cabeza y cuando volteo a mirar hacía atrás ya estoy sola, de nuevo.Creo que venir aquí es más bien una tortura para mi.Los veo subirse al auto y siento un escalofrío recorrer mi espalda.Antes de subirme al auto detengo la puerta que mi tío Sam estaba por cerrar y los ojos de mi padre se posan sobre mi.—No pienso volver.—¿Qué? —la mirada de mi papá es juzgadora. ¿Por qué tiene que ser tan bueno?—No pienso volver, lo siento papá. Se que para ti es importante, se que es una manera de... tener paz. Pero yo no puedo, no puedo hacer esto, no puedo volver y no pienso
Con el pasar de los años, las cosas se pusieron en orden.Todo era tan extrañamente tranquilo que parecía mentiras. Frederick tenía una vida plena junto a Danielle, como siempre lo soñó.Sam era el hombre más feliz haciendo las compras para su casa, mientras Carla se hacía cargo de todo. Era gracioso ver como ese par, habían delegado sus funciones a sus esposas y tenían una vida que muchas soñarían con tener. Jugaban al golf, hacían la compra, administraban la casa y solo aparecían para apoyar si habían problemas. Tal vez eso influyó absurdamente en la formación de sus pequeñas, que aunque eran como el agua y el aceite, se amaban con locura.Danna era una pequeña aguerrida que se enfrentaba sin temor a todo, mientras que Angie era más bien una princesa que soñaba con nubes de algodón.Julián tenía todo lo que merecía y era feliz con eso.Y Steven, Steven tenía la vida más plena que jamás pudiese desear.Su princesa Sofía era una exitosa ejecutiva dentro de su negocio, lo había impulsad
—¡Puja Caroline! ¡Puja! —El médico estaba allí haciendo su mejor esfuerzo, pero yo estaba cansada, estaba cansada y dolida. Me dolía el cuerpo, pero más el corazón.Porque no debería estar sola en este momento, no debería parir a mi hijo sola y sin nadie que me de la mano para no rendirme, él debería estar aquí junto a mi, pero nunca dejó de ser un cobarde que no merecía nada de mi. —¡Vamos, es el último! —La voz de Josh el médico que me ha visto desde que llegué a Inglaterra es la única compañía que tengo y lo más cercano a una familia. Sentí un último tirón y luego el llanto de mi pequeña inundó el lugar. Lloraba con fuerza y yo la acompañaba con un llanto silencioso, era todo lo que tenía en este mundo, la amaba más que a nada y estaba dispuesta a luchar por ella con tanto como pudiera. —Es una bebé hermosa, justo como su madre —la voz de Josh me hace abrir los ojos.Estaba pensando por un segundo cómo se sentiría si él estuviese aquí junto a mi, me preguntaba si tal vez hubiese
Tal vez el problema siempre fui yo y nunca quise reconocerlo, tal vez no debí huir de esta manera y mucho menos dejar a mi hija sin un padre, uno que le podía brindar protección y amor. Pero cuando cierro mis ojos y veo los fríos ojos de Julián mirarme, me doy cuenta de que nunca hubiese reconocido a Tamy como su hija, tal vez me hubiese pedido que abortara o que hiciera lo que hice, perderme de su vida, desaparecer y sólo convertirme en un fantasma que nada tiene que ver con su vida ahora.Algunos días lo extraño, no puedo negarlo, mi corazón se siente tan dividido entre odiarlo o recordar cuando por algunos mínimos instantes me miraba con esos ojos que me confundían en sus sentimientos. Por instantes creí que me amaba, al menos creía que me quería. La verdad es que hoy después de tanto tiempo, sé que era yo y mi estúpida cabeza la que quería creer aquello, pero ese hombre no tiene corazón, ese hombre no sabe lo que es el amor, no sabe querer, no sabe que las personas tienen sentim
Intentó saltar todos los obstáculos que la vida me pone, y digo saltarlos porque no quiero enfrentarme a nada en este momento, no quiero tener problemas, pero por alguna extraña y desquiciada razón la vida parece enfrentarme cada día con más fuerza a lo que yo con tanto esfuerzo trato de negar. —Sólo quiero que me des una oportunidad, Mía —dice Eric, mientras bajamos por el ascensor. —No, ya te dije que…—Que tienes una hija, hermosa por cierto, a la que no quieres presentarle un hombre que no es estable en tu vida. Mía el discurso me lo has dado tantas veces que ya me lo se de memoria —Lo escucho suspirar cansado—, pero Mía, no te estoy pidiendo que me presentes a tu pequeña ahora mismo. Te pido una cena, unas copas, lo que quieras, solo seremos tu y yo y haremos lo que tu quieras.—¿Por qué? —¿Por qué no? —quiso sonar divertido, pero mi expresión seria hizo que se incomodara—. Porque me gustas Mía, eres inteligente, correcta, hermosa y tus ojos son tan tiernos. —Eric, es que no
La noche cae sobre esta enorme y monstruosa ciudad, veo como el agua cae y veo también por el reflejo del vidrio como van sacando una a una mis maletas de esta habitación, la noche de anoche no fue lo que esperaba, luego de 3 años de no verla creí que lograría superar estos sentimientos que me mantenían atado y nublado. Pero solo pude comprobar, una vez más, que ella no se va, no sale de mi mente. Y aquí estoy ahora, partiendo de otra ciudad, persiguiendo pistas, así como un cazador busca a su presa. * * * LA NOCHE DE ANOCHE * * * En la suite presidencial de este lujoso hotel en París, sostengo un vaso con whisky, mientras observo con severa lasciva a las dos mujeres que están frente a mi en la que se supone es mi cama, una rubia y una pelirroja. Juegan entre sí con sus cuerpos, con sus lenguas recorren el cuerpo de la otra y sus dedos están siendo usados para complacerse mutuamente.La visión para cualquier mortal es seductora, provocadora, para algunos otros puede pasar por inde