Pov Amaya Con una nueva determinación por delante, empiezo a ver mi entrenamiento de otra forma. Mis rutinas diarias ya no las siento tan forzadas. Me despierto todos los días a las 5 de la mañana para correr por el bosque, tocar la muralla y regresar. Mis clases de defensa ahora son avanzadas y las clases con armas empiezan a ser mis favoritas. Me escapé muchas veces a las clases de estrategia, hasta que fui sorprendida por el mismo Alfa, quien solo se burló de mí y me hizo entrar. Desde entonces, asisto a todas las clases que un lobo común asistiría, pero Cailín me ha arrastrado a las clases más aburridas del mundo. Las de Luna. ¿Por el amor de Dios, quien quiere ser Luna? —¿Sabes que puedo saber lo que piensas? —¡No me importa! No entiendo por qué me arrastras a estas clases, realmente son aburridas. Creo que lo dije un poco alto, así que cuando subí la mirada, todos, incluso la profesora, me estaban viendo de manera extraña. —Señorita Miller, estas clases son n
Pov de Amaya Me quedé viendo al lobo frente a mí, recordando que él me trajo hasta aquí. Él me observó mientras empezaba avanzar dando la vuelta. Hasta que, de pronto, se lanzó contra mí con sus garras extendidas que apenas pude esquivar, pero logró rasgar mi antebrazo. Si no cargara este traje, posiblemente ya no tuviera un brazo. Saco de nuevo mis espadas y espero a que él vuelva a atacarme. Y así lo hace. Se abalanza sobre mí, golpeando y mordiendo, mientras yo solo me defiendo. No estoy atacando. No puedo, él me salvó. No entiendo por qué ahora quiere matarme. ¡Fue él quien me trajo aquí! Seguí solo defendiéndome mientras él daba una o dos vuelvas y se lanzaba ferozmente hacia mí. Pude esquivar muchos golpes y otros frenarlo con mucha dificultad. Hasta que a lo lejos, oí un aullido. Era el Alfa. —Ahhhhh... un grito se escuchó y supe que era Ariel. Volteo solo por un segundo hacia el lugar donde lo escuché y al volver mi mirada al lobo negro, ya no se encontra
Pov Amaya Hoy Cailín y yo decidimos pasar el día juntas. Bueno, en realidad ella me arrastró a la biblioteca a buscar libros de historia. Ella da clases a niños por las mañanas. Es una excelente maestra y sé que será una gran madre. Yo, por otro lado, entreno a chicos en su primera etapa de la adolescencia. —¡Perfecto!, ahora ayúdame a buscar la historia de nuestros comienzos! Miro como apila libro tras libro frente a mí mientras mis ojos se agrandan. —¿Cai es en serio? —Sí, ahora ponte a buscar. No puedo creer que de verdad me haya quedado ayudándola en esto. Ella mañana tiene que dar clases a los niños sobre historia y quiere tener bases y fundamentos para eso. Frente a mí, de nuevo, es colocado otro libro, pero este es más viejo. Lo ojeo solo para detenerme en algo que ya había leído. "La Luna de Sangre" —¿Esa profecía da miedo sabes? —Ya he leído sobre ella, aunque para cuando lo leí, no pensaba que todo esto fuera real. —¡Oh, no Aya, lo es!, pero cas
Pov Amaya —Cailín, por favor, ¡¡¡apúrateeee!!! —¡Ya, listo! Yo solo observo su maleta. —Por favor Cailín, iremos solo al baile, no entiendo por qué llevas todo esto. —¡PORQUE TAL VEZ NO REGRESE MÁS AMAYA! Me quedé en blanco hasta que escuché que ella empezó a llorar. —Cai, mira el lado bueno de esto, conocerás a tu pareja por fin, ya tienes 23 años y ya es para que tuvieras 8 cachorros. —¿Por Dios Amaya esperas tantos? —Por supuesto, necesito que me regales uno, ¿lo recuerdas? Ya que no seré madre y tú sí, me regalarás... Eso es todo antes de recibir una buena cantidad de golpes que me hacen reír. Mientras ella ríe y llora. —Te odio Aya— lo dice mientras se limpia la cara y me muestra por fin una sonrisa. —Todo estará bien, Cai. —¿Qué pasa si él no me quiere Aya? ¿Qué pasa si cree que no soy suficiente y decide rechazarme? No quiero pasar ese dolor. —Cailín, la Diosa, siempre te ha bendecido y sé que lo hará con un compañero igual de especial, así que deja
Pov Narrador En el palacio real las puertas son abiertas para las manadas invitadas. Unos hermosos jardines con fuentes son el primer recibimiento. Adentro, los Reyes y su hijo, el futuro Rey, están en el salón dando la bienvenida a cada manada mientras bajan una hermosa escalera adornada. El Alfa Sebastián llega con sus miembros quienes son los primeros en ingresar y saludar a los Reyes Alfas. Cuando se disponen a bajar, Cailín se detiene en seco, confundiendo a Amaya y a sus padres que se detienen al verla. Abajo, el Príncipe Liam siente que una pequeña electricidad recorre su piel mientras el olor más delicioso que jamás había olido, se cuela entre cada fibra de él. Un olor a naranja dulce y menta, llena sus sentidos, dirigiendo su mirada a lo alto de la escalera, esperando a ver a su tan esperada compañera. Pero lo que ve, es como el grupo de personas se aleja corriendo, dejándolo confundido y alterado. En el otro lado, Cailín ya no soportaba la presión y corr
Pov Amaya Estábamos desayunando en la mañana, cuando el gamma real entra y nos da una pequeña reverencia en saludo. —Estoy aquí para llevarlos al castillo, los Reyes solicitan su presencia. Todos nos levantamos casi al tiempo, robotizados, empezamos a seguir al gamma a un lujoso coche. El camino va silencioso hasta que llegamos a las puertas que cruzamos ayer. Yo trato de no reírme apretando los labios lo mejor que puedo, recordando todo el drama que nos hizo Cailín ayer. Pero como nada está a mi favor... Veo que viene Cailín con una enorme sonrisa de oreja a oreja y más atrás, su compañero con sus padres. Ella me ve y sin más, suelto mi gran carcajada tomándome del estómago. —¡Amaya, eso es cruel! —¿Cruel?, cruel fue ver como te moriste ayer de pánico para terminar más que marcada jajajaj... —¡Querida, estamos delante de los reyes! Veo a Miranda, con una mirada divertida, pero asustada a la vez. Hasta que escucho la voz de Liam. —No es necesario, Cailín ya me dijo que era
Pov Amaya Me despedí con un enorme abrazo de Cailín. Debíamos regresar a la manada aunque volveríamos en un mes. Veo como ella se despide de sus padres mientras llora y en eso, Liam se acerca a mí. —Gracias Aya, espero que no te importe, pero te llamaré así lo quieras o no. —¡Oh!, de nada su majestad— y le hago la misma mueca que le hice a Cailín. Escucho que él se ríe antes de comenzar a caminar, alentándome a que lo siga. —Aya, sé que pasaste por cosas difíciles y espero que entiendas que ahora eres importante para mí y no lo tomes a mal, pero, mira a Cailín. La observo feliz mientras bromea con sus padres, eso me hace sonreír. —Ella te considera como una hermana, ¿sabes? No entiendo porque proteges a esa manada, pero si entiendo tu reticencia de no quererlo hacer... —Ahora la manada Claro de Luna está bajo nuestra protección y del mismo modo, tú. Así que cuídate Amaya. —Y tu cuida de ella porque de verdad, se merece todo. —Lo haré, te doy mi palabra, además, Cairo ya la r
Pov Amaya Gasto mi energía con entrenamiento. Trato de mantener mi mente ocupada todo lo que puedo. Han pasado días desde aquel sueño que por alguna razón se niega a salir de mi mente. Talvez por el hecho de que lo sentí muy real. Sigo golpeando mi espada una, otra y otra vez hasta que una enorme mano la detiene. —Aya debes detenerte, mejor ven, acompáñame a dar un paseo. Camino en silencio del brazo del Alfa por las calles alegres de su manada y sea lo que sea que esté haciendo, funciona porque de mis labios se cuelan algunas sonrisas al ver pequeños cachorros jugar. —A veces, Aya, solo necesitamos un respiro de la vida, pero sé por experiencia que no es fácil. Ser un Alfa y llevar la enorme carga de mantener a salvo a todos; es una responsabilidad muy pesada. —No es lo mismo cargar con una manada que cargar con tus propios demonios. —No, no es lo mismo porque esa es una batalla constante contigo mismo que solo tú decides si ganar o perder... y tu mi querida Aya, te