Pov Amaya Me acuesto dándole la espalda al hombre que acaba de follarme por la fuerza. Esta vez no lloro. Solo cierro los ojos esperando a que el sueño me lleve. Siento como se acuesta a mi lado y gracias a Dios que decide no volverme a tocar. Después de un rato caigo rendida al sueño. De pronto, me despierto sintiendo un tirón de mi cabello, tan fuerte, que grito del miedo mientras soy arrojada al otro lado de la habitación. Choco contra el armario, dejando escapar un quejido de dolor y con la vista borrosa observo y veo como Patrick camina hacia mí. Sentí tanto miedo que intenté moverme, pero fue inútil porque él vuelve a tomarme tan fuerte de mi cabello que siento que va a arrancarlo de mi cabeza. —Así que pensabas huir de mi Amaya, ¿creíste que ibas a dejarme y yo solo lo iba a aceptar? —No sé de que estás hablando—, le digo y siento que él tira más fuerte de mi cabello y luego comienza a arrastrarme por la habitación. —¿No?, ¿no lo sabes?, déjame te muestro—, observo que
Pov Amaya Solo estoy dando vueltas en la habitación porque no tengo nada más que hacer. Patrick, desde la otra vez, no regresó y agradezco a quien sea que no haya regresado más. Me dolía saber que fui tan estúpida para enamorarme de alguien así. Han pasado ya tres semanas y en ninguna de estas veces ese dolor tan abrasador volvió a golpearme. Siento que en mucho tiempo respiro tranquilidad, así sea en este encierro, pero tengo la certeza de que saldré. En una mañana, veo que viene Cleo, se ve algo asustada y ansiosa. Solo la observo, mirando como deja apresuradamente la bandeja y se retira. Pero olvidó algo, cerrar la puerta con seguro. Siento que un ápice de esperanza brilla para mí, me siento y como lo más rápido que puedo. Decido acercarme a la puerta y mientras tomo el pomo, siento un nudo en el pecho por los nervios. Quiero salir, sé que no es el momento de escapar, pero al menos deseo salir de aquí y conocer alguna ruta de escape. Los nervios me están jugando sucio y
Pov Amaya (Advertencia: este capítulo contiene violencia. Se le recomienda al lector tener discreción) Subí apresuradamente las escaleras, tome el celular y rápidamente llamé a Cris. —Hola Amaya, ¿todo está bien?, pasa alg... —Escúchame Cris, por favor, no tengo mucho tiempo. —Amaya que pasa, empiezas a asustarme. —Cometí un terrible error Cris, ignoré la advertencia de Patrick, toqué a Melissa y sé que justo ahora ella está quejándose con él. —Debes salir de allí ahora. —Cris, escúchame, si mi abuela llama y pregunta por mí, invéntale cualquier excusa—, escucho que ella comienza a llorar mientras a mí se me forma un nudo en el estómago. Lo siguiente que diré no será fácil. —Cris, no tengo salida, no sé qué me pasará después de hoy, si vez que no vuelves a saber nada de mí en meses, por favor cuida mucho de mi abuela—, mi voz comienza a quebrarse. —Múdate, cambia de número y jamás intentes contactarme, te quiero. Cuelgo sin esperar una respuesta. En eso, la puerta se abre
Pov Narrador (Advertencia: en esta capítulo habrá torturas y violación. Se le recomienda al lector discreción) Habían pasado tres días desde que Amaya fue encerrada en una de las celdas. Allí notó que no era la única. Había más chicas. La única diferencia era que ella estaba apartada de las demás, mientras las otras estaban en grupos de no más de ocho. La puerta sonó y sacaron a Amaya de allí, la bañaron y le pusieron un camisón blanco largo. Amaya no sabía lo que pasaba, pero no dijo nada y fue conducida a una habitación. Para su sorpresa, estaba Patrick y Melissa allí. La sentaron y la amarraron a una silla. Ella estaba entrando en pánico cuando vio, como con una sonrisa, Melissa iba hacia Patrick sacándole la bata. —Si gritas y me perturbas, te quebraré cada dedo de tus manos—. Melissa empezó a hacerle sexo oral a Patrick, mientras que Amaya, se retorcía del dolor. Patrick solo gruñía de placer mientras veía la escena frente a él. Melissa se alejó solo para montarse y hund
Pov Kael Me preparaba para otra noche de guardia en las celdas. Hace tres semanas me asignaron allí. Jamás pensé en ver y escuchar, todo lo que le hacían a jóvenes inocentes, en dónde su único pecado; es ser humanas. Me preguntaba porque de todos me escogieron. Odio estar cerca de la casa de la manada o del Alfa. Jamás perdonaré lo que hicieron. Mientras camino hacia mi turno, recuerdo el sueño que tuve anoche. Aunque ya no estoy seguro de que sea un sueño. La Diosa de la Luna estaba en él, mostrándome en medio de la manada. El sol no brillaba, el cielo estaba oscuro y todo al rededor estaba lleno de un espeso lodo negro. La observé mientras ella solo miraba con tristeza al frente. Seguimos avanzando hasta la casa de manada y al entrar, sentí náuseas. Cuerpos y cuerpos de chicas muertas y desmembradas. Avanzamos entre los cuerpos y llegamos al salón de baile. Todo estaba cubierto de sangre y en el centro, una pila de cuerpos, mientras el mismísimo Alfa Patrick, estaba arriba
Pov Kael Me preparo nuevamente para mi guardia, Liz está preparando la comida que le llevaré a Amaya. De pronto, unos golpes suenan en la puerta, al abrirla, está Thadeus. —Beta, ¿en qué puedo ayudarlo? No sé qué hace aquí, trato de pensar rápidamente si cometí algún error en todo este tiempo. ¿Será qué ella me delató?, y si lo hizo, dudo que haya sido por su propia voluntad. Pasa por mi lado y se dirige adentro. Liz sale de la cocina y se paraliza al ver al invitado. Veo como recorre el lugar, observando todo. Liz y yo nos miramos. —Vine aquí por mandato del Alfa— me mantengo alerta. —¿Qué puedo hacer por nuestro Alfa?—, trato de parecer tranquilo porque sé que el lobo que tengo al frente, es tan igual de perspicaz que el Alfa. —En unos días el Alfa Robert vendrá a la manada, la Luna espera su primer cachorro, también se celebra el festival. Ese maldito festival no es nada más que una carnicería. Sacan a los esclavos para dejarlos libres y luego de varios minutos, empezar
Pov Narrador El día del festival había llegado. Kael y Kato se dirigían a la casa de la manada que estaba siendo adornada con flores. Al fondo, un camino era adornado con pétalos de rosas y bombillas en lo alto, que llegaban hasta la entrada del bosque. En las celdas, sacaban a los hombres encadenados. Regresando limpios y con un pantalón blanco. El mismo proceso se repetía para las mujeres. Amaya fue sacada junto con las demás, fueron llevabas a una sala grande y oscura dónde solo había una ventana. Las regaderas se abrieron y todas se apresuraron a ducharse. Una vez listas, a todas se les entregó una bata blanca y una corona de flores. Regresaron a sus celdas, donde debían permanecer paradas para no ensuciar su atuendo. Orim pasaba inspeccionando que todo estuviera en orden. Parándose justo frente a la celda de Amaya, mirándola con lujuria. —Que lastima que no pueda tocarte porque realmente te vez comestible. Amaya empezó a temblar del miedo, mientras su agresor
Pov Amaya Vi como se convertía en lobo y corría de regreso. Yo solo me quedé parada en el mismo lugar donde me dejó. No podía creerlo. Era libre, por fin era libre. "La Diosa sí te escuchó", esas palabras resonaban en mí. Cierro los ojos y con un susurro le digo: —gracias Diosa Selene, por no dejarme morir. Escuché un aullido a los lejos y fue como si un balde de agua fría me cayera encima. ¿Notaron qué no estoy?, ¿vienen por mí? ¡No, no!, prefiero morir antes que eso pase. Empiezo a correr tan rápido como puedo. "Llega al acantilado, baja y cruza el río". Bien, necesito llegar al río. —Por favor Diosa, no dejes que me atrapen de nuevo. No sé cuanto tiempo ha pasado, pero mis piernas ya no soportan otro paso. Me detengo en un árbol a tomar aire. El cielo empieza a despejarse mostrando la luna mientras su luz, ilumina el bosque, creando siluetas entre los árboles. Decido continuar, ignorando que mi cuerpo protesta. A lo lejos escucho agua. Empiezo a correr hacia esa direcció