Pov Cailín Me quedo con Amaya en la habitación. La energía que ella tiene es diferente a cualquier humano que hayamos conocido antes. Es fuerte, pero no se siente abrumadora. Soy la única de mi familia que nació con el don de la empatía, así que oficialmente nombro a Amaya, mi amiga. —¿Aya tienes amigas? Ella voltea a verme, —¿Aya? —Así es, es diminutivo de Amaya y como sé que seremos grandes amigas, tú también puedes darme uno. —Bueno, tuve una amiga, se llama Cris. —¿Qué pasó con ella?—. Veo que se pone nerviosa y empieza a retorcerse las manos. —Tranquila, si no quieres hablar de eso está bien— coloco mis manos en las de ella para hacer que se calme. —Ella tuvo que cambiar todo por mi culpa, donde vivía, su número de celular, él... él leyó los mensajes, yo cometí un error— siento sus emociones alterarse. —Tuve que decirle que lo hiciera por miedo a que él la encontrara, tuve que decirle que cuidara de mi familia porque él iba a matarme, eso fue antes de todo.
Pov Narrador Amaya ya ha cumplido tres meses desde que salió del hospital. Sus citas constantes con sus psicólogos han sido un pequeño avance para ella. Aunque cada vez que habla de su tormento, sus días se vuelven grises. No sale de la habitación y se despierta gritando en las noches, por lo que muchas veces, Miranda o Cailín van a su encuentro a consolarla. Olvidar el trauma de una vida tortuosa no es fácil. Ella solo observa la Luna que es donde consigue paz por alguna extraña razón. Extraña su antigua vida, extraña a su familia. No sabe como llamarlos sin quebrarse en el proceso, es por eso que se mantiene alejada. Al amanecer de un nuevo día, Cailín entra estrepitosamente a su habitación mientras Amaya se despierta de golpe y en pánico viendo como Cailín va a su armario y saca un montón de ropa. —Vamos Aya, hoy es día de pararse temprano, mañana es tu cumpleaños y hay que irte a comprar ropa para ver cuál te queda mejor— lo dice mientras saca una y otra prenda. —
Pov Narrador (Advertencia: en este capítulo se comete suicidio. Se recomienda encarecidamente la discreción del lector) Amaya no había pasado una buena noche, pero logró quedarse dormida. A las 10 de la mañana, todos entran con un pastel mientras le cantan el cumpleaños, lo que hace que ella se despierte. Cada uno la felicita mientras la Luna Miranda corta un trozo para ella. —Prepárate mi niña que hoy saldremos. —¿A dónde? —No seas curiosa o ya no es sorpresa— le dice el Alfa Sebas. Amaya solo sonríe y se va al baño mientras todos dejan su habitación. Mientras el agua cae por su cuerpo, en su mirada, hay una tristeza que solo ella conoce. Podrá parecer que es fuerte, pero la realidad es que en su interior hay heridas que sangran. Cierra los ojos y deja que sus lágrimas se mezclen con el agua. Luego se para frente al espejo ya vestida y arreglada. —No puedes estar siempre así, Amaya, ellos te han aceptado e intentan arreglarte, así que lo mínimo que puedes hacer es
Pov Amaya Me despierto lentamente y de nuevo estoy en una sala de hospital. Miro a mi alrededor y allí, en una silla muy incómoda, está Cailín. Recuerdo lo último que pasó y mi mirada van hacia las vendas que tengo en mis muñecas. Quería que todo acabara, que el dolor acabara. No pensé en las personas a mi alrededor ni en aquellas que me importaban. Cierro los ojos y suspiro de decepción hacia mí misma. —¡Amaya, gracias a la Diosa despertaste! Cailín me abraza fuerte y yo se lo regreso. Nunca tuve hermanos y ella es lo más cerca que tengo de uno. —En tu vida Amaya, vuelvas a hacer algo así, ¿me oyes? Yo solo le sonrió. En eso, la puerta se abre y allí está el Alfa que me da una sonrisa mientras trae flores. —Son para ti Aya, mi Luna ya viene en camino, así que prepárate para una buena reprimenda. La puerta se abre de golpe y veo a una Miranda muy enojada. —¿Amaya en qué estabas pensando al hacer semejante cosa?, ¿pensaste en nosotros acaso?, ¿en la familia que aún tienes
Pov Amaya Con una nueva determinación por delante, empiezo a ver mi entrenamiento de otra forma. Mis rutinas diarias ya no las siento tan forzadas. Me despierto todos los días a las 5 de la mañana para correr por el bosque, tocar la muralla y regresar. Mis clases de defensa ahora son avanzadas y las clases con armas empiezan a ser mis favoritas. Me escapé muchas veces a las clases de estrategia, hasta que fui sorprendida por el mismo Alfa, quien solo se burló de mí y me hizo entrar. Desde entonces, asisto a todas las clases que un lobo común asistiría, pero Cailín me ha arrastrado a las clases más aburridas del mundo. Las de Luna. ¿Por el amor de Dios, quien quiere ser Luna? —¿Sabes que puedo saber lo que piensas? —¡No me importa! No entiendo por qué me arrastras a estas clases, realmente son aburridas. Creo que lo dije un poco alto, así que cuando subí la mirada, todos, incluso la profesora, me estaban viendo de manera extraña. —Señorita Miller, estas clases son n
Pov de Amaya Me quedé viendo al lobo frente a mí, recordando que él me trajo hasta aquí. Él me observó mientras empezaba avanzar dando la vuelta. Hasta que, de pronto, se lanzó contra mí con sus garras extendidas que apenas pude esquivar, pero logró rasgar mi antebrazo. Si no cargara este traje, posiblemente ya no tuviera un brazo. Saco de nuevo mis espadas y espero a que él vuelva a atacarme. Y así lo hace. Se abalanza sobre mí, golpeando y mordiendo, mientras yo solo me defiendo. No estoy atacando. No puedo, él me salvó. No entiendo por qué ahora quiere matarme. ¡Fue él quien me trajo aquí! Seguí solo defendiéndome mientras él daba una o dos vuelvas y se lanzaba ferozmente hacia mí. Pude esquivar muchos golpes y otros frenarlo con mucha dificultad. Hasta que a lo lejos, oí un aullido. Era el Alfa. —Ahhhhh... un grito se escuchó y supe que era Ariel. Volteo solo por un segundo hacia el lugar donde lo escuché y al volver mi mirada al lobo negro, ya no se encontra
Pov Amaya Hoy Cailín y yo decidimos pasar el día juntas. Bueno, en realidad ella me arrastró a la biblioteca a buscar libros de historia. Ella da clases a niños por las mañanas. Es una excelente maestra y sé que será una gran madre. Yo, por otro lado, entreno a chicos en su primera etapa de la adolescencia. —¡Perfecto!, ahora ayúdame a buscar la historia de nuestros comienzos! Miro como apila libro tras libro frente a mí mientras mis ojos se agrandan. —¿Cai es en serio? —Sí, ahora ponte a buscar. No puedo creer que de verdad me haya quedado ayudándola en esto. Ella mañana tiene que dar clases a los niños sobre historia y quiere tener bases y fundamentos para eso. Frente a mí, de nuevo, es colocado otro libro, pero este es más viejo. Lo ojeo solo para detenerme en algo que ya había leído. "La Luna de Sangre" —¿Esa profecía da miedo sabes? —Ya he leído sobre ella, aunque para cuando lo leí, no pensaba que todo esto fuera real. —¡Oh, no Aya, lo es!, pero cas
Pov Amaya —Cailín, por favor, ¡¡¡apúrateeee!!! —¡Ya, listo! Yo solo observo su maleta. —Por favor Cailín, iremos solo al baile, no entiendo por qué llevas todo esto. —¡PORQUE TAL VEZ NO REGRESE MÁS AMAYA! Me quedé en blanco hasta que escuché que ella empezó a llorar. —Cai, mira el lado bueno de esto, conocerás a tu pareja por fin, ya tienes 23 años y ya es para que tuvieras 8 cachorros. —¿Por Dios Amaya esperas tantos? —Por supuesto, necesito que me regales uno, ¿lo recuerdas? Ya que no seré madre y tú sí, me regalarás... Eso es todo antes de recibir una buena cantidad de golpes que me hacen reír. Mientras ella ríe y llora. —Te odio Aya— lo dice mientras se limpia la cara y me muestra por fin una sonrisa. —Todo estará bien, Cai. —¿Qué pasa si él no me quiere Aya? ¿Qué pasa si cree que no soy suficiente y decide rechazarme? No quiero pasar ese dolor. —Cailín, la Diosa, siempre te ha bendecido y sé que lo hará con un compañero igual de especial, así que deja