Un frío recorría mi espalda, porque claro que sabía lo que significaba un saludo de parte de Alana, no eran nada cálidos, la había visto enviarle saludos a las personas que se intentaban enfrentar a Julián injustamente o haciendo falsas acusaciones en su contra o en contra de sus hoteles.Esa mujer es implacable, fría y despiadada. Aunque conmigo siempre fue gentil y me dejo ver su cara más amable, sabía que tras ese saludo, lo único que había era una amenaza contundente.Los recuerdos llegaron a mi como pequeñas luces y mis ojos ardieron. Ella no iba a dar puntada sin dedal, protegía a julián con todo lo que tenía.* * * FLASHBACK * * *—Kikky, entregale estos documentos a tu jefe por favor.—Señorita Alana, llegaron los documentos de una nueva demanda. El señor Julián dice que le de prioridad.—¿Sabes de qué se trata?—Un huésped dice que se intoxico con la comida del hotel, pero no se tienen registros de que haya ingerido algo de allí. Sin embargo la demanda en curso y...—El hombre
«Solo es una prueba, Kikky. Nada más»Aquello era lo que me venía repitiendo una y otra vez desde que nos sabíamos subido al auto de Josh.Pero no estaba funcionando y el camino cada vez era más corto, el tiempo más cercano y las preguntas de mi hija más insistentes.—Tamy, recuerdas cuando estuviste enferma y te pasaron un hisopo por la boca.—Si.—Eso te van a hacer hoy.—¿Tú lo harás verdad?—Si.—De acuerdo.Agradecí que Josh estuviese conmigo, él sabía mejor que nadie calmar o controlar a Tamy. Lo hacía inclusive mejor que yo y eso se lo agradecería enormemente, porque durante algunos momentos de tristeza él fue todo lo que tuvo mi hija.—Estás nerviosa. No es gran cosa, para algo de lo que ya te sabes el resultado, Kikky.—Eso es lo que más me molesta. No entiendo porque me pongo así.—Porque lo vas a ver.—Quiero que deje de importarme tanto.—¿A quién vas a ver? —pregunto Tamy mientras jugaba con una muñeca.—A un hombre que vas a conocer.—¿Es mi padre? El hombre que te grito
—¡No puedo! —le susurré a Julián en los labios—. Tengo pareja y ya esto paso una vez, no puedo permitir que pase dos. —¿No lo quieres? —No se trata de eso, no puedo pensar solo en mi. —Entonces si lo quieres —sus ojos me miraban de una manera tan cálida, que no parecía el Julián de siempre. Me aleje varios pasos de él y le sonreí. —Lo quise yo lo quise mucho durante mucho tiempo, pero para ti eso no era suficiente, ni siquiera lo considerabas una opción. Y ahora estas frente a mi pidiéndome algo que no puedo darte. —¿Por qué? Me amas y... —No igual que antes. —Me amas aún más y lo sabes. —¿Y tú? ¿Me amas? —sus ojos brillaron, avanzó los pasos que yo había retrocedido y estiró una mano para tocar mi pelo, rozo sus dedos sobre un mechón. —Tienes razón, no es momento aún. Nuestra prioridad es Tamy, no esto —dijo señalandonos. —Siempre es lo mismo contigo —espete algo frustrada. —¿De qué hablas? —continuó dando pasos hacia mí y sabía que estaba buscando encerrarme entre sus bra
Mis pasos eran lentos, pausados. En realidad no quería llegar a mi oficina. El fin de semana había sido más largo de lo esperado, Julián me informo que se tomaría esos dos días para buscar un apartamento apto para recibir a tamy y que tenía que comprar una cama, juguetes, ropa y cosas para ella. Me pregunto lo que le gustaba, su color favorito y muchas cosas que le respondí enseguida. —Hoy voy a salir un poco más temprano —le informe a mi asistente. —De acuerdo, en realidad solo esta pendiente firmar los documentos para la producción del señor Bustamante y nada más, el señor Sánchez dio el visto bueno y ya firmó. Hice lo que ella me pidió y otras tres cosas más, no tenía cabeza para más cosas del trabajo, porque también estaba Josh ocupando mi cabeza, desde esa noche no habíamos hablado y yo aunque pude llamarlo tampoco lo hice. Porque no sabía que decirle, no sabía que hacer y tampoco tenía idea de que era lo correcto con él. Todo el tiempo pensé que me veía como su amiga y nada
—¿Qué fue lo que pasó? —le pregunté mientras terminaba de ayudarla a acostarse en su cama. —Él... Él llegó molesto y dijo que estabas aquí desde temprano, que no te ibas, que iba a hacer conmigo exactamente lo que me gustaba, que me golpearan, que yo era una zorra y que... —nuevamente se puso a llorar. Su pecho se agitaba con violencia y no paraba de enterrar sus uñas en las palmas de sus manos. Yo mismo la había lastimado, una vez más, le había roto el labio y la cuando vi la sangre brotar me sentí el más salvaje de todos, mi pecho dolió tanto que tuve que llorar sobre su cabeza mientras no me miraba. Fueron unas lágrimas un tanto liberadoras para mi, porque me permití sentirme humano y expresar lo que había estado ocultando. —Kikky, descansa yo iré abajo y me encargaré de que todo quede en orden. —No es necesario, puedes irte, yo lo haré mañana. —Tú solo... descansa. —¿Lloraste? ¿Estabas llorando cuando me abrazaste? Me quedé en silencio, ella lo notó pero no estaba segura.
Abrí mis ojos y Kikky continuaba enredada entre mis brazos, mire la hora y me di cuenta que no aún era de madrugada, las 3 y media de la mañana. ¿Por qué estaba despierto si estaba entre los brazos de Kikky? Si tal vez era por la lluvia que arremetía afuera contra el asfalto y golpeaba las ventanas creando una melodía que para muchos podría ser relajante y los ayudaría a conciliar el sueño, pero para mi, aquel sonido, solamente era el recuerdo de una tragedia, era el recuerdo del dolor, traía a mi mente todo lo que pude haber evitado y no me esforcé en lo más mínimo. Pero al mismo tiempo esa noche allí de pie frente a la ventana viendo caer la lluvia y con Kikky en la cama, extrañamente vestida, me di cuenta que por más dolor que trajeran los recuerdos y la culpa, Kikky estaba conmigo.¿Eso me hacía peor persona? ¿O simplemente estaba respondiendo a mis sentimientos actuales? Sin embargo no borraba el recuerdo de Victoria, ella estaba presente en cada paso que daba, desde su muerte
Mis ojos estaban hinchados, me estaba mirando al espejo y sabía que el dolor físico lo iba a superar pero el dolor de los acontecimientos de esa noche, no. Luego de la narrativa e ilustrativa historia de Julián, nos quedamos dormidos nuevamente, yo enredada en sus brazos y calor. Algo que no quería que se volviera costumbre, tenía miedo. Pero al mismo tiempo me sentía feliz allí.Sin embargo, mirarme al espejo y ver los golpes, hizo que mi atención se concentrará en los eventos de esa noche. Mi labio estaba partido y mi mejilla un poco roja y un poco morada. ¿Cómo le iba a explicar a Tamy aquello? ¿A Josh? ¿En la oficina? Todo eso y más cosas rondaban por mi cabeza, preguntas, planteamientos, miedos, las cosas inconclusas sobre la paternidad de Julián. Estaba cansada, no quería lidiar más con tantas cosas que al final de cuentas yo misma había causado.Aunque lo de Erick no era culpa mía, pues su comportamiento nunca me dictó que fuese un hombre agresivo, ni violento y verlo tan tra
—Quiero que te quedes conmigo una eternidad. —Te vas a aburrir —le dije sonriendo mientras le daba una cucharada de helado.—¿De ti? Estoy segura de que no. —¿Por qué estás tan segura? —Porque desde que te conozco, cada día me has enseñado cosas nuevas. No podía evitar encontrar un poco de sensualidad en esa palabras, era cierto que a Kikky le había enseñado muchas cosas, entre esas sobre el sexo. Y cada vez que abría su dulce boca, yo quería… cogerla duro. —Me haces daño, niña. —No me digas niña, ya no lo soy. La estaba mirando desde una posición difícil para mi, su trasero estaba desnudo y expuesto, su rostro sobre mi pecho y nuevamente le daba una cucharada de helado. Helado que podría hacer rodar por sus piernas y pechos, lamer y comer directamente de ella, pero ya había tenido una dosis de sexo y no quería interrumpir nuestra tranquila conversación. —¿Me quieres en tu vida? —Siempre —le conteste y acaricie sus mejillas. —No es cierto. No siempre lo has querido. Me reí