Pov Amaya
Pasaron los días y pudimos reunir la mitad del dinero, mi familia logró vender algunas cosas y con eso más lo que tenía cubrimos la mitad. Aun así, el hospital sigue presionando para que paguemos el resto, pero mi abuela está bien y eso es lo que importa. Miro el teléfono cada tanto esperando que ver un mensaje o una llamada suya, pero ya no llega. Resignada, salgo a mi nuevo trabajo, es un pequeño bar, aquí los clientes no son tan groseros, pero siempre hay uno que busca molestar. Después de servir un par de rondas me gritan que vaya a la mesa 10 para atender un nuevo pedido. Cuando llego mis pies se detienen por completo al ver quién es. Sus ojos grises mirándome con frialdad, sus dedos golpeando rítmicamente sobre la madera de la mesa, no dice nada, solo me observa. —Simplemente, huiste sin decir nada Amaya, te llamé varias veces y tampoco respondiste, ¿dime qué fue lo que hice mal para que huyeras de mi lado? —Necesitaba salir de ahí Patrick, odio el encierro, me tenías en una jaula de oro hermosa, pero yo no la quería. Solo asintió con la cabeza sin decir nada más. Se levantó y se paró frente a mí, sus ojos seguían siendo fríos y su aura comenzaba a extenderse por mi piel. Anhelaba su tacto, deseaba tanto abrazarlo, pero si lo hacía, estaría aceptando sus términos. —Amaya... Su mano rozó mi mejilla y cerré los ojos al sentir las chispas del toque. Lágrimas se deslizaban de mis ojos sin poderlo evitar. —Dime qué fue lo que pasó Amaya. Él tomó mi brazo con delicadeza y me sacó de aquel lugar. Al estar en la soledad de su auto, sus besos desesperados volvieron a caer en mi cuerpo. —Patrick, no. Se detuvo sin decir nada y se alejó. —Escucha, tuve que salir por cosas de emergencia, mi abuela fue llevada al hospital de gravedad, había que operarla y necesitaba reunir el dinero. —¿Por qué no me lo pediste?, yo te lo hubiese dado. —Porque no quería nada de ti. Le grité sin decir más y solo aparté la mirada. —Entiendo. —Perdón Patrick, te amo, pero algo en ti me asusta. Su mano abrazó mi cintura y solo lo dejé. —Sé que debes la otra parte del dinero Amaya, yo te lo daré, pero tengo una condición. —¿Cuál?— volteé a verlo, aun sabiendo que sea lo que fuera, no debía aceptar. —Tú vienes conmigo a dónde pertenezco en mi próximo viaje. Solo abrí mi boca para decir algo, pero el nudo en mi garganta no me dejó. —Sé que tienes miedo, pero te prometo pequeña, que todo estará bien. Me dejé llevar por sus palabras mientras sus besos comenzaban a hacer estragos. No sabía que acababa de firmar mi propia condena, desearía haber dicho que no para evitar lo que vendría. ***** Miraba en silencio la maleta que ahora llevaba mis cosas. Algo en mi pecho se apretaba a cada segundo, pero decidí avanzar aun así. Gracias a Patrick mi abuela fue atendida mejor que nunca y pronto estará de vuelta en casa y yo... yo estaré viviendo con Patrick en algún lugar que aún desconozco. Los toques en la puerta me sacan de mi ensoñación y rápido cierro la maleta para dirigirme afuera. Al abrirla, allí está él, con esa sonrisa que me sacude un poco. —Vamos pequeña. Mientras se alejaba por el pasillo, apreté con fuerza mi bolso y solo di una última mirada a mi apartamento. El nudo en mi estómago y mi garganta se hacían más fuertes cada vez. Algo me seguí gritando en mi interior, pero no podía escucharlo, no cuando ya le debía demasiado a ese hombre. Talvez estoy siendo paranoica y todo va a estar bien, sé que estaré bien. Tomé un respiro y seguí sus pasos más atrás hasta llegar a su auto y encaminarnos al aeropuerto. Los nervios me retorcían el estómago al punto de querer hacerme vomitar. Nos sentamos en la sala de espera mientras mi pie golpeaba el suelo repetidamente. —Amaya, leíste lo que te pedí. —Sí, leí lo más que pude, aunque no entiendo por qué me pediste que leyera esas cosas. —Cuando lleguemos lo sabrás mi pequeña, no te preocupes por eso. Me pegó a su pecho dejándome aspirar su aroma. Aquellos nervios se calmaron un poco y por primera vez sentí que todo iba a estar bien. Subimos al avión y solo me quedé en silencio durante todo el camino. Su expresión era serena y sus ojos mostraban calma, desearía tener la misma calma que él. Cuando bajamos del avión, nos dirigimos a la salida donde, para mi sorpresa, ya había una hilera de camionetas esperándonos. —Alfa, es un gusto tenerlo de vuelta. Un pequeño salto dio mi corazón al oírlo, ¿Alfa, como las historias que leí? ¡No pueden ser ciertas, eso es imposible! Comencé a temblar de los nervios mientras comenzábamos a avanzar. Entramos a un camino de árboles altos donde solo se veía la carretera por donde íbamos y nada más. Mi mente vagaba de un lado a otro tratando de darle significado a las cosas. La palabra Alfa seguía corriendo en mi mente una y otra vez. Después de dos horas de camino nos paramos frente a un portón. Tenía una media luna brillante en él y dos lobos parados de frente. Mi corazón estaba saltando mientras mis ojos comenzaban a empañarse. ¡No, esto no es real! Patrick me jaló a su lado mientras me susurraba al oído —Bienvenida a mi manada pequeña, bienvenida a mi mundo. Lo miré buscando la mentira en su mirada, que tal vez esto era una broma, pero no había nada. Sus ojos me miraban con tanta seguridad que pude creer en sus palabras. Ahora entiendo por que quería que leyera sobre todo eso. Ahora entiendo delante de quién estoy, ahora entiendo que estoy entrando en un mundo del que posiblemente ya no pueda escapar.Pov Amaya Comenzamos a avanzar, cruzando el portón que cerro a nuestra espalda. Los autos avanzaban sin prisa por el camino hasta que comencé a ver las pequeñas edificaciones a los lejos. Lo primero que veo son campos de entrenamiento, todos llenos de lobos, nada comunes. Son grandes y fuertes, demostrándolo en una lucha mientras un hombre les da instrucciones. Pasamos por otro donde veo como se transforman de su cuerpo humano a uno de lobo. Comienzo a respirar de forma agitada observando todo esto. Esas leyendas... Dios... esas leyendas no pueden ser ciertas. Llegamos a la entrada de una mansión más grande que la otra donde veo a varias personas paradas. Me giro a ver a Patrick que solo me observa con detenimiento. —Por esto te mandé a leer leyendas Amaya que más que leyendas es nuestra historia, ahora sabes lo que somos... —Soy un Alfa y tú eres mi compañera destinada por la Diosa, esta será la vida que conocerás a partir de ahora. Mi cuerpo tembló al oír aquel
Pov Amaya Los primeros rayos de sol se asomaban por la ventana mientras abría mis ojos lentamente. Los recuerdos de la noche anterior me hacen sentir feliz y una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro. Luego de hacer el amor por primera vez me dejó dormir por un rato, pero no por el resto de la noche. Siento que mi cuerpo me duele por todas las formas en la que me hizo ponerme, jamás pensé que mi cuerpo fuera así de flexible. Termino de despertarme y al voltear y posar mi mano en dónde se supone debería estar mi amado compañero; no está. La cama estaba fría, eso me sacó toda la alegría y sentí un vacío enorme en mí. Me levanté a pesar de que mi cuerpo protestó y camine lo mejor que pude a pesar del dolor que sentía en mi zona delicada. Me arreglé y me vestí, decidí salir para ver en dónde estaba Patrick, pero solo veía puertas interminables que no se a donde llevaban. Bajé las escaleras y justo veo a su madre. —Buenos días señora Prescott—, le doy un cálido saludo con una s
Pov de Amaya Respiro hondo antes de enfrentarlo, —sabes qué eso no hará, que la molestia que siento ahora se vaya como si nada. —Lo sé pequeña. —Me sentí tan humillada Patrick, me hablaste de esa forma, sin importarte que había un tercero entre nosotros, y peor aún, cuando me sacaste de allí y vi como ella se burlaba de mí. —Amaya estaba estresado por tanto papeleo que hacer, en cuanto a Melissa no tienes que prestarle atención ni a ella ni a sus comentarios, es la hija de uno de nuestros aliados. Veo que deja la bandeja en la mesita a mi lado y se siente junto a mí. —Mi pequeña, jamás quise humillarte, por favor perdóname, sé que fui un idiota con lo que te dije, pero estaba bajo presión en algunas cosas. —Que hay de ella, vi como te coqueteaba. —Siempre lo hace, pero yo decido respetarte—, retira un mechón de cabello de mi rostro y me da un beso suave. —Ella no estará aquí por mucho, así que mejor ven, comamos y luego vamos a bañarnos— veo la sinceridad en sus palabras y dec
Pov narrador Entran al campo de entrenamiento donde ya hay muchos lobos allí. Todos se presentan, desde adolescentes hasta más adultos. El entrenamiento empieza y es bastante exigente. Al otro lado, Amaya escucha un par de chicas riéndose, dirige su atención hacia allá y ve a Melissa con otras chicas que la miran de vez en cuando. De pronto, escucha gruñidos y ve como los chicos que estaban entrenando, empiezan a transformarse en lobos frente a ella. Amaya, asustada, retrocede un poco viendo esto, pensando en como eso era posible. De pronto, ve como uno de los lobos gris con manchas marrones muerde al otro en el cuello y con eso, Amaya suelta un grito aterrada por la escena. Todo se detiene, incluso los lobos que estaban peleando. Melissa divertida camina hacia ella con una risa burlona. —Está bien, Amaya, parece que esto es mucho para ti—, esto llama la atención de Amaya que voltea y solo la ve mientras sigue en estado de shock. Por otro lado, Sofía ve muy divertida la escen
Pov narrador En el hospital, los doctores limpian su herida y la cosen. Ella soportaba el dolor en silencio, pues se negaron a ponerle anestesia. Pero su dolor más grande fue ver los ojos de Patrick y ver su decepción. Le dolía ver qué por primera vez su mirada; era de total rechazo. Le dan una pomada para los moretones y unos analgésicos y eso es todo. Amaya es llevada a la habitación del Alfa donde es encerrada. Ella se deja caer en la cama y deja que sus lágrimas caigan libremente. Recuerda las palabras de Melissa. "¿Por qué crees que no se refiere a ti como su luna?", y tiene razón, nunca se ha referido a ella de esa forma. Recuerda todos los acontecimientos de los últimos días y se da de cuenta de que todo fue un error. Toma el teléfono y llama a su mejor amiga. Le cuenta todo a detalle, incluso de que ellos son hombres lobos. Su amiga al principio se ve divertida y no le cree, pero cuando nota la seriedad de las palabras de Amaya y su llanto, rápidamente investiga sobre e
Pov Patrick Han pasado ya dos meses desde que mandé a encerrar a Amaya en la habitación, ha bajado algo de peso y su piel está más pálida, pero sigue siendo hermosa. Recuerdo todo de aquel día y siento una enorme rabia en mi interior. FLASHBACK Me dirijo a mi oficina furioso, mi patética compañera está siento tratada por la herida en el brazo. Melissa soltó un montón de cosas que no tenía que soltar. La Diosa de la Luna debe estar burlándose de mí por esta situación. ¿Por qué caraj0s me da una compañera humana? Entro a la oficina y allí está Melissa sentada. Me paro justo alado y sin esperarlo, la levanto de un tirón para que sepa que esta vez no seré condescendiente con ella. —¿Qué carajos fue eso Melissa, cómo te atreves a ponerle una mano encima? —¿Qué, acaso te duele que lo haya hecho? —No juegues con mi paciencia Melissa porque tengo un límite. —Le dije la verdad en su cara de lo que es para ti, solo la tienes para satisfacerte porque sé más que bien que e
Pov Amaya Me acuesto dándole la espalda al hombre que acaba de follarme por la fuerza. Esta vez no lloro. Solo cierro los ojos esperando a que el sueño me lleve. Siento como se acuesta a mi lado y gracias a Dios que decide no volverme a tocar. Después de un rato caigo rendida al sueño. De pronto, me despierto sintiendo un tirón de mi cabello, tan fuerte, que grito del miedo mientras soy arrojada al otro lado de la habitación. Choco contra el armario, dejando escapar un quejido de dolor y con la vista borrosa observo y veo como Patrick camina hacia mí. Sentí tanto miedo que intenté moverme, pero fue inútil porque él vuelve a tomarme tan fuerte de mi cabello que siento que va a arrancarlo de mi cabeza. —Así que pensabas huir de mi Amaya, ¿creíste que ibas a dejarme y yo solo lo iba a aceptar? —No sé de que estás hablando—, le digo y siento que él tira más fuerte de mi cabello y luego comienza a arrastrarme por la habitación. —¿No?, ¿no lo sabes?, déjame te muestro—, observo que
Pov Amaya Solo estoy dando vueltas en la habitación porque no tengo nada más que hacer. Patrick, desde la otra vez, no regresó y agradezco a quien sea que no haya regresado más. Me dolía saber que fui tan estúpida para enamorarme de alguien así. Han pasado ya tres semanas y en ninguna de estas veces ese dolor tan abrasador volvió a golpearme. Siento que en mucho tiempo respiro tranquilidad, así sea en este encierro, pero tengo la certeza de que saldré. En una mañana, veo que viene Cleo, se ve algo asustada y ansiosa. Solo la observo, mirando como deja apresuradamente la bandeja y se retira. Pero olvidó algo, cerrar la puerta con seguro. Siento que un ápice de esperanza brilla para mí, me siento y como lo más rápido que puedo. Decido acercarme a la puerta y mientras tomo el pomo, siento un nudo en el pecho por los nervios. Quiero salir, sé que no es el momento de escapar, pero al menos deseo salir de aquí y conocer alguna ruta de escape. Los nervios me están jugando sucio y