Capitulo 3

Pov Amaya

**** 5 AÑOS ANTES****

Me encuentro frente al espejo arreglándome para ir al trabajo. Desde que me mudé a la ciudad esta ha sido mi rutina diaria.

Mi mayor prioridad? mi familia y los estudios que pienso continuar.

Mi celular suena y al tomarlo veo que es Cris, es la única amiga que tengo. No suelo ser tan sociable.

—Hola Cris.

—Amaya el sábado hay una fiesta en el edificio quieres venir?

—Ya tengo planes. Una nueva cita con mi trabajo.

—Por Dios Amaya eres joven apenas tienes 19 años y ni un novio tienes. Debes salir mujer.

—Cris debo irme ya al trabajo.

—Si si, bueno, si cambias de opinión me avisas.

Cuelgo y suspiro. Realmente no tengo tiempo para nada que no sea mi trabajo.

Ese día en el restaurant todos estaban agitados. corrían de un lado a otro.

Decidí dejar mis cosas y unirme al desastre que están armando.

—Bien chicos presten atención— habla la gerente.

—Hoy tendremos invitados especiales. Alquilaron todo el el espacio de arriba para ellos. Son hombres importantes así que no cometan errores.

Todos asentimos mientras nos paramos en fila a esperar a que lleguen los clientes.

Ya estaba llegando el medio día cuando la puerta se abrió y un grupo de hombres, todos vestidos con trajes de negocios entraron.

Todos dirigieron sus miradas hacia allá y los entiendo. Hay un aura alrededor de ellos que se siente fuerte pero peligrosa a la vez.

Hasta que el último entró rodeado de dos más. Con un aire de superioridad. Era alto. Cabello castaño claro. Ojos grises intensos. Mentón perfilado. Con un traje que le quedaba bastante bien mostrando su fuerte pecho y sus anchos brazos.

Pero que caraj0s me estaba pasando!

Hasta que su mirada se encontró con la mía. aunque fue breve pude sentir un pequeño corrientazo extenderse por mi piel.

Subieron y en eso solté el aire que no sabía que estaba conteniendo.

—Amaya, Evans y Daniela. Los tres suben y atienden a los caballeros. No quiero errores o considerence despedidos.

Los tres nos vimos algo nerviosos pero subimos aún así.

Arriba tomábamos los pedidos. Mientras mi paranoia se había despertado.

Sentía una mirada muy penetrante encima. Pero cuando trataba de ver disimuladamente quien era, no era nadie.

Nota mental. Debo sacar cita con un psicólogo!

Llevamos las platos a la mesa y nos quedamos los tres de pie a una distancia prudente. Ellos conversaban de negocios mientras el ruido de los cubiertos los acompañaba.

Esa mirada penetrante volvió a mí. Pero trate de ignorarla. Hasta que una voz me hizo dar un pequeño salto del susto.

—Señorita Amaya cierto? podría por favor traernos el menú de postres.

Rápidamente tomé los menú y los entregué a cada uno de ellos. Mientras lo hacia una mano de repente atrapó a la mía.

Trague saliva al ver qué era del hombre imponente en toda la sala. Su toque era cálido y me hacía sentir chispas en la piel.

Lentamente la deslizó por toda mi mano. En todo momento jamás me miró. Presa del pánico regresé a mi lugar.

Me van a despedir me van a despedir!

Al levantar mi cabeza y mirarlo, me choque con su mirada. No había expresión en su rostro pero sus ojos eran otra cosa.

Me sentía desnuda ante su mirada. Volví a agachar la cabeza solo para ver si mis prendas seguían ahí. No estaba segura ya de nada.

Ellos por fín se fueron, pero esa sensación en mi cuerpo siguió allí.

Llegué a mi departamento muy cansada. Todo el día de hoy fue tenso y ni hablar del regreso. Sentía que me seguían así que literalmente corrí hasta aquí.

Abrí el agua y dejé que esta me calmara. Salí de allí tan relajada y con el sueño exigiendo cama. Me quite la toalla mientras buscaba mi ropa interior y me la colocaba solo para apagar las luces y caer rendida.

Pero tanto era mi cansancio que no me percate que alguien más estaba en mi habitación.

Al día siguiente me levanté y no recuerdo haberme arropado. Pero se me calienta el rostro al recordar el sueño tan raro que tuve.

Soñé que alguien me besaba en el cuello. Unas manos de pronto tomaron mis senos mientras su boca bajada hasta mi feminidad.

Por Dios! necesito un baño de agua fría.

Una semana después de todo aquello me sentía más tranquila. Esa opresión que sentía de ser observada en todo momento desapareció.

Pero mi día apenas comenzaba. Al medio día llegó el hombre de aquella noche. No venía solo. Subió a las cabinas privadas de arriba.

—Amaya— salte del susto. Será que me pilló viendolo?

—Sube arriba a atender al señor Prescott. Pidió que lo hicieras tú.

Abrí mucho mis ojos ante eso. Por qué yo?

Aún así subí y tomé su pedido. Al cabo de un rato llegaron los platos y me paré en un lado como siempre.

Lo curioso es que él entró acompañado Pero ahora está solo.

—Señorita Amaya tome asiento por favor.

Lo miré sorprendida mientras sus ojos estudiaban los míos.

—No creo que sea lo correcto señor Prescott....

—Patrick para tí, ahora por favor siéntate.

Me tomé un segundo para hacerlo. Antes de ir a la mesa y sentarme del otro lado.

—No allí Amaya siéntate a mi lado.

Me congelé en el acto. Definitivamente no iba a hacer eso.

Luego de varios minutos adivinen dónde estaba sentada? a su lado, dónde claramente dije que no iba a estar.

—Dime Amaya tienes a alguien de quien deba preocuparme?

Lo miro extrañada —a qué se refiere con eso señor Prescott?

Su rostro se acerca peligrosamente al mío mientras paso saliva.

—Sales con alguien?

Lo veo bastante extrañada ante esa pregunta.

Él solo sonríe y sigue comiendo.

Cuando termina se levanta y yo hago lo mismo lista para salir de allí.

Pero nada es como quise. Pues su mano me toma y me pega a la pared presionando su cuerpo contra el mío.

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