Pov Narrador El día del festival había llegado. Kael y Kato se dirigían a la casa de la manada que estaba siendo adornada con flores. Al fondo, un camino era adornado con pétalos de rosas y bombillas en lo alto, que llegaban hasta la entrada del bosque. En las celdas, sacaban a los hombres encadenados. Regresando limpios y con un pantalón blanco. El mismo proceso se repetía para las mujeres. Amaya fue sacada junto con las demás, fueron llevabas a una sala grande y oscura dónde solo había una ventana. Las regaderas se abrieron y todas se apresuraron a ducharse. Una vez listas, a todas se les entregó una bata blanca y una corona de flores. Regresaron a sus celdas, donde debían permanecer paradas para no ensuciar su atuendo. Orim pasaba inspeccionando que todo estuviera en orden. Parándose justo frente a la celda de Amaya, mirándola con lujuria. —Que lastima que no pueda tocarte porque realmente te vez comestible. Amaya empezó a temblar del miedo, mientras su agresor
Pov Amaya Vi como se convertía en lobo y corría de regreso. Yo solo me quedé parada en el mismo lugar donde me dejó. No podía creerlo. Era libre, por fin era libre. "La Diosa sí te escuchó", esas palabras resonaban en mí. Cierro los ojos y con un susurro le digo: —gracias Diosa Selene, por no dejarme morir. Escuché un aullido a los lejos y fue como si un balde de agua fría me cayera encima. ¿Notaron qué no estoy?, ¿vienen por mí? ¡No, no!, prefiero morir antes que eso pase. Empiezo a correr tan rápido como puedo. "Llega al acantilado, baja y cruza el río". Bien, necesito llegar al río. —Por favor Diosa, no dejes que me atrapen de nuevo. No sé cuanto tiempo ha pasado, pero mis piernas ya no soportan otro paso. Me detengo en un árbol a tomar aire. El cielo empieza a despejarse mostrando la luna mientras su luz, ilumina el bosque, creando siluetas entre los árboles. Decido continuar, ignorando que mi cuerpo protesta. A lo lejos escucho agua. Empiezo a correr hacia esa direcció
Pov Amaya Escucho gruñidos a lo lejos, mientras veo siluetas danzar frente a mí, una enorme de color oscuro, destaca entre las demás. Aturdida, me llevo la mano al costado, por donde está saliendo mucha sangre. Siento que se me empiezan a cerrar los ojos, pero no puedo, tengo que seguir. Me levanto mientras el dolor me atraviesa y sale más sangre de mi herida. No me fijo que frente a mí, hay un borde. Hasta que siento que el cuerpo de un enorme lobo, me empuja, cayendo al vacío y golpeando contra el agua. Trato de salir mientras se me escapa el aire al intentar gritar del dolor desgarrador de mi costado. Salgo a Flote mientras soy arrastrada por la fuerte corriente, intento mantenerme arriba todo lo que puedo, pero mis fuerzas empiezan a menguar. El agua está demasiado fría y la corriente demasiado fuerte. Las enormes paredes de tierra que se alzan a mi alrededor, empiezan a bajar, mientras en la orilla de lo alto, veo como el enorme lobo negro corre por ella, siguiéndome con l
Pov Miranda Estoy sentada en la oficina junto con mi esposo haciendo algunos arreglos cuando de pronto, Carlos, nuestro beta, entra corriendo. —Alfa, Luna, perdón la intromisión, pero nos llegaron unos reportes de la frontera, encontraron una chica cerca de nuestros límites, parece ser humana, la llevaron a enfermería, ya que estaba muy malherida. —¿Solo la chica?, ¿en qué área del bosque la encontraron? —En las fronteras del este, Alfa. Sebas y yo nos miramos y decidimos salir hacia el hospital. —Mamá, papá, ¿puedo ir con ustedes? Solo la miramos y asentimos mientras salíamos apresuradamente hacia el auto que nos llevaría hasta allá. Una vez en el lugar, nos dijeron que debíamos esperar a que saliera la doctora. Estuvimos allí esperando por unos 20 minutos hasta que la doctora salió. —Carol, dime, ¿cómo está la chica? Ella vacila en responder, —Por favor, vengan conmigo. Nos dirigimos a su oficina y una vez dentro, ella cierra con seguro, respira pesadamente antes de habla
Pov Miranda Me despierto temprano y como todos los días pido flores de colores que reflejen alegría. Me quedo en la entrada esperando a que Carlos venga a buscarme. Una vez que aparece, entro al auto, pero pronto observo como mi hija viene corriendo y sin pedir permiso, entra. —No me mires así, mamá, iré contigo y punto, este también es mi deber y lo sabes. Respiro hondo porque no hay quien discuta con ella, salió igual que su padre. Llegamos al hospital y Carol nos recibe alegremente. —Luna, Cailín, ¿cómo están hoy? —Estamos bien Carol, ¿cómo sigue ella?, ¿ya despertó? —Si despertó, pero algo alterada, parece que... —Tuvo pesadillas. —¡Así es!, no debe ser fácil todo lo que vivió, pero bueno, por ahora lo importante es que se recupere bien y que se siga un control estricto para ella. —¡Perfecto!, ¿has hablado con los demás especialistas? —Si, ya están al tanto, han creado un plan específico para ella e incluso ya lograron acercarse para que pueda tenerles un poc
Pov Cailín Me quedo con Amaya en la habitación. La energía que ella tiene es diferente a cualquier humano que hayamos conocido antes. Es fuerte, pero no se siente abrumadora. Soy la única de mi familia que nació con el don de la empatía, así que oficialmente nombro a Amaya, mi amiga. —¿Aya tienes amigas? Ella voltea a verme, —¿Aya? —Así es, es diminutivo de Amaya y como sé que seremos grandes amigas, tú también puedes darme uno. —Bueno, tuve una amiga, se llama Cris. —¿Qué pasó con ella?—. Veo que se pone nerviosa y empieza a retorcerse las manos. —Tranquila, si no quieres hablar de eso está bien— coloco mis manos en las de ella para hacer que se calme. —Ella tuvo que cambiar todo por mi culpa, donde vivía, su número de celular, él... él leyó los mensajes, yo cometí un error— siento sus emociones alterarse. —Tuve que decirle que lo hiciera por miedo a que él la encontrara, tuve que decirle que cuidara de mi familia porque él iba a matarme, eso fue antes de todo.
Pov Narrador Amaya ya ha cumplido tres meses desde que salió del hospital. Sus citas constantes con sus psicólogos han sido un pequeño avance para ella. Aunque cada vez que habla de su tormento, sus días se vuelven grises. No sale de la habitación y se despierta gritando en las noches, por lo que muchas veces, Miranda o Cailín van a su encuentro a consolarla. Olvidar el trauma de una vida tortuosa no es fácil. Ella solo observa la Luna que es donde consigue paz por alguna extraña razón. Extraña su antigua vida, extraña a su familia. No sabe como llamarlos sin quebrarse en el proceso, es por eso que se mantiene alejada. Al amanecer de un nuevo día, Cailín entra estrepitosamente a su habitación mientras Amaya se despierta de golpe y en pánico viendo como Cailín va a su armario y saca un montón de ropa. —Vamos Aya, hoy es día de pararse temprano, mañana es tu cumpleaños y hay que irte a comprar ropa para ver cuál te queda mejor— lo dice mientras saca una y otra prenda. —
Pov Narrador (Advertencia: en este capítulo se comete suicidio. Se recomienda encarecidamente la discreción del lector) Amaya no había pasado una buena noche, pero logró quedarse dormida. A las 10 de la mañana, todos entran con un pastel mientras le cantan el cumpleaños, lo que hace que ella se despierte. Cada uno la felicita mientras la Luna Miranda corta un trozo para ella. —Prepárate mi niña que hoy saldremos. —¿A dónde? —No seas curiosa o ya no es sorpresa— le dice el Alfa Sebas. Amaya solo sonríe y se va al baño mientras todos dejan su habitación. Mientras el agua cae por su cuerpo, en su mirada, hay una tristeza que solo ella conoce. Podrá parecer que es fuerte, pero la realidad es que en su interior hay heridas que sangran. Cierra los ojos y deja que sus lágrimas se mezclen con el agua. Luego se para frente al espejo ya vestida y arreglada. —No puedes estar siempre así, Amaya, ellos te han aceptado e intentan arreglarte, así que lo mínimo que puedes hacer es