Pov Kael Me preparaba para otra noche de guardia en las celdas. Hace tres semanas me asignaron allí. Jamás pensé en ver y escuchar, todo lo que le hacían a jóvenes inocentes, en dónde su único pecado; es ser humanas. Me preguntaba porque de todos me escogieron. Odio estar cerca de la casa de la manada o del Alfa. Jamás perdonaré lo que hicieron. Mientras camino hacia mi turno, recuerdo el sueño que tuve anoche. Aunque ya no estoy seguro de que sea un sueño. La Diosa de la Luna estaba en él, mostrándome en medio de la manada. El sol no brillaba, el cielo estaba oscuro y todo al rededor estaba lleno de un espeso lodo negro. La observé mientras ella solo miraba con tristeza al frente. Seguimos avanzando hasta la casa de manada y al entrar, sentí náuseas. Cuerpos y cuerpos de chicas muertas y desmembradas. Avanzamos entre los cuerpos y llegamos al salón de baile. Todo estaba cubierto de sangre y en el centro, una pila de cuerpos, mientras el mismísimo Alfa Patrick, estaba arriba
Pov Kael Me preparo nuevamente para mi guardia, Liz está preparando la comida que le llevaré a Amaya. De pronto, unos golpes suenan en la puerta, al abrirla, está Thadeus. —Beta, ¿en qué puedo ayudarlo? No sé qué hace aquí, trato de pensar rápidamente si cometí algún error en todo este tiempo. ¿Será qué ella me delató?, y si lo hizo, dudo que haya sido por su propia voluntad. Pasa por mi lado y se dirige adentro. Liz sale de la cocina y se paraliza al ver al invitado. Veo como recorre el lugar, observando todo. Liz y yo nos miramos. —Vine aquí por mandato del Alfa— me mantengo alerta. —¿Qué puedo hacer por nuestro Alfa?—, trato de parecer tranquilo porque sé que el lobo que tengo al frente, es tan igual de perspicaz que el Alfa. —En unos días el Alfa Robert vendrá a la manada, la Luna espera su primer cachorro, también se celebra el festival. Ese maldito festival no es nada más que una carnicería. Sacan a los esclavos para dejarlos libres y luego de varios minutos, empezar
Pov Narrador El día del festival había llegado. Kael y Kato se dirigían a la casa de la manada que estaba siendo adornada con flores. Al fondo, un camino era adornado con pétalos de rosas y bombillas en lo alto, que llegaban hasta la entrada del bosque. En las celdas, sacaban a los hombres encadenados. Regresando limpios y con un pantalón blanco. El mismo proceso se repetía para las mujeres. Amaya fue sacada junto con las demás, fueron llevabas a una sala grande y oscura dónde solo había una ventana. Las regaderas se abrieron y todas se apresuraron a ducharse. Una vez listas, a todas se les entregó una bata blanca y una corona de flores. Regresaron a sus celdas, donde debían permanecer paradas para no ensuciar su atuendo. Orim pasaba inspeccionando que todo estuviera en orden. Parándose justo frente a la celda de Amaya, mirándola con lujuria. —Que lastima que no pueda tocarte porque realmente te vez comestible. Amaya empezó a temblar del miedo, mientras su agresor
Pov Amaya Vi como se convertía en lobo y corría de regreso. Yo solo me quedé parada en el mismo lugar donde me dejó. No podía creerlo. Era libre, por fin era libre. "La Diosa sí te escuchó", esas palabras resonaban en mí. Cierro los ojos y con un susurro le digo: —gracias Diosa Selene, por no dejarme morir. Escuché un aullido a los lejos y fue como si un balde de agua fría me cayera encima. ¿Notaron qué no estoy?, ¿vienen por mí? ¡No, no!, prefiero morir antes que eso pase. Empiezo a correr tan rápido como puedo. "Llega al acantilado, baja y cruza el río". Bien, necesito llegar al río. —Por favor Diosa, no dejes que me atrapen de nuevo. No sé cuanto tiempo ha pasado, pero mis piernas ya no soportan otro paso. Me detengo en un árbol a tomar aire. El cielo empieza a despejarse mostrando la luna mientras su luz, ilumina el bosque, creando siluetas entre los árboles. Decido continuar, ignorando que mi cuerpo protesta. A lo lejos escucho agua. Empiezo a correr hacia esa direcció
Pov Amaya Escucho gruñidos a lo lejos, mientras veo siluetas danzar frente a mí, una enorme de color oscuro, destaca entre las demás. Aturdida, me llevo la mano al costado, por donde está saliendo mucha sangre. Siento que se me empiezan a cerrar los ojos, pero no puedo, tengo que seguir. Me levanto mientras el dolor me atraviesa y sale más sangre de mi herida. No me fijo que frente a mí, hay un borde. Hasta que siento que el cuerpo de un enorme lobo, me empuja, cayendo al vacío y golpeando contra el agua. Trato de salir mientras se me escapa el aire al intentar gritar del dolor desgarrador de mi costado. Salgo a Flote mientras soy arrastrada por la fuerte corriente, intento mantenerme arriba todo lo que puedo, pero mis fuerzas empiezan a menguar. El agua está demasiado fría y la corriente demasiado fuerte. Las enormes paredes de tierra que se alzan a mi alrededor, empiezan a bajar, mientras en la orilla de lo alto, veo como el enorme lobo negro corre por ella, siguiéndome con l
Pov Miranda Estoy sentada en la oficina junto con mi esposo haciendo algunos arreglos cuando de pronto, Carlos, nuestro beta, entra corriendo. —Alfa, Luna, perdón la intromisión, pero nos llegaron unos reportes de la frontera, encontraron una chica cerca de nuestros límites, parece ser humana, la llevaron a enfermería, ya que estaba muy malherida. —¿Solo la chica?, ¿en qué área del bosque la encontraron? —En las fronteras del este, Alfa. Sebas y yo nos miramos y decidimos salir hacia el hospital. —Mamá, papá, ¿puedo ir con ustedes? Solo la miramos y asentimos mientras salíamos apresuradamente hacia el auto que nos llevaría hasta allá. Una vez en el lugar, nos dijeron que debíamos esperar a que saliera la doctora. Estuvimos allí esperando por unos 20 minutos hasta que la doctora salió. —Carol, dime, ¿cómo está la chica? Ella vacila en responder, —Por favor, vengan conmigo. Nos dirigimos a su oficina y una vez dentro, ella cierra con seguro, respira pesadamente antes de habla
Pov Miranda Me despierto temprano y como todos los días pido flores de colores que reflejen alegría. Me quedo en la entrada esperando a que Carlos venga a buscarme. Una vez que aparece, entro al auto, pero pronto observo como mi hija viene corriendo y sin pedir permiso, entra. —No me mires así, mamá, iré contigo y punto, este también es mi deber y lo sabes. Respiro hondo porque no hay quien discuta con ella, salió igual que su padre. Llegamos al hospital y Carol nos recibe alegremente. —Luna, Cailín, ¿cómo están hoy? —Estamos bien Carol, ¿cómo sigue ella?, ¿ya despertó? —Si despertó, pero algo alterada, parece que... —Tuvo pesadillas. —¡Así es!, no debe ser fácil todo lo que vivió, pero bueno, por ahora lo importante es que se recupere bien y que se siga un control estricto para ella. —¡Perfecto!, ¿has hablado con los demás especialistas? —Si, ya están al tanto, han creado un plan específico para ella e incluso ya lograron acercarse para que pueda tenerles un poc
Pov Cailín Me quedo con Amaya en la habitación. La energía que ella tiene es diferente a cualquier humano que hayamos conocido antes. Es fuerte, pero no se siente abrumadora. Soy la única de mi familia que nació con el don de la empatía, así que oficialmente nombro a Amaya, mi amiga. —¿Aya tienes amigas? Ella voltea a verme, —¿Aya? —Así es, es diminutivo de Amaya y como sé que seremos grandes amigas, tú también puedes darme uno. —Bueno, tuve una amiga, se llama Cris. —¿Qué pasó con ella?—. Veo que se pone nerviosa y empieza a retorcerse las manos. —Tranquila, si no quieres hablar de eso está bien— coloco mis manos en las de ella para hacer que se calme. —Ella tuvo que cambiar todo por mi culpa, donde vivía, su número de celular, él... él leyó los mensajes, yo cometí un error— siento sus emociones alterarse. —Tuve que decirle que lo hiciera por miedo a que él la encontrara, tuve que decirle que cuidara de mi familia porque él iba a matarme, eso fue antes de todo.