CAPÍTULO 1. Corazones impurosElijah Vanderwood caminaba por su departamento como un león enjaulado, y de cuando en cuando sus ojos se fijaban en aquella impresión del periódico The New York Times sobre su encimera. La fecha era dentro de tres días, así que era una amenaza evidente de cuándo y dónde se publicaría la noticia.En la primera plana aparecía una foto suya, o mejor dicho, ¡una foto de los dos! de él y de Lynett Evans, desnudos y dormidos en aquel cuarto de hotel. Y sobre ella un titular en grandes letras negras:“ESCÁNDALO: El CEO Elijah Vanderwood abusa de la dulce e inocente Lynett Evans… a menos de dos días de la muerte de su padre”.Justo sobre el titular, escrito a mano y con tinta roja había una dirección de correo postal y una cifra: Trescientos mil USD.¡Entonces era un chantaje!Y Elijah no pudo evitar la rabia al recordar cómo había ido directo a una trampa en los últimos días.TRES DÍAS ANTES—¡Ayuda! ¡Necesitamos ayuda aquí!Aquel grito desde la sala de juntas a
CAPÍTULO 2. Una buena actriz **** —No vuelvas por mí —dijo Elijah tomando la mano de aquella mujer y quitándole el anillo de pedida. —¿Qué…? —La expresión horrorizada en los ojos de su novia le punzó el corazón—. ¡¿Elijah de qué hablas?! —Estoy cancelando nuestro compromiso, Joss. Ya no nos vamos a casar. Se marchó y tras él los gritos de aquella mujer con el corazón roto le hirieron los oídos. —¡Elijah! ¡Dijiste que nos casaríamos, no puedes abandonarme! ¡Elijah vuelve, maldit@ sea! ¡Elijah! **** —¡Elijah! —El grito de su hermano lo lanzó de la cama con una maldición, dándose cuenta de que todo era un sueño, o mejor dicho, un recuerdo de hacía tres meses. Se puso un pantalón y salió de su cuarto para encontrarse a Sebastian en la cocina, dando vueltas de un lado a otro con preocupación. —Investigué lo que me pediste —fue el saludo de su hermano—. Tenías razón, la señora Evans te puede dar pelea. El trato que hiciste con Frederick para que no metiera las narices en la preside
CAPÍTULO 3. Una trampaLynett sentía que el corazón se le saldría del pecho mientras veía el rostro impávido de aquel magnate. Sabía muy bien que estaba valorando si debía darle o no la oportunidad de hablar.—Muy bien —declaró Elijah como una sentencia—. ¿Conoces el hotel Pioggi? —La vio asentir un poco temblorosa—. Tiene un restaurante en el piso cuarenta y uno. Solo es para socios. Suelo usarlo cuando quiero negociar contratos importantes y evitar el espionaje corporativo. Te espero ahí hoy a las nueve de la noche.Un segundo después tomaba su maletín ejecutivo y sin decir otra palabra dejaba a aquella chica aterrada y llena de dolor en la oficina llena de recuerdos de su padre.Recoger sus cosas en pequeñas cajas y sacarlas de allí fue una tortura para ella, pero alistarse para ir a encontrarse con aquel hombre lo fue aun más. Tuvo que hacer un esfuerzo para no alertar a su madre, así que con lágrimas de impotencia tuvo que tragarse su comida y su fingida preocupación por ella. To
CAPÍTULO 4. Momentos desesperados.Lo último que Lynett vio antes de ocultar el rostro entre las manos con desesperación fue a aquel hombre dejando el cuarto como si solo fuera ropa sucia lo que quedara detrás.Ni siquiera entendía lo que estaba pasando. Y si no lo entendía mucho menos podía dar explicaciones cuando llegó a su casa dos horas después.—¡¿Te crees que esta es hora de llegar?! —le espetó su madre reteniéndola del brazo antes de que subiera las escaleras—. ¡¿Dónde estabas, Lynnet, y con quién!? ¡Dime!—¡Déjame! ¡Donde yo esté no es tu problema!—¡No me respondas así, señorita! ¡Yo soy tu madre! —le gritó Florence y todo el dolor de Lynett estalló en una sola respuesta:—¡Pues para mucho te vale ser mi madre cuando tu amante te dice que me dejes en la calle! ¡¿No es cierto?!Lo siguiente que se escuchó fue el eco sordo de una bofetada y Lynnet ahogó un grito de incredulidad.—¡Maldit@ mocosa malagradecida! ¡Eres tan desentendida como tu hermana, que se largó en medio del f
CAPÍTULO 5. Un chantajeLos ojos de Lynett se abrieron desmesuradamente al ver aquel diario. ¡Aquello era una pesadilla! ¡Todo era una pesadilla!—¡Te estoy haciendo una pregunta! —la increpó Elijah furioso—. ¿¡Estás segura de que no quieres más!?La muchacha le arrebató el diario de las manos y leyó el artículo, sintiendo que aquel departamento comenzaba a dar vueltas a su alrededor.—No… ¡No, no no…! ¡Esto no puede estar pasando…! ¿Crees que yo…? ¡¿Cómo se te ocurre?! ¡Yo jamás…! —intentó defenderse y Elijah lo estrujó frente a sus ojos.—¿¡Tú no qué!? ¡¿No serías capaz de preparar una habitación de hotel?! ¡¿No serías capaz de seducirme?! ¡¿No tenías novio cuando me propusiste vernos fuera de la empresa?! —espetó con sarcasmo.—¡Eso no fue para seducirte, realmente necesitaba hablarte de la empresa, alguien estaba saboteando a mi padre! —le gritó Lynett—. ¡Yo no quería acostarme contigo… no tengo idea de quién me está haciendo estas cosas…! ¿¡Cómo crees que se me ocurriría hacer al
CAPÍTULO 6: Al borde de un escándaloLas flores eran blancas y hermosas también. El salón estaba lleno de fiesta, globos y sonrisas mientras su padre la felicitaba por terminar su primer año en la universidad. El señor Frederick había estado tan orgulloso de todas las grandes empresas que se peleaban por tenerla como pasante, que había hecho una fiesta en honor a su hija, la mejor de su clase; y Lynett se había sentido inmensamente feliz en ese momento,Pero aquella felicidad se había borrado pocas semanas después, en el mismo momento en que había visto a su chofer en la puerta del salón.—Lo siento mucho, señorita Evans… me ordenaron llevarla a casa. Su papá… su papá se murió.Las palabras del hombre habían hecho que se tambaleara.—No… No puede ser… no…Su familia era “distinguida e ideal”, pero tan falsa que le habían encargado darle aquella noticia a uno de los choferes de la casa.Los labios de Lynnet se habían separado, pero no había escuchado el grito que salió de ellos. ¡Su pa
CAPÍTULO 7. Una solución perfectaLas manos le temblaban, las puntas de sus dedos cosquilleaban como si toda la sangre se hubiera ido de su cuerpo, y estaba tan pálida que Elijah creyó que se desmayaría de un momento a otro.Entre las exclamaciones y felicitaciones de los invitados se excusó un momento con la justificación de ir a prepararse y empujó a Lynett, que trastabilló frente a él hasta una de las habitaciones privadas.—¡¿Te has vuel…?!—No, ni loco, y mucho menos idiota —siseó él—. Solo me estoy adelantando a los acontecimientos, ya sabes, hombre precavido vale por tres.—¡Tú no eres precavido, eres… eres…! —Los ojos de Lynett se llenaron de lágrimas—. ¡¿Cómo te atreviste a decir eso?! ¡Mi padre no te dio mi mano! —espetó con rabia y dolor.—Ni yo la hubiera aceptado, créeme, pero no voy a dejar que nadie me levante un escándalo solo porque una chica fácil como tú se me atraviese en el camino.—¡No te permito…!Pero lo cierto era que no tenía la fuerza. Lynett Evans ahogó un
CAPÍTULO 8. Una noche de bodasLa puerta de la casa donde había crecido estaba cerrada detrás de ella. Lo único que tenía ahora en el mundo estaba frente a ella y tenía cara de asesino en serio.—Sube —gruñó Elijah por lo bajo, abriendo la puerta, y Lynett sintió que no podía respirar mientras obedecía y aquella limusina comenzaba a moverse.Ni siquiera sabía a dónde iba, pero no pudo evitar la sorpresa cuando el ascensor de aquel estacionamiento se abrió a la suite presidencial del hotel Pioggi.—¡Feliz noche de bodas, querida! —siseó Elijah con sarcasmo y Lynett se quedó paralizada en medio de la habitación.—No… ¡No, no no…!—¿No qué, amor? ¿No quieres terminar lo que empezaste en este mismo hotel hace algunas noches? —gruñó Elijah quitándose la pajarita y las mancuernillas con un gesto que estremeció a Lynett.—¡Yo no empecé nada! ¡Yo no sabía… estaba…!—Muy subida, ya lo sé, pero te garantizo que bien sobria es como se disfruta más.Lynett trató de darse la vuelta y escapar, pero