Pov Narrador En el palacio real las puertas son abiertas para las manadas invitadas. Unos hermosos jardines con fuentes son el primer recibimiento. Adentro, los Reyes y su hijo, el futuro Rey, están en el salón dando la bienvenida a cada manada mientras bajan una hermosa escalera adornada. El Alfa Sebastián llega con sus miembros quienes son los primeros en ingresar y saludar a los Reyes Alfas. Cuando se disponen a bajar, Cailín se detiene en seco, confundiendo a Amaya y a sus padres que se detienen al verla. Abajo, el Príncipe Liam siente que una pequeña electricidad recorre su piel mientras el olor más delicioso que jamás había olido, se cuela entre cada fibra de él. Un olor a naranja dulce y menta, llena sus sentidos, dirigiendo su mirada a lo alto de la escalera, esperando a ver a su tan esperada compañera. Pero lo que ve, es como el grupo de personas se aleja corriendo, dejándolo confundido y alterado. En el otro lado, Cailín ya no soportaba la presión y corr
Pov Amaya Estábamos desayunando en la mañana, cuando el gamma real entra y nos da una pequeña reverencia en saludo. —Estoy aquí para llevarlos al castillo, los Reyes solicitan su presencia. Todos nos levantamos casi al tiempo, robotizados, empezamos a seguir al gamma a un lujoso coche. El camino va silencioso hasta que llegamos a las puertas que cruzamos ayer. Yo trato de no reírme apretando los labios lo mejor que puedo, recordando todo el drama que nos hizo Cailín ayer. Pero como nada está a mi favor... Veo que viene Cailín con una enorme sonrisa de oreja a oreja y más atrás, su compañero con sus padres. Ella me ve y sin más, suelto mi gran carcajada tomándome del estómago. —¡Amaya, eso es cruel! —¿Cruel?, cruel fue ver como te moriste ayer de pánico para terminar más que marcada jajajaj... —¡Querida, estamos delante de los reyes! Veo a Miranda, con una mirada divertida, pero asustada a la vez. Hasta que escucho la voz de Liam. —No es necesario, Cailín ya me dijo que era
Pov Amaya Me despedí con un enorme abrazo de Cailín. Debíamos regresar a la manada aunque volveríamos en un mes. Veo como ella se despide de sus padres mientras llora y en eso, Liam se acerca a mí. —Gracias Aya, espero que no te importe, pero te llamaré así lo quieras o no. —¡Oh!, de nada su majestad— y le hago la misma mueca que le hice a Cailín. Escucho que él se ríe antes de comenzar a caminar, alentándome a que lo siga. —Aya, sé que pasaste por cosas difíciles y espero que entiendas que ahora eres importante para mí y no lo tomes a mal, pero, mira a Cailín. La observo feliz mientras bromea con sus padres, eso me hace sonreír. —Ella te considera como una hermana, ¿sabes? No entiendo porque proteges a esa manada, pero si entiendo tu reticencia de no quererlo hacer... —Ahora la manada Claro de Luna está bajo nuestra protección y del mismo modo, tú. Así que cuídate Amaya. —Y tu cuida de ella porque de verdad, se merece todo. —Lo haré, te doy mi palabra, además, Cairo ya la r
Pov Amaya Gasto mi energía con entrenamiento. Trato de mantener mi mente ocupada todo lo que puedo. Han pasado días desde aquel sueño que por alguna razón se niega a salir de mi mente. Talvez por el hecho de que lo sentí muy real. Sigo golpeando mi espada una, otra y otra vez hasta que una enorme mano la detiene. —Aya debes detenerte, mejor ven, acompáñame a dar un paseo. Camino en silencio del brazo del Alfa por las calles alegres de su manada y sea lo que sea que esté haciendo, funciona porque de mis labios se cuelan algunas sonrisas al ver pequeños cachorros jugar. —A veces, Aya, solo necesitamos un respiro de la vida, pero sé por experiencia que no es fácil. Ser un Alfa y llevar la enorme carga de mantener a salvo a todos; es una responsabilidad muy pesada. —No es lo mismo cargar con una manada que cargar con tus propios demonios. —No, no es lo mismo porque esa es una batalla constante contigo mismo que solo tú decides si ganar o perder... y tu mi querida Aya, te
Pov Narrador En la manada Claro de Luna se alzaban banderas en honor a aquellos que habían muerto, en el extenso campo frente a sus ojos más de 50 lápidas sobresalían. Un lamento se extendía por los familiares de aquellos hermanos, esposos, hijos y amigos que murieron valientemente defendiendo a su manada. El Alfa Sebastián y su Luna Miranda pasaban por cada una de ellas, dejando una medalla plateada como símbolo de respeto. Más atrás, Liam y Cailín, en silencio, se acercaban para ayudar a colocar flores blancas en cada lápida. Por otro lado, alrededor de los Reyes, se cernía una nube de pensamientos y misterios. Amaya parada junto a su grupo, sentía mucha molestia. Ella no había hablado con nadie sobre su herida en la pierna que parecía empeorar, pequeñas líneas negras que se extendían por su piel, haciendo casi una telaraña en ella. ****** Tres semanas después. Todos aquellos allegados al Reino van llegando para la nueva coronación de Liam y su compañera C
Pov Amaya Decidimos quedarnos tras la coronación por un tiempo, pero las cosas no han marchado tan bien últimamente. Hoy se está haciendo una audiencia con varios Alfas sobre los repentinos ataques que se han desarrollado los últimos días. Esas cosas horripilantes andan haciendo de las suyas. Solo espero que decidan atacar la manada de Patrick y logren rebanarle su linda cabeza. Sonrío ante ese pensamiento hasta que noto que todos me están viendo. Javier, uno de mi escuadrón suelta una risa baja. —¿Acaso es que andas enamorada Amaya?— me da un codazo y me guiña el ojo. —Deja de decir estupideces Javier, ¿pasó algo? —¡Sí!, nos van a llamar en un momento a la sala, así que... sea quien sea que te traiga así, sácalo de la cabeza y después te vas al baño a trabajarlo. Abro mis ojos ante eso, antes de darle un buen golpe en el hombro, haciéndolo reír más junto con los otros. —¿Ya terminaron de jugar, señores?, porque se les ha convocado a la sala. Todos nos miramo
Pov Amaya Soy arrastrada al vacío y no logro ver nada entre la niebla hasta que golpeamos el agua helada. La corriente es fuerte y esta vez agradezco que lo sea porque esa cosa, con sus dientes y el ala que le queda, intenta alcanzarme. Chilla con cada golpe que recibe, pero yo me sigo viendo arrastrada. Golpeó la cabeza con una piedra dejando que me hunda. Salgo a la superficie por aire hasta que el ruido de algo llama mi atención. Una cascada justo al frente. Forcejeo tratando de zafarme de esa cosa. Tomo el puñal de mi otra bota y lo clavo varias veces en esa puta cola retorcida. Logra soltarme y cuando creí que lo iba a lograr. Esa cosa da un salto logrando morderme en el brazo y eso es todo, caemos desde lo alto de la cascada. Abajo caigo y golpeo varias piedras sacándome el aire cuando intento gritar del dolor. La corriente por la caída me arrastra de forma violenta y mis pulmones luchan por aire. Salgo a la superficie después de tragar mucha agua y logro
Pov Amaya Siento algo cálido y suave rodearme. Me doy la vuelta y me dispongo a abrazar mi almohada, pero termino abrazando algo con pelos. Abro mis ojos para darme cuenta de que estoy abrazando a un enorme lobo y sin mencionar que tengo mi pierna encima. Abro mucho mis ojos y rápido me alejo solo para verlo mover su cola, divertido. —¿Te divierte verdad?, pues a mí no. Se recuesta sobre su espalda mientras se mece de un lado a otro. —¡Ja!, ¿y ahora quién es la infantil? Volteo a ver mi pierna y allí está la herida.—Necesito vendarla. Un enorme hocico se acerca a ella y empieza a lamerla. Veo como lentamente se va cerrando. —Gracias— le digo por primera vez sin desconfianza. Él posa su cabeza con la mía. No sé qué significa esto, pero el otro también lo hizo aquel día. —Necesito regresar a la manada real y necesito llevar eso conmigo— él voltea y luego me ve, negando con la cabeza. Frunzo mi ceño ante eso, —necesito que me ayudes a llevarlo, necesitamos