Pov Hardick Miro como Amaya rompe de nuevo, otro vestido, se acerca a mí y comienza a llorar mientras la abrazo, dejando besos sobre su hermosa pancita que ya está bastante grande. Ya solo faltan unas semanas para por fin conocer a mi cachorra y estoy más que emocionado. —Nada me queda bien, esto es un desastre, ¿todavía me amas verdad? Se supone que ya habíamos superado esta etapa, pero ella sigue estando igual de emocional que al principio. —"Admite que es divertido cuando nos despertamos a mitad de la noche con ella cabalgándonos" —"Al menos nos deja dormir más durante la noche" —"Se acostumbró a ocuparnos el día que no es lo mismo, jajajaj..." —Mi amor te amaré siempre, Aitor también lo seguirá haciendo, eres nuestra luz y nuestra vida. Vuelvo a besar su hermosa barriga y esta vez, observo como nuestra pequeña se mueve allí adentro. —Vamos Nena o llegaremos tarde a la ceremonia de "tu Alfa". Frunzo el ceño y digo aquellas palabras como si estuviera saboreando algo amarg
Pov Hardick Estoy terminando de revisar unos documentos, cuando una pequeña presencia se cuela adentro. Aquella hermosa cabellera roja llega hasta mi pierna. La alzo colocándola en mi regazo mientras ella mira con curiosidad los papeles. Sostiene una hoja en sus manos que me pasa y miro el dibujo. —Me gusta, creo que lo colocaré justo aquí. La coloco alado de nuestra foto familiar, que pronto tendrá que actualizarse. Hizo un dibujo de nosotros, Mi Reina y yo sosteniendo su mano y Aitor alado de mi amada, con su pequeño hermanito que está en camino sobre su lomo. —Vengo a arreglar a Eliana, pronto estarán aquí los Reyes. —Siento que la estás preparando para el matadero. Le gruño a mi madre que rápido me reprende. —Hardick, el pequeño Alek ya parece amarla, él sabe que es su compañera, además, para que siga manteniendo los ojos morados, que por derecho solo lleva su lobo, solo significa lo poderoso que será. —Lo sé madre, lo sé, solo aún no me acostumbro a la idea
Pov Amaya Miro a través de la pequeña ventana, las nubes blancas en el cielo. Cómo podría saber que este viaje me llevaría a conocer un mundo para el que no estaba preparada. Un mundo que me recibiría de una forma muy cruel y despiadada. Jamás en mis 19 años de vida, me hubiese imaginado que una Diosa que no sabía que existía, me elegiría para una misión. Una que podría destruirme a mí también. Y así es como comienza mi historia, llegando a la ciudad en busca de un mejor futuro, uno dónde realmente pueda encajar. Esa sensación de no pertenecer a ningún lado, la he sentido desde pequeña, talvez por el hecho de que mi padre nos abandonó o por algo que desconozco. Camino por la bulliciosa sala del aeropuerto dirigiéndome a la salida. Andaba tan absorta en mis pensamientos que por error choqué con alguien. —Lo siento, no me fijé. Me agaché rápido a recoger las cosas que se desparramaron por el suelo, aquella presencia seguía allí parada hasta que alguien más se paró a su lado in
Pov Amaya —Estás loco— le gritó con dolor mientras se levantaba sosteniendo su brazo. El otro se abalanzó sobre él con el cuchillo y solo dejé escapar un jadeo, pero a él también lo neutralizó sin problema. Salieron corriendo y luego se volteó hacia mí. Su mirada oscura cayó en mi pecho expuesto que rápidamente cubrí con la camisa toda dañada. —¿Por qué estabas sola a estas horas aquí? Su voz era algo gruesa y rasposa, se escuchó como melodía en mis oídos, una melodía peligrosa. —Salí de mi trabajo hace poco y no conozco bien las calles. Él se quitó la chaqueta y la puso sobre mis hombros. Me guío hacia su auto que estaba estacionado no muy lejos. Al subir, solo me senté cerca de la puerta, volteaba a verlo de vez en cuando, pero logré detallarlo un poco. Cabello castaño claro, ojos grises oscuros, un mentón perfilado con una barba sutilmente cortada a la perfección. Brazos fuertes y espalda ancha, su pecho y su abdomen estaban bien definidos, se parece mucho a l
Pov Amaya Otro día más en mi trabajo y sigo repitiendo aquella noche una y otra vez en mi cabeza. Todo es demasiado confuso y extraño, pero es mejor alejarme de él, tengo esa extraña sensación de que él no es alguien al que deba acercarme. —Amaya, la encargada, nos llama. —¿Sabes para qué? —No, pero dijo que tú, Daniel y yo fuéramos a atender a los clientes de la sala vip. Asentí y fui con ella, la encargada nos dio algunas instrucciones y subimos. Cuando entre en la sala mis ojos se pasaron directamente en el hombre que desprendía aquella aura poderosa. Sus ojos me miraban fijamente mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios. Tragué fuerte y aparté la mirada, sintiendo aún su mirada ardiente sobre mí. Tomamos los pedidos de todos, antes de tomar la carta de sus manos, él tomó la mía y luego dejó que simplemente se deslizara por entre sus dedos. Él hablaba como si nada a los demás y nadie parecía notar su agarre sobre mí. Cuando me soltó casi que tropiezo con mis propio
Pov Amaya Bajé del auto y de nuevo, su mano me jaló por la escalera, entramos a mi apartamento y el miedo volvió a llegarme cuando me sentí como una oveja atrapada con él, un lobo feroz. Vi que solo se sentó como si nada mirando mi pequeño apartamento. —¿Te gusta vivir aquí? —Es cómodo, ¿puedo saber porque sigues aquí? —Porque eres mía, te lo dije. —¿Acaso vas por la vida reclamando a las mujeres que te gusten así no más? —No, solo a ti, porque por derecho eres mía. Aquel corrientazo volvió a recorrerme llegando a mi centro, tuve que moverme algo incómoda al sentir esa sensación. —Ven pequeña. Obedecí, apenas me habló, no sabía cómo lo hacía, me paré frente a él que solo me miraba con detalle. Él de pronto me jaló y volvió a besarme, esta vez con más calma, dándose su tiempo de saborearme y de yo saborearlo. Estaba cayendo en su tentación, una de la que no podía zafarme. Sus manos rompieron mi camisa y desabrochó mi brasier. Mis manos cubrieron mis pechos y él las apartó
Pov Amaya Intenté gritar que se detuvieran cuando aquellos asquerosos intentaban quitarle la ropa interior a Cris. Jamás me perdonaría que le pasara algo. Una mano comenzó a meterse debajo de mi vestido, mientras la otra me sostenía con firmeza por el cuello, otro hombre me apuntaba con el cuchillo pasando su lengua por mi cuello. Cuando aquel hombre fue a besarme, le mordí con fuerza el labio haciéndolo sangrar. Me jaló con fuerza para estrellarme de cara a la pared mientras levantaba mi vestido. —Vas a pagar caro lo que hiciste. Cerré los ojos esperando lo peor hasta que su cuerpo dejó de presionar el mío. Comencé a escuchar una pelea y cuando volteé ya todos estaban en el suelo, sangrando y talvez muertos. Mis ojos miraban en shock todo eso hasta que sentí algo cubrirme. Alcé mi mirada para ver a Patrick frente a mí con una expresión dura. —Hablaremos de esto después Amaya. Me arrastró hasta el auto y vi como subían a Cris a otro. No sabía a dó
Pov Amaya Los días pasaban y yo solo podía caminar por el jardín sin hacer nada. La comida era llevada a mi habitación y de resto no podía hacer nada. Era frustrante. Demasiado frustrante. Sentada en la cama, volví a tomar mi teléfono para seguir leyendo cosas sin sentido común. Todo lo referente a la Luna equivalía a las criaturas de la noche. Leí sobre las manadas de los hombres lobos, sus parejas destinadas, el vínculo que tienen con la Diosa de la Luna. A cada hombre y mujer se le otorgaba el espíritu de un lobo que despertaba a los 18 años, con su despertar se definía su rango. La guerra constante entre hombres lobos y vampiros por definir quién era el más fuerte. Seguí leyendo y cada vez más esto me parecía más absurdo, hasta que me detuve en algo que llamo por completo mi atención. Había una imagen ilustrada de una Luna de sangre sobre la copa de los árboles. Una mujer en el medio, vestida de blanco, con un halo en la parte de atrás de su cabeza en fo